5 oct 2010
Y el vencedor es... Tomás Gómez
Ahora toca hablar del éxito de Tomás Gómez. Un hombre que ha pasado de ser solo conocido por un 20% de los madrileños a que lo conozcan más del 80%. Y ese éxito se lo debe a las primarias.
Las primarias tienen sus riesgos, como todo en política. Pero es mucho mejor que la dedocracia. Rajoy llegó por el efecto del dedo, y todavía no ha ganado unas elecciones. Zapatero llegó por efecto de unas primarias y hasta ahora lo ha ganado todo. Así que, "viva las primarias".
Pero este no es el final del proceso, no es la meta. Es la salida, el principio de un camino difícil. El éxito final lo conseguirá Tomás Gómez cuando se sitúe al frente de la Comunidad de Madrid. Y eso tiene que hacerse en equipo.
Desde Zapatero hasta el último militante, pasando por Trinidad Jiménez, todos a jugar el partido con Tomás Gómez como capitán del equipo.
Las primarias tienen sus riesgos, como todo en política. Pero es mucho mejor que la dedocracia. Rajoy llegó por el efecto del dedo, y todavía no ha ganado unas elecciones. Zapatero llegó por efecto de unas primarias y hasta ahora lo ha ganado todo. Así que, "viva las primarias".
Pero este no es el final del proceso, no es la meta. Es la salida, el principio de un camino difícil. El éxito final lo conseguirá Tomás Gómez cuando se sitúe al frente de la Comunidad de Madrid. Y eso tiene que hacerse en equipo.
Desde Zapatero hasta el último militante, pasando por Trinidad Jiménez, todos a jugar el partido con Tomás Gómez como capitán del equipo.
Susan Sarandon: "Nunca pensé que me separaría de Tim Robbins"
La actriz habla por primera vez de su separación con el director, con quien compartió 22 años .
"La gente me paraba en las calles y me decía que se habían puesto a llorar cuando se enteraron de mi separación. Pero para mí era más triste aun. Nunca pensé que eso sucedería". Con esa sinceridad se refiere Susan Sarandon por primera vez al quiebre de su relación con Tim Robbins, el año pasado. Y es que muchos, incluso ella, apostaban por la estabilidad de una de las parejas más famosas de Hollywood.
Susan Sarandon
A sus 63 años, la actriz habla de su larga relación con el actor y director 12 años menor que ella con el periódico británico The Daily Telegraph, en una entrevista en la que asegura que si no se casó con él en los 22 años que compartieron fue porque siempre le gustó la idea de elegir constantemente mantenerse al lado de la persona que amaba.
"Siempre pensé que si no te casabas, entonces nunca darías por sentada la relación. Ahora, no sé si después de veintitantos años eso seguía siendo verdad", confiesa.
Según ella, fue el propio cauce de la relación el que la llevó a su fin. "De vez en cuando traes a gente a tu vida por una razón específica. Quizás tienes una relación para tener hijos y te das cuenta que, después del punto en que los has formado, esta se ha completado". Los actores, de hecho, tienen dos hijos; Jack, de 21 años y Miles, de 18. Y nunca se casaron.
Misteriosa actualidad
A pesar de que fuertes rumores la relacionan actualmente con su nuevo socio en el bar SPiN, de Nueva York, Jonathan Bricklin, de 31 años, Sarandon está convencida de no querer referirse a ese tema. Sin embargo, acepta los comentarios: "Tienes que tener sentido del humor", dice al referirse a esas informaciones. "Hay mucha gente en mi vida en este momento".
Y, al parecer, la actriz, que se describe a sí misma como una "monógama en serie" ha sacado una conclusión en limpio de su último y sonado fracaso sentimental. "Tus relaciones con la gente o con tu trabajo tienen que ser organismos vivos y que crecen. No son algo que alcanza un punto y se conserva solo. Tienes que nutrirlas, mantenerte curioso y hambriento. Una vez que dejas de hacer eso, te satisfaces y te quedas pegado".
"La gente me paraba en las calles y me decía que se habían puesto a llorar cuando se enteraron de mi separación. Pero para mí era más triste aun. Nunca pensé que eso sucedería". Con esa sinceridad se refiere Susan Sarandon por primera vez al quiebre de su relación con Tim Robbins, el año pasado. Y es que muchos, incluso ella, apostaban por la estabilidad de una de las parejas más famosas de Hollywood.
Susan Sarandon
A sus 63 años, la actriz habla de su larga relación con el actor y director 12 años menor que ella con el periódico británico The Daily Telegraph, en una entrevista en la que asegura que si no se casó con él en los 22 años que compartieron fue porque siempre le gustó la idea de elegir constantemente mantenerse al lado de la persona que amaba.
"Siempre pensé que si no te casabas, entonces nunca darías por sentada la relación. Ahora, no sé si después de veintitantos años eso seguía siendo verdad", confiesa.
Según ella, fue el propio cauce de la relación el que la llevó a su fin. "De vez en cuando traes a gente a tu vida por una razón específica. Quizás tienes una relación para tener hijos y te das cuenta que, después del punto en que los has formado, esta se ha completado". Los actores, de hecho, tienen dos hijos; Jack, de 21 años y Miles, de 18. Y nunca se casaron.
Misteriosa actualidad
A pesar de que fuertes rumores la relacionan actualmente con su nuevo socio en el bar SPiN, de Nueva York, Jonathan Bricklin, de 31 años, Sarandon está convencida de no querer referirse a ese tema. Sin embargo, acepta los comentarios: "Tienes que tener sentido del humor", dice al referirse a esas informaciones. "Hay mucha gente en mi vida en este momento".
Y, al parecer, la actriz, que se describe a sí misma como una "monógama en serie" ha sacado una conclusión en limpio de su último y sonado fracaso sentimental. "Tus relaciones con la gente o con tu trabajo tienen que ser organismos vivos y que crecen. No son algo que alcanza un punto y se conserva solo. Tienes que nutrirlas, mantenerte curioso y hambriento. Una vez que dejas de hacer eso, te satisfaces y te quedas pegado".
Algo mínimamente salvaje Misterio y sensualidad en las propuestas de John Galliano
Teniendo en cuenta lo que nos cuesta aceptar las pasiones compartidas, es curiosa la tranquilidad con la que se asume que los diseñadores repartan su atención entre varias marcas. Pero Sidney Toledano, presidente de Dior, no mostraba el menor atisbo de celos en el desfile de John Galliano el domingo en París. Son amores distintos los que el creador de Gibraltar profesa a su propia etiqueta y a la casa de alta costura.
El diseñador. John Galliano ha presentado su colección en la Semana de la Moda de París. Para lucir sus diseños, Galliano eligió la Opera Comique y sobre la improvisada pasarela se pudo ver una colección inspirada en la musa Maria Lani, que posó para los artistas de los años 20.- GETTY
Dos días después de su idilio con Bettie Page en Dior, Galliano le escribió una carta más personal a Maria Lani, una mujer fatal que en los años veinte convenció a medio centenar de importantes pintores para que le hicieran un retrato. Les prometió que las obras aparecerían en una película de terror que ella iba a protagonizar. Matisse, Cocteau, Chagall o Fernand Léger aceptaron pintarla
. Pero todo era un embuste. Lani vendió los cuadros y desapareció. A partir de tan extraordinaria historia, Galliano creó una colección que Von Sternberg aprobaría. Desconectada de los debates del vestir contemporáneo, pero no por ello menos exquisita. Cada conjunto se inspiraba en un retrato de Lani, encarnada por modelos como Yasmine LeBon, Georgina Grenville o Angela Lindvall. Mientras recorrían una pasarela de espejo -en la barroca ópera cómica- consiguieron que la audiencia se olvidara de su vida de prisas y twitters. Los más frágiles tejidos se superponían para recrear el aura de misterio que envolvía al personaje y las transparencias descubrían la construcción de las piezas.
Un juego de capas transparentes bastante más contemporáneo articuló la colección de Riccardo Tisci para Givenchy. Como casi todo el mundo, el italiano enfrenta los códigos de lo masculino y lo femenino. Continuó con la idea de cubrir y revelar el cuerpo que tan buenos resultados le dio en su último trabajo de alta costura, pero lo llevó a un terreno mucho menos romántico. A pesar del erotismo inherente en la transparencia, la silueta era severa. Según Tisci, "de una sensualidad andrógina". Estaba rematada por préstamos de la estética sadomasoquista.
El dominio del blanco y negro se explica, en parte, porque su inspiración nació en las fotografías de Mapplethorpe. En el catálogo de obsesiones de Tisci ocupa lugar destacado el leopardo. Investigó sus cualidades ópticas con piezas de formas orgánicas que destacaban sobre una espalda cubierta por gasa negra. Alas de leopardo, he ahí una imagen sugerente.
Los mensajes con una mínima intención son más notorios por el homogéneo campo donde transitan. El funcionalismo impuesto por Phoebe Philo ha encontrado una legión de seguidores, pero pocos tan íntimos como Stella McCartney y Hannah MacGibbon. Que fueron su jefa y su ayudante. La colección de MacGibbon para Chloé mostró excesivas coincidencias con el trabajo de Philo en Céline.
Philo fue la antecesora de MacGibbon en el cargo, así que seguirle la corriente no ayuda a definir una nueva identidad para la firma. Stella McCartney, en cambio, elaboró una defensa de lo práctico más personal. A excepción de un cuestionable estampado de limones (que, junto al de Prada, convertirá los estantes de las grandes cadenas en fruterías), se mantuvo contenida en colores y formas.
Cremas, azules y negro le sirvieron para demostrar su talento para cortar chaquetas. Algo que aprecia su clientela. Mujeres que han crecido con ella. Y como ella.
El diseñador. John Galliano ha presentado su colección en la Semana de la Moda de París. Para lucir sus diseños, Galliano eligió la Opera Comique y sobre la improvisada pasarela se pudo ver una colección inspirada en la musa Maria Lani, que posó para los artistas de los años 20.- GETTY
Dos días después de su idilio con Bettie Page en Dior, Galliano le escribió una carta más personal a Maria Lani, una mujer fatal que en los años veinte convenció a medio centenar de importantes pintores para que le hicieran un retrato. Les prometió que las obras aparecerían en una película de terror que ella iba a protagonizar. Matisse, Cocteau, Chagall o Fernand Léger aceptaron pintarla
. Pero todo era un embuste. Lani vendió los cuadros y desapareció. A partir de tan extraordinaria historia, Galliano creó una colección que Von Sternberg aprobaría. Desconectada de los debates del vestir contemporáneo, pero no por ello menos exquisita. Cada conjunto se inspiraba en un retrato de Lani, encarnada por modelos como Yasmine LeBon, Georgina Grenville o Angela Lindvall. Mientras recorrían una pasarela de espejo -en la barroca ópera cómica- consiguieron que la audiencia se olvidara de su vida de prisas y twitters. Los más frágiles tejidos se superponían para recrear el aura de misterio que envolvía al personaje y las transparencias descubrían la construcción de las piezas.
Un juego de capas transparentes bastante más contemporáneo articuló la colección de Riccardo Tisci para Givenchy. Como casi todo el mundo, el italiano enfrenta los códigos de lo masculino y lo femenino. Continuó con la idea de cubrir y revelar el cuerpo que tan buenos resultados le dio en su último trabajo de alta costura, pero lo llevó a un terreno mucho menos romántico. A pesar del erotismo inherente en la transparencia, la silueta era severa. Según Tisci, "de una sensualidad andrógina". Estaba rematada por préstamos de la estética sadomasoquista.
El dominio del blanco y negro se explica, en parte, porque su inspiración nació en las fotografías de Mapplethorpe. En el catálogo de obsesiones de Tisci ocupa lugar destacado el leopardo. Investigó sus cualidades ópticas con piezas de formas orgánicas que destacaban sobre una espalda cubierta por gasa negra. Alas de leopardo, he ahí una imagen sugerente.
Los mensajes con una mínima intención son más notorios por el homogéneo campo donde transitan. El funcionalismo impuesto por Phoebe Philo ha encontrado una legión de seguidores, pero pocos tan íntimos como Stella McCartney y Hannah MacGibbon. Que fueron su jefa y su ayudante. La colección de MacGibbon para Chloé mostró excesivas coincidencias con el trabajo de Philo en Céline.
Philo fue la antecesora de MacGibbon en el cargo, así que seguirle la corriente no ayuda a definir una nueva identidad para la firma. Stella McCartney, en cambio, elaboró una defensa de lo práctico más personal. A excepción de un cuestionable estampado de limones (que, junto al de Prada, convertirá los estantes de las grandes cadenas en fruterías), se mantuvo contenida en colores y formas.
Cremas, azules y negro le sirvieron para demostrar su talento para cortar chaquetas. Algo que aprecia su clientela. Mujeres que han crecido con ella. Y como ella.
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