5 sept 2010
LA Noticia
He leído el comunicado de ETA. Me produce repugnancia. La noticia (lo que hay de bueno en la noticia de que anuncien que dejan de matar) me produce alegría. La presunción, inscrita en el comunicado, de que su objetivo es el bien del pueblo vasco me produce repugnancia, porque en su cinismo ocultan que ese bien lo han perseguido matando. Cerca de mil muertes avalan ese cinismo. La mayor parte de los comentarios que han circulado después del primer aviso que leí en elpais.com alertan contra el exceso de confianza, ante la posibilidad que la organización terrorista busque la manera de alargar el brazo para ayudar a HB y a otros a rearmarse con los instrumentos de la democracia mientras ellos, los terroristas, se rearman también de las armas negras dde la muerte.
De la esperanza no hay que espantarse jamás, hay que atesorarla; cuando leí la noticia me acordé, en seguida, de José Ramón Rekalde, el consejero vasco de Educación que en los años en que él, como socialista, formó parte del Gobierno vasco, tanto hizo por el euskera.
Fue víctima de un brutal atentado, al que sobrevivió. En la última tregua, que ETA traicionó, le entrevisté; algún tiempo antes me había dicho, en una entrevista, que no se atrevía a contarme cuál era su paisaje favorito en Donosti, por si los matones le descubrían allí.
Cuando ETA anunció aquel alto el fuego le pedí que me llevara a ese sitio, y me llevó a un noray, en el muelle. Y luego fuimos a almorzar a uno de sus restaurantes favoritos. Ahora me he acordado de él.
Luego, algún tiempo después, evocamos juntos la decepción y el desamparo, de nuevo la muerte volvió a tocar a la puerta de la vida, en Euskadi, en España. Ahora le he llamado de nuevo, porque siempre que hay una esperanza, aunque sea liviana, me acuerdo de él. Y después leí el comunicado, lleno de arrogancia y de cinismo. Cuánto cuesta mantener la esperanza. Ni un hilo nos une a ella, pero esa parte del hilo hay que agarrarla.
Juan Cruz
4 sept 2010
Quien te dejó y no supo....
.QUIEN TE DEJÓ Y NO SUPO…
Quien te dejó y no supo consolar tu tristeza
medita bajo un árbol las torpes conexiones
que enlazan todavía corazón y cerebro.
Medita y se pregunta qué raras circunstancias
nos alejan de pronto la dicha que buscamos,
como si al mismo tiempo la especie confundida
hubiera hallado el fuego y después lo apagara,
como si en el instante en que la vida aflora
un gen premeditado se acercara a la muerte,
como si habiendo visto la cara al horizonte
un afán masoquista nos quitara los ojos.
Quien te dejó y no supo consolar tu tristeza
es el mismo que ahora afligido te escribe,
el que busca un refugio que contenga tu boca,
el que sigue las huellas de unos pasos perdidos,
ese ser abrazado por Don César Vallejo.
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