30 may 2010
A La Mar voy todavía
A la mar voy todavía
A Luis Hernández Alfonso, en Madrid
Dime tú, mar, ahora ¿a qué naranja
he de tender mi frente?
¿Debo arrancar de cuajo tus arenas,
golpear tus rumores,
escupir tus espumas,
matar tus olas de gallina de oro
que sólo ponen huevos de esperanza?
La paz te he suplicado y me la niegas,
mi ternura te ofrezco y no la quieres.
Pero algo he de pedirte todavía:
que no hagas naufragar a mi palabra
ni apagar el amor que la mantiene.
Aún mi mano en la mar, así lo espero.
La Maldad
La maldad
Llegué a la Feria del Libro ayer tarde demasiado temprano y aun no estaban en sus estantes los escritores a los que fui a saludar, así que estuve tomando el fresco, y el sol, y una botella de agua, charlando con la librera Lola Larumbe, de la librería Rafael Alberti. No sé por qué la conversación, en medio de aquella abigarrada muchedumbre, derivó hacia la maldad y la bondad como elementos que hacen girar o avanzar el mundo.
Pero de eso estuvimos hablando, de la maldad a propósito y de la maldad involuntaria, de ese elemento que nos impulsa en un sentido o en otro, que genera la generosidad o la envidia, el odio o el amor; la maldad o la bondad son connaturales al ser humano, no se quitan o se ponen como se pone o se quitan el sol o un catarro, no es el resultado de una maldición o de una bendición; es, simplemente, el resultado de un ejercicio cotidiano de comprensión o de incomprensión, y uno ha de estar preparado si el elemento malo cobra más fuerza que el elemento que nos hace malvados, envidiosos o insolidarios.
De eso hablábamos, y entonces Lola me recomendó que viera una película, La cinta blanca. Y, claro, como ella me ha aconsejado tantos libros buenos y ha acertado, le haré caso e iré a ver esa película. Después de la conversación estuve saludando a mucha gente que estaba en la feria, empezando por Kirmen Uribe, el autor de Bilbao-Nueva York-Bilbao, que tiene en la mirada ese aire de estar recibiendo por primera vez una noticia, y ésta es buena. Junto a él, en la misma caseta de Alberti, estaba Hernán Rivera Letelier, que viene del desierto de Atacama, en Chile, y que aquí ha estado promoviendo, por toda España, su premio Alfaguara. Está entusiasmado porque ha conocido en varias ciudades españolas a lectores que le han mostrado un entusiasmo que se lleva como un regalo. Y se lleva el entusiasmo hoy, pues esta noche viaja a su casa en el desierto.
Escucho desierto y veo el mar, no sé si eso es locura o sólo locura pasajera. Por la noche estuve cenando con Ramiro Pinilla y con Fernando Aramburu, novelistas vascos como Kirmen, de generaciones distintas, Ramiro tiene más de ochenta años, y Fernando tiene 51.
Uno vive en Guecho y otro en Alemania. La feria los junta en Madrid, y aquí estuvimos hablando de la maldad y la bondad en la mirada que hay ahora (desde dentro y desde fuera) sobre este país que un día, hace poco, parecía que iba a ser feliz al menos un rato más. Y ahora no es feliz, pero la conversación fue feliz. Eso le dije a Javier Rioyo, que también estaba, cuando esperábamos un taxi después de la medianoche y la feria estaba a oscuras, como tantas veces la esperanza.
Juan Cruz
Llegué a la Feria del Libro ayer tarde demasiado temprano y aun no estaban en sus estantes los escritores a los que fui a saludar, así que estuve tomando el fresco, y el sol, y una botella de agua, charlando con la librera Lola Larumbe, de la librería Rafael Alberti. No sé por qué la conversación, en medio de aquella abigarrada muchedumbre, derivó hacia la maldad y la bondad como elementos que hacen girar o avanzar el mundo.
Pero de eso estuvimos hablando, de la maldad a propósito y de la maldad involuntaria, de ese elemento que nos impulsa en un sentido o en otro, que genera la generosidad o la envidia, el odio o el amor; la maldad o la bondad son connaturales al ser humano, no se quitan o se ponen como se pone o se quitan el sol o un catarro, no es el resultado de una maldición o de una bendición; es, simplemente, el resultado de un ejercicio cotidiano de comprensión o de incomprensión, y uno ha de estar preparado si el elemento malo cobra más fuerza que el elemento que nos hace malvados, envidiosos o insolidarios.
De eso hablábamos, y entonces Lola me recomendó que viera una película, La cinta blanca. Y, claro, como ella me ha aconsejado tantos libros buenos y ha acertado, le haré caso e iré a ver esa película. Después de la conversación estuve saludando a mucha gente que estaba en la feria, empezando por Kirmen Uribe, el autor de Bilbao-Nueva York-Bilbao, que tiene en la mirada ese aire de estar recibiendo por primera vez una noticia, y ésta es buena. Junto a él, en la misma caseta de Alberti, estaba Hernán Rivera Letelier, que viene del desierto de Atacama, en Chile, y que aquí ha estado promoviendo, por toda España, su premio Alfaguara. Está entusiasmado porque ha conocido en varias ciudades españolas a lectores que le han mostrado un entusiasmo que se lleva como un regalo. Y se lleva el entusiasmo hoy, pues esta noche viaja a su casa en el desierto.
Escucho desierto y veo el mar, no sé si eso es locura o sólo locura pasajera. Por la noche estuve cenando con Ramiro Pinilla y con Fernando Aramburu, novelistas vascos como Kirmen, de generaciones distintas, Ramiro tiene más de ochenta años, y Fernando tiene 51.
Uno vive en Guecho y otro en Alemania. La feria los junta en Madrid, y aquí estuvimos hablando de la maldad y la bondad en la mirada que hay ahora (desde dentro y desde fuera) sobre este país que un día, hace poco, parecía que iba a ser feliz al menos un rato más. Y ahora no es feliz, pero la conversación fue feliz. Eso le dije a Javier Rioyo, que también estaba, cuando esperábamos un taxi después de la medianoche y la feria estaba a oscuras, como tantas veces la esperanza.
Juan Cruz
Gigliola Cinquetti - No tengo edad (En español)
http://www.youtube.com/watch?v=7r87MMSdNug
Hay veces que se piensa que nunca hay una buena edad para Amar y que te amen. y es bonito recordar los amores románticos, y no tengo edad para amarte y no está bien que salgamos los dos.
Hay veces que se piensa que nunca hay una buena edad para Amar y que te amen. y es bonito recordar los amores románticos, y no tengo edad para amarte y no está bien que salgamos los dos.
27 may 2010
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