Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

21 feb 2010

Los números como metáfora



Los números como metáfora
.

...El distendimiento de las vacaciones da para mucho, pero sobre todo, para las buenas sorpresas. Una amiga con la que pasábamos unos días en Algarve me prestó una de las novelas que llevaba consigo: La soledad de los números primos. No niego que el título me hizo dudar, ya que lo encontraba un tanto pretencioso; pero igual me ocurrió con mi amada y divertida Amélie Nothomb y su Metafísica de los tubos; novela que me abrió paso al mundo singular de dicha autora. Al igual que la novela de Nothomb, La soledad... tuvo una acogida sorprendente por parte del público, ohhh ohh , ohhh, también para dudar de su calidad... pero bueno, la mayoría, algunas veces no se equivoca.

Su autor, un joven italiano de 27 años, licenciado en física teórica, llamado Paolo Giordano.

La novela comprende dos historias paralelas, pero que a la vez se entrecruzan. Ambos personajes, outsider, se encuentran y desencuentran. A veces los capítulos, son tan redondos que podrían leerse como pequeñas historias mínimas. No sé cuánto tiempo lleva Giordano escribiendo, o si esta novela es producto de un maravilloso azar o del alma de un escritor que no pareciera de ningún modo novato. Sabe contar una historia con precisión, un tanto de humor y belleza, pero sobre todo con riesgo si querer ser grandilocuente. Como dijo mi querido amigo Julián Santana: este libro es una pequeña joyita.

Por los momentos Giordano es leído en 23 idiomas, con más de un millón de ejemplares. Para mí, una de esas sorpresas que dejan buen sabor de boca, y que echa por tierra aquel tópico de que los jóvenes son tontos, y cosas así por el estilo.




Los números como metáfora
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...El distendimiento de las vacaciones da para mucho, pero sobre todo, para las buenas sorpresas. Una amiga con la que pasábamos unos días en Algarve me prestó una de las novelas que llevaba consigo: La soledad de los números primos. No niego que el título me hizo dudar, ya que lo encontraba un tanto pretencioso; pero igual me ocurrió con mi amada y divertida Amélie Nothomb y su Metafísica de los tubos; novela que me abrió paso al mundo singular de dicha autora. Al igual que la novela de Nothomb, La soledad... tuvo una acogida sorprendente por parte del público, ohhh ohh , ohhh, también para dudar de su calidad... pero bueno, la mayoría, algunas veces no se equivoca.

Su autor, un joven italiano de 27 años, licenciado en física teórica, llamado Paolo Giordano.

La novela comprende dos historias paralelas, pero que a la vez se entrecruzan. Ambos personajes, outsider, se encuentran y desencuentran. A veces los capítulos, son tan redondos que podrían leerse como pequeñas historias mínimas. No sé cuánto tiempo lleva Giordano escribiendo, o si esta novela es producto de un maravilloso azar o del alma de un escritor que no pareciera de ningún modo novato. Sabe contar una historia con precisión, un tanto de humor y belleza, pero sobre todo con riesgo si querer ser grandilocuente. Como dijo mi querido amigo Julián Santana: este libro es una pequeña joyita.

Por los momentos Giordano es leído en 23 idiomas, con más de un millón de ejemplares. Para mí, una de esas sorpresas que dejan buen sabor de boca, y que echa por tierra aquel tópico de que los jóvenes son tontos, y cosas así por el estilo.









La soledad de los números primos, 2009, Paolo Giordano, Edit. Salamandra, Barcelona.





La soledad de los números primos, 2009, Paolo Giordano, Edit. Salamandra, Barcelona.

SUMMERTIME

Me olvidaría de la sed


Me olvidaría de la sed
sino fuera por esta garganta
seca

todo amenaza con desgarrase

el mar se intuye a lo lejos
la sal que se respira

y me detengo

me pregunto
qué es todo este paisaje
qué querrá decir
esta hora
en donde nadie pasa

he dejado muchos pueblos detrás
y pienso
que definitivamente
el mar
estará
pasando la montaña.

La Cinta Blanca Comentario

Es una durísima trama de madurez, casi una trama punitiva, de cómo la inocencia interioriza unos principios que les superan y de cómo las reinterpretan sus brazos ejecutores, testigos mudos de la impureza. Es una película que se cuece a fuego lento, de forma silenciosa pero de la que escuchamos breves crepitares, cada vez más intensos, que queman más. Las tramas, aparentemente inconexas se encuentran impecablemente por el conjunto de escenas que dan nombre a los temas