No quiero verte atrapada,
atravesada por un alfiler,
como una mariposa disecada.
Mi voluntad es que vueles,
que vayas a libar las flores
cómo sólo lo hacen
las mariposas....
No puedes renunciar a ser amada
como sólo tú, Princesa, amas.
Ni que dejen de palparte las caricias
en lugar de tantas palabras.
Tienes que tener ojos que te pregunten
y no una mirada que se escapa.
Debes buscar alguien que te conteste
y que ponga su cabeza en tu regazo,
que tus manos tengan las suyas
eternamente cálidas entre sus palmas,
que sus dedos reconozcan tus cabellos,
uno a uno, como los días del año.
Esa es mi prueba de amor:
No quiero verte aquí atrapada,
encerrada en esta imaginaria crisálida;
que lo que quiero es que seas amada
como sólo tú, Princesa, amas...