19 sept 2009
"El año que mis padres se fueron de vacaciones"
"El año que mis padres se fueron de vacaciones" es una película emotiva que cuenta, desde el punto de vista de un niño, la represión que sufrió Brasil en los años 70. El pequeño Mauro no se entera de lo que sucede a su alrededor, pues lo único que le preocupa es que la selección liderada por Pelé gane el mundial. Todo cambia cuando sus padres le dejan en casa de su abuelo para "irse de vacaciones", es decir, para tratar de huir de la represión. Sin embargo, lo que ellos no saben es que el abuelo está muerto, y Mauro se encontrará solo en un mundo desconocido. El conjunto es muy satisfactorio y el director, Cao Hamburger, consigue una película alegre y muy melancólica. La fotografía es excelente, al igual que la banda sonora. Pero sobre todo, lo que destaca de este film son los efectivos cambios de registro a través de todo el largometraje sin desentonar en ningún momento. Hemos tenido que esperar tres años para ver esta película en nuestras pantallas, y merece la pena.
18 sept 2009
'Los abanicos de la muerte', nueva mirada a los Panero
'Los abanicos de la muerte', nueva mirada a los Panero
SERGIO C. FANJUL - Astorga - 18/09/2009
La familia Panero sigue dando que hablar. Los abanicos de la muerte, dirigido por Luis M. Alonso, es un nuevo documental que viene a ahondar en las circunstancias que rodearon el rodaje de El desencanto, de Jaime Chávarri, filme de culto que destripa las relaciones íntimas entre los Panero.
La película es una tesis sobre una familia que se disuelve: una madre que relata cómo su matrimonio fue un "fraude" y que encaja impertérrita las afiladas críticas de sus hijos, unos hijos excéntricos, enfrentados entre sí. Un mundo que parece que se va apagando.
Muchos ven en esta película una metáfora de la decadencia del régimen franquista. Otros al precursor de los actuales reality show: personajes enfrentados sobriamente a la cámara relatando sus miserias.
La biografía de los Panero es ya territorio mítico. Michi, el hermano pequeño encantador e irónico, el escritor sin libros y vividor, falleció en 2004, semiolvidado en una buhardilla de Astorga, ciudad natal de la familia. Juan Luis es un buen poeta eclipsado por la obra de su hermano Leopoldo María que ingresó voluntariamente en un sanatorio mental en Las Palmas, caminando sobre la delgada línea que separa la genialidad de la locura.
El poeta ausente
Los abanicos de la muerte analiza estos personajes y la película de Chávarri, en la que los creadores se convierten en personajes, y trata de recuperar la figura del padre, el poeta Leopoldo Panero, el gran ausente del filme original.
Además de los testimonios del productor Elías Querejeta y Jaime Chávarri, cuenta con la colaboración de nombres como el poeta Antonio Gamoneda o los escritores Jose María Merino o Vicente Molina Foix, que relatan cómo se vivió la gestación y estreno del filme, y cómo reaccionó la sociedad de la época.
Este año el Festival de Cine de Astorga, que contó con la presencia de Querejeta y Chávarri, y donde se proyectó el documental tuvo algo de congreso de panerología. Y es que los Panero constituyen casi un género: además de El desencanto, se exhibió Después de tantos años, una continuación rodada en 1994 por Ricardo Franco, después de la muerte de Felicidad Blanc, y La estancia vacía, reciente producción obra de Miguel Barrero (que además publica en la editorial DVD la novela Los últimos días de Michi Panero) que se centra en el final de la vida de Michi.
SERGIO C. FANJUL - Astorga - 18/09/2009
La familia Panero sigue dando que hablar. Los abanicos de la muerte, dirigido por Luis M. Alonso, es un nuevo documental que viene a ahondar en las circunstancias que rodearon el rodaje de El desencanto, de Jaime Chávarri, filme de culto que destripa las relaciones íntimas entre los Panero.
La película es una tesis sobre una familia que se disuelve: una madre que relata cómo su matrimonio fue un "fraude" y que encaja impertérrita las afiladas críticas de sus hijos, unos hijos excéntricos, enfrentados entre sí. Un mundo que parece que se va apagando.
Muchos ven en esta película una metáfora de la decadencia del régimen franquista. Otros al precursor de los actuales reality show: personajes enfrentados sobriamente a la cámara relatando sus miserias.
La biografía de los Panero es ya territorio mítico. Michi, el hermano pequeño encantador e irónico, el escritor sin libros y vividor, falleció en 2004, semiolvidado en una buhardilla de Astorga, ciudad natal de la familia. Juan Luis es un buen poeta eclipsado por la obra de su hermano Leopoldo María que ingresó voluntariamente en un sanatorio mental en Las Palmas, caminando sobre la delgada línea que separa la genialidad de la locura.
El poeta ausente
Los abanicos de la muerte analiza estos personajes y la película de Chávarri, en la que los creadores se convierten en personajes, y trata de recuperar la figura del padre, el poeta Leopoldo Panero, el gran ausente del filme original.
Además de los testimonios del productor Elías Querejeta y Jaime Chávarri, cuenta con la colaboración de nombres como el poeta Antonio Gamoneda o los escritores Jose María Merino o Vicente Molina Foix, que relatan cómo se vivió la gestación y estreno del filme, y cómo reaccionó la sociedad de la época.
Este año el Festival de Cine de Astorga, que contó con la presencia de Querejeta y Chávarri, y donde se proyectó el documental tuvo algo de congreso de panerología. Y es que los Panero constituyen casi un género: además de El desencanto, se exhibió Después de tantos años, una continuación rodada en 1994 por Ricardo Franco, después de la muerte de Felicidad Blanc, y La estancia vacía, reciente producción obra de Miguel Barrero (que además publica en la editorial DVD la novela Los últimos días de Michi Panero) que se centra en el final de la vida de Michi.
Malditos bastardos
"Tengo un ego saludable"
ROCÍO AYUSO - Los Ángeles - 18/09/2009
Con Malditos bastardos, Quentin Tarantino se fue del Festival de Cannes sin Palma de Oro y con muchas dudas. Tras retocar su montaje, aclara aquí algunos malentendidos.
Mentiras, mentiras y más mentiras. Eso es lo que Quentin Tarantino lleva escuchando de Malditos bastardos desde hace meses. Y como hablamos con una persona ?con un ego saludable?, tal y como él se describe, y que no calla ni debajo del agua, tal y como le describen los demás, ha llegado el momento de dejar las cosas claras.
�El digital para mí es vídeo. Y no imagino pasar por todo lo que conlleva hacer una película como �Apocalipse now� para rodarla en vídeo�
El realizador de 46 años se la tiene jurada al digital. A él le gusta el cine en película; el resto es televisión. Como el primer filme que recuerda, uno tipo James Bond titulado Deadlier than the male, con Richard Johnson y Elke Sommer.
Y entre cine vive, con una colección de películas de 35 milímetros que se niega a contar para no sonar a obseso y que llena una casa por lo demás vacía de compañía femenina. Completan su espacio sus propias películas, sus guiones y los honores por una carrera que ha llevado a este oriundo de Tennessee (EE UU) de ser un bocazas al frente de un videoclub a ser una de las figuras más reverenciadas del cine actual. Reservoir dogs, Pulp fiction o Kill Bill ya figuran entre los esenciales de la historia del cine, pero ¿qué pasa con Malditos bastardos? Tarantino quiere aclarar los malentendidos de una vez por todas.
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