El
escritor barcelonés publica la novela 'Taxi' mientras asume la dirección
del festival Barcelona Negra y prepara la resurrección literaria del
Carvalho de Vázquez Montalbán.
Mientras se hace las fotos en la parada, los conductores preguntan a Carlos Zanón (Barcelona, 1966) cuándo sale la novela y cómo se titula. “Sale el 5 de octubre y se titulaTaxi,
fácil”, responde el escritor, que conoce el oficio: su abuelo y su
padre fueron taxistas y él terminó heredando algunos de los automóviles
que se quedaban viejos: “Les pintábamos de negro el amarillo de las
puertas y ya. Tuvimos un Supermirafiori que, pintado, parecía un coche
fúnebre, así es que mi padre le puso dos tiras blancas. ¡Parecía el de
Starsky y Hutch en gótico!” Ya en la cafetería de la librería La Central
–y preguntado por el inevitable 1-O: “la solución sería un referéndum
pactado con unas condiciones de mínima participación”-, Zanón dice,
irónico, que su próxima novela se llamará Limusina porque con
esta todo el mundo quiere que haga la promoción en un taxi. “Yo me lo he
buscado, pero tampoco quería llevar la novela en exclusiva hacia ese
mundo”.
Cientos de personas han dormido en colegios de toda Cataluña para garantizar que el domingo, día del referéndum independentista,
estén abiertos. La ocupación transcurre en un ambiente festivo y sin
incidentes, salvo en Manlleu (Barcelona), donde tres personas resultaron
heridas leves por balines. Según los datos ofrecidos a mediodía por la delegación del Gobierno en Cataluña,
de los 1.300 colegios por los que han pasado los Mossos d'Esquadra, 163
estaban ocupados. Mientras, la Guardia Civil ha intervenido el Centro de Telecomunicaciones de la Generalitat, para evitar el voto telemático. Aunque no hay actos previstos para este sábado en Cataluña,
al ser jornada de reflexión, varios cientos de personas han protestado
por las calles de Barcelona contra el referéndum ilegal. En Madrid se
han celebrado cuatro manifestaciones, dos de ellas a favor del "derecho a decidir" y las otras dos, en contra. El presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Jordi Sànchez, en una comparecencia ante los medios, ha dichoque un millón de votos en el referéndum ilegal "sería un éxito desbordante".
Barcelona. La plaza Sant Jaume sigue a rebosar. Foto de Manuel Viejo.
Belén está preocupada porque dice que "TODO EL MUNDO" la está poniendo a parir
Jorge Javier Vázquez
El viernes por la mañana me llamó muy preocupada Belén Esteban porque le habían propuesto sentarse en el 'Deluxe' conmigo:
"Jorge, yo tengo ganas de explicarme porque está todo el mundo dándome
palos. Todo el mundo. Y yo sé que me equivoqué y me quiero explicar
porque me están dando por todos los lados". Belén
estaba realmente preocupada y yo, que acababa de llegar de vacaciones,
intenté explicarle que lo de "todo el mundo" no es más que una frase
hecha. Hay mucha gente que no ve la tele. De hecho, hay millones y millones de personas que no ven 'Sálvame'. Son muchísimas más las personas que no lo ven que las que lo ven. Pero los que trabajamos en televisión tendemos a pensar que la gente está al tanto de cada uno de nuestros pasos. Y, afortunadamente para nosotros, eso no es verdad.
La
gente -me refiero a la gente sana, claro está- ve un programa, lo
disfruta en su casa, y al día siguiente, ni se acuerda porque tiene
cosas mucho más interesantes que hacer. Belén está preocupada porque dice que "TODO EL MUNDO" la está poniendo a parir. Está muy bien que sea consciente de que se equivocó. Pero todos en los trabajos nos equivocamos. Hoy,
sábado por la mañana, he vuelto a hablar con ella y la he notado
intranquila . Eso es buena señal: después de tantísimos años en brecha,
le sigue importando su trabajo.
La muerte de Hefner ha cosechado las mismas reacciones que la de una estrella del pop.
¿Qué es la equidistancia? La que hay entre nosotros, por ejemplo, mi
marido en su casa y yo en la mía. Él cocina brécol y pescado en Madrid
mientras yo como hamburguesas con aguacate en Miami. Probablemente, esa
sea una equidistancia. Como la de elegir una bandera entre las muchas
que hay. Yo en eso y en el gusto por los trapos coincido con Johnny Depp y me quedo con la bandera pirata. La de los Piratas del Caribe. Me pregunto qué habré hecho para que ahora septiembre sea el mes de mi cumpleaños y el de los desastres. Mariano Rajoy llama a Donald Trump “presidente Trun”, sin p ni m
porque, seguramente, así es como debe pronunciarse en Pontevedra. Y si
el presidente del Gobierno español lo dice así, pues así será. Resultaba
delicioso ver el asombro en el rostro de “Trun” cada vez que escuchaba
su nombre pronunciado en nuestro idioma más pontevedrés. Su esposa
Melania fue compañera de profesión con Esther Cañadas, en sus tiempos de
modelo, e hicieron pandilla, por eso el señor “Trun” seguramente
estaría acostumbrado a las zetas y a la jota pronunciada, pero las
modelos tienen su propio lenguaje para defenderse en su competitiva
profesión: las sonrisas. Eso podría ayudar a nuestro presidente en
situaciones como esta. Y es que Mariano también se equivocó con el
apellido de otro mandatario. A Nicolás Maduro lo llamó “Madero”. Tuvo su
punto gracioso porque seguro que el venezolano no sabe que en España es
la forma más popular de referirse a los policías, que ahora llenan Barcelona, sus alrededores y la cabeza de Mariano.
Lo bueno de la visita a la Casa Blanca es que es breve. Parece consistir en una foto, un lunch
sin vino (aunque Mariano llevó, de regalo, una buena pata de jamón),
una horita de charla en el Despacho Oval y listo, a casa. Ojalá todas
las visitas fueran así. Poco más hay que hacer en Washington, una ciudad
tan aburrida y complicada que Jackie Kennedy llegó a pronunciar esa
frase de que “el sexo arruga la ropa”. Es difícil tomar equidistancia
con esta frase. Sobre todo porque Hugh Hefner, el fundador del imperio Playboy y el símbolo estadounidense del éxito gracias al sexo, falleció el miércoles con 91 años,
más o menos la misma edad de la Duquesa de Franco, a la que sus hijos
han apartado de la gestión familiar, quizás para que disfrute de una
tranquila equidistancia. La muerte de Hefner ha cosechado las mismas reacciones que la de una estrella del pop. Asombra que los millennials
le conmemoran como si despidieran a un abuelito cachondo. Otros, como
si fuera el vínculo mortal con el placer. Para mí, Hefner es un estilo
propio, con su propia bandera, que era el símbolo de su imperio, las
conejitas y su eterna bata de andar por esa casa maravillosa, decadente y
de alta horterada que es la Mansión Playboy. Elementos que unificaron a
la heterosexualidad masculina. Hefner hizo de su vida una patria y su
muerte consigue estrechar la equidistancia entre los millennials y nosotros, sus padres. El sexo es satisfacción para todos.
s.
Hugh Hefner y tres de sus playmates Beverly Hills en 2005.ROBERT GALBRAITHREUTER Es lo que deben sentir los fans de los Rolling Stones. Mick Jagger tiene 74 años y acaba de pasar por Barcelona, hablando en catalán, cantando en inglés, dejando claro que el blues
es la patria del rock y que, en efecto, la edad es ahora un plus. Nunca
he visto un concierto de los Rolling Stones porque, al igual que la
religión, creo que es algo a lo que puedes adherirte el penúltimo día de
tu vida. Pero esta visita a Barcelona no puede ser más adecuada y
equidistante. Frente a toda la insatisfacción sobre el referéndum de mañana, que los Rolling vengan a reunirnos ante su maestría es una prueba de que el pop británico es otra bandera a la que sujetarse. No todo tiene porque estar acabado en la hegemonía española. ¡Chabelita
ha cambiado de bandera! La hija de Isabel Pantoja ha vuelto con el padre de su hijo, Alberto Isla, y lo ha contado en Lecturas,
al parecer garantizando una saneada equidistancia emocional al recibir
20.000 euros por la exclusiva. Ha vuelto porque su exnovio Alejandro la
llamó guarra, una de esas palabras tan castizas como morcillona. En
realidad, a mí también me gustaría regresar a casa con un dinerillo
fácil. Abanderado al fin. Con alguna patria en el bolsillo o en el
corazón.
Pero algo que no quiso revelar la artista de 42 años en su relato son
las palabras que el almeriense le dijo al oído tras acabar la actuación
de Escondidos en el concierto del reencuentro de Operación Triunfo.
“Sé que David me dijo algo al oído que jamás desvelaré y que la
actuación fue maravillosa, como tenía que ser”, escribe Chenoa
. Un
secreto que ahora ha descubierto la periodista Sandra Aladro en El programa de Ana Rosa. “Cuánto te he querido”, fue lo que Bisbal le dijo a su expareja encima de ese escenario aquel 31 de octubre de 2016.
Los cantantes comenzaron su noviazgo tras su participación en el concurso musical y televisivo Operación Triunfo.
Desde 2002 hasta 2005 mantuvieron una historia de amor que terminó con una Chenoa llorosa y en chándal
dando explicaciones sobre le fin de su relación a los periodistas que
se congregaban en su portal.
12 años después, la cantante argentina
cuenta todos los detalles de esa ruptura que supuso para ella “el peor
día de su vida”. "Alguien me llamó por teléfono. No soy capaz de
recordar quién fue. 'Pon la tele'.
Allí estaba David, en una rueda de
prensa en Caracas, encantado de la vida, diciendo que no estaba con
nadie", explica Chenoa en el libro que se agotó a las dos horas de publicarse.
“Lo cuento ahora porque quiero”, dijo la intérprete de Soy humana este jueves durante la presentación del relato autobiográfico que, según explicó, comenzó a gestarse hace cinco años y del que no descarta una segunda parte. El almeriense, por su parte, se mostró muy sorprendido por las palabras de Chenoa ya que él pensaba que todo se había superado en OT: El reencuentro, el programa que volvió a unir a los concursantes de la primera edición del talent show
musical. “Me ha sorprendido un poco porque yo creo que cuando estuvimos
en el programa se superaron muchas cosas. No solo entre nosotros, sino
entre todos los compañeros”, ha dicho este jueves ante las cámaras que
le captaron cuando iba a recoger a su hija Ella.
La actriz clausura el Festival de Cine de San Sebastián con 'La buena esposa', una historia de secretos compartidos.
Toda una vida de mentiras y un secreto guardado en la intimidad
familiar.
Tras cuarenta años dedicados a sacrificar su propio talento y
apoyar la carrera literaria de su propio marido, la mujer decide hacer
saltar todo por los aires.
La buena esposa, el filme que clausura la 65º edición del Festival de Cine de San Sebastián,
pone el dedo en la llaga en las dificultades de muchas mujeres por
tener su propia voz y más durante los años cincuenta en Estados Unidos.
Glenn Close
y Jonathan Pryce interpretan a una pareja aparentemente feliz que se
enfrenta al momento más importante de sus vidas cuando al marido le
conceden el Premio Nobel de Literatura.
Será en medio de la nieve y el
frio de Estocolmo, durante los actos conmemorativos del premio, cuando
toda esa mentira estallará de manera definitiva.
Dirigida por el cineasta sueco Björn Runge, La buena esposa,
que se basa en el libro del mismo título de la escritora estadounidense
Meg Wolitzer, pone de nuevo a Glenn Close ante la interpretación de una
mujer oscura.
En el filme, la actriz Glenn Close trabaja junto a su hija
Annie Starke, en el papel de su madre de joven, Christian Slater y Max
Irons.
“La vida no está hecha de buenos y malos, sino que todos tenemos
zonas grises”, ha asegurado Close durante la presentación del filme, en
el último día de Zinemaldia y cuando toda la atención está puesta en los
premios que se darán a conocer esta noche en la gala de clausura.
La historia de La buena esposa está ambientada en los años
cincuenta en Estados Unidos cuando todavía a muchas mujeres se les
negaba la posibilidad de triunfar y más en carreras creativas como la
literatura.
“Todas las mujeres se pueden sentir identificadas en algún
aspecto.
Conocemos a muchas que pasan gran parte de su vida de su vida
apagando la luz que ellas irradian y ofreciendo su luz a otras personas.
Por eso, es un acto de valentía el hecho de que las mujeres decidan
brillar con su propia luz y dejar que salga el poder que llevan dentro.
Pero lo que está claro es que muchas veces no encuentran el apoyo
necesario para hacerlo”, ha explicado la actriz de 73 años y un aspecto
espléndido.
La intérprete de Atracción fatal o El secreto de Albert Noobs
encuentra en este nuevo filme la posibilidad de mostrar la liberación y
el autodescubrimiento de las mujeres a través de una escritora que se
negado a sí misma la posiblidad del talento y el reconocimiento.
Si las historias de otros nos modificaran de verdad, sufriríamos menos por los bobos contratiempos cotidianos.
Ay, si una aprendiera de lo que lee. Si una aprendiera de las
tortuosas vidas, aquellas que, en principio y por fortuna, no habremos
de vivir en carne propia, si una tuviera en cuenta en qué consiste la
suerte de estar viva y poder contarlo; si después de cerrar las páginas
que narran la vida de mujeres que padecieron años de trabajos forzados
en el Gulag, si al leer fuéramos conscientes de que toda existencia
contiene la posibilidad del horror, si las historias de otros nos
modificaran de verdad, sufriríamos menos por los bobos contratiempos
cotidianos y contribuiríamos a mantener un aceptable nivel de
convivencia. Eso pienso, tras haber leído estos días conteniendo el aliento Vestidas para un baile en la nieve, de la escritora checa residente en Barcelona Monika Zgustova.
Una
muchacha muy joven, Zayara Vesiólaya, vestida para ir a un baile, con
trajecito de seda y tacones, es detenida una noche de 1949 por la
policía, que irrumpe en su casa por sorpresa.
Ahí comienza su viaje con
destino al Gulag. ¿Y tú, por qué estás aquí?, le pregunta un compañero
de desgracias.
Ella responde casi con naturalidad: “Por mi padre; es
enemigo del pueblo”.
Ahí comienza la historia de Zayara, que se hará una
mujer madura trabajando sin descanso, con fríos que no podemos calibrar
cómo el cuerpo los soporta, bajo los insultos de los guardianes y
cargando un peso que se diría imposible que sostuvieran los hombros de
una mujer.
Cuenta su historia en primera persona, porque Monika
Zgustova, con enorme sensibilidad, no quiso interferir en el relato de
unas mujeres que vivieron una experiencia de la que jamás podrían
zafarse, por mucho que regresaran a la vida de las personas libres.
Todo empezó cuando Zgustova asistió en 2008 a una reunión en Moscú de
antiguos presos del Gulag; allí descubrió que las historias de las
mujeres habían sido, como así suele ocurrir, menos contadas. Se propuso
dar voz a estas supervivientes y las fue visitando en sus apartamentos
de Moscú, Londres y París.
Su escucha atenta le permitió apreciar la
singularidad de cada historia pero también los elementos comunes que las
unían.
En muchos casos, las mujeres pagaban por los supuestos delitos
de sus maridos o sus padres, dado que el estigma de una condena se
contagiaba y toda una familia caía en desgracia.
Es complicado entender y explicar por qué este libro que recoge las
voces de mujeres que pasaron los mejores años de su vida entregadas al
trabajo esclavo e inútil (construían muros que debían derrumbar al día
siguiente) es también una demostración de que el alimento intelectual
puede a veces salvar a un ser humano cuando el cuerpo no se sostiene en
pie. Estas presas políticas sin delito alguno eran cultas, amantes de la
poesía y la música como solo puede serlo el pueblo ruso. Llevaban en su
memoria poemas de Tsvetáieva, de Ajmátova o de Pasternak, y por las
noches se los recitaban unas a otras. A menudo, los inventaban durante
las horas de trabajo para compartirlos después, cuando rendidas por una
jornada devastadora, su ponían a la tarea de reconstruir el espíritu. Aquellos años que la hija de la poeta Tsvetáieva definiera como un
tiempo de “tristeza sin expectativas” marcaron hasta tal punto su manera
de estar en el mundo que la vuelta a la libertad les resultó imposible.
El espectáculo de la alegría mundana las ofendía, todo les resultaba
banal, no podían comprender esas preocupaciones cotidianas a las que
solemos conceder tanta importancia. ¿Esto era la vida?, se preguntaban. Buscaron la compañía de hombres que también hubieran padecido la
experiencia de los campos de trabajo, porque aunque fueran desastrosos
como pareja entendían cuál había sido el grado de humillación y
maltrato, compartían el trauma de un pasado que no sabían contar. Pero
la autora consiguió que las ancianas hablaran, pasó horas con ellas en
sus cocinas, bebiendo té, rodeadas siempre de música y libros, porque la
cultura fue para estas heroínas el único consuelo al que aferrarse. Algunas han muerto cuando este libro sale a la luz. A lo largo de nueve
años, Zgustova fue visitándolas para ir reconstruyendo sus testimonios
que aún hoy son menos conocidos que los de los supervivientes del
Holocausto. Las dos mujeres que cierran el libro son Olga Ivínskaya,
amante de Pasternak, y su hija Irina. Si el autor de Doctor Zhivago tuvo que renunciar al Nobel, a la mujer que inspiró el personaje de Lara y a su hija les arrebataron parte de su ser. Por las noches, cuentan, planchaban la ropa con las manos, se quitaban
el barro de las botas, se despiojaban unas a otras, compartían versos y
música, soñaban con los hombres que habían dejado atrás. Dice una: “No
puedo imaginarme mi vida sin los campos. Y más todavía: si tuviera que
volver a vivir, no querría ahorrarme esta experiencia. Cuanto más
espantosa era la existencia, más firme resultaba ser la amistad. En la
vida normal, semejantes lazos no tienen cabida. Se requieren
sentimientos y emociones extremas para que ese cariño y esa solidaridad
sean posibles”.
Jueces y magistrados de Cataluña expresan su angustia ante el acoso que sufren por aplicar la ley.
“Somos el último bastión del Estado en Cataluña, y
sin embargo estamos desnudos”.
Muchos de los 810 jueces y magistrados
llamados a hacer cumplir la Constitución ante el desafío secesionista
temen que la Generalitat —de la que dependen desde el punto de vista
logístico— intente bloquear su labor en las horas críticas del referéndum ilegal de este domingo.
“Desde los edificios que ocupamos”, explica Luis Rodríguez Vega,
presidente de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM) en
Cataluña, “hasta los bolígrafos con los que firmamos las sentencias,
todo pertenece a la Generalitat”.
“Hay una sensación de fortaleza del
Estado que es falsa, porque España se ha ido retirando y ya es casi
imperceptible en muchos lugares.
Y ahora nos toca a nosotros.
Nos
quieren dar a elegir entre la Constitución y la nueva legalidad. Es
terrible, pero no tendremos más remedio que elegir entre la traición y
el exilio”, dice.
Tristeza, pena, sorpresa, angustia… Son
sentimientos comunes a los cuatro jueces —dos mujeres y dos hombres—
consultados para este reportaje.
Solo uno —Luis Rodríguez Vega,
madrileño de nacimiento y con más de 20 años de ejercicio en Cataluña—
acepta hablar a nombre descubierto.
El resto prefiere el anonimato para
no enrarecer aún más sus relaciones profesionales y personales.
Una magistrada de Barcelona con largos años de profesión admite: “Es la peor situación profesional que he vivido,
porque los partidos, que son quienes tenían que haber resuelto
políticamente esta cuestión, nos han trasladado el problema y nos han
colocado en una situación terriblemente insoportable.
Desde el punto de
vista profesional y también personal. Imagínese, mi hija simpatiza con
la CUP”.
El juez Rodríguez Vega confía su experiencia personal: “Mi
pareja es catalán e independentista.
Llevamos juntos desde 1996 y dejó
de ir a las manifestaciones cuando le dije:
‘Para vosotros ir a la Diada
es como una fiesta, pero no sois conscientes de que la otra mitad de
Cataluña lo vive como un drama y como un desgarro.
No existimos.
Nuestras emociones no valen”.
Los jueces consultados coinciden en que la
presión ambiental les impide concentrarse en el trabajo.
Una juez
asegura que, en el caso de que el plan secesionista siga avanzando, una
gran parte de la profesión optará por marcharse. Otra magistrada va
incluso más allá: “Nos iríamos todos”. Rodríguez Vega dice que sería la
opción más coherente:
“Quieren que traicionemos nuestros valores. Yo
nunca pensé que llegaría un día en el que tendría que medir el valor de
mi compromiso.
Yo tenía 14 o 15 años cuando Franco murió, así que he
vivido en democracia.
Siempre pensé que el juramento que hacen los
jueces cuando juran o prometen la Constitución era un rito.
Pero ahora
resulta que están poniendo a prueba el valor de ese compromiso. Y yo
creo que no lo voy a defraudar”.
El presidente de la APM y el resto de los jueces
que han hablado con este periódico aseguran que aquella sociedad
catalana abierta que les cautivó se ha convertido en un lugar crispado e
intolerante. “Nunca imaginé”, explica un magistrado, “que desde la
ventana de mi despacho podría llegar a ver una manifestación de abogados
estos días gritando democracia.
El que los responsables políticos se pongan a gritar a favor de la
desobediencia delante de un tribunal es algo inaudito, algo que en
Occidente ni existe ni se puede tolerar”.
El juez Rodríguez Vega añade: “El otro día leí un
libro que decía que la realidad es de las cosas que menos tolerancia
admiten.
Estos señores resulta que no admiten la realidad, porque la
realidad es que no pueden conseguir la independencia dentro del marco
constitucional.
Tienen que modificar el marco, y como se ven impotentes
de hacerlo de forma legal han decidido salirse.
Y se han salido con unos
lemas –democracia, derecho a decidir— que han triunfado.
El Estado ha
perdido la batalla del relato.
Y es muy difícil hablar con ellos porque
siempre salen con los agravios.
La lista de agravios se va llenando y es
muy difícil vaciarla”.
Casi todos los jueces consultados admiten que la
política tuvo su momento y fracasó.
“Y ahora nosotros”, lamenta una
juez, “tenemos que actuar con el único instrumento que tenemos: la ley”.
“Y por mucho que podamos entender las inquietudes de la gente, no
tenemos demasiada capacidad de maniobra”, señala.
“La vía judicial no
resolverá nunca el conflicto, al contrario.
Pensar que con la represión
se puede resolver el problema de Cataluña es uno de los errores más
grandes que se han cometido”.
El reality que conduce Jorge Javier
Vázquez se enfrenta a los peores datos de audiencia de su historia, a un
presentador que no encaja y a un público fiel que ha dejado de serlo
para convertirse en su peor enemigo.
La
revolución la tiene montada Mediaset en las redes sociales, porque a
pesar de haber una manifestación convocada a las puertas de la cadena de
Fuencarral por los indignados fans, al parecer nadie ha acudido a la
cita.
Gran Hermanoha empezado con muy mal pie.
Los que se han revolucionado, (¡y de qué manera!) son los fieles a Gran Hermano 18 (y
los aspirantes a concursantes), un aluvión de fans que no han dejado de
lado el programa desde su estreno allá por abril del año 2.000.
Ni
ellos ni sus hijos (probablemente), ya que en estos diecisiete años el
reality más longevo de la televisión española ha sabido ir captando la
atención de los más jóvenes para que se sumasen al carro de los
seguidores de Gran Hermano.
La niña bonita deMediaset en
cuanto a espacios de telerrealidad, que genera y retroalimenta al resto
de programas del grupo (un estrategia muy acertada que puso en marcha
la cadena que dirige Paolo Vasile con gran éxito), hace aguas y es
posible que en esta ocasión, ni los concursantes ni la audiencia (ni
siquiera Mercedes Milá) sean capaces de salvar del naufragio total a Gran Hermano Revolution.
Todo apunta a que ni la revolución salvará a Gran Hermano de la quema.
El programa se va a pique y la situación ni es nueva ni sorprende a nadie (probablemente ni dentro de Gran Hermano 18).
Mientras los datos de audiencia caen cada día de manera más estrepitosa,
las redes sociales se han convertido en un clamor pidiendo la vuelta de
algunas de las tradiciones que llevaron a Gran Hermano Revolutiona
convertirse en uno de los formatos más exitosos de la historia de la
televisión.
La audiencia advierte que no es su intención ir contra Gran Hermano Revolution, pero que «así no».
Ni les gusta cómo ha comenzado Gran Hermano Revolutioneste
año (fue la gala inaugural menos seguida de la historia), ni les gusta
su presentador (y eso ya lo habían dicho el año pasado, la primera
edición que presentó Jorge Javier Vázquez), ni le gusta el casting (que
no ofrece nada nuevo ni innovador, aunque a estas alturas es bastante
difícil), ni están conformes con el fin del 24 horas).
Telecinco tarda en ser consciente de los problemas que le acechan.
Ocurrió con La Noria, y es posible que Gran Hermano 18
tampoco tenga una muerte rápida. Sino más bien todo lo contrario.
El
formato agonizará en las próximas semanas, mientras la sangría de
audiencia seguirá creciendo, porque la cadena no está dispuesta a acabar
con una de sus apuestas seguras.
Pero visto lo visto, y con la
distancia que le están sacando algunos de sus rivales directos, ¿tiene
sentido que siga en antena? ¿es este el final definitivo de Gran Hermano Revolution?
Terelu Campos cuenta cómo afronta Rocío Carrasco su batalla judicial con Antonio David Flores
Terelu Campos es como una hermana para Rocío Carrasco. Siempre han demostrado el gran vínculo que les une, y ahora la colaboradora de Sálvame ha querido mostrar su apoyo incondicional a su gran amiga en la batalla judicial que libra con su exmarido Antonio David Flores.
Terelu acudió al estreno del musical El Guardaespaldas y no tuvo inconveniente en salir en defensa de su querida Rocío, a quién considera parte de su familia. “Rocío está ahí…Va por días. Nosotras no hablamos de sus fechas de juicio, pero ella sabe que estoy aquí para lo que necesite”.
La hija de María Teresa Campos, gran conocedora de la situación, se pronunció y dijo su opinión:
“Yo creo que debería de haber tomado cartas en el asunto con Antonio David hace mucho tiempo. Uno es el que marca los tiempos.
Ella lo ha hecho cuando ha considerado después de agotar otras vías y tiene todo mi apoyo”.
Rocío Carrasco y Antonio David Flores viven enfrentados desde hace ya 17 años. En
estos momentos, mantienen un contencioso por supuestas "lesiones
psicológicas" que denuncia Rocío, lo que ha hecho que ambos tengan que
prestar declaración ante el juez.
La hija de Rocío Jurado alega que ha
sufrido daños psicológicos continuados por su exmarido, una denuncia que
se sustenta en las declaraciones realizadas por Antonio David, desde
que decidieron poner punto final a su matrimonio hasta el día de hoy, y
en una serie de informes forenses para demostrar los daños psicológicos
que le han podido causar.
Este proceso ha seguido su curso este
verano y la juez que instruye el caso "quiere ampliar la declaración de
ambos, aunque de momento no están citados", y ha solicitado "los
antecedentes penales de Antonio David", un trámite meramente formal que
se requiere por ser él "el denunciado".
Porque como tú está acostumbrada a vivir de alguien,,,,,,y en que trabaja su ahora marido?
Tras el
reciente lanzamiento de la autobiografía de Chenoa, en el que revive 12
años después el culebrón de su ruptura sentimental, el cantante rompe el
silencio que había mantenido hasta ahora.
"No podía respirar. Su ropa estaba en el armario. Desde el sofá donde
me sentaba podía ver sus cosas, que aún estaban por toda la casa.
Aquello tenía que ser una broma de mal gusto, pero no: era el peor día
de mi vida”, cuenta la artista en su relato, que se agotó a las dos
horas de salir a la venta este miércoles.
Aunque sucedió hace ya 12 años, toda España ha vuelto a revivir aquella relación que surgió en la academia de Operación Triunfo (2002) y acabó tres años después, con la imagen de una Chenoa destrozada dando explicaciones de su ruptura con Bisbal en chándal y llorosa a los periodistas que se congregaban en su portal.
El intérprete de éxitos como: Ave María y Silencio
dice haberse enterado de toda la polémica a través de las redes sociales
y se ha mostrado muy sorprendido porque él pensaba que ambos habían acercado posturas en el programa OT: El reencuentro. “Me ha sorprendido un poco porque yo creo que cuando estuvimos en el
programa se superaron muchas cosas. No solo entre nosotros, sino entre
todos los compañeros”, ha dicho ante las cámaras que le captaron cuando
iba a recoger a su hija Ella, fruto de su relación con la diseñadora Elena Tablada (con quien comenzó después de terminar con Chenoa).
Y no es que la cantante no lo haya superado, pues prueba de
ello es la buena relación que se pudo ver entre ambos precisamente en el
programa al que Bisbal hacer referencia y en su posterior concierto,
sino que Chenoa no ha querido desechar esa etapa de su vida de su relato
autobiográfico. “Lo cuento ahora porque quiero”, decía esta misma
mañana la intérprete de Soy humanadurante la presentación del libro. “Me he guardado bastantes cosas”, añadía.
El Louvre estudia si un boceto tiene trazos de la mano zurda del gran maestro florentino.
El dibujo de un desnudo que guarda un sorprende parecido con la Mona Lisa podría haber sido realizado por Leonardo da Vinci,
afirmaron expertos a la la agencia Afp este jueves. Un grupo de
científicos del museo del Louvre de París, donde se exhibe esta obra
maestra, examinaron un dibujo a carboncillo conocido como la Monna Vanna, que había sido atribuido al estudio del artista florentino.
El dibujo había permanecido desde 1862 en la amplia colección de arte
renacentista del Museo Condé, en el palacio de Chantilly, al norte de
la capital francesa. Los conservadores del museo creen, tras meses de
exámenes en el Louvre,
que "el dibujo es al menos en parte" obra de Leonardo. "El dibujo es de
calidad, por la forma en que se han efectuado el rostro y las manos,
que es verdaderamente notable. No es una copia insulsa", explicó el
conservador Mathieu Deldicque. "Estamos viendo algo que fue realizado en paralelo a la Mona Lisa, al final de la vida de Leonardo", añadió. "Es casi seguro que se trata de un trabajo preparatorio para una
pintura al óleo", agregó, deduciendo que estaría íntimamente relacionado
con la Mona Lisa. Según Deldicque, las manos y el cuerpo son casi
idénticos a la obra maestra de Leonardo da Vinci. El dibujo es casi de
la misma talla que la Mona Lisa, mientras que los pequeños agujeros que
hay en torno al cuerpo indicarían que podría haber sido utilizado para
dibujar esa silueta en el lienzo, argumentó. El experto en restauración del Louvre Bruno Mottin confirmó
que el dibujo data de la época en que vivió Leonardo da Vinci, a
comienzos del siglo XV y que era de una "muy alta calidad". Los exámenes
probaron que no se trataba de una copia de un original perdido, declaró
el experto al diario 'Le Parisien'. Sin embargo, advirtió que "hay que
ser prudentes" sobre la autoría. "El trazo de la parte de arriba del
dibujo, cerca de la cabeza, fue realizado por una persona diestra",
mientras que el artista, que falleció en Francia en 1519, era zurdo. "Es
un trabajo que tomará tiempo", añadió. "Se trata de un dibujo sobre el
que es muy difícil trabajar, porque es especialmente frágil". Sin embargo, Mottin afirmó que esperaban esclarecer la
identidad del artista en un plazo de dos años, a tiempo para una
exposición en Chantilly con motivo del 500 aniversario de la muerte de
Leonardo da Vinci.
Más de 10 expertos han estudiado cuidadosamente el dibujo en
las últimas semanas, recurriendo a varios escáneres y otros métodos
científicos. Sus investigaciones se han centrado en averiguar si el
dibujo se realizó antes o después de la Mona Lisa, que fue realizado
después de 1503. El dibujo de Chantilly había sido atribuido, en principio,
al maestro toscano cuando fue comprado por el Duc d'Aumale en 1862 por
7.000 francos, una suma importante en aquel entonces. Pero, años
después, los especialistas dudaron sobre su autenticidad y dedujeron que
el dibujo podría haber estado ejecutado por algún miembro del estudio
del artista. Existen unas 20 pinturas y dibujos de la Mona Lisa desnuda en colecciones de todo el mundo pero la mayor parte de ellas han sido muy difíciles de datar.
Asesinó a dos hombres y dos mujeres a sangre fría. El caso horrorizó a la España de Franco.
En la España de los años cincuenta, antes de la visita del presidente estadounidense Eisenhower que bendeciría la dictadura franquista
y de la puesta en marcha del Plan de Estabilización que sacaría al país
de la miseria, en aquellos días de hace hoy 50 años, un chico de buena
familia, ex alumno del colegio del Pilar de Madrid (vivero de ministros,
directores generales y prebostes desde hace un siglo), se llevó por
delante a cuatro personas a tiro limpio. Se llamaba José María Manuel
Pablo de la Cruz Jarabo Pérez-Moris y era sobrino del entonces
presidente del Tribunal Supremo, Francisco Ruiz Jarabo, quien años después sería ministro de Justicia. En el juicio que se siguió contra él por las cuatro muertes, su defensor
lo calificó de "psicópata". "La mejor medicina para los psicópatas es
el cadalso", soltó uno de los acusadores. Pero Jarabo no era tal cosa;
sus crímenes obedecieron a unos impulsos más comunes y reconocibles,
fueron crímenes propios de un caballero español. Aunque el abogado
falangista Roberto Reyes, uno de los acusadores, no compartía esta
opinión. "Nada más tener noticia del cuádruple asesinato tuve bien claro
que el asesino no podía ser español". Y cuando se enteró de que Jarabo
sí lo era, concluyó: "Lo es, pero tiene una formación extranjerizante". Lo que no dejaba de ser cierto porque Jarabo se hizo adulto en el hampa y
las cárceles norteamericanas.
Acababa de cumplir 17 años, en 1940, cuando su familia se trasladó a Puerto Rico. Jarabo abandonó completamente los estudios y, siempre mimado por su
madre, llevó una vida de golfo y holgazán hasta que al cumplir los 20
contrajo, primero, una neurosífilis, y semanas después, matrimonio con
una rica heredera. Pero Jarabo no estaba hecho para el matrimonio, y el divorcio llegó
pronto. Se trasladó a Nueva York. Allí fue condenado por tráfico de
drogas y de pornografía, y tras cuatro años de cárcel tomó un avión de
Iberia y aterrizó en Madrid el 20 de mayo de 1950 provisto de un buen
bagaje: diez millones de pesetas, que su madre le dio para que se
"estableciera" en la capital, y unas vivencias del mundo de las drogas,
la prostitución, el hampa y las cárceles que le permitieron, al poco de
llegar, convertirse en el rey de la noche del foro madrileño. Alto, fuerte como un toro, con aspecto de galán de película mexicana,
con una sexualidad insaciable, simpático, de trato exquisito, Jarabo se
convirtió en un hombre de leyenda. Las mujeres se lo rifaban. Madrid era
entonces una ciudad pueblerina, y aquellos trajes tan bien cortados,
aquellos cochazos sensacionales, causaban admiración. Para imaginarse
cómo debía de ser su tren de vida, baste señalar que aquellos diez
millones de pesetas que le diera su madre (¡diez millones de 1950!) le
duraron dos años.
Su punto débil era el alcohol, le despertaba una
tremenda agresividad y constantemente se veía envuelto en peleas
surgidas casi siempre por problemas de faldas. Aunque en muchas
ocasiones salía en defensa de alguien que lo necesitara, en plan
justiciero, como el día en que estaba tomando un negroni en
Parsifal, frente al Bernabéu, y se fijó en que tres pijos adinerados se
reían de un hombre de cierta edad al que acompañaba una impresionante
jovencita. Agarró a los tres jóvenes, los sacó del local y, ya en la
calle, les pegó una monumental paliza. Y fue una mujer, el honor de una mujer, el motivo que llevó a Jarabo a
sentarse ante el garrote vil. Era inglesa y se llamaba Beryl Martin
Jones. Estaba casada con un francés y vivían en Lyon. Había llegado sola
a Madrid a comienzos del verano de 1957 con la idea de hacer un poco de
turismo y, fundamentalmente, reflexionar sobre el futuro de su
matrimonio que comenzaba a hacer aguas. Pero en cuanto se cruzó con Jarabo, poco tiempo le quedó para la
reflexión. Vivieron un verano de ensueño; Beryl, completamente enamorada
del seductor latino que, insospechadamente, le correspondió con una
relación más profunda y duradera de lo habitual.
Pero llegó el otoño y se acabó el dinero. Jarabo estaba esperando la
llegada de un envío de cocaína (una de sus fuentes de ingresos) y con
las 7.500 pesetas mensuales que le enviaba su madre no tenía ni para
empezar Y entonces Jarabo reparó en un anillo de Beryl, un solitario de
oro con un hermoso brillante que no costaría menos de 50.000 pesetas. Y
a renglón seguido pensó en Jusfer, un nido de buitres que figuraba como
una tienda de compraventa, pero en realidad era una casa de empeños,
tan en boga en aquellos duros años. Los que necesitaban con urgencia dinero y no podían acudir al Monte
de Piedad, la casa de empeños legal, se veían obligados a acudir a
antros como Jusfer, donde unos usureros se nutrían de las calamidades
ajenas. Llevaban una cubertería, una colcha de seda, joyas, plumas
estilográficas, relojes y lo ofrecían a los buitres. Si la prenda valía
100, le ofrecían 10 al necesitado, quien para recuperarla tenía que
pagar 30 o 40 en un plazo corto de tiempo si no quería que se la
vendiesen a un tercero. Los usureros de Jusfer se llamaban Emilio Fernández Díaz y Félix
López Robledo. Jarabo los conocía de antiguo y acudió con Beryl a la
tienda. Ambos se quedaron de piedra cuando los buitres no les ofrecieron
más de 4.000 pesetas por una joya que valía 10.000 duros. No les quedó
más remedio que aceptar y pensar que también sería más barato recuperar
el solitario. Lo harían en unos días, en cuanto llegara la cocaína que
esperaba Jarabo. Se acabó el dinero, llegó el frío, y Beryl cayó enferma. En cuanto el
marido se enteró, se presentó en Madrid y la convenció de que regresara
a Lyon a pasar las navidades. Los amantes apenas si tuvieron tiempo de
despedirse. Ella regresó a Lyon y nunca más volverían a verse.
Y el tiempo pasó rápido porque en la vida de Jarabo todo iba a
velocidad de vértigo. Beryl le escribía con regularidad y en una de las
cartas le recordó el asunto del solitario de oro. Era la primavera de
1958. Jarabo ya se había olvidado del empeño de la joya, pero, fiel a su
galantería, decidió resolver el tema rápidamente y volvió a Jusfer con
el mismo ímpetu que impulsó a D'Artagnan a recuperar los aretes de la
reina. Su sorpresa fue mayúscula cuando uno de los prestamistas, Emilio, le
soltó que la joya no se la podían entregar a él puesto que la
propietaria era Beryl. "Pero ella está en Lyón". "Pues que te haga un
poder o una autorización". "Tengo una carta suya en la que me pide que
recupere la joya. ¿Podría valer?". "Tráela", fue la escueta respuesta
del usurero. Regresó otro día con la carta, y los buitres carroñeros la dieron por
buena. Sólo faltaba pagar 10.000 pesetas para recuperar el anillo, el
250 por ciento de lo que le habían dado, y Jarabo no podía en aquel
momento. Acordaron que cuando tuviera dinero regresara y se quedaron con
la carta, que guardaron en la caja fuerte.
Hasta mediados de junio no volvió Jarabo a la guarida de los
ventajistas. Llevaba con él los 2.000 duros, pero resultó que no eran
suficientes. Ahora le pedían el doble, 20.000 pesetas. Era el precio del
anillo y la carta. No hubo más negociación, el diálogo era imposible
con aquellos sinvergüenzas. Jarabo abandonó la tienda con una idea muy
clara, iba a recuperar la joya y la carta "por cualquier procedimiento". Y optó por la pistola. Se la compró a un sereno del paseo de la Habana;
se hizo pasar por un teniente coronel de Aviación coleccionista de
armas. Era una FN calibre 7,65 mm. Dejó pasar unas semanas y llamó a los de Jusfer en vísperas del 18 de
julio, conmemoración del Alzamiento Nacional, el día en que Franco,
como todos los años, entregaba los premios a empresarios y trabajadores
ejemplares y después daba una recepción en La Granja en la que
participaban todos los artistas del momento. Jarabo les dijo a Emilio y
Félix que tenía dinero y joyas por valor más que suficiente para
recuperar el anillo y la carta y quedó en pasar el día 19 a las ocho y
media de la tarde porque, aunque era sábado, por aquel entonces en
España también se trabajaba. A Jarabo le gustaba vestirse para las ocasiones, y el día de la cita
escogió un traje entre los más de veinte que tenía en el armario, un
traje que iba a resultar trascendental en su vida. Salió con tiempo más que suficiente de la pensión Escosura -los días
de los hoteles de lujo se habían acabado-, y en la Puerta del Sol
conoció a una mujer, que se llamaba Charito y con la que estuvo hasta
que dieron las nueve de la noche. Nunca pensó en acudir a la cita en la
tienda de Sainz de Baranda; su idea era ir directamente a casa de
Emilio, que vivía a la vuelta, en Lope de Rueda. Llegó unos minutos an tes de las diez, la hora en que los serenos
cerraban los portales. Tenía muy clara la idea de a lo que iba porque
abrió la puerta del ascensor con los codos y pulsó los botones con los
nudillos. No había que dejar rastro. Le abrió Paulina, la criada, que le
hizo pasar al salón comedor. Emilio se enfadó mucho cuando le vio allí
porque "estos temas se tratan en la tienda y no en el domicilio
privado". Le dijo que se marchara inmediatamente, y Jarabo, sin decir
nada, se fue a la puerta del piso, la abrió, la cerró -para que el otro
creyera que se había ido- y volvió sobre sus pasos. Emilio estaba en el cuarto de baño y ni siquiera notó cómo el cañón
de la pistola se apoyaba en su nuca. Bastó con un disparo a bocajarro.
Pero allí empezaron a complicarse las cosas. Primero fue la criada, que
estaba pelando judías verdes en la cocina: al oír el disparo, comenzó a
gritar pidiendo auxilio y Jarabo le clavó en el corazón el mismo
cuchillo que la infeliz Paulina estaba usando. Y a los pocos minutos, la
esposa de Emilio, María de los Desamparados, entró en el piso. Jarabo se presentó como un inspector de Hacienda y le dijo que se
habían llevado a su marido para unas comprobaciones en la tienda. La
hizo sentar en el comedor y le dio palique un buen rato. Pero aquello no
podía durar eternamente, y cuando la mujer descubrió los cadáveres de
su marido y Paulina, firmó su sentencia de muerte; también fue con un
solo disparo a corta distancia. Era casi media noche y Jarabo decidió quedarse en el piso con sus
tres víctimas. La cocaína y el coñac le ayudaron a pasar el tiempo. A
primera hora de la mañana del domingo salió a la calle con una maleta en
la que llevaba su traje, que se había puesto perdido de sangre, y
algunos objetos robados. Y pasó el día durmiendo en su pensión.
El lunes a primera hora entró en Jusfer por la puerta que daba a la
escalera de la finca usando las llaves que le quitó a Emilio. Félix, el
otro socio, llegó como de costumbre a las nueve y media, y nada más
abrir la puerta, la FN del 7,65 se posó en su nuca. En esta ocasión
fueron dos disparos. Pero Jarabo no pudo conseguir el anillo y la carta
porque ni siquiera encontró la llave de la caja de caudales. Más o menos a la hora en que fueron descubiertos los cuatro
cadáveres, Jarabo dejaba el traje manchado de sangre en una tintorería
de la calle de Orense a cuyos dueños conocía. Justificó la sangre
diciendo que había tenido una bronca en un cabaré.
Sebastián Fernández Rivas, el inspector jefe del
grupo al que correspondió el caso, se dio cuenta enseguida de que la
papeleta era muy difícil. Estaba claro que las muertes tenían relación
con el negocio de Jusfer, y aunque disponían del fichero de clientes,
aquello era como encontrar una aguja en un pajar: los clientes eran
demasiados y casi todos debían tener un buen motivo para cargarse a
aquellos especuladores. En el segundo piso del destartalado caserón de
la calle del Correo donde estaba la sede de la Brigada de Investigación
Criminal, no se apagó la luz en toda la noche. Jarabo tampoco durmió. Estuvo en un par de cabarés y se empeñó en
encamarse con dos mujeres a la vez, pero no encontró quien le alquilara
una habitación. Pasó toda la madrugada con ambas en un taxi dando
vueltas, y cuando se hizo de día pararon a desayunar. Como ya eran las
once y media, le dijo al taxista que les llevara a la tintorería de la
calle de Orense, donde ya le tendrían listo el traje.
Allí lo esperaban los hombres de Fernández Rivas. Los dos hermanos,
dueños de la tintorería Julcan, se dieron cuenta de que había demasiada
sangre en el traje para tratarse de una simple pelea y llamaron a la
policía porque España entera estaba conmovida aquel día por la noticia
del cuádruple asesinato. Jarabo no opuso la más mínima resistencia: aceptó la derrota como un
caballero, pidió que subieran comida desde Lhardy para todos, una
botella de coñac francés, y consiguió que le dieran una inyección de
morfina. Y así, como en una sobremesa, fue contando de pe a pa la
maldita historia del solitario de oro. Manifestó que sentía
profundamente la muerte de las dos mujeres, pero no así las de los que
le habían chantajeado.
El jueves 29 de enero de 1959 se inició en el Palacio de Justicia de
Madrid el juicio. La sala se llenó de famosos y conocidos, artistas
(como Zori o Sara Montiel), algún torero, esposas de altos funcionarios
Abundaban las mujeres y sólo faltaba la orquesta de Bernard Hilda para
que aquello fueran las tardes del Ritz. La entrada de Jarabo en la sala de la sección quinta fue
impresionante . Estrenaba un traje a medida que le sentaba como un guante
y avanzó con paso firme y decidido y dedicando sonrisas a las mujeres,
que le miraban extasiadas. Cinco días duró el juicio, y cinco trajes se
puso Jarabo. "Una ocasión como ésta bien merece estrenar un traje",
comentó el reo, para el que se pedían cuatro penas de muerte. Las mismas que le pusieron como condena. Y de nada le valieron las amistades ni el hecho de que su tío presidiera el Supremo. Franco
no dudó y dio el visto bueno a la ejecución; las muertes de la criada y
de la esposa de Emilio pesaban demasiado. Antonio, el verdugo de la
Audiencia de Madrid, fue el encargado de la ejecución, que era la número
18 en su larga carrera. Daniel Sueiro mantuvo una conversación con él
que publicó en su libro Los verdugos españoles:
-Era un jabato así de alto, 105 kilos pesaba. No paró de beber whisky
y fumar, y en toda la noche no se quitó la corbata. Y le tuve que decir
al director de la cárcel, cuando llegó la hora, que se la quitara
porque si no el garrote no iba a funcionar. Llevaba una colonia que
debía de valer un dineral. A las cinco oyó misa y comulgó. Y se puso los
dientes de oro y todo sabiendo que iba a morir. La ejecución fue una auténtica carnicería porque la pericia del
veterano verdugo nada pudo con aquel cuello de toro. Tras dos vueltas
del verdugo al tornillo del garrote, Jarabo seguía vivo y el médico
tardó veinte minutos en certificar su defunción. Tal impresión dejó
aquella espantosa escena en los presentes que se organizó una comisión
de médicos para realizar un estudio sobre el uso del garrote. El cuerpo fue llevado al cementerio escoltado por coches policiales.
En el camposanto se produjo un incidente: corría por Madrid el rumor de
que Jarabo no había sido ejecutado gracias a sus influencias. Y un
comisario oyó que uno de los chóferes lo comentaba, añadiendo que el que
iba en el féretro era un gitano que también estaba condenado a muerte. El comisario agarró al chófer por el brazo, le puso la pistola en la
sien y le obligó a abrir el féretro: "¿Es o no es Jarabo, rojo de
mierda?".