A mi Padre

Te fuiste de mi lado para siempre,

Cuando aún necesitaba de tu mano.
Y llenaste mi alma, aún de niña,
De fantasmas, de dolor, de desengaño….

Yo, que tanto te quise, ya no recuerdo tu cara….

Y siento que te mueres cada día
Que te alejas cada día
Que no vuelves cada día…
Pero ahora
Siento que me acerco a ti
Que estoy a punto de volver a acariciar tu mano…
Aunque sepa
Que tu mano está fría. Que mi mano estará fría…
Que las tibias lagrimas que me bañaban entonces
Se han convertido en escarcha en mi corazón

Ya no se llorar, no puedo llorar, no quiero llorar

Se que no sirve de nada
Por eso, he puesto un paraguas en mi alma
Un paraguas de olvido que me protege contra la tristeza
No permite que me moje…
Pero si que me salpique con suficiente fuerza
Para que no pueda olvidar que está ahí…

Hoy me salpica esa tristeza…

Hoy pienso en ti…
Hoy necesito abrir este dialogo imposible
Este diálogo que solo es un pobre monólogo
Y te dedico estos versos…
Y te digo que nunca te he olvidado
Y maldigo a quien te llevó de mi lado aquel invierno
Aquel invierno que mató mi primavera

Te he llamado muchas veces, pero tú no me oyes

Ese silencio me confirma que “El más allá” no existe
Que todo es un invento interesado
Que la tierra que guarda tus cenizas, las guarda para siempre
Que nunca volverás a estar conmigo
Que nunca volveré a coger tu mano
Y sin embargo…
Hoy siento que mi alma no está sola
Que tú, nunca te has ido de mi lado….