Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

11 oct 2011

Átomos conocidos BORIS IZAGUIRRE PROTAGONISTAS

Los premios Nobel de física de este año han descubierto la aceleración del universo. Al parecer, la llamada energía oscura expande el universo, que no está, como cabía esperar, ralentizándose sino, todo lo contrario, desafiando la gravedad, invirtiendo valores y expandiéndose como un bebé que arrampla con todo lo que encuentra a su paso. O como el amor cuando decide invadirnos.
 Esta expansión del universo explica que soportemos temperaturas de casi 36 grados en Santiago de Compostela y que las playas de Vigo parezcan las de Alicante.
 También puede explicar la varicela súbita de Eugenia Martínez de Irujo y las sevillanas posmatrimoniales de su madre junto al nuevo duque consorte.
Y también puede explicarnos el porqué de la raya al medio en la melena del futbolista Sergio Ramos.
Pero lo que de verdad nos aclara la expansión del universo es por qué el bebe de los Sarkozy dilata su aparición: quiere venir a este caos de mundo cuando el otoño de verdad sea frío y todos estemos ya al límite de nuestra ansiedad por querer formar parte de todas las noticias que no dejan de suceder.










El encuentro entre Paloma Picasso y Pierre Bergé tuvo la reverberación de un impacto cósmico en la cena que ofreció el embajador francés


Así como en España hemos atravesado una auténtica histeria por la boda de la duquesa, los franceses están en lo mismo por el parto de la primera dama.
Se ha informado incluso del precio de las habitaciones del centro hospitalario donde nacerá la criatura.
 250 euros por noche para cuatro habitaciones y una suite apartamento de decoración cartesiana: lujosa, pero sobria.
El niño puede hacerle subir unos puntos al padre, pero la expansión del universo es rara, contradictoria, y cuando apuestas por que algo suba, viene la expansión y hace que baje.






La expansión del universo nos permite saber de qué estamos hechos. El 72% del cosmos es energía oscura; el 23% es materia oscura fría (no hay caliente, un dato a tener muy en cuenta), y solo el 4,6% es materia normal y corriente, los átomos conocidos.
O sea, nosotros, que somos átomos conocidos y que gustamos de separarnos y volver a encontrarnos en esta u otras dimensiones.
Eso puede explicar el amor de Alfonso Díez y la duquesa: son átomos conocidos que se han reencontrado durante la expansión del universo. Pero también sirve para ilustrar el auténtico encuentro de esta semana en Madrid. El de Pierre Bergé, gran amor, compañero y socio de Yves Saint Laurent, con Paloma Picasso, hija, musa y creadora. El encuentro tuvo la reverberación del impacto cósmico durante la cena que el embajador francés, Bruno Delaye, y el presidente de la Fundación Mapfre, Alberto Manzano, ofrecieron en honor de Bergé y como antesala de la inauguración de la extraordinaria retrospectiva de Saint Laurent en Madrid. Durante el turno de brindis, Bergé alabó los tapices que decoran el gran salón de la embajada y sugirió que "hagan lo posible para que Francia no los pida y permanezcan aquí, donde de verdad lucen".
 Halagó a las damas presentes (Marisa Paredes, Elena Benarroch, Carmen Posadas, Carmen Lomana, Nieves Álvarez y Mar Flores) por el esfuerzo que habían hecho en la velada para vestirse de o a la manera de Saint Laurent.
 Pero, sobre todo, fue obsequioso con Paloma Picasso, a quien calificó de "amiga, musa y compañera de Saint Laurent en los mejores años de su creación. Dejándonos entrar a su casa para ver los picassos de su colección".
 Paloma Picasso le escuchaba con los ojos muy brillantes y los dientes blanquísimos de su sonrisa.





"Yves quiso homenajear esos cuadros con una colección que fue uno de los máximos desastres y fracasos comerciales de nuestra vida", prosiguió Bergé en su discurso, y todo el mundo rio, incluyendo la propia Paloma. Los presentes murmuraban que estaba increíblemente conservada. "Aunque ya no se pinte la boca de su propio rojo", un comentario que también expandiose como el universo.



Al finalizar la cena, Bergé fue de mesa en mesa invitando a la exposición, y Paloma Picasso decidió unírsele, siempre con la expansiva sonrisa y el mejor Saint Laurent de la noche, un traje largo negro que parecía traer a nuestros ojos el brillo de la energía oscura. Se manifestó encantada de estar en España, de las palabras de Bergé, pero, sobre todo, de lo interesante que encontraba a la gente en la fiesta.
 Algunas leyendas sociales, como Beatriz de Orleans o Aline Griffith, las conocía, pero el resto del heterogéneo grupo parecía cautivarla.
"Me da la sensación de que en Madrid hay personalidad, pero también ganas de aprehender, de captar lo que no vemos, pero está sucediendo", confesó mientras la gente abandonaba la cena, una costumbre que impone la crisis: apenas se sirven los postres, los invitados aceleran despedidas porque ya no puede permitirse trasnochar.




En el estreno de la exposición, Paloma volvió a recorrer esos vestidos inspirados en su padre.
 Los que la observaban no dejaban de admirar esa conjunción de átomos conocidos que revela esta amistad.
 El de la amiga con el maestro que transformaría la vida de muchas mujeres, el de la hija de un gran creador con otro artista de un tiempo nuevo. Algunos querían aplaudir, mientras Paloma Picasso seguía tranquilamente recorriendo trajes que son, en realidad, destellos de su propia vida.
 Y muestras de que su universo y el nuestro, pese a todo, sigue en expansión.

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