Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

23 ene 2016

LIBROS DE ESTA SEMANA

 LIBROS DE ESTA SEMANA / Stevenson vivo, viajero y escritor

"Hoy, como de sobra sabemos, el género ensayístico abarca desde un esbozo recreativo en una revista literaria hasta un volumen imponente de cientos de páginas sobre un tema trabajado durante décadas. Tampoco es cosa de sublevarse, en imprecisiones más graves buceamos todos los días. Sin embargo, los verdaderos aficionados al ensayo —y que por tanto comemos de todo cuando toca, siempre con buen apetito, sea una imponente fabada o un liviano canapé de caviar— guardamos un especial aprecio a dos características que nunca deberían faltarle: la ligereza desenfadada de trazo (lo que Baldassare Castiglione llamó sprezzatura) y la sorpresa, lo imprevisto de la perspectiva o del giro que toma el asunto planteado inicialmente. Una de las dos nunca está ausente y en la mayoría de los casos se dan ambas en los sucintos ensayos o artículos que a lo largo de su vida “breve y valerosa” (Borges dixit) escribió Robert Louis Stevenson". Por FERNANDO SAVATER
  • Escarmientos y enmiendas

    "La experiencia de la crisis desencadenada hace más de siete años en el sistema financiero más avanzado del mundo se ha constituido en la más valiosa plataforma de aprendizaje para una profesión que ha quedado seriamente cuestionada no solo por la incapacidad para anticiparla, sino por la complicidad con una gestión cuestionable a tenor de los resultados observados.
     Una revisión de algunas de las limitaciones del análisis académico y las servidumbres políticas del mismo la hizo Jeff Madrick en su libro Seven Bad Ideas, comentado recientemente en Revista de Libros.
     A pesar del escepticismo que puedan generar, las explicaciones de los economistas son hoy más necesarias que nunca.
     No menos las referidas a la severa particularización de la crisis en la economía española".
     Por EMILIO ONTIVEROS

    Demasiadas líneas rojas

    "Los críticos solemos poner algunas líneas rojas cuando leemos. Es lo que hace distintivo una reseña de periódico de una investigación erudita. Una funciona con el instinto literario (además del saber) y la otra con el saber. Una es falible, como toda lectura basada en el gusto (además del saber) y la otra tiende a lo contrario. Ejemplos. Si leo una novela donde la voz omnisciente emplea el neologismo “rumorología”, tiendo a descorazonarme. Si esa misma voz incurre en un vulgarismo de calado como “follar” (que lo dice la voz omnisciente y no un personaje, y por eso es un vulgarismo), comienzo a alarmarme por lo que seguirá después. Y ya no digamos lo que me asusto, sobre todo por el mal gusto, si leo una cláusula como la siguiente: “La punta del clítoris le sabía a almendras”. Si leo también una frase como esta otra: “La reacción de Fernando ante el tema del asesinato le había resultado falsa”, también se me cae el alma a los pies. Otra línea roja que se enciende en mi lectura es cuando un libro incluye en cada capítulo una receta de cocina (excepto cuando se trata de un libro de cocina). Y si eso ocurre en una pretendida novela con intriga (aunque también lo es generacional) mi desánimo aumenta exponencialmente, porque pienso que eso ya lo hizo Manuel Vázquez Montalbán mucho mejor y con más argumentos narrativos, dada la singular idiosincrasia de Pepe Carvalho". Por J. ERNESTO AYALA DIP
    • Foto:SEIX BARRAL
  • Las gafas rusas de mirar América

    "Que una madre llame habitualmente “pequeño fracaso” a su hijo, aunque lo diga con cariño, le obliga a uno a tomar medidas serias. Una de ellas puede ser la de construirse un personaje de sí mismo para funcionar adecuadamente en la vida diaria, acaso la única manera de sobrevivir en un mundo hostil donde, además, los niños le hacen la vida imposible a quien lleva pellizas de piel soviéticas y tiene un deje ruso en su inglés recién aprendido, como le ocurría a Gary Shteyngart. En Pequeño fracaso, su libro de recuerdos, Shteyngart narra con iguales dosis de humor y melancolía el intrincado proceso de adaptación y aprendizaje de su nueva identidad estadounidense desde la voz del personaje que se fue fabricando a lo largo de su vida". Por MERCEDES CEBRIÁN

  • Cronenberg también escribe novelas, ¿para qué?


    "En el convencimiento de que mi espíritu es simple, que jamás he podido entender los tratados filosóficos y que casi nunca puedo captar el arte de las vanguardias y la militancia en la modernidad, me he esforzado por comprender y admirar los revolucionarios valores que tanta gente ilustrada, cool, sofisticada, a la moda que convenga y con alergia hacia las convenciones y el alcanfor del clasicismo ha descubierto cotidianamente en cineastas, escritores, pintores y músicos empeñados en renegar de los viejos lenguajes para contar historias y describir sentimientos, poseedores todos ellos al parecer de universos desasosegantes, investigadores del horror y no sé cuántas cosas más". Por CARLOS BOYERO
  • Sátira sin miedo

    "Las invenciones de la ficción suelen ser lo contrario de las políticas
    . Las primeras intentan reflejar la realidad de nuestra experiencia del mundo dándole coherencia y verosimilitud; las segundas proponen versiones de esa realidad que, lejos de reflejarla, la maquillan y distorsionan.
     El novelista Yan Lianke llama a estas últimas, tal como existen hoy en su China natal, “estrategias de amnesia colectiva” que, por medio de documentos históricos falsificados, manuales de escuela falaces, incentivos financieros corruptos y una fuerte y constante censura, pregonan los beneficios del olvido". Por ALBERTO MANGUEL
    • Foto:AUTOMÁTICA EDITORIAL
    • Sátira sin miedo

      "Las invenciones de la ficción suelen ser lo contrario de las políticas. Las primeras intentan reflejar la realidad de nuestra experiencia del mundo dándole coherencia y verosimilitud; las segundas proponen versiones de esa realidad que, lejos de reflejarla, la maquillan y distorsionan. El novelista Yan Lianke llama a estas últimas, tal como existen hoy en su China natal, “estrategias de amnesia colectiva” que, por medio de documentos históricos falsificados, manuales de escuela falaces, incentivos financieros corruptos y una fuerte y constante censura, pregonan los beneficios del olvido". Por ALBERTO MANGUEL
      • Foto:AUTOMÁTICA EDITORIAL

      • Ser escritor, ser cocainómano, ser algo

        "Una de las imprescindibles voces del argentino Antonio Porchia dice que “uno es para todos y hasta para sí mismo lo poco o lo mucho que puede parecerse a alguien”. Más allá de la aparente tautología, esta verdad pesimista podría acompañar la lectura de Cocaína, con la que Daniel Jiménez (Madrid, 1981) ha obtenido el Premio Dos Passos a una primera novela. Cocaína narra el año 2013 en la vida de un personaje llamado Daniel, de campanadas a campanadas. A esto añadiremos que está fechado a modo de diario y que en él aparecen, como contrapunto al “drama” del narrador, algunos materiales de desecho que reconoceremos: actualidad periodística, presentadoras del telediario, jóvenes escritores del medio nacional… Es decir, se trata de un ejercicio autobiográfico. Lo que ahora se llama, para evitar el estigma de lo confesional, “autoficción”. Y para reforzar esta lectura el narrador escribe: “Para contar cuentos de príncipes y dragones ya están los políticos, las series de televisión y la prensa. La literatura del siglo XXI exige algo más. Henry Miller escribió: la literatura del siglo XXI será autobiográfica o no será”. Por CARLOS PARDO
      • Foto:GALAXIA GUTEMBERG


      • La narrativa de la conspiración

        "El nombre de Jorge Eliécer Gaitán no dirá nada al lector español, pero en Colombia es central. Sobre todo tras su asesinato en 1948, inicio de un tiempo de violencia política que dejó el terreno abonado para la posterior guerra civil de paramilitares, guerrillas y narcotraficantes de la que hoy intenta recuperarse un país “donde amenazar de muerte es casi una rutina”. Así habla el narrador, el propio Juan Gabriel Vásquez, que se disfraza de personaje de novela autoficcional para proseguir su indagación del pasado colombiano. Si en El ruido de las cosas al caer se asomaba a violencias más recientes, ahora vuelve la vista más atrás, hasta Gaitán y, aún más remoto, el magnicidio en 1914 del liberal Rafael Uribe. Dos asesinatos políticos que comparten la conmoción causada y las muchas zonas oscuras sobre su autoría, pues coinciden en algo más definitorio de Colombia que la violencia: la impunidad". Por ISAAC ROSA
        • Foto:ALFAGUARA
         

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