Siempre entre las nubes hay esos huequitos de Sol que te dan valor.
Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
21 mar 2016
Las dos caras de Valle-Inclán......................................................... Winston Manrique Sabogal
En el 150
aniversario del nacimiento del autor de 'Luces de bohemia', uno de sus
nietos escribe una biografía en la que aclara las mentiras sobre el
escritor.
Ramón María del Valle-Inclán.
Don Ramón del Valle-Inclán no es Ramón del Valle-Inclán
.
Ese hombre del que todos hablan no es él, o solo a medias.
Ya en vida
el nombre del escritor gallego empezó a cubrirse de fábulas, falsedades,
leyendas, malentendidos, inexactitudes, exageraciones, dislates o
despropósitos, muchos de ellos alimentados por él mismo, que con los
años han rodado como una bola de nieve.
Ahora Joaquín del Valle-Inclán Alsina, nieto del autor de Luces de bohemia,
aclara y desmiente todo aquello que está en el imaginario colectivo.
Lo
hace cuando se cumplen 150 años del nacimiento de su abuelo (Villanueva
de Arosa, 28 de octubre de 1866-Santiago de Compostela, 5 de enero de
1936), a través de la biografía Ramón del Valle-Inclán. Genial, antiguo y moderno (Espasa).
Es la primera vez que un familiar del autor de Luces de bohemia, cuya vida parece haber girado alrededor de lo extravagante, intenta poner las cosas en su sitio.
Son 272 páginas que confirman o desmontan versiones, seguida de 121
que respaldan todo con notas y referencias, rematadas con un índice
onomástico de 15 páginas.
El nieto asegura que la leyenda de su abuelo, maestro del modernismo,
la sátira y el esperpento, está distorsionada, y a ello han contribuido
muchos de sus biógrafos que no contrastaron la información. El retrato
que existe es el de un Valle-Inclán sacado de alguna de sus piezas de
teatro, novelas o cuentos.
Por esa razón, el biógrafo asegura haber
hecho una obra desapasionada y alejada de la tentación de hacer
literatura.
Ha manejado unas 8.000 fichas, docenas de recortes de prensa
y manuscritos, hablado con personas que lo conocieron y con los
recuerdos de lo contado por su padre, Carlos.
Este nuevo retrato del autor de obras como El marqués de Bradomín, Divinas palabras, Tirano banderas, Sonatas, Águila de blasón, La lámpara maravillosa, El ruedo ibérico y así hasta casi un centenar, está poblado de muchos no era, no era, no era, que a continuación resume su nieto:
Ramón María del Valle-Inclán.
Don Ramón del Valle-Inclán no es Ramón del Valle-Inclán.
Ese hombre del que todos hablan no es él, o solo a medias. Ya en vida
el nombre del escritor gallego empezó a cubrirse de fábulas, falsedades,
leyendas, malentendidos, inexactitudes, exageraciones, dislates o
despropósitos, muchos de ellos alimentados por él mismo, que con los
años han rodado como una bola de nieve.
Ahora Joaquín del Valle-Inclán Alsina, nieto del autor de Luces de bohemia,
aclara y desmiente todo aquello que está en el imaginario colectivo. Lo
hace cuando se cumplen 150 años del nacimiento de su abuelo (Villanueva
de Arosa, 28 de octubre de 1866-Santiago de Compostela, 5 de enero de
1936), a través de la biografía Ramón del Valle-Inclán. Genial, antiguo y moderno (Espasa).
Es la primera vez que un familiar del autor de Luces de bohemia,
cuya vida parece haber girado alrededor de lo extravagante, intenta
poner las cosas en su sitio. Son 272 páginas que confirman o desmontan
versiones, seguida de 121 que respaldan todo con notas y referencias,
rematadas con un índice onomástico de 15 páginas.
El nieto asegura que la leyenda de su abuelo, maestro del modernismo,
la sátira y el esperpento, está distorsionada, y a ello han contribuido
muchos de sus biógrafos que no contrastaron la información. El retrato
que existe es el de un Valle-Inclán sacado de alguna de sus piezas de
teatro, novelas o cuentos. Por esa razón, el biógrafo asegura haber
hecho una obra desapasionada y alejada de la tentación de hacer
literatura. Ha manejado unas 8.000 fichas, docenas de recortes de prensa
y manuscritos, hablado con personas que lo conocieron y con los
recuerdos de lo contado por su padre, Carlos.
Este nuevo retrato del autor de obras como El marqués de Bradomín, Divinas palabras, Tirano banderas, Sonatas, Águila de blasón, La lámpara maravillosa, El ruedo ibérico y así hasta casi un centenar, está poblado de muchos no era, no era, no era, que a continuación resume su nieto:
Valle-Inclán como presidente del Ateneo, junto con otros miembros de la directiva. Diario 'Ahora'
No era mal actor: “Es un hecho conocido que su primera obra fue La comida de las fieras, de Jacinto Benavente, que fue un éxito.
La segunda no lo fue tanto con la adaptación que hizo Alejandro Sawa de Los reyes en el destierro,
de Dolores Thion Soriano-Mollá.
Su carrera como actor se vio frustrada
cuando en 1899 perdió el brazo.
El teatro le gustaba muchísimo.
Y no es
como se ha dicho que el ceceo contribuyó a su salida del teatro.
El
ceceo no existía.
Una prueba es que en su actuación como Teófilo en La comida de las fieras
hay frases que no muestran eso
. Además, si hubiera sido así, las
revistas satíricas de la época que eran tan incendiarias lo hubieran
despellejado”. No era pobre: “Ni tampoco pasó tantas penurias.
Cuando llegó por segunda vez a Madrid, tras su paso por México, en 1895,
lo hizo como funcionario del Estado con un sueldo de 2.000 pesetas
anuales, alto para la época.
Eso lo tuvo, como mínimo hasta el 99 cuando
perdió el brazo.
Es entonces cuando se ve obligado a ser literato
profesional y sus colaboraciones en la prensa aumentan.
Es la forma que
tiene de ganarse la vida. No le gusta, pero tiene que aguantarse.
Eso le
da para vivir y su nivel está por encima de la media de los madrileños.
Así
está hasta 1905 o 1906.
Entonces ya sus libros se venden relativamente
bien y colabora menos en la prensa.
Además, con la agricultura ganó
dinero.
Durante sus últimos años también fue funcionario”.
No era de izquierdas: “Se hubiera muerto de risa al
oír que era de izquierdas
. Una cosa es que en sus obras diera esa imagen
y otra que en la vida real lo fuera.
Desde muy joven, ya en 1888 se
declaró carlista, y Rubén Darío lo dijo en 1899.
No había nadie más
opuesto. A él le gustaba el hombre fuerte, el conductor de masas, el que
conoce el espíritu del pueblo, el absolutista.
Le gustaba poco la idea
del parlamento y el voto democrático.
Venía de la etapa de la
restauración y sabía que había cosas amañadas. Tenía gran desconfianza
en el sistema parlamentario.
Su ideal era la de una especie de tirano
culto y amable”.
No era antirreligioso: “Era muy religioso, aunque un
católico poco ortodoxo.
El problema es distinguir entre religiosidad y
espiritualidad o lo religioso como norma.
En la I Guerra Mundial, una de
las razones por las que apoyó a Reino Unido y Francia fue porque
consideraba que los alemanes iban a acabar con el catolicismo.
Para mi
abuelo el Tiempo es el demonio y la quietud la divinidad.
Lo inmóvil es
la perfección. La idea de que el tiempo no pasa. Luces de Bohemia está mal interpretada por algunos porque es una obra que trata de muerte y religión”. No tomaba drogas: “Comenzó a tomar drogas en 1908.
Así se lo confesó a un periodista en A Coruña.
Cuenta que tomaba cáñamo
índico, lo que hoy sería el hachís, por prescripción médica por su
dolencia de los papilomas en la vejiga.
Las drogas eran muy frecuentes
en la prensa madrileña de la época. La consumió hasta 1926, fumada o en
píldoras". No era bohemio: “No lo era, primero porque la
bohemia no existía
. No porque existieran tres o cuatro personajes
estrafalarios se puede hablar de bohemia. Segundo, nadie sabe qué es un
bohemio,
¿Quién lleva una vida desordenada? ¿qué quiere decir eso?
Alejandro Sawa fundó la Casa de la bohemia, pero no hay nada más.
Mi
abuelo durante sus primeros años en Madrid bebía, pero no fue un hábito
continuado.
Hay opiniones suyas en las que dice que le da asco la
bohemia, “un club de cuellos sucios y del mal vino. Ese espíritu ha sido
exagerado”.
No era tan abierto: “Era un hombre muy reservado con
su vida privada.
No hay manera de entrar en él. No dejó cartas, ni
memorias, ni diarios en los que expresara sus sentimientos.
Ese es el
gran problema para acercarse a sus sentimientos y psicología. Se sabe, a
veces, su estado de ánimo general. Por eso es difícil hacer aquí
psicología a un cadáver”.
Esta nueva biografía amplía y completa la elaborada por Manuel Alberca, La espada y la palabra. Vida de Valle-Inclán (Tusquets),
XVIII Premio Comillas de Biografía, en 2015. Valle-Inclán Alsina dice
que colaboró en ese libro durante un tiempo pero que se retiró al no
estar de acuerdo con el estilo narrativo que le imprimió Alberca.
“Una
vida de esta naturaleza y con el material que hay solo admite una obra
desapasionada, sin literatura.
Contar la historia de una vida tal cual”,
explica el nieto del escritor gallego.
Y, esta vez, el propio Ramón del Valle-Inclán parece ser el primero
en querer deshacer tanto entuerto, desde la portada del libro: sentado
con su capa negra y bajo un sombrero del mismo color, el escritor mira
interrogativo y sereno tras sus gafas redondas y con una barba apenas
jaspeada de blanco. Pero ya claro su juego de teatral aspecto
mefistofélico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario