La misma fantasía adorna la Tarde Dorada, el famoso paseo en bote por el
Támesis aquel 4 de julio de 1862.
Acompañado por las hermanas Liddell y
el Reverendo Robinson Duckworth, Dodgson ameniza un descanso junto al
río improvisando una disparatada historia que entusiasmó a Alice: “Lo
que nos relató esa vez fue mejor de lo normal – recordó en una tardía
entrevista -. Al día siguiente empecé a insistirle en que me escribiese
el cuento y mi pesadez le movió, tras decir que lo pensaría, a hacer la
vacilante promesa de escribirlo.”
Lewis Carroll y la fotografía
Parece que el principal pasatiempo de Lewis Carroll, y que le
proporcionó mayores alegrías, fue regalar y agasajar a las niñas
. “Me
encantan las niñas (no los niños)”, escribió una vez.
Por los niños
sentía auténtico horror, y en la última etapa de su vida, los evitó
cuanto pudo. Consideraba el cuerpo de las niñas (al contrario que el de
los niños) sumamente bello, y cuando las dibujaba o fotografiaba
desnudas, lo hacía siempre con permiso de los padres por supuesto.
Al
respecto, escribió lo siguiente: “Si tuviese que dibujar o fotografiar a
la niña más preciosa del mundo y notase en ella una pudorosa
resistencia (por ligera y fácil de vencer que fuese) a quedarse desnuda,
consideraría un solemne deber para con Dios renunciar por completo a
semejante petición”. De hecho, para que estos retratos desnudos no
crearan complicaciones a las niñas más tarde, dispuso que, a su muerte,
fuesen destruidos o devueltos a las niñas o a sus padres.
En principio no existen, pues, indicios de que Carroll tuviera
conciencia de otra cosa que de la más pura inocencia en sus relaciones
con las niñas, ni existe la más leve insinuación o falta de decoro en
ninguno de los cariñosos recuerdos que muchas de ellas dejaron escrito
después sobre él.
Según refiere Gardner, en la Inglaterra victoriana
había una tendencia, que refleja la literatura de esa época, a idealizar
la belleza y la pureza virginal de las niñas:
“Esto hizo más fácil a
Carroll suponer que su debilidad por ellas se situaba en un elevado
plano espiritual”.
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