Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

28 jun 2019

Miguel Bosé y Nacho Palau llegan a un primer acuerdo por sus hijos

El cantante y el que fuera su pareja durante 26 años pactan que los niños pasen juntos parte del verano tras un año separados y en el que solo se han visto por vía telemática.

Miguel Bosé y sus hijos en el estreno de 'Godzilla', el 18 de mayo en Hollywood, California.
Miguel Bosé y sus hijos en el estreno de 'Godzilla', el 18 de mayo en Hollywood, California. FilmMagic
La polémica separación de Miguel Bosé y Nacho Palau, quien fue su pareja oculta durante 26 años, parece que va encauzándose por el bien de los cuatro niños que se han visto implicados en ella. 
La llegada de las vacaciones escolares ha facilitado el acercamiento de los hijos de Miguel Bosé y Nacho Palau, que no se veían en persona desde junio de 2018.
 El cantante ha viajado a España desde México para pasar el verano junto a sus dos hijos Tadeo y Diego y, según ha podido saber EL PAÍS, ambos pequeños ya se han visto con Ivo y Telmo, los hijos de Palau. 
Los dos progenitores parecen estar de acuerdo en facilitar su relación todo lo que sea posible.
Los cuatro niños nacieron por vientres de alquiler en Estados Unidos. 
Tadeo y Diego son hijos biológicos de Miguel Bosé e Ivo y Telmo de Nacho Palau.
 Los cuatro se criaron juntos como hermanos desde su nacimiento, pero la ruptura de la pareja ha provocado su separación y que Palau iniciase en octubre pasado acciones legales para “defender sus intereses y, fundamentalmente, los de sus hijos menores”, según explicaba un comunicado que difundió entonces el despacho Ortolá Dinnbier de Valencia, que se encarga del asunto.

La resolución de este caso excede el interés mediático derivado de la fama de Bosé, ya que en el ambiente jurídico hay expectación por una sentencia que podría marcar el camino para las nuevas realidades familiares que se dan en la sociedad española, nuevos tipos de familia para los que hasta el momento la legislación no ofrece soluciones claras como cuando se trata de la separación o divorcio de una pareja convencional que tiene hijos.


Bosé anunció en 2011 a través de sus redes sociales que había sido padre de Diego y Tadeo y dos años después contó que criaba también a Ivo y Telmo
Siempre se refirió a ellos como sus hijos, incluso publicó una fotografía mostrando el rostro de los cuatro cuando sufrió un intento de chantaje.
  Pero la armonía familiar acabó al mismo tiempo que la relación sentimental de los dos adultos que se encargaban de la educación y cuidado de los cuatro menores.
 Bosé se marchó a México con sus dos hijos biológicos y Palau se instaló en la casa de su madre con los suyos en Chelva, un pueblo de unos 1.000 habitantes en el interior de Valencia.
Palau reclama al cantante seguir compartiendo el cuidado y la educación de los cuatro niños. 
Para conseguirlo, ha presentado ante los tribunales una demanda que solicita una doble acción de filiación para que ambas parejas de niños sean reconocidas como hijos legales de la otra parte de la pareja. 
Unos términos con los que Miguel Bosé no se muestra de acuerdo.
Está muy próxima la celebración del juicio del que saldrán las medidas provisionales que establecerán el régimen de visitas de los cuatro menores y también los aspectos económicos que estime el juez encargado del caso, según las fuentes consultadas por este periódico. 
Mientras llega esa resolución —que no es sencilla porque falta por determinar la filiación de los niños— el cantante y quien fuera su pareja han alcanzado un acuerdo para facilitar el contacto y las visitas entre los pequeños.
Tadeo, Diego, Ivo y Telmo han estado juntos ya y lo van a estar en más ocasiones durante el período vacacional, pero poco más se sabe sobre dónde y cómo serán sus encuentros porque la privacidad de los niños es la principal preocupación de sus padres. 
Para el resto del proceso queda aún un largo camino por recorrer. 
El aspecto más importante, la demanda de doble filiación, llegará a finales de este año o principios del que viene y entonces se sabrá si el juez decide que Bosé y Palau son padres legales de sus cuatro hijos o si únicamente establece cómo garantizar la relación de los niños y de sus respectivos padres atendiendo a la figura legal del allegado. 


 

“Llegamos a la Luna porque no tuvimos miedo de lo desconocido”

Un astronauta del programa Apolo, un astronauta ministro y dos ingenieros con un papel clave en diversos programas espaciales debaten sobre los nuevos pasos de la humanidad en el cosmos en el evento 'Objetivo: la Luna'.

  • Walter Cunningham, astronauta, piloto de la misión lunar Apollo 7 de la NASA y el ministro Pedro Duque antes del evento 'Objetivo la Luna'. En vídeo, vuelve a ver 'Objetivo la luna 1969-2019'.
    El 7 de mayo de 1961, Walter Cunningham, estudiante de física de la Universidad de California en Los Ángeles, gritó: “¡Menudo hijo de puta con suerte!”.
     Momentos antes había escuchado en la radio de su coche la cuenta atrás y el rugido del cohete que llevó al primer estadounidense al espacio, Alan Shepard.
     En ese momento Cunningham, que había acumulado miles de horas de vuelo como piloto de la Marina de EE UU antes de retirarse de la carrera militar y ponerse a estudiar, decidió que quería ser astronauta.
     “Dos años y medio más tarde compartía oficina con Shepard”, ha recordado hoy este astronauta que pilotó la Apolo 7, la misión que dio el primer paso de la humanidad hacia el suelo de la Luna, pisado por primera vez el 20 de julio de 1969, hace ahora 50 años.
    Cunningham, de 87 años, ha sido uno de los protagonistas del evento "Objetivo: la Luna", organizado por EL PAÍS, Materia y Openmind con motivo del 50º aniversario del primer alunizaje, y que se ha celebrado esta tarde en la Fundación Giner de los Ríos de Madrid. 
    El debate ha sido moderado por la periodista Patricia Fernández de Lis, redactora jefa de Ciencia y Tecnología de EL PAÍS y directora de Materia.
    El astronauta ha defendido que la exploración espacial persiga nuevas metas, pero ha lamentado que el espacio ya no tiene un papel tan protagonista en la sociedad como en los años 60 y 70.
     "Llegamos a la Luna porque no teníamos miedo a lo desconocido y porque estábamos queríamos asumir los riesgos", ha dicho.
     "Pasaron solo tres generaciones entre el primer vuelo tripulado [en torno a 1903] y la primera vez que un humano salió al espacio y orbitó la Tierra [Yuri Gagarin en 1961]. 
     Sin embargo ya han pasado dos generaciones para las que los hitos de la exploración espacial son solo cosas que pueden leer en los libros de historia", ha explicado. 
    "Dentro de 500 años ningún evento habrá aguantado mejor el paso del tiempo que la llegada del hombre a la Luna", ha añadido para defender que la humanidad vuelva a aceptar los riesgos necesarios para perseguir nuevas metas en el espacio.
    Cunningham ha explicado que en sus tiempos nadie se hacía astronauta por dinero.
     “Cuando entré en la NASA ganaba 13.000 dólares al año y cuando me fui unos años después eran 25.000.
     Solo como divertimento calculé lo que gané durante la Apolo 7; 660 dólares”, ha dicho.
     "Ni siquiera teníamos seguro de vida", ha añadido entre risas.

    "Yo tenía seis años cuando se llegó a la Luna y evidentemente todos queríamos estar ahí, pero  era 1969, en España estábamos con Franco y cualquier niño que decía que quería ser astronauta se llevaba una colleja", ha recordado Pedro Duque.
     Este madrileño de 56 años fue el primer astronauta de nacionalidad española que viajó al espacio y también es el primer astronauta ministro de España, pues ostenta la cartera de Ciencia desde julio de 2018. El 29 de octubre de 1998 despegó desde Cabo Cañaveral (EE UU) a bordo del transbordador Discovery y permaneció nueve días en el espacio como responsable de una treintena de experimentos científicos.
     Ocho millones de españoles siguieron en directo su primera aventura espacial.
     En 2003 volvió al espacio, a bordo de una nave rusa Soyuz, y pasó 10 días en la Estación Espacial Internacional, a unos 400 kilómetros de altura.
    "Tuvimos el lujo de ser los controladores únicos de la misión Apolo 11", ha recordado José Manuel Grandela (Madrid, 1945) que tenía 23 años cuando le contrató la NASA como especialista en telecomunicaciones en la estación de seguimiento de Fresnedillas de la Oliva, en la Comunidad de Madrid.
     Es autor del libro Fresnedillas y los hombres de la Luna, en el que relata la experiencia de vivir el primer alunizaje desde el centro español de la agencia espacial estadounidense, donde, entre otras cosas, se encargaba de controlar las constantes vitales de Neil Armstrong y Buzz Aldrin, los astronautas que pisaron la Luna por primera vez.

    "Si a nosotros nos hubieran puesto unos sensores posiblemente hubiéramos superado las 158 pulsaciones cuando Armstrong pisó la Luna", ha explicado. "La sensación que teníamos era ser un grupo, una peña, una unidad, ellos arriba y nosotros padeciendo lo que ellos padecían o saboreando los momentos felices. 
    Después hemos sentido el no haber quedado un día y tomarnos unas copas, porque sabíamos cosas de ellos que ni siquiera ellos sabían", ha señalado.
    “Europa y la NASA ya trabajan ya en ir juntos a la Luna”, ha dicho Santa Martínez, que lleva 12 años trabajando como ingeniera de procesado y archivo científico para misiones planetarias de la Agencia Espacial Europea (ESA).
     Posiblemente la primera europea en la Luna sea una mujer como ella. Actualmente Martínez es responsable de procesamiento científico de BepiColombo, la primera misión europea que explorará Mercurio. 
    Martínez conoce bien los retos de enviar misiones robóticas a la Luna tras participar en la misión SMART-1, lanzada en 2003 y que orbitó el satélite durante dos años para después estrellarse en el Lago de la Excelencia, en el hemisferio sur del satélite.
     “No queremos volver a la Luna sin más, queremos quedarnos allí y seguir explorando más allá. 
     Tenemos un programa muy ambicioso de exploración espacial y ahora es tarea de los ministros aprobarla en la reunión de la ESA que hay en Sevilla en otoño”, ha dicho lanzándole un dardo a Duque.
    "Yo intento traer a los ministros europeos la idea de saber en qué aventuras vamos a querer participar, porque hay que tomar una decisión consciente.
     La colaboración con EE UU nos tiene que pillar con una financiación lo suficientemente alta como para que mujeres europeas, y también hombres, tengan acceso a las misiones tripuladas a la Luna", ha respondido Duque.
    Otro dardo le llega al ministro en forma de pregunta del público: ¿lo dejaría todo para alistarse en una misión a Marte solo de ida?.
     "Eso sería una absoluta tontería, si se te pierde un tornillo, dónde vas a encontrarlo en Marte?", ha respondido Duque.




 

¿Cómo sé si estoy teniendo un ictus?

Saber identificarlo y actuar rápido es fundamental para minimizar las consecuencias del episodio, que es la causa de muerte más común entre las mujeres.

sintomas ictus
El ictus no avisa. Aparece súbitamente, de golpe, y actúa con una velocidad vertiginosa. 
La sangre deja de irrigar el cerebro e innumerables neuronas mueren cada segundo.
 Actuar inmediatamente es fundamental, así que si estás leyendo esto porque piensas que puedes estar sufriendo uno, no pases de aquí.
 Llama al 112 y cuéntales lo que te pasa, adopta una postura segura, en la que no puedas perder el equilibrio, y deja la puerta de casa abierta para asegurar que la asistencia accede rápidamente.
Si no es tu caso, es que te interesa saber cómo actuar si algún día tienes un infarto cerebral o alguien cercano a ti sufre uno.
 Sabia decisión: el ictus es la causa de muerte más común en España entre las mujeres, y la segunda más habitual entre los hombres.
 Actuar rápida y adecuadamente es fundamental para minimizar sus consecuencias, de ahí que la mejor manera de evitarlas sea conocer bien los síntomas que anuncian una visita potencialmente funesta.
Lo primero que hay que saber es que existen varios tipos de ictus y que no todos se tratan igual, lo que significa que no hay que ir a un hospital. 
 No hay forma de prever si el centro estará preparado para atender un problema particular, pero los profesionales de emergencias pueden distinguir algunas pistas que revelan dónde están los medios técnicos más adecuados para cada caso. 
Lo mejor es llamar a una ambulancia y esperar la ayuda.
 Mientras tanto, es importante permanecer sentado o tumbado, con la cabeza lo más incorporada posible. 
Es el único consejo que ofrece la coordinadora del grupo de estudio de Enfermedades cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN), María Alonso de Leciñana.
 Solo queda mantener la calma y tener un teléfono a mano siempre que sea posible.

Cuando el golpe es repentino, no hay tiempo que perder

Hay varios síntomas que indican que uno podría estar sufriendo un ictus.
 No tienen por qué aparecer en un orden concreto, ni siempre se manifiestan todos. 
A veces solo aparece uno, y muy leve, pero notar que emerge súbitamente es suficiente motivo para coger el teléfono, llamar al 112 y describir con detalle lo que uno está sintiendo.
 Estos son los síntomas que deben ponerte en guardia.

Una sonrisa torcida no engaña

Una de las comprobaciones que hacen los médicos para saber si están ante un caso de ictus es levantar las manos del paciente en el aire y soltarlas al mismo tiempo; si solo una de ellas cae, tienen motivos para sospechar.
 Sucede porque el ictus provoca que medio cuerpo se quede sin fuerza o que su sensibilidad se reduzca drásticamente. 
 Uno puede no sentir nada o notar un hormigueo como el de una pierna cuando se duerme.
 La pérdida de fuerza puede ser muy leve, pero eso no importa; lo que hay que tener en cuenta es que suceda de manera repentina.
La sensación de perder fuerza o notar un tacto raro se nota en una mitad del cuerpo porque la falta de sangre no afecta a todo el cerebro.
  Si trastoca el hemisferio derecho, la mitad izquierda del cuerpo se paraliza, y cuando afecta al izquierdo, es la otra la que nota los efectos.
Este síntoma se manifiesta claramente en la cara.
 "La comisura del lado afectado se paraliza y cae, así que se ve como si la boca estuviese torcida", detalla Alonso de Leciñana. Pide a una persona que sonría mientras tiene un ictus y tendrás la prueba definitiva: solo subirá una parte de los labios.

Hablar con incoherencias dice mucho de lo que pasa en el cerebro

El ictus puede provocar un trastorno del lenguaje, que se manifiesta en la incapacidad de hablar de forma coherente o de entender lo que dicen los demás.
 Unido a otros síntomas, la incoherencia indica claramente que la persona está sufriendo el trastorno de la circulación cerebral. 
"Esto sucede cuando el ictus afecta al hemisferio cerebral izquierdo, que es el que controla el lenguaje en la mayor parte de las personas", explica la experta.
Un síntoma menos frecuente es la pérdida brusca de la visión "que generalmente afecta a un lado del campo visual, como si estuviésemos viendo la televisión y la mitad se apagara", dice Alonso de Leciñana.
 No tiene nada que ver con la miopía, ni es que se pierda la visión de un ojo, sino que la mitad de lo que vemos desaparece en ambos al verse incapacitado el circuito que integra los estímulos visuales. Solo si sabes lo que está pasando verás claro que el tiempo corre en tu contra.

Como una pedrada en la cabeza, así te afecta un ictus

"Aunque no haya una pérdida de fuerza, uno puede empezar a andar como separando mucho los pies, ser incapaz de mantener la pisada", advierte la coordinadora de la SEN.
 La pérdida del control de la postura no es un síntoma frecuente, pero hay que tenerlo en cuenta. 
En caso de detectar que sucede súbitamente, conviene sentarse en un lugar del que no sea posible caer y buscar compañía.
 Si la postura falla, es crucial evitar los golpes desafortunados.
Además, hay un síntoma típico de los ictus provocados por un tipo de hemorragia muy concreto, que solo causa entre el 3% y el 5% de estos episodios, según los datos que maneja Alonso de Leciñana. Se trata del dolor de cabeza repentino y de una intensidad que pocas personas han conocido. 
 Puede ser el único síntoma, "pero cuando el paciente está suficientemente bien como para describirlo lo hace como un dolor que no había sentido en su vida, como algo insoportable", resume la experta. 
Y llega de golpe, como una pedrada en la cabeza.

Aparte de una alteración de la conciencia, las náuseas y los vómitos pueden acompañar al dolor, por lo que conviene incorporar la cabeza al máximo cuando uno está tumbado, lo que evita el riesgo de ahogarse con su propio vómito.

El origen está años atrás: tira el cigarrillo y cuida la dieta

Uno de los factores de riesgo más importantes es la edad, a partir de los 65 años es más probable que se presente la temida enfermedad.
 Pero la juventud no siempre protege. "La prevalencia de otros factores de riesgo y su mal control hace que estos episodios también ocurran en personas jóvenes", advierte la especialista.
 En todo caso, sí es cierto que hay cosas que hacemos mejor a partir de los 50, que una de ellas sea evitarlo.
El objetivo está al alcance de la mano. "El 90% de los ictus se puede prevenir, y el mejor ictus es el que nunca ocurre", asegura Alonso de Leciñana. 
 Fumar, beber alcohol excesivamente, tener la presión arterial alta, la glucosa elevada en la sangre o diabetes, rebosar colesterol y llevar una vida sedentaria son las causas evitables más comunes. Algunas enfermedades del corazón también están detrás de los episodios
. Entre ellas, Alonso de Leciñana destaca la fibrilación auricular. "Es un tipo de arritmia que favorece que se formen coágulos dentro del corazón, de manera que cuando salen y llegan a tapar una arteria de la cabeza producen el ictus", explica.
Pero identificar si alguno de los factores de riesgo están presentes en nuestra rutina no es lo único que podemos hacer. 
Alonso de Leciñana aconseja acudir periódicamente al médico porque saber que la tensión y los niveles de azúcar están dentro de parámetros correctos, y comprobar que el corazón funciona bien, es la mejor manera de evitar la experiencia. 
Y sí, es posible mantener el cerebro joven a cualquier edad.

¿Qué es un ictus?

El ictus es un trastorno de la circulación cerebral que compromete el aporte de sangre al cerebro.
 Cuando una arteria deja de conducir el fluido vital hacia el órgano director del organismo, cesa la actividad de las funciones propias de la zona afectada.
 Los síntomas aparecen súbitamente y progresan deprisa, por lo que deben ser atajados sin perder un segundo.
Este trastorno brusco de la circulación puede ser de dos tipos. Alrededor del 80% de los ictus son infartos cerebrales, también conocidos como ictus isquémicos.
 Una arteria se tapona, generalmente a consecuencia de un trombo, y corta el flujo de la sangre que debería hacer funcionar al cerebro. El segundo tipo es el que está causado por una hemorragia cerebral. En este caso, la sangre no llega a su destino porque se desborda antes de hacerlo.

Como hay muchos tipos de ictus y no pueden distinguirse solo por sus síntomas, si estos aparecen es importante llamar al 112 en lugar de ir a un hospital, ya que los profesionales de emergencias saben dónde pueden tratar cada caso mejor y más rápido.

 

Más de cuatro millones de españoles son hipertensos y no lo saben. Esta es la forma de averiguarlo

Aprender a medir la tensión puede ser clave para prevenir la hipertensión, un problema que afecta a gran parte de la población española.

hipertension

En torno a un 40% de la población española mayor de 18 años es hipertensa y un 37,4% de ellos está sin diagnosticar, según datos publicados en la Revista Española de Cardiología.
 Es decir, más de cuatro millones de españoles desconocen sufrir este problema, aseguran desde la Fundación del Española del Corazón.
 Las cifras van en aumento a medida que envejecemos, explica Raquel Campuzano, presidenta electa de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC):
 "La hipertensión sigue una regla de edad, casi el 60% de las personas mayores de 60 años la padecen, y a los 70 se sitúa en torno al 70%".
 

Este problema tan común, indica Campuzano, "suele ser asintomático y las señales solo aparecen cuando ya aparecen las complicaciones".
 Pero el hecho de que nuestro cuerpo no avise de que existe un problema no quiere decir que no pueda tener consecuencias:
 "Una presión arterial elevada conlleva que el corazón, las arterias y los riñones realicen un sobreesfuerzo adicional, lo que aumenta el riesgo de padecer infartos cerebrales y de miocardio, insuficiencia renal e insuficiencia cardiaca", aseguran desde la Fundación Española del Corazón.

Un zumo de tomate para bajar la tensión arterial

Un reciente estudio japonés, publicado en la revista Food Science & Nutrition, ha concluído, después de analizaar la presión arterial de los más de 300 participantes durante un año, que aquellos que consumían de media un vaso de zumo de tomate al día tenían una mejor presión arterial que los que no tenían esta costumbre.
Para evitarlo, lo ideal es tomar la tensión al menos una vez al año y para ello debemos conocer cuáles son los parámetros normales y cuándo está por encima de lo que debería. "Se considera hipertensión cuando los valores mantenidos están por encima de 140 diastólica [la que ejerce la sangre sobre los vasos sanguíneos cuando el corazon se contrae y se vacía] y 90 sistólica [la que ejerce la sangre cuando el corazón se relaja y vuelve a llenarse]", aclara Campuzano, quien añade que los valores normales suelen estar en torno a 120/80.
Lo más habitual es que la hipertensión venga de la mano de unos malos hábitos de vida: el tabaquismo, la falta de ejercicio físico, el consumo de alcohol y una dieta desequilibrada. Para combatirla o retrasar su aparición la experta del SEC recomienda, principalmente, llevar una dieta mediterránea real. Es decir, "una dieta baja en sal, con vegetales, legumbres, aceite de oliva y evitando las grasas saturadas; realizar al menos 30 minutos de ejercicio al día, y no fumar ni beber".
Además, aconseja llevar una dieta reducida en sal, ya que el sodio es otro de los causantes de la hipertensión, y llevar a cabo "mediciones repetidas y bien hechas en el domicilio. Para hacerlas correctamente, debemos estar sentados y en reposo físico y mental. Después, debemos apoyar el brazo con la muñeca al nivel del corazón y realizar tres repeticiones de la medición. El resultado correcto es la media de las últimas dos".
Este problema tan común, indica Campuzano, "suele ser asintomático y las señales solo aparecen cuando ya aparecen las complicaciones". Pero el hecho de que nuestro cuerpo no avise de que existe un problema no quiere decir que no pueda tener consecuencias: "Una presión arterial elevada conlleva que el corazón, las arterias y los riñones realicen un sobreesfuerzo adicional, lo que aumenta el riesgo de padecer infartos cerebrales y de miocardio, insuficiencia renal e insuficiencia cardiaca", aseguran desde la Fundación Española del Corazón.