Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

7 jul 2018

España retrocede una década............................. José Sámano..

La selección, en otro partido lleno de despropósitos, cae eliminada en los penaltis ante una Rusia con tanto entusiasmo como poco fútbol.


Koke se lamenta después de fallar su penalti en la tanda contra Rusia.
Koke se lamenta después de fallar su penalti en la tanda contra Rusia. AFP

Tanto despropósito encadenó España durante este tormentoso Mundial que acabó por condenarse ella sola.
 Ni siquiera se le cruzó por el camino algún rival ilustrado. Lo mismo da que la estocada final fuera de Rusia, un equipo de pelaje similar al de Irán y Marruecos. 
En estos días de zozobra, todos fueron un himalaya para la Roja. Sin fútbol, España no tuvo sostén ni remedio, por más que se agitara contra la crítica y no fijara al enemigo real: la propia España.
El exilio ruso no fue cuestión de una mala jornada.
 O de que un portero llegara rendido a la ruleta de los penaltis (un 25% de acierto en su carrera). O que los fallaran Koke y Aspas. El desplome fue multiorgánico desde el primer día, con Julen Lopetegui y el Madrid de cháchara a hurtadillas del mando federativo. 
Sobre el césped, nadie ha estado a la altura, con un equipo destartalado salvo un rato con Portugal. No hubo un jugador reconocible, por más que el postizo Fernando Hierro hiciera girar la noria con cuatro alineaciones diferentes.
 No hubo forma. El problema era redondo: España y la pelota renegaron mutuamente tras una década de flirteos.
 En Rusia ha quedado reducida a tales cenizas que se fue del Mundial habiendo encajado 11 goles (incluidos los penaltis y el anulado a Irán) de 12 remates. 
Y no solo tiritó De Gea desde el primer duelo. Las tachas se han multiplicado partido a partido. 

Rusia, como los adversarios precedentes, no es una selección con cocodrilos. Pero, como sus predecesores, hizo que la Roja quedara retratada. 
Para calibrar la graduación que se le suponía a rusos y españoles, la propia hinchada local festejaba cada cruce de medio campo de uno de los suyos como si se tratara de un oro olímpico.
 Cada córner disparaba el volumen de las gradas. Y no digamos el eco atronador del estadio Luzhniki cuando su Rusia, remendada por aquí y por allá, alcanzó la tanda de penaltis.
 Rusia fue casi nada. España, la nadería

 

1 jul 2018

El descenso a los infiernos de Heather Locklear........... Rocío Ayuso

Estrella de los 90, la actriz vive marcada por sus violentos episodios relacionados con las drogas, el alcohol y los desórdenes psicológicos.

 

Heather Locklear, en 1991.
Heather Locklear, en 1991. ABC via Getty Images

Antes de que Emilia Clarke sorprendiera con sus dragones en Juego de Tronos. 
 Antes de que Elisabeth Moss y su The Handmaid’s Tale fueran lo más comentado de la televisión. 
Antes de que Krysten Ritter llegara pisando fuerte con su Jessica Jones en la pequeña pantalla. 
Antes que todas ellas estaba Heather Locklear.
 Fue “el amuleto de la suerte” del legendario productor televisivo Aaron Spelling. 
La actriz que todo lo hacía bien y convertía las series que tocaba en oro, ya fuera en Dinastia, Melrose Place o incluso a su paso por esa comedia que intentó salvar titulada Loca Alcaldía (Spin City).
Pero esos eran los 90. La década en la que esa rubia platino llamada Heather Locklear se convirtió en la reina de la pantalla. La malvada, la admirada, la más guapa, la más dura, el modelo de mujer que muchas querrían ser en aquel entonces y con la que muchos soñaban.
Pero queda muy poco de aquella la actriz y modelo que ahora tiene 56 años y está envuelta en muchos problemas.
 Locklear está ingresada en un hospital de Los Ángeles tras una supuesta sobredosis.
 El incidente tuvo lugar el lunes cuando una ambulancia acudió a su residencia en Thousand Oaks, en el valle de Los Angeles (EEUU), atendiendo a una llamada de urgencia. 
Apenas habían pasado unas horas desde que la famosa Amanda Woodward de Melrose Place había sido puesta en libertad bajo fianza tras ser detenida por golpear a un policía y a un paramédico que habían acudido a su residencia el pasado domingo respondiendo a dos llamadas de urgencia.
 Lo que allí se habían encontrado era una actriz “extremadamente intoxicada y nada cooperativa”, explicó a los medios un portavoz de la oficina del sheriff. 
 Un retrato de la actriz demasiado común en el último año. La policía también acudió a su casa el pasado febrero por una disputa doméstica, cuando fue retenida de manera involuntaria en un psiquiátrico ante el riesgo de un posible suicidio. 
También se recomendó entonces su paso por una clínica de desintoxicación.
 Imágenes todas ellas que tienen muy poco que ver con esa Locklear que, al menos en la pantalla, podía con todo.
La foto policial de Heather Locklear del pasado día 24.
La foto policial de Heather Locklear del pasado día 24. Getty Images
En sus siete años en el 4616 de Melrose Place, la dirección más conocida de Los Ángeles en los 90, Amanda pudo con todo: explosiones, secuestros, seducciones, matrimonios, incluso intentos de asesinato.
 Era la mala de una serie a la que echó la sal y la pimienta y que abrió paso a lo que luego serían otros episódicos que empoderaron a la mujer como Friends o Sexo en la ciudad. 
 Para entonces Locklear sabía mucho de supervivencia tras sus años en Dinastía (1981 al 1989) como Sammy Jo Carrington, la inocente sobrina de la familia que sabía cómo manejárselas en ese nido de víboras.
 Y aunque su futuro en las manos de Spelling parecía marcado, Lockler siempre mantuvo una disposición sonriente y abierta a cambiar la dirección. 
“Conmigo las cosas cambian de un día a otro”, declaró.
El cambio artístico nunca llegó a materializarse.
 Heather Locklear se quedó en el recuerdo como icono de los tiempos pasados con pequeños papeles en otras series o intentos de resucitar la nostalgia.
Locklear siempre fue alabada por su ética profesional, huyendo de los escándalos que hoy la persiguen. 
Incluso su supuesta relación en la década de los 80 con un entonces jovencísimo Tom Cruise no dio que hablar.
 “No es de señoritas hablar de pasados amoríos”, dijo al ser preguntada sobre esta posible relación.
Se casó en 1986 con el rockero Tommy Lee, de los Motley Crue, cuando ambos estaban en la cima de sus carreras.
 Y en 1994 con el guitarrista de Bon Jovi Richie Sambora, con quien tuvo una hija.
 Su segundo divorcio fue sonado y hace una década Locklear comenzó a dar muestras de un comportamiento errático.
 Queda la duda de si su fama fue una trampa para ella, presa fácil de una nueva era de paparazis y redes sociales. 
También se fueron alternando los diagnósticos de ansiedad y depresión con las detenciones por conducir bajo los efectos del alcohol o sus ingresos en urgencias por la supuesta ingestión de barbitúricos.
 Un complicado diagnóstico para la que fue en su día la novia de la televisión y que ahora espera a ser dada de alta en un hospital de Los Ángeles.
 

El mal habla por sí mismo................................... Elvira Lindo

¿Cómo puede plantearse que se dé voz a los agresores de La Manada cuando la víctima, para preservar su intimidad, debe callar?

José Angel Prenda, miembro de La Manada, sale de los juzgados de Sevilla, el pasado 25 de junio.
José Angel Prenda, miembro de La Manada, sale de los juzgados de Sevilla, el pasado 25 de junio.
A pesar de que el género confesional parece haber ganado terreno a la ficción en los últimos años, no cabe duda de que las novelas, más aún las películas, inocularon en nosotros algunos tópicos que de vez en cuando soltamos por ahí muy circunspectos, como si se tratara de teorías interesantes que lleváramos tiempo acariciando. Mentira.
 Lo que hacemos es repetir el cuento que tantas veces nos han contado. 
Uno de los cuentos más correosos que ha perpetrado la literatura de adultos, por lo difícil que resulta de desmontar, es que el mal, en sus múltiples variantes, está siempre maquinado por una mente inteligente, atractiva.
La víctima, en cambio, desde un punto de vista intelectual, interesa poco; su existencia se reduce a ser la excusa necesaria para que nosotros, espectadores o lectores, podamos indagar en el proceso mental que provoca la agresión.
 Sin embargo, la realidad desmiente una y otra vez esta idea tan jugosa para la novela negra, al suspense o el celebrado género del asesino múltiple, porque lo cierto es que para agredir a otro ser humano basta con tener pocos escrúpulos y una falta total de empatía. 

Los días pasados se alertó contra la posibilidad de que algunos programas matutinos, especializados en los últimos años en un tratamiento de los sucesos que provoca alarma y desasosiego, sobre todo en los ancianos, hubieran ofrecido a los integrantes de La Manada una entrevista en exclusiva, es decir, provista de una remuneración económica.
 No sería de extrañar.
 En Estados Unidos, país inspirador de este tipo de shows, O. J. Simpson tuvo la oportunidad de explicarse ante los medios significativamente más que la víctima, su mujer, que estaba muerta.
 Lo extraordinario es que se apele en el caso que nos ocupa no solo a la libertad de prensa, sino al interés de orden periodístico que entrañaría una entrevista en profundidad con alguno de estos cinco individuos.
 La torpeza con que la justicia está lidiando con este asunto nos enreda en discusiones que despistan del verdadero objetivo: dignificar y humanizar el tratamiento que tradicionalmente se ha dado a las víctimas de agresiones sexuales.
 ¿Cómo puede alguien plantearse que se dé voz a los agresores cuando la víctima, para preservar su intimidad, debe callar? 
Esta interrupción de su estancia en prisión solo está sirviendo para embarullar aún más un caso envenenado.
 Cada vez que observo a las cámaras siguiendo a uno de los cinco entrar o salir de las dependencias policiales me pregunto si esa atención mediática no les enroca todavía más en la certeza de su inocencia y si no les agrada esta notoriedad. 
Porque donde la justicia les ha devuelto es al lugar de sus vínculos familiares, allí donde los educaron en la idea de que una chica que anda sola por la noche bajo los efectos del alcohol no vale nada, mientras que cinco hombres, unidos por una fraternidad chulesca, exudan una masculinidad agresiva que tiene que desahogarse.

Dice nuestra constitución que las penas privativas de libertad han de encaminarse a la reeducación y a la reinserción social.
 Por lo poco que he visto de estos tipos, ya que me perturban esas imágenes tan de gañanes mil veces repetidas; por lo que llevo escuchado a su abogado y a personas de su entorno, tengo claro que sus mentes no albergan una mínima reflexión crítica sobre lo que hicieron.
 Incluso esa característica indumentaria que comparten como si fuera un uniforme sigue imperturbable.
 Y aun así, con las heridas abiertas de una víctima a la que sentimos pero no vemos, la justicia decide devolver a los agresores a sus casas para que se den un baño de cariño, se reafirmen en sus convencimientos o traten de fugarse.
 ¿Es interesante de verdad escuchar lo que dicen? No ahora.
 Ahora solo podrían ofender a quien ya agredieron.
 Sería interesante, por qué no, dentro de unos años, ya terminada su condena.
 Podríamos observar si algo se rompió dentro de ellos.
 Si obtuvieron algún beneficio de su estancia en la cárcel o si, al contrario, la prisión solo alimentó el resentimiento y la idea de que todas las mujeres son putas, menos la madre y la hermana.

 Dice nuestra constitución que las penas privativas de libertad han de encaminarse a la reeducación y a la reinserción social. 
Por lo poco que he visto de estos tipos, ya que me perturban esas imágenes tan de gañanes mil veces repetidas; por lo que llevo escuchado a su abogado y a personas de su entorno, tengo claro que sus mentes no albergan una mínima reflexión crítica sobre lo que hicieron
. Incluso esa característica indumentaria que comparten como si fuera un uniforme sigue imperturbable. 
Y aun así, con las heridas abiertas de una víctima a la que sentimos pero no vemos, la justicia decide devolver a los agresores a sus casas para que se den un baño de cariño, se reafirmen en sus convencimientos o traten de fugarse.
 ¿Es interesante de verdad escuchar lo que dicen? No ahora.
 Ahora solo podrían ofender a quien ya agredieron.
 Sería interesante, por qué no, dentro de unos años, ya terminada su condena. 
Podríamos observar si algo se rompió dentro de ellos. 
Si obtuvieron algún beneficio de su estancia en la cárcel o si, al contrario, la prisión solo alimentó el resentimiento y la idea de que todas las mujeres son putas, menos la madre y la hermana.

 

Miguel Ríos: “Nunca he sido moderno”............. Luz Sánchez-Mellado

El rockero ibérico vuelve a el Teatro Real con 'Symphonic Ríos' a los 74 años y confirma la sospecha de que es adicto al escenario.

Miguel Ríos, retratado en un hotel de Madrid el pasado miércoles. Vídeo: P. Casado / Quality
 

 

Fuera hace fuego, pero en el lobby del Eurobuilding, un hotelazo de toda la vida al que han querido en vano dar un toque hipster, el ídolo se aplica un fularillo negro al cuello y un té roibos al gaznate con el fin de templar la voz averiada en vísperas de gran concierto. 

Tener a Miguel Ríos a medio metro es como ponerle cara y carne a tu adolescencia.
 Ahí está, tantos años después, el rey del escenario de tantas noches de verano.
 La vida no pasa en vano para nadie, pero el perfil pétreo y la pelambrera de caracoles son casi los mismos.
 Algunos le creyeron cuando juró que se retiraba en 2010 con la gira Bye, bye Ríos. Ilusos.

Enséñeme la coleta, por favor. Le debe de llegar por las corvas.

Es verdad, no me la he cortado. Yo tenía que haber escrito Los viejos rockeros siempre vuelven. No dejan de ofrecerme caramelos y, claro, ni puedo ni sé negarme.
¿El escenario es como una novia a quien no se puede dejar?
Nunca lo había visto como una novia, porque el rock and roll es más machista que todo eso. 
Pero sí, es como una adicción. De repente te das cuenta de que has estado abducido por una de esas sectas que te impiden abandonar.
¿Se cree uno Dios ahí arriba?
Se puede.
 Sobre todo cuando has hecho una cancióncon algo íntimo y oyes a diez mil tíos cantándola.
 Hay quien se vuelve tonto, y es duro salir de esa tontería.
¿Lo dice por experiencia?
He tenido altibajos. Soy el más inestable de mi quinta.
 Yo hacia cosas distintas y pillaba a la gente con el pie cambiado. Siempre he sido consciente de mis limitaciones.
 Como cuando Sprinsteen te pone en tu sitio, el cabronazo .
¿Son más peligrosos los picos altos o los bajos de la noria?
Los de arriba, el aire de la azotea es letal, porque siempre te puedes tirar al vacío.
 De abajo, tiendes a subir, sobre todo si eres estoico y vienes de un sitio donde estas predestinado a perder.
Se dice un niño herido por la belleza de la Alhambra. ¿Se puede ser melancólico a los 10 años?
Sí. Granada tiene unos atardeceres peligrosos, conmueven tanto que paralizan.
 Y un tío no puede estar mirando, sino corriendo
.¿Qué es hoy ser moderno?
Ni idea.
 Yo nunca he sido ni querido ser moderno, lo que siempre quise es ser de otro lado
¿Extranjero en casa?
De algún lugar donde sueñas que encuadrarías.
 Y es una quimera.
 Viví una temporada en EE UU y enseguida le ves el truco. Siempre he estado yendo a algún sitio.
El 'on the road' de toda la vida.
Sí, el 'en tránsito' de Serrat.
 Pero con las señas de identidad sabidas. A mí me han jodido siempre como clase los ricos, por ejemplo.
Si es usted millonario.
Bueno, soy rico comparado con el mileurista, pero comparado con los ricos de verdad soy un pichiniqui, como le decían en Granada a alguien que se cree lo que no es.
 He intentado no cambiar conscientemente de acera.
Eso suena a otra cosa.
Mira, me compré un Mini y le pinté el símbolo de la paz.
 Le llegó el recado a mi madre de que era de la otra acera y tuve que ir a negárselo, porque a ella, que me quería a morir, le oí decirme: “Niño, antes muerto que maricón”.
Ese machismo del que hablaba, ¿lo hemos mamado en casa?
Mi madre era más machista de lo que yo nunca. Mi padre entraba y le ponía las zapatillas. 
Tenemos algunas esquirlas del pasado muy adheridas. 
Y ya no es que no se pueda ser machista. Hay que ser feminista proactivo.
 Las chicas han estado tiempo en la retaguardia peleando, están afiladas,y me parece de puta madre.
Sabina dio la espantá. Si él es Curro Romero, ¿Usted es Antoñete?
Sabina es Dios.
 Se puede ir, y en vez de decirle hijo de puta, ni le reclaman la entrada.
 ¿Antoñete, yo? Por mis prendas recientes, no lo niego. Era un Séneca, el tío.

Con casi 60 años de carrera debe de tener una 'egoteca' épica.
No, pero, tengo una secretaria que ha empezado a archivar cosas y, hombre, imagino que mi hija hará algo cuando esté palmao.
¿'Palmao'? ¿No da mal fario?

 Sí. Había dos cosas que no podíamos decir. 'Palmolive', porque era cuando no te pagaban.
 Y 'Colgate', cuando no había concierto.