Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 nov 2015

Jordi Savall: “En Cataluña podemos convivir en un marco distinto”.......................................Jesús Ruiz Mantilla

Jordi Savall rompió paradigmas con su viola de gamba y su recuperación de patrimonio oculto. Hoy, es una leyenda de la música antigua.

 

El músico Jordi Savall. / David Ignaszewski

Jordi Savall vive a sus 74 años una intensa juventud.
 No ha reducido sus constantes giras, ofrece 150 conciertos al año dirigiendo a sus diferentes grupos –Hespèrion XXI, La Capella Reial de Catalunya, Le Concert des Nations…–, disfruta concentrado en sus recitales de viola de gamba, rehace disciplinas para instrumentos olvidados que él se encarga de restaurar y resucitar en el aire con sonidos, caso del rebab o la lira de arco.
Tampoco ha renunciado a su carácter de cruzado defensor de un patrimonio lánguido, olvidado, mohoso y desatendido: el de la música española del Renacimiento y el primer Barroco, que no se cansa de reivindicar.
 Un tanto quebrado por el problema catalán, defensor del derecho a decidir, ha encauzado su vida sin la cantante Montserrat Figueras, que murió en 2011, a base de rigor, buenos recuerdos y un continuo compromiso con la música que le lleva actualmente a adentrarse en conexiones bizantinas o en la ruta de los esclavos.
Percibo en usted una sabia concentración. ¿Ha cambiado? Han ocurrido muchas cosas en los últimos tiempos.
Lo primero, la muerte de Montse. El año en que supo que la enfermedad empeoraba estuvo cantando intensamente, la acompañé todo ese tiempo.
 Cantar le consolaba, no sentía ningún dolor.
 Tuvo la lucidez de no aceptar el juego de las terapias agresivas, quiso continuar activa y fue la opción justa, la más curativa para afrontar el final.
Vivimos momentos de gran intensidad y unión en la familia
. Eso supuso una manera muy bella de terminar, se sintió acompañada.
Al morir, sentí un vacío; poco a poco, la calma fue llegando. También la música me ayudó. En los conciertos empecé a tocar de otra manera, sentía que me aportaban otra energía.
¿De qué tipo? ¿Cómo? Con una mayor conciencia de la fuerza que lleva dentro. Me proporcionan una maravillosa energía que debo digerir para devolver en su justo término.
 Después, he tenido la suerte de reencontrar a una persona a la que amé en el pasado y empezar una nueva vida.
 Nos citamos un día, quedamos y fue un milagro sentir que entre nosotros no había pasado el tiempo. Me salvó.
¿Son pocas las cosas, si uno es sabio, que resulten incompatibles con lo acumulado? Todo dentro de uno puede convivir.
 Tengo la suerte de sentirme libre. Hago lo que me gusta, emprendo los proyectos que me apetecen, no siento presiones, elijo mis músicos… Unir la vida, la amistad y el trabajo en un todo es…
¿Lo que podríamos llamar armonía? Sí, sí, es eso.
Renunciar al Premio Nacional de Música fue una decisión justa”
¿Se divierte, sobre todo? Claro… Una de las cosas que me ayudó mucho fue el zen. El libro del arte del tiro al arco, por ejemplo.
 Cuando Montserrat se fue, volví a estos libros. Te das cuenta de la noción de impermanencia. No somos eternos.
Es lo primero que aprendes. La vida se termina
. Debes aceptar que queda el recuerdo, que cuando alguien desaparece, debes llenar ese espacio mentalmente.
Esa ausencia, ese dolor, se convierte en un aliado.
 Un amigo que ha aparecido en la puerta. Crea su nostalgia, pero es una nostalgia que puede transformarse en algo bello, de lo que te sientes afortunado al llegar a la conclusión de que has tenido suerte al haber vivido algo semejante.
Tan sencillo y tan complicado como eso. Si, además, la vida de nuevo te proporciona ilusión, confianza y consigues espantar la soledad, en la intimidad, en la cercanía, alguien que te escucha y comparte, es increíble.
 A mi edad: 74, son un montón de años ya.
¿Se sigue sorprendiendo con la música? ¿Si me sorprendo? ¡Mira! Esto es lo que acabo de terminar: Bizancio, o un proyecto con la ruta de los esclavos. El primero abarca mil años de historia a través de ese mundo con músicas que siguen vigentes. Es mi pasión.
 Un proyecto con 38 músicos para presentar por todo el mundo.
 Llevo meses escuchando grupos de canto ortodoxo, es un aprender constantemente, cada día, cosas nuevas.
También en los instrumentos que maneja. Tan viejos, tan olvidados, con todo por descubrir adentro. ¿Ha instaurado usted un canon para la reinvención de aquellos ancestrales sonidos? Buscamos gran respeto adentrándonos en las fuentes para entender lo que pueden transmitir estas músicas, pero, al tiempo, yo asumo mi contemporaneidad.
 Me expreso como un hombre de mi tiempo.
¿Quizás el secreto resida en alejarse de lo ritual? Podemos afrontar nuestro trabajo a menudo como si fuéramos músicos de jazz
. No existían registros de las músicas que nosotros hoy interpretamos.
Y nuestro arte, hay que señalar, es efímero.
 Una vez se ejecuta, se esfuma.
¿Por eso, quizás, su estilo, su concepción de la música atrae a tanta gente joven como hemos visto en sus conciertos de Bogotá dentro del Festival de Música Sacra? Y disfrutándolo
. En el caso de los programas que hacemos por Latinoamérica, existe, además, una conexión puente entre ambos continentes.
 Igual que al caminar, a nosotros nos sorprenden muchas calles como si estuviéramos en la Andalucía barroca, ellos se sienten felices con esa unión.
Los programas que aborda pueden abarcar en un mismo concierto músicas que viajan a través de seis o siete siglos. ¿Busca una coherencia oculta? Existe mucha compenetración entre músicas turcas, armenias, andaluzas, cristianas.
 Un espíritu común: la expresión de la alegría, la tristeza y la espiritualidad. Si eres capaz de penetrar en ella y arrancarla sin manipular apenas, sin entrar en efectismos cogidos con pinzas, puedes lograrlo.
Yo intento adentrarme en una lógica de la evolución musical, donde el espíritu de la improvisación, de la espontaneidad del sonido, el canto y el ritmo están ligados a unas estructuras que conocemos. Es una actitud mental.
De los intérpretes, desde luego. Pero el secreto ¿no reside en que el espectador recoja eso con emoción e intelecto? Claro, claro. Esa coherencia, ese equilibrio.
Si se da en el arte, ¿por qué entre culturas similares nos bombardeamos y levantamos fronteras? ¿Se lo plantea como músico? Desde hace décadas me dedico a hacer tomar conciencia a través de la música de eso.
 Es el único camino que nos queda.
Soy consciente también de que la gente, cada día, vive sus conflictos. Guerra, desempleo, desahucios, no poder acceder a según qué estudios. ¿Qué pasa?
Eso, ¿qué pasa? Vivimos en una espiral dentro de un mundo cada vez más tecnológico y globalizado. Los centros de poder se alejan cada vez más del alcance del ser humano y de lo esencial nadie se ocupa. Durante años, pensamos que la democracia era el mejor de nuestros sistemas. Pero cuando las estructuras económicas superan al poder político, todo eso se debilita.
 ¿Quién manda en Europa? Esa pregunta late en movimientos como el 15-M, la Grecia que ha elegido a Syriza o el independentismo catalán.
 La gente toma conciencia para intentar volver a sujetar las riendas. La distancia se agranda, la brecha entre ricos y pobres también, y quien decide sobre nuestros destinos no es aquel interesado en el bienestar general.
Necesitamos un nuevo humanismo.
 Devolver al hombre al centro de la preocupación.
Jordi Savall, con su arco de lira, un instrumento que él ha ayudado a recuperar. / David Ignaszewski
Y en Cataluña, ¿se consigue eso a través del independentismo? El líder de los independentistas escoceses, Alex Salmond, me dijo una vez que, en su país, quienes ansiaban la independencia eran los políticos, mientras que en Cataluña lo teníamos más fácil porque era el pueblo.
Bueno, mitad y mitad dicen las encuestas. Lo que demuestra es un pueblo profundamente dividido sobre el asunto
. Al menos, la gente se preocupa, lo quiere debatir. No es defender a unos por otros.
 Hay políticos no independentistas que se han apuntado después al carro, como Artur Mas.
¿Para blanquear su imagen y la de los suyos en una arcadia feliz? No quiero entrar, no quiero entrar.
Solo me interesa saber de dónde viene.
 Y viene de una toma de conciencia por parte de sociedades con más capacidad de expresarse
. Los meridionales somos más expresivos: en la alegría, en la tristeza, en la cólera y en la euforia.
 Por eso, los indignados proliferan más en el sur.

Palabras tiernas y triángulo amoroso....................................................... Marta Sanz

Margaret Atwood construye en 'Nada se acaba' un relato agudo y nada convencional sobre la identidad en el amor.

Margaret Atwood, el pasado junio en Toronto. / Darren Calabrese (Ap)

Margaret Atwood y Alice Munro son dos escritoras canadienses, tal vez enraizadas en la desgarrada voz de Elizabeth Smart, que modulan su voz para contar historias de mujeres —a veces también de hombres— que se pinchan con los repliegues de la vida cotidiana: muerte y abandono, rutinas y la pasión que se da por supuesta.
En la novela de Atwood nada se acaba, aunque todo se acabe: dinosaurios, seres vivos que se convierten en fósiles, personas y los protagonistas de esta historia de amor triangular datada entre 1976 y 1978.
 El libro está escrito en 1979 y aborda la actualidad de un mundo que hoy se queda viejo: los personajes fuman mientras comen y, aunque los sentimientos que la autora nos transmite llegan con eficacia escalofriante, a veces el lector experimenta el espejismo de estar viendo una película de los setenta.
A través de la descomposición del matrimonio de Elizabeth y Nate se construye un relato sobre la identidad en el amor, la vulnerabilidad de los seres humanos y la necesidad de protección.
 La trama se articula a partir de una relación triangular en la que Lesje, una paleontóloga, es el otro vértice.
 Una voz en tercera persona, que se empapa de los pensamientos de los protagonistas, nos los va mostrando en sus debilidades: Elizabeth es egoísta y no renuncia, su avaricia la daña y todo lo que le rodea parece sacado de la crueldad de los cuentos de hadas —locura, or­fandad, la madrastra y la infancia maltratada, el hecho de ser una princesa, es decir, una wasp—;
Nate, acaso paradigma de aquel “varón domado”, es cobarde, sensible y está acorralado entre esposa y amante, madre e hijas, de las que dice “pronto serán mujeres”;
 Lesje, una personalidad científica, se siente excluida y prescindible… Atwood entreteje las impresiones de los protagonistas con una agudeza que subraya la idea de que nunca nos vemos como nos ven los demás y de que nuestro nivel de conocimiento del otro siempre es limitado.
 La perfecta geometría de las relaciones —cada vértice del triángulo lleva aparejado otro personaje: Chris, el fantasma; la intensa y vital Martha; el aburridísimo William—, así como la búsqueda de una identidad difícil, se corresponden con la claustrofobia social de un Canadá quintaesenciado en sus contradicciones: la multiculturalidad frente al nacionalismo quebequés y la xenofobia, el papel represivo de las religiones —cuáqueros, unitarios, judíos, protestantes…— , la prevalencia del blanco rico (“… en eso consiste ser de clase alta wasp: en que no hace falta saberlo”, se dice a propósito de Elizabeth) y la presencia del indio y del mestizo, figuras damnificadas, en las que se basa el amor que una vez sintieron Chris y Elizabeth, quien empieza a perder interés cuando la desigualdad de clase y raza, como elementos del imaginario romántico, se atenúan…
Como los grandes escritores —como las enormes escritoras—, Atwood le da la vuelta al calcetín de las frases hechas y se enfrenta al concepto de “protección” desde un ángulo poco convencional: no es un valor positivo en sí mismo, sino que la protección de unos puede dañar a otros.
 Darle la vuelta a las palabras más tiernas del diccionario es lo que hacen los mejores escritores —las grandes escritoras—.
 Como Stephan Zweig en La piedad peligrosa.
  En Nada se acaba el afán de proteger deriva en lucha. Subyace el dolor.
 Atwood también plantea la protección desde una perspectiva de género matizada que enfrenta las violaciones domésticas con la conmovedora debilidad de Nate.
Se llega a poner en tela de juicio la opción de ser civilizados en las relaciones afectivas y, en ese punto, me acuerdo de uno de los libros fundacionales de la literatura occidental en materia erótica, Las amistades peligrosas: a veces Lesje parece una presidenta Tourvel y Elizabeth una marquesa de Merteuil.
 A Nate nunca podemos representárnoslo como un Valmont.
Los personajes son lo que hacen. Ser es existir y la existencia es hacer. Nada se acaba, aunque todo se acabe, y solo queden los fósiles, los restos que debemos reconstruir.
 La sobreactuación solidaria de la madre de Nate es un procedimiento para escamotear su deseo de morir.
 Puede que ni el amor ni sus frutos nos libren de la muerte
. El espíritu autodestructivo que recorre el relato —evidente en el carácter espurio de ciertas procreaciones y en la pulsión suicida que ronda a la mayoría de los personajes— nos coloca sobre la clave existencialista de esta novela y nos permite disfrutar de otro de los puntos fuertes de esta peculiarísima escritora: un sentido del humor que exhibe en el carnavalesco suicidio de Martha, quien espeta al sanitario: “¿Quiere verme andar en línea recta?”.
 La preocupación básica de Atwood es la conciencia del lenguaje unida a la conciencia del cuerpo. Lesje es paleontóloga. Margaret Atwood también habla de huesos
. De nuestra médula. De la raíz y del campo en que está sembrada.
Nada se acaba. Margaret Atwood. Traducción de Miguel Temprano García. Lumen. Barcelona, 2015. 408 páginas. 21,90 euros.

 

Calatrava, entre los más ricos afincados en Suiza.............................Rodrigo Carrizo Couto

La revista suiza 'Bilanz' presenta su lista de los 300 más ricos del país, que encabezan los dueños de Ikea y en la que entra Paulo Coelho.

 

El arquitecto Santiago Calatrava. / SAMUEL SÁNCHEZ

Como cada año, la revista económica suiza Bilanz presenta su lista de los 300 más ricos del país.
 Una publicación muy popular en el país alpino, que suele marcar el inicio de la temporada navideña y en la que aparecen nombres famosos como Alain Delon, Phil Collins, lord Norman Foster, Roger Federer, Tina Turner o Frida componente de ABBA
. Pero este año, entre los recién llegados a la lista de ricos y poderosos, encontramos al popular escritor Paulo Coelho.
 De hecho, el autor de El Alquimista es residente en Ginebra, donde incluso existen planes para construir un museo en su honor
. El brasileño se incorpora a este muy exclusivo club con una fortuna estimada entre los 370 y 415 millones de euros.
Aunque Coelho no es el único famoso de la clasificación de Bilanz.
  Entre los latinos conocidos se halla el arquitecto estrella Santiago Calatrava, con una fortuna personal estimada en 140 millones de euros.
 También figura en la clasificación Marina Picasso, la nieta del genio malagueño, que ocupa un puesto notable con una fortuna cercana a los 1.800 millones de euros.
Entre las nuevas incorporaciones está igualmente el piloto alemán Sebastian Vettel, con 200 millones.
 Andrea Agnelli, heredero del imperio FIAT y presidente de la Juventus se suma al selecto club con 1.400 millones
. El brasileño Jorge Paulo Lemann, inversor en productoras de cerveza, figura con 2.400 millones, mientras que el navegante campeón de la Copa América e inversor suizo,el italiano Ernesto Bertarelli se mantiene estable con 1.200.
El escritor Paulo Coelho. / REUTERS
En lo más alto de la lista triunfa un año más la familia Kamprad, propietaria de la firma sueca de muebles Ikea, con 4.200 millones de euros
. De hecho, el patrimonio combinado de estos 300 ricos da vértigo, ya que asciende 55.000 millones de euros, de ellos 132 superan los 1.000 millones de euros.
Pero no todo es fiesta en la Suiza de los súper ricos
. La revista refleja que varios de ellos han perdido sumas colosales debido a “mercados de acciones a la baja, una coyuntura global dudosa y la caída del precio de las materias primas”.

Los candidatos presidenciales de PSOE, Podemos y Ciudadanos participan este lunes en el primer debate en Internet de la democracia española.

 

Pedro Sánchez (PSOE), Albert Rivera (Ciudadanos) y Pablo Iglesias (Podemos) están ya en el estudio de televisión desde el que la web de EL PAÍS retransmite desde las 21.00 el primer debate presidencial de las elecciones generales del 20 de diciembre. Mariano Rajoy (Partido Popular) rechazó la invitación para asistir al evento. 
Su atril en el plató ha quedado vacío.
 El debate se ha dividido en cinco bloques: la amenaza yihadista, economía y empleo, política social y Estado de bienestar, política territorial y reformas y regeneración política.
 Sigue con nosotros la retransmisión y la narración en directo.