Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

1 mar 2015

Fallece Héctor Colomé, actor de larga carrera en cine y teatro............................................... Gregorio Belinchón

En la gran pantalla trabajó en 'La hora de los valientes', 'Libertarias', 'AzulOscuroCasiNegro' o 'La gran familia española'

El actor Héctor Colomé, en 2006. / gustavo cuevas (efe)
Actor de rostro duro, edad indescifrable en pantalla y voz potente, con la muerte del hispanoargentino Héctor Colomé ayer sábado en Madrid víctima de un cáncer se va un intérprete de larguísima carrera en teatro y cine.
Llegó a España en 1976, con 32 años, así que Héctor Buffa Colomé, que ha fallecido a un mes de cumplir los 71, ha pasado más tiempo fuera de su Argentina natal que en ella.
 Nacido en Córdoba (Argentina), “más argentino que un porteño”, dijo en diversas ocasiones, a Colomé le cambiaron el nombre artístico en España de una forma extraña, como contó en El diario de Navarra: “Yo no me lo quité, ¡me lo quitaron! Cuando debuté en el Teatro Príncipe de Gran Vía, en Madrid, me encontré con que en los carteles me habían quitado el Buffa.
Es que en valenciano suena muy mal eso de Buffa, me dijo el productor que era valenciano. Dije en plan chulito: ‘O me cambias el nombre, o no estreno’.
 Me contestaron que sí, que lo cambiaban, pero si la obra funcionaba y había dinero para volver a pintar mi nombre.
Al final, estrené y me llevé todo de calle: críticas, público, entrevistas... todos me pusieron de maravilla.
Y pensé: ¿para qué voy a cambiar? Eso sí, con toda la familia de mi padre, que son italianos, me costó un disgusto”.
 Porque cuando el aún Buffa Colomé llegó a España, ya era un reputado intérprete –debutó con 15 años- en Argentina ganador de un Premio de Teatro en 1970. Había estudiado Ciencias y Económicas y Teatro en la Universidad Nacional antes de decidirse por la interpretación.
En España su primer gran éxito llegó con Absalón (1983) en el teatro (donde también empezó una larguísima relación con José Sanchis Sinisterra), y un poco más tarde en el cine con Redondela (1987), de Pedro Costa, un año después de debutar en la televisión española.
 La de Colomé es una larguísima carrera en la que concatenó sin complejos cine, teatro y televisión. Incluso trabajó como actor de doblaje en series como Los caballeros del Zodiaco, McGyver, Colombo o Falcon Crest.
A inicios de los noventa, tras zarzuelas como La revoltosa, entra en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que entonces dirigía Adolfo Marsillach. Llegan así La gran sultana, su Comendador en Fuenteovejuna, Don Gil de las calzas verdes, El médico de su honra, el rey Basileo de La vida es sueño o El misántropo
. A finales de los noventa se desvincula de la compañía, empieza a estrenar en el Centro Dramático Nacional (Eslavos, San Juan o La fundación) e inicia su relación con la actriz Carmen Arévalo, madre del cineasta Daniel Sánchez Arévalo
. En diversas ocasiones el director ha calificado a Colomé de su “padre en el cine”, y solía reservarle ese rol en sus películas, como en AzulOscuroCasiNegro (2006), La gran familia española (2013) y los cortos Física II y Traumalogía.
 Otro cineasta con el repitió fue Xavi Puebla, con quien actuó en dos soberbios filmes: Bienvenidos a Farewell-Guttman (2008) y A puerta fría (2012).
Pero en cine actuó en muchas más películas: con Antonio Mercero en La hora de los valientes (1998), con Vicente Aranda en Libertarias (1996), Juana La Loca (2001) y Canciones de amor en Lolita’s Club (2006), en La ciudad de los prodigios, La caja 507, El Lobo, Atraco a las tres… y media, El penalti más largo del mundo, Obaba, 25 kilates, Flores negras, Pudor, Los límites del control, Lope…
  Su última aparición en la gran pantalla fue el año pasado en REC 4: Apocalipsis. En televisión se le pudo ver en series como Policías, en el corazón de la calle, Petra Delicado, Amar en tiempos revueltos, 14 de abril. La República, Herederos, 23-F: Historia de una traición, Karabudjan y Carta a Eva, donde encarnó a Juan Perón.
De los escenarios nunca se bajó gracias a obras como Noche de reyes, Eduardo III, Tirano Banderas, Filomena Marturano o Panorama desde el puente. Candidato dos veces a los premios de la Unión de Actores, Colomé explicaba así que habitualmente le llamaran para personajes de villano o de tipo apesadumbrado: “Supongo que el físico condiciona.
Sobre todo si se trabaja con prisas.
 Si ya todo te viene dado, casi puedes trabajar sin maquillaje. Te peinan de época y ya está. También la edad influye”. En la programación del Teatro Real ha quedado pendiente su participación en 2 delirios sobre Shakespeare, de Alfredo Aracil.

 

Las palabras y el diablo...........................................................................Juan Cruz

No se puede a hacer literatura comparada de los insultos, o de los calificativos desmejorativos, que se intercambian los políticos.

Lo que le pasa a la palabra patético es que la cargó el diablo hace rato y la convirtió en una palabra maldita.
Imagino que por ese lado, el lado de lo maldito, que la hace una mezcla de enfermedad y de detritus, la tomó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando se la arrojó desde el estrado del hemiciclo a su oponente, Pedro Sánchez, en el debate del estado de la nación que los desunió tan gravemente.
El diccionario (que aquí transita con tanta solvencia Álex Grijelmo) dice lo que dice, pues en la etimología de patético está, incluso, la posibilidad de asociar a la expresión "sensible" ese vocablo que se siente como insulto.
 En la raíz de lo que dijo Rajoy (no en lo que quiso decir, naturalmente) están, en efecto, la enfermedad, la pasión, el sufrimiento, la herida, y está también la sensibilidad herida.
 En un caso como este, en el que el presidente decide decirle a su oponente principal que es un hombre patético, y que no vuelva otra vez por el hemiciclo a decir lo que le dijo, no hay compasión alguna, no hay estima verdadera por la persona del que le contradice; es más, no lo quiere ver ni en pintura.
Lo que han dicho quienes defienden al presidente (que los tiene muy abundantes, incluso tiene a Rafael Hernando) es que él mismo había sido insultado, pues Sánchez lo acusó de no tener vergüenza.
 En este caso también la expresión tendría atenuantes, que acaso no estaban en la mente del líder socialista cuando dijo eso desde el estrado: no tener vergüenza es incluso positivo, pues te permite adentrarte en la vida con más respiro que si estuvieras atenazado por esa clase de timidez que llamamos vergüenza
. Claro, la desvergüenza a la que apela Sánchez es la que marca algunas vidas del PP, atadas sin remedio a la desvergüenza que convoca la figura de Bárcenas, que se paseó como si no existiera (como un fantasma de El Ministerio del Tiempo) por el hemiciclo.
A lo que no se puede llegar, a estas alturas, es a hacer literatura comparada de los insultos, o de los calificativos desmejorativos; lo que dijo el presidente es lo que este dijo, y lo que el líder del PSOE dijo es lo que dejó dicho Sánchez, y no sólo hay que ver por separado y en sus propios términos ambos exabruptos, sino que hay que tener en cuenta la autoridad de cada uno de los que los pronuncia.
 Al presidente del Gobierno, que tiene tanto poder, y tanta mayoría, habría que pedirle que exhiba la magnanimidad correspondiente para rebajar su propia capacidad de descalificar al otro, pues Rajoy es (como él mismo afirma, con justeza) el presidente de todos los españoles, mientras que Sánchez es, en puridad, el aspirante, el pretendiente o, aunque ese puesto esté tan disputado como el voto del señor Cayo, el jefe de la oposición.
En la exposición que abrió esta semana en Madrid Elena Foster con los grandes libros de artistas hay una maleta en la que introdujo todo lo que el pintor Francis Bacon dejó desordenado en su estudio.
 El conjunto se llama Detritus, y aun bajo ese nombre es una luminosa expresión del alma de Bacon, tan atormentada
. Se me vino a la cabeza, oyendo a Hernando después, y habiendo oído el desafortunado epíteto del presidente, esa metáfora; imaginé que esas palabras que carga el diablo eran detritus, verdaderamente, pero por ninguna parte encontré la luz que Foster puso sobre Bacon.

 

“Estem en falles”.................................................... Boris Izaguirre

Irina Shayk dejó claro en la fiesta de ‘Vanity Fair’ tras los Oscar que su nuevo novio es Hollywood y que le da igual Cristiano Ronaldo. Ella es una traca.

Irina Shayk, en la fiesta de 'Vanity Fair'. / Jon Kopaloff
Rita Barberá, alcaldesa perpetua de Valencia, está un poquito baja en los sondeos electorales pero se sintió muy arriba en el palco donde esta semana celebraba el inicio de las Fallas con un tórrido discurso.
 Quizás un vasito de más de Agua de Valencia le enredó la lengua. Parecía como si pensara en castellano antes de intentar decirlo en valenciano.
 Debe pasar mucho en los políticos y es un tema candente
. Lo que sí está claro es que Barberá demuestra una euforia difícil de entender
. Pero lo que importa es el final de su discurso: estamos en Fallas.
Rita se justificó después diciendo que se había quedado en blanco
. Es probable que a la alcaldesa del “caloret” le haya pasado eso después de ver la foto de Irina Shayk en la fiesta de Vanity Fair posterior a los Oscar.
 Desde hace 50 años no se veía una mujer semidesnuda con tanto acierto de piel y tela.
 Pisando fuerte, Irina deja claro que su nuevo novio es Hollywood y que le da igual que Cristiano Ronaldo haga lo que quiera en sus fiestas y en su casa
. Ella se foguea en otras fallas.
Ella es una traca. El incendiario atrevimiento que llevaba encima lo diseñó con milimétrica precisión y poquísima tela Donatella Versace. O sea: ¡Vuelve Versace, vuelve el exceso!
La falla más grande este año son las elecciones
. El debate del estado de la Nación fue un debate sobre el estado de los candidatos.
 Lo que interesó fue quién cumplía más requisitos para ser reina de esas fallas.
 Rajoy quedó un poquito en plan mandona.
 Sánchez nos recordó al Mesala que interpreta Stephen Boyd en Ben-Hur. Guapo pero ensimismado. Antes amigo, firmando pactos, y ahora aparente contrincante.
 Claro que Rajoy no es Charlton Heston y por eso tampoco da un Ben-Hur convincente, pero el punto de melodrama y conflicto entre los dos líderes de los partidos tradicionales tiene que funcionar.
Y alcanzará más audiencia cuando en el circo aparezca ese tercer gladiador con coleta esponjosa y de apellido Iglesias.
Pero el hecho de que el debate en el Congreso acallara los comentarios sobre los guantes rojos de Lady Gaga en los Oscar o calmara brevemente los nervios por la posible expulsión de Belén Esteban de GH Vip, confirma que nuestros políticos ya no son solo una casta sino las nuevas celebridades nacionales.
Eso puede indicar que nos hemos vuelto más serios o que por el contrario lo frivolizamos todo porque todo arde en la misma hoguera.
Mientras nos calentamos con todo eso, atendemos el debate sobre GH Vip. Belén Esteban, que es la estrella del programa, se salvó por estrechísimo margen de ser expulsada de la casa.
Telecinco sigue siendo su cadena amiga por hacer una extraordinaria audiencia, pero le ha hecho saber que debe limar ciertas aristas para sostener su cetro de princesa
. Belén no ha dejado de dar motivos para que el estado de la nación la necesite como vía de escape. Es el gran ninot de estos tiempos, necesaria para olvidar la crisis, los sondeos, las salidas de la cárcel de Bárcenas y Matas.
 Mientras más se agitan los espectadores por este resultado, más necesidad hay de regresar cada jueves a esa gala de expulsión.
 Para al final hacer de Esteban la falla superviviente.
En este espíritu fallero llega a las librerías el libro de Ana Rodríguez, empresaria de éxito y exesposa de José Bono. Se titula El club de las perfectas divorciadas.
 Un club donde pudiera estar Ana Mato pero no Rita Barberá.
 En el libro, Rodríguez informa que animó a su marido a hacer cambios en su vida, por ejemplo un injerto de pelo, una vicisitud por la que deben pasar muchos matrimonios con dinero y con alopecia, cambios cosméticos cuyos resultados toman su tiempo
. Rodríguez también aclara, valientemente, que sigue teniendo carné del PSOE, o sea que el divorcio no fue ideológico y asegura que otras verdades que aparecen en el libro no van a molestar a nadie, muchísimo menos a su exmarido.
Algo que, sin duda, podría rebajar el interés de la obra. Nada que ver con el libro de otra socialista madura como Valerie Trierweiler, que pone a su expareja de vuelta y media con un exitazo de ventas en Francia.
Quizás para mantener encendida la atracción sobre su escrito, Rodríguez matiza que ese club de divorciadas también incluye a las mujeres de 50, años y justamente la mujer de esa edad más célebre del planeta se cae en el escenario y sube al trending topic.
Madonna estrenaba single en los premios de música británicos, Armani le diseñó una capa que alguien ató demasiado fuerte y en el momento que sus bailarines tiraron de ella arrastraron a la reina del pop, dejándola en el suelo.
  Las redes se incendiaron, calificándola de estar mayor para ese tipo de cosas, pero la realidad es que lo sucedido tiene poco que ver con la edad.
 ¡Qué obstinación en las redes sociales por la edad! Fue un accidente que lo puede tener cualquier mujer activa, desde Tania Sánchez hasta Rita Barberá, y apenas tocó el suelo se vino arriba para terminar una performance ya inolvidable.
 Con una apasionada ovación comparable a cualquier aplauso escuchado en Valencia o en el Congreso de Diputados.
 Algunas estrellas arden mas allá de las fallas.

 

El síndrome de la mala madre....................................................................Patricia Ramírez

¿Es posible compaginar maternidad, trabajo, pareja, amistades y parcelas de privacidad?

Lo mejor es centrarse en atender a la calidad de las relaciones y el vínculo con sus hijos.

Ilustración de Anna Parini

Este artículo podría ir dirigido a los padres.
 Padres deseosos de disfrutar de sus hijos, pasar tiempo con ellos; padres entregados, que juegan, que cambian pañales y educan igual que lo hacen las madres.
Pero los cambios sociales, profesionales y de papeles que ha protagonizado la mujer en estas últimas décadas y cómo esos cambios han impactado en la maternidad merecen un artículo solo para ellas. Piense durante unos segundos en el concepto de madre, no en la suya, ni en la mejor o peor madre del mundo que pueda conocer.
 Solo recapacite sobre lo que significa y lo que asociamos con “ser madre”.
 Imagino que le vienen a la cabeza ideas como “amor incondicional, abnegación, dedicación, ternura, cobijo, renuncia, satisfacción, plenitud, realización personal, vida, entrega, estar siempre ahí, lealtad, sumisión…”. Y un sinfín de palabras relacionadas con darlo todo por alguien.
Ese es el concepto con el que nos hemos educado.
La madre es esa persona incondicional que nunca le va a fallar.
Esa persona capaz de renunciar a todo para que usted esté bien, la que espera con paciencia, la que siempre tiene una palabra de apoyo para animar o la que le presta su hombro para que llore cuando lo necesite
. Este juicio de madre viene de cuando las mujeres se educaban en no tener más ambición que ser buenas esposas, mujeres, educadoras y transmisoras de valores; cuando solo se dedicaban a cuidar y organizar el hogar, coser, hacer coletas, quitar piojos, guisar, limpiar o dirigir a la que limpiaba en casa
. Había excepciones, por supuesto, como Marie Curie, física, matemática, química, madre de dos hijas y galardonada con dos premios Nobel, pero no era la regla general.
No hay manera de ser una madre perfecta, hay un millón de maneras de ser una buena madre” Jill Churchill
Pero los tiempos han cambiado
. Muchas abuelas dicen: “Qué difícil lo tenéis ahora para triunfar”.
 Ya no basta con tener hijos impolutos, buenos estudiantes y educados.
 Triunfar hoy día para la mujer implica ser buena madre, una brillante profesional; conseguir tener un grupo de amigas; aprender a ser independiente a nivel emocional y económico; tener su parcela para leer, hacer ejercicio y practicar aficiones; entrar en una talla 40 el resto de su vida; tener al lado a un hombre que valore su esfuerzo, su trabajo, le quiera tal y como es, sea cariñoso y comprensivo, y sepa compaginar con usted las tareas domésticas y la educación de los hijos.
Demasiados roles, exigencias y expectativas altísimas, que al final llevan a replicar el modelo de “mujeres orquesta” que tienen la sensación de estar en todo sin llegar a nada.
Y cuando usted cree que no está cumpliendo a la perfección con la prioridad entre todas sus actividades, que suele ser la atención de sus hijos, se valora a sí misma de forma negativa.
 Hay madres que se creen “malas madres” por no cumplir con sus expectativas o las que impone la sociedad.
No puntúe su valía como madre en función de la cantidad de tiempo que dedica a los niños.
Lo que debe valorar y a lo que debe dedicar atención es a la calidad de las relaciones y el vínculo con sus hijos.
 Tampoco se le ocurra sentirse culpable por compaginar su maternidad con su labor como profesional, por dedicar tiempo a salir a correr o querer leer un libro a solas y tranquila en el sillón
. Sus hijos serán más felices si su madre se siente satisfecha, plena y profesionalmente realizada
. No se engañe convenciéndose de que ser madre es suficiente para sentirse completa.
Si consigue compaginar su trabajo, su pareja, su vida social, el tiempo que se dedica a sí misma y el de los hijos, será más feliz que si vive de forma abnegada y con sacrificio la relación con los niños. Le propongo estas ideas:

Para saber más

Ilustración de Anna Parini
LIBROS
‘Toma un café contigo mismo’
Walter Dresel (Zenith)
‘Queremos hijos felices’
Silvia Álava (JdeJ Editores)
‘Portarse bien’
Stephen Garber (Medici)
PELÍCULAS
‘Agosto’
Dirigida por John Wellse interpretada por
Meryl Streep y Julia Roberts
Proteja a sus hijos con consejos, con argumentos, guiando, educando en valores, delimitándoles el bien del mal. Pero deje que ellos tomen decisiones, se caigan y se levanten.
 No sobreproteja. No es mejor madre por quitarles los peligros del medio.
Los baches van a estar siempre ahí, esté usted con ellos o no lo esté.
No les puede quitar la piedra, solo tiene que enseñarles a torear con ella. No se sienta responsable de sus fracasos.
 Tienen que equivocarse, tomar decisiones y lidiar con la frustración.
Muchas madres tratan de ayudar para evitar la frustración de sus hijos.
 Les acaban los trabajos del colegio, les recogen la habitación, les llevan la ropa de deporte que olvidaron en casa… Con ello educamos en la irresponsabilidad, en que no asuman las consecuencias de ser despistados, poco organizados o perezosos.
 No se amargue si su hijo lo pasa mal, ya aprenderá.
No trate de compensar el tiempo que no puede pasar con ellos comprándoles cosas.
 No hay nada que compensar. Trabajar y tener aficiones forma parte de la plenitud de una persona, y usted es madre y también es persona.
 Trate solo de estar presente cuando dedique tiempo a sus hijos.
 Eso significa comunicación, escuchar, no coger el móvil mientras está jugando, comiendo o viendo una película con ellos.
 Tiene que ver con disfrutar plenamente lo que en ese momento está viviendo con ellos.
 Si el tiempo que pasa con sus hijos está pensando en que tiene correos pendientes de contestar y cuando está en el trabajo piensa que no es buena madre por no poder dedicarles más tiempo a los niños, nunca estará realmente en ninguno de los dos sitios.
Además, los niños no valoran tanto los regalos como los padres imaginamos. Lo que valoran es que cuando usted esté con ellos les dedique toda su atención.
Haga respetar su tiempo. No es mala madre por tener un tiempo para usted
. Utilizar el cuarto de baño sola y con pestillo, leer un rato sin que la interrumpan con voces desde otra habitación, practicar su deporte o mantener una conversación privada con quien desee sin tener a su hijo persiguiéndola por la casa.
 Si educamos a los hijos estando siempre disponibles cada vez que nos busquen, entenderán que ellos merecen siempre nuestra atención y sus necesidades se convertirán en exigencias.
 Incúlqueles la paciencia, saber esperar, que existen otras personas que también demandan nuestra atención.
Todo lo que soy se lo debo a mi madre. Atribuyo todos mis éxitos en esta vida a la formación moral, intelectual y física que recibí de ella”
George Washington
No renuncie a una cena romántica, a un paseo con su amor o a estar momentos a solas con su marido o con amigos.
 Es muy frecuente ver cómo parejas que tienen hijos terminan durmiendo con ellos en la cama, haciendo todo absolutamente con los niños
. La complicidad de la pareja termina por desaparecer, incluso el romanticismo
. Son parejas que entienden que sus retoños se lo merecen todo y que ser padres es abnegación
. Pero el tiempo es cuestión de matemáticas: si dedica 24 horas a los hijos, le quedan cero para estar a solas, hablar de temas de mayores, ver películas que no sean dibujos animados y besarse con pasión. Busque un día a la semana para dedicárselo a su pareja y desconecte de biberones, pañales, deberes o momentos adolescentes.
Recuerde darse valor no solo por la relación que mantiene con sus hijos.
 Usted tiene valía por muchas otras cosas.
 Es grande, brillante, imperfecta, graciosa, cariñosa, organizada, lectora, buena amiga, paciente y muchas otras virtudes que pueden tener que ver o no con la idea de ser madre.
No todo lo que les ocurre a sus hijos es responsabilidad suya.
 No se sienta mal si el niño se lleva la bronca de la profesora, si tiene un conflicto con un amigo o si no tiene éxito jugando a un deporte
. Enséñele a pedir perdón, a resolver problemas, a ser reflexivo, pero no se responsabilice de todo lo que hace y dice su hijo.
 Los padres educamos, pero los hijos también copian modelos de conducta de lo que ven en la televisión, de lo que leen, de lo que ven en sus amigos, maestros y entrenadores.
 Están continuamente expuestos a otras fuentes de información.
 Sí es su responsabilidad saber en qué equipo juega y qué valores hay en el club, la elección del colegio, conocer los amigos con los que sale y ser consciente de qué programas ve en la tele.
 Pero no todo podrá estar bajo su control.
 Trate de fomentar la comunicación y el respeto y genere confianza para que sus hijos hablen de todo