Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

27 dic 2013

Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo

La mariposa

Por: | 27 de diciembre de 2013
Mariposa
El susurro de las nubes alcanzaba el Corazón de Zaa-zaiat mientras que en otras regiones del Sahara la sequía había diezmado rebaños y devorado hasta el matiz verde que había en los árboles, y algunos animales dejaban para siempre sus esqueletos como señales bajo las ramas de las acacias espinosas.

Dos años esperó el marido y dos años esperó Trel-lu, pero todo seguía igual, como la primera noche, cuando Trel-lu acató la voluntad paterna de casarse con su primo.
 Ella lo repudió en secreto y nunca se acercó a su lecho. En las noches en las que él aparecía, ella se acostaba la última, se llevaba unas mantas de la jaima y se dormía en la cocina
. Por la mañana se despertaba la primera para que nadie sospechara. 
 Jamás el marido intentó obligarla, pensando que con paciencia podría ablandarla.
Algunas tardes, cuando el rebaño regresaba de vuelta al campamento, las mujeres se preguntaban, colmadas de satisfacción al ver sus rebaños engordar y multiplicarse, cuándo llegaría la lluvia de la vida a Trel-lu.
 En una ocasión una de las mujeres del frig le confió que el mejor remedio para tener hijos, cuando fallaban todos los intentos, era tragar una mariposa viva.

Un día Trel-lu vio a la mujer que le confió el secreto de la fecundidad, esperándola sentada sobre la cresta de una duna.

En el camino, dijo la mujer después de los saludos, vi una mariposa y me acordé de ti.
 No me pude resistir y la atrapé. Con el índice sostenía con mucha delicadeza las alas de la mariposa y la extendía ofreciéndosela a Trel-lu. Una hermosa mariposa de color marrón con puntos negros.

Trel-lu se quedó perpleja ante aquel ofrecimiento y sin saber cómo ni por qué, sintió que una fuerza extraña, irresistible la lanzaba a coger la mariposa. La sostuvo un instante delante de sus ojos y la introdujo en su boca. La mariposa forcejeó en un último y desesperado intento por recuperar su alegría, sus sueños, su libertad, antes de extinguirse definitivamente su luz.

El día siguiente por la tarde, otra más del rosario de tardes sin novedad, enfermas de tanta serenidad, cuando Trel-lu volvía de su paseo por la duna cerca del frig, vio asomarse a lo lejos, en la inmensidad, a un hombre encima de su dromedario.
 Muchas veces había visto esa imagen y ya le resultaba indiferente, pero esta vez el corazón le dio un vuelco y una agitada mezcla de premonición y angustia  le sacudió el cuerpo.
Volvió a su jaima y fingió desinterés, como casi siempre hacían las mujeres de la badía cuando se acercaba al campamento  un recién llegado.
La jaima de Trel-lu era la más alejada y estaba sola, su marido se encontraba de viaje hacía un par de meses y no había vuelto.

El recién llegado guió el animal hasta la jaima que más cerca le quedaba, y que era la de Trel-lu. Desde lejos saludó y el saludo le fue devuelto desde la jaima. Entró
. La mujer le invitó a sentarse y cuando le ofreció de beber –en aquel instante el joven se quitaba el turbante para limpiar su frente del sudor- el corazón se le aceleró y estuvo a punto de caerle de las manos el cuenco de leche. “Conozco a este hombre, no sé de dónde, pero le conozco", pensó Trel-lu.

El recién llegado era alto y delgado, con la piel quemada por el duro sol. "A esta chica la conozco, no sé de dónde, pero la conozco", musitó entre dientes cuando la observó detenidamente. Su nombre era Buh, y se trataba de un buscador de pasto.
 Habló poco, pero su voz caía y se derramaba limpia y gustosa en los oídos de ella. Tenía un brillo especial en la mirada que cautivaba a Trel-lu. Con inusual alegría se sentó a preparar el té.

Después de dos años de tedio, el mundo entero se convirtió para Trel-lu en aquellos ojos, en aquella mirada. De su cuerpo, tantos años adormecido, brotaban espigas, pájaros y sonrisas... Sentados frente a frente los dos se miraban, con disimulo al principio, con más atrevimiento después: se sostenían las miradas durante un largo rato hasta que uno de los dos no lo resistía y bajaba los ojos. Siguieron con aquel juego seductor hasta que entraron en la jaima más personas de las jaimas vecinas que se sumaban a la ceremonia para enterarse de las buenas nuevas. Después, ignorando a todos, Trel-lu y Buh siguieron escribiendo en el aire un jeroglífico que sólo dos corazones que se buscaban sin buscarse, que entraban en sintonía sin sembrarse ni cosecharse, podían descifrar.

Durante la cena el joven habló de la sequía y de las caravanas de familias que se dirigían hacia aquella región en busca de pasto.
 No eran noticias alegres, pero él quiso ponerles sobre aviso: Vendrá más gente y el pasto se agotará antes de llegar el verano.
Una noticia preocupante para todos los que le escuchaban y llena de significados ocultos para Trel-lu.

 Aquella noche, la de su llegada, Buh prefirió dormir fuera, a la intemperie. "Para dormir necesito contar las estrellas", se excusó. Sin embargo, otras personas se quedaron a pernoctar en la jaima de Trel-lu.

Antes de salir hacia su cama de piedras y su techo de vía láctea, Buh escudriñó el lecho de Trel-lu y, cuando todos dormían, volvió a entrar sigilosamente y asomó su cabeza como un lagarto se asoma al presentir una amenaza cerca de su madriguera. Buh tocó la esquina de la estera y se postró allí durante un tiempo que le pareció interminable, inmóvil.
 Después dilató las ventanas de su nariz y buscó el olor de Trel-lu y lo almacenó en su cerebro. Avanzó hacia el peligro
. Hacia aquel destino desconocido que le atraía y le quemaba más que el calor de todos los fuegos. Tocó una almohada y se le cortó la respiración creyendo que era alguien que dormía allí y se iba a dar cuenta de su presencia; imaginó lo peor y por un momento desfalleció. Iba a retroceder, pero por fin se recuperó y siguió su camino, poco a poco, con sigilo.
 La fragancia de Trel-lu aparecía y se difuminaba entre el olor de leña e incienso.
 Avanzó hasta alcanzar el peligro. Y el peligro le esperaba, en su lecho cubierto de noche, de ansiedad, miedo y deseo...
Las manos se encontraron y conversaron en el silencio más absoluto, igual que los corazones, las pieles  y los alientos.

El padre de Trel-lu despertó sobresaltado por una pesadilla, se levantó  y desde su jaima vio la silueta de Buh salir por debajo de la jaima de Trel-lu.

Por la mañana, bien temprano, Buh se despidió, subió encima de su dromedario y continuó su camino.

Pocos días después regresó el marido de Trel-lu.
Esta vez ella no fue a dormir a la pequeña jaima-cocina. Por primera vez compartió con él las mismas mantas.

Unos meses después Trel-lu estaba embarazada.

Fue la mariposa, la magia de la mariposa, decía la mujer que le confió el remedio.
Todo está en la mano de Dios y por qué no iba a ser a través de la baraka de una mariposa, asentían otras mujeres.

El padre de Trel-lu no paraba de darle vueltas a la imagen de Buh saliendo debajo de la jaima de su hija, pero, al mismo tiempo, revoloteaba junto a aquella turbadora visión la mariposa de la que hablaban  las mujeres.

Fallece la actriz Elvira Quintillá...................................Se van.....................

La maestra Eloisa de '¡Bienvenido Mister Marshall!, de Berlanga, e intérprete de películas de Bardem y Camus muere en Madrid a los 85 años.

 

Elvira Quintillá, en 'Bienvenido Mr. Marshall'.

La actriz Elvira Quintillá, la maestra Eloísa de ¡Bienvenido Mister Marshall!, falleció hoy en Madrid a los 85 años, informaron fuentes familiares.
Nacida en Barcelona el 19 de septiembre de 1928, Quintillá estuvo casada con el desaparecido actor José María Rodero.
Fue una de las pioneras de la televisión española y trabajó a las órdenes de míticos directores como Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem o Mario Camus.
La capilla ardiente de la protagonista de series televisivas como Escuela de maridos quedará instalada esta tarde en el tanatorio de la M-30 de Madrid y su entierro tendrá lugar mañana en la capital española.
Quintillá debutó en el teatro en 1941 y fue formando parte de diversas compañías, entre ellas la de Conchita Montes.
Rodó su primera película, Fin de curso, en 1943 a las órdenes de Ignacio F. Iquino
. Intervino en unas 40 películas, entre las que destaca una de las más populares de la historia del cine en España: Bienvenido Mr. Marshall, dirigida por Luis García Berlanga en 1952. Su papel en esta película de la maestra, la Señorita Eloísa, marcó un hito en su vida profesional. También ese año de 1952 protagonizó junto a su marido, José María Rodero, el filme Concierto Mágico, dirigido por Rafael J. Salvia.
Elvira Quintillá, junto a Fernando Fernán Gómez (izquierda) en 'Esa pareja feliz', de Berlanga.
Otras de las películas importantes en su carrera fueron Esa pareja feliz (1951) de Berlanga y Juan Antonio Bardem; Plácido (1961), de Berlanga; El abuelo tiene un plan (1972), de Pedro Lazaga y La Colmena (1982), de Mario Camus.
En los años sesenta logró gran popularidad gracias a sus papeles en televisión.
 Durante esa etapa protagoniza algunas de las series de mayor éxito de Televisión Española, como Tercero izquierda (1963), de Noel Clarasó, junto a José Luis López Vázquez o Escuela de maridos (1963-1965), de Francisco Prosper y su continuación Escuela de matrimonios (1967). Posteriormente participaría en la serie El olivar de Atocha (1988).
En teatro intervino, entre otros montajes, en Cuando llegue el día (1952), de Joaquín Calvo Sotelo, La gaviota (1981), de Anton Chejov y Los intereses creados (1992), de Jacinto Benavente, dirigida por Gustavo Pérez Puig.
Portada del disco de Elvira Quintillá con su canción para Benidorm.
Elvira Quintillá ganó el premio a la mejor actriz secundaria del Círculo de Escritores Cinematográficos en dos ocasiones
. En 1954 por Juzgado permanente y en 1956 por El guardián del paraíso.
 Aunque es poco conocido, también ganó el primer Premio de Interpretación (ex aecquo con el grupo Los Iruñako) del 2º Festival de Benidorm, en 1960.

Serrat que ahora tiene 70 años y sent bullir la sang

Hoy viernes el cantautor cumple siete décadas y casi medio siglo de carrera musical

En 1964 cantó por primera vez en el programa 'RadioScope' de Radio Barcelona.

Joan Manuel Serrat presenta 'Hijo de la luz y la sombra' en el Teatre Grec en 2010. / marcel.li saenz

Fue el primer intérprete que proyectó la Nova Cançó en las listas de éxitos con una canción en catalán y el fenómeno de los fans entre Els Setze Jutges
. Serrat confirma la aparición de un nuevo modelo de cantante que ha sido enunciada por Raimon y que gracias a él, por su proyección popular, pone el cartel de “No hay entradas” en teatros y auditorios. Desde aquellas primeras canciones ingenuas y de factura naïf, Una guitarra, Ella em deixa, la lírica serratiana desembocará en el grito generacional de Ara que tinc 20 anys y la adhesión a un paisaje catalán y mediterráneo con Cançó de matinada.
Creaciones como La Tieta y Cançó de bressol señalan su primer Everest coronado
. Como el Dylan de Like a rolling stone Serrat ensancha con ambición su horizonte estilístico.
Después de Raimon con los versos de Salvador Espriu y Paco Ibáñez con los poetas clásicos y contemporáneos de la lengua castellana, Serrat traslada la lírica de Antonio Machado –siguiendo los pasos de Alberto Cortez- al cancionero popular.
 Una musicalización de factura descaradamente pop que le reporta las críticas de los más puristas y el agradecimiento del Gremio de Libreros de Madrid por haber colaborado en las ventas de los libros del poeta hasta aquel momento minoritarias
. Poetas como Rafael Alberti, Joan Salvat-Papasseit, Josep Carner, J.V. Foix, Mario Benedetti o Miguel Hernández se sumarán progresivamente al álbum serratiano.
Serrat, Núria Feliu y Raimon. / oriol maspons
El franquismo lo condena varias veces al ostracismo o en su caso al veto televisivo, entre otras prohibiciones, pero la figura de Serrat saldrá siempre victoriosa de los desafíos y censuras
. Al otro lado del Atlántico países como Argentina, México o Chile lo acogen como uno de los suyos desde su primera visita a finales de la década de los sesenta.
 Se le compara con Gardel y se le abren los teatros hasta entonces vetados a la música popular.
 Durante los años más duros de las dictaduras latinoamericanas las canciones de Serrat se convierten en refugio o botiquín de primeros auxilios para muchos hombres y mujeres. Serrat es el cantor de la esperanza y la libertad.
Serrat cumple setenta años con el aval de ser uno de los intérpretes que ha colaborado en la transformación cultural de un país
. La figura de Serrat ilumina estas casi cinco décadas de música popular como la de los grandes creadores que han ayudado a cambiar la sensibilidad de su tiempo y su sociedad.
 Un cantante y autor, a la vez, culto y popular.
 Las canciones de Serrat enlazan con la sentimentalidad y argumento de una canción popular española, la copla, y al mismo tiempo, contemporáneas de una canción europea de acento lírico.
 Es el Serrat que se reconoce en Aznavour y Rafael de León, en Brel y Concha Piquer, en Carlos Gardel y la Chanson francesa.
 Una cocina melódica que ha acabado dando esa mezcla de sabores irresistibles para una diva como la italiana Mina o una voz como la de Silvia Pérez Cruz.
Su penúltima aventura ha sido a bordo del Titanic y en compañía de otro soñador –también en otro tiempo como él de pelo largo- y ahora de barba canosa. El dúo Sabina y Serrat ya forma parte de la historia y el futuro vuelve a ser una página en blanco para escribir.
 Quizás es el momento de ir pensando en ese medio de siglo de canciones sobre los escenarios que espera al girar la esquina…

http://youtu.be/hoCZ8H0RAsA



 

Abortemos esa funesta ley del aborto...................................José María Izquierdo

RAQUEL MARIN

El espejo devuelve a José K. una figura patética
. Ha buscado, tantas horas libres en este su forzado tedio de jubilado, en el baúl de los recuerdos —el acompañamiento que sigue se lo deja a ustedes— aquella trenca verde que un día arrambló en el armario, y ya puestos, hasta localizó en un rincón el pantalón de campana que acompañaba, como Pili a Mili o como Engels a Marx, a la citada prenda de abrigo
. Ha sustraído con discreción un poco de musgo del belén del portal y se lo ha pegado con cierta habilidad en los carrillos, en un desesperado ensayo por recuperar aquellas patillas de tanto lucimiento.
 Inútil: el espejo muestra un tipo decrépito, vestido de mamarracho y con unos incomprensibles jirones de algo oscuro y asqueroso en los magros mofletes.
No era malo el intento, no, porque este Gobierno de miseria —para los demás— ha conseguido arrastrarnos a la década de los setenta y a ser, de nuevo, la vergüenza de Europa
. Tenemos asignatura de Religión, reválidas, cañones de agua y leyes singulares para atizar a esos manifestantes embrutecidos por la izquierda rencorosa.
 Hay en el cesto, además, fervorosos ministros del Opus, como entonces, e incluso Raphael ha vuelto en Navidad.
 Y estamos a punto —nos queda bien poco, dice nuestro hombre— de acabar con los sindicatos, esos instrumentos del bolchevismo que se dedican —vade retro— a negociar convenios para los trabajadores. Como si a los empresarios les hiciera alguna falta
. Que se vayan a Laponia, esos operarios que tanto exigen.
Incluso su periódico de siempre ha reeditado a los Beatles. ¡A ver si encontramos por ahí, se dice a sí mismo, algún LP de Jethro Tull! Por completar.
Ahora se suma, estrella del firmamento reaccionario de quienes mandan, el triste regreso a la negra etapa del aborto en Londres
. Véase a los efectos EL PAÍS del 3 de octubre de 1976
. Qué contento estará Alberto Ruiz-Gallardón, que así habrá podido vengar a su dilecto padre, perdedor que fue, por mucho que él y el inefable Federico Trillo —¿cuánto daño a la convivencia entre españoles habrá causado nuestro hoy bizarro embajador en Londres en su dilatada carrera al servicio de las sombras?— brindaran en 1985 por una sentencia del Constitucional que al final, como se demostró, era de hecho una legalización de aquello que ellos, la Alianza Popular del muy franquista Manuel Fraga, querían impedir a toda costa: el aborto.
 Hoy, Ruiz-Gallardón hijo, nos vuelve a las tinieblas en las que él mismo, oscuro concejal y a un paso de la extrema derecha, vivía por aquella época. Hipócritas, proclaman que así defienden la familia.
Este es el Gobierno más reaccionario, chupacirios, tragasantos y meapilas de la democracia
¡Ah, la familia! Vamos a favorecer a esa sacrosanta institución que tanto queremos, dirán en el Consejo de Ministros, a base de rebajar los sueldos de sus integrantes, machacarles a impuestos, favorecer los despidos, suprimirles las becas, subirles la luz, el agua y hasta el aire que respiran.
 Qué gran invento el bocadillo del pan con pan.
 Cerremos los ojos a quienes nos piden que les dejemos, al menos, que se puedan calentar en este invierno. Porque así lograremos que se abracen muy fuerte, que eso da mucho calorcito y así se fomentan los lazos de cariño entre padres, hijos, suegros, abuelos y nietos. Incluso podíamos sugerirles que recen.
Mucho. Muchísimo. ¿O acaso no se acuerdan de cuánto confortaban los rosarios en familia, mientras nos mataban los sabañones?, suelta José K. ya un poco alterado.
Minucias, todo minucias, porque el país, cualquiera puede verlo, va muy bien.
 Miren ustedes, por ejemplo, la cuenta corriente de ese empresario de supermercados que ustedes conocen, de ese banquero de tanto renombre o del afanoso comerciante en telas y sus derivado
s. España, ahí lo tienen, va francamente bien
. Un mundo de mentiras, de tergiversaciones interesadas, de falsas estadísticas, de argumentos mendaces. Lo que tenemos en este accidentado cambio de año, casi grita encolerizado y ya algo rabioso José K., no es sino la constatación de que sufrimos un Gobierno de malos, pésimos ministros y pésimas ministras.
Digan, si así no lo creen, cuál es su valoración de José Ignacio Wert, de Fátima Báñez, de José Manuel Soria, de Cristóbal Montoro o de Jorge Fernández Díaz
. Hay incluso quien sostiene que Ana Mato sigue siendo ministra, pero el dato no está confirmado. Luce, además, el trabajo de una vicepresidenta que tanto prometía y que tan poco ha dado. ¿De verdad que coordina algo Sáenz de Santamaría? ¿Las cuestiones sobre el sector eléctrico, las relaciones con los catalanes, los impuestos, la política educativa? ¿Manda sobre algún ministro, o su poder de vicepresidenta se quedó varado a la altura de los subsecretarios?
Pero ni tan siquiera esto es lo peor, declama José K. al borde de la apoplejía.
 Es que además ha resultado ser, como él siempre predijo, y la hemeroteca no le dejará por mentiroso, el Gobierno más reaccionario, rancio, chupacirios, tragasantos y meapilas de la democracia. No tiene, ni tan siquiera, bien orientada la aguja de marear, porque de nada le va a servir tanto como pone a los pies de su Eminencia Reverendísima don Antonio María Rouco Valera, porque el cardenal está a un paso de perder el enorme poder del que disfrutó sobre este y otros Gobiernos, que José K. no quiere acordarse de aquello del talante.
 Resulta que ahora algunas cosas pueden cambiar con el papa Francisco en el Vaticano, que ya no van por el trentino pensamiento —si tal cosa no fuera en sí misma una irresoluble contradictio in terminis— de nuestros queridos gobernantes, sino por un modesto jijijajá, por la guitarra y las zapatillas de esparto en esta nueva iglesia, o eso dicen ellos, que llegó de la pampa.
Vamos a favorecer a la familia con menos sueldos, más impuestos y suprimiendo becas
Se empeña este Gobierno en facilitar las cosas para que José K. pueda, como de hecho hace, afirmar que lleva dentro, como el aguacate su hueso, el fantasma de la extrema derecha.
 Distinto del franquista, cierto, y además pasada por varias decenas de años y acontecimientos mundiales. Pero insiste Mariano Rajoy, sin duda el jefe espiritual de la alegre muchachada, en hacer una política de cercenamiento de derechos de los ciudadanos, con la vista puesta en reforzar a su electorado más fanático ante el fracaso de las medidas económicas y los continuos escándalos de corrupción y nepotismo en los que vive sumido su partido
. La insultante, desgraciada, impúdica y repugnante ley del aborto, enmascarada con el pornográfico tratamiento lingüístico de Ley Orgánica de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada, hojarasca rimbombante para tapar sus muchas vergüenzas, no es sino un robo de derechos adquiridos.
 No acaba de entender José K. si sus responsables entienden que la ley del aborto del Gobierno anterior en nada afectaba a quienes no quisieran abortar. ¿Hay que explicarle a alguien este concepto tan elemental? A ninguna mujer, a ninguna, se le imponía absolutamente nada. ¿Diez hijos y sin querer abortar?
Pues adelante. Estaba usted en su perfecto derecho.
 Pero ahora Gallardón —Rajoy, no nos equivoquemos de nombre— impide abortar a la mujer que quiera hacerlo. ¿Es muy difícil ver la diferencia entre unos y otros? Porque no es verdad, en absoluto, que todos son iguales.
José K. no siente nostalgia alguna de aquellos años setenta, porque los que hoy sufren entonces sufrían todavía más. Solo echa de menos aquella calle con hombres y mujeres que entendían que tú y yo codo a codo somos mucho más que dos (Benedetti).
 Y ya que vienen vientos tormentosos del noreste peninsular, es buena época para recordar el De vegades la pau, no és més que por (A veces la paz no es más que miedo, Espriu)
. E incluso, y ya que empujan al iracundo José K. a rememorar aquellos tiempos de oscuridad y tinieblas en los que había que irse a cantar al Olympia parisino porque aquí no se podía, lo mismo les suelta aquello de a galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar (Alberti).
Porque algo hay que hacer para que esta sociedad despierte y diga, como hoy José K., ya basta.