Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

1 oct 2011

Te digo que no vale

Te digo que no vale





Te digo que no vale…



Te digo que no vale



meter el sueño azul bajo las sábanas,



pasar de largo, no saber nada,



hacer la vista gorda a lo que pasa,



guardar la sed de estrellas bajo llave.





Te digo que no vale



que el amor pierda el habla,



que la razón se calle,



que la alegría rompa sus palabras,



que la pasión confiese: aquí no hay sangre.





Te digo que no vale



que el gris siempre se salga con la suya,



que el negro se desmande



y diga "cruz y raya" al júbilo del aire.



Vuelvo a la carga y te digo: aquí no cabe



esconder la cabeza bajo el ala,



decir "no sabía", "estoy al margen",



"vivo en mi torre, sólo y no sé nada".



Te digo y te repito que no vale.










Agustín Millares Sall

Romance de la luna, luna Federico García Lorca

Romance de la luna, luna          350226ay7tzdv051


La luna vino a la fragua

con su polizón de nardos.

El niño la mira, mira.

El niño la está mirando.

En el aire conmovido

mueve la luna sus brazos

y enseña, lúbrica y pura,

sus senos de duro estaño.

—Huye luna, luna, luna.

Si vinieran los gitanos,

harían con tu corazón

collares y anillos blancos.

—Niño, déjame que baile.

Cuando vengan los gitanos,

te encontrarán sobre el yunque

con los ojillos cerrados.

—Huye, luna, luna, luna,


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que ya siento los caballos.

—Niño, déjame, no pises

mi blancor almidonado



El jinete se acercaba

tocando el tambor del llano.

Dentro de la fragua el niño

tiene los ojos cerrados.



Por el olivar venían,

bronce y sueño, los gitanos.

Las cabezas levantadas

y los ojos entornados.



¡Cómo canta la zumaya,

ay, cómo canta en el árbol!

Por el cielo va la luna

con un niño de la mano.



Dentro de la fragua lloran,

dando gritos, los gitanos.

El aire la vela, vela.

El aire la está velando


















El jinete se acercaba









tocando el tambor del llano.









Dentro de la fragua el niño









tiene los ojos cerrados.


























Por el olivar venían,









bronce y sueño, los gitanos.









Las cabezas levantadas









y los ojos entornados.





















¡Cómo canta la zumaya,









ay, cómo canta en el árbol!









Por el cielo va la luna









con un niño de la mano.





















Dentro de la fragua lloran,









dando gritos, los gitanos.









El aire la vela, vela.









El aire la está velando


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Una Rosa Blanca



Cultivo Una Rosa Blanca








Cultivo una rosa blanca,



En julio como en enero,



Para el amigo sincero



Que me da su mano franca.







Y para el cruel que me arranca



El corazón con que vivo,



Cardo ni oruga cultivo:



Cultivo la rosa blanca.











José Martí

La Luna y La Rosa







La luna y la rosa











En el silencio estrellado



la Luna daba a la rosa



y el aroma de la noche



le henchía -sedienta boca-



el paladar del espíritu,



que adurmiendo su congoja



se abría al cielo nocturno



de Dios y su Madre toda…



Toda cabellos tranquilos,



la Luna, tranquila y sola,



acariciaba a la Tierra



con sus cabellos de rosa



silvestre, blanca, escondida…



La Tierra, desde sus rocas,



exhalaba sus entrañas



fundidas de amor, su aroma…



Entre las zarzas, su nido,



era otra luna la rosa,



toda cabellos cuajados



en la cuna, su corola;



las cabelleras mejidas



de la Luna y de la rosa



y en el crisol de la noche



fundidas en una sola…



En el silencio estrellado



la Luna daba a la rosa



mientras la rosa se daba



a la Luna, quieta y sola.







Miguel de Unamuno