Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 sept 2018

Un plumilla llamado García Márquez............. Winston Manrique Sabogal

Hace 70 años el Nobel colombiano empezó a ejercer un oficio que le sirvió para su exploración literaria. Ahora se publica una antología de sus artículos

Garcia Marquez
Gabriel García Márquez entrevista al subcomandante Marcos en 2001. Cambio
En una noche de viernes de parranda, donde antes había sido un arrabal de esclavos en Cartagena de Indias, se encendió la mecha del periodismo y del futuro en Gabriel García Márquez. 
 Tenía 21 años, estaba sin trabajo y el destino le había arrebatado sus planes de estudiar Derecho y escribir cuentos para ofrecerle un porvenir que él vio aterrorizado cuando un amigo, con la música a todo timbal, le propuso probar suerte como periodista. 
“Supo aprender el oficio y poetizarlo desde aquellos días del origen del reportero ligado al escritor y al novelista que se está buscando a sí mismo”, explica Dasso Saldívar, autor de su biografía El viaje a la semilla. 
 Pasajes de esa geografía periodística-literaria están en El escándalo del siglo (Literatura Random House), con prólogo de Jon Lee Anderson, una antología de medio centenar de crónicas, reportajes y artículos seleccionados por Cristóbal Pera.

 

Todo empezó hace setenta años.
 García Márquez (Aracataca, 1927-Ciudad de México, 2014) se sentía en un callejón sin salida.
 A regañadientes comenzó a escribir en el periódico El Universal, de Cartagena de Indias, y a convertir el periodismo en campo de pruebas y laboratorio de su vocación literaria que continuaría en medios como El Heraldo, de Barranquilla, y El Espectador, de Bogotá.
“Los habitantes de la ciudad nos habíamos acostumbrado a la garganta metálica que anunciaba el toque de queda”. 
Con esta frase inauguró su mundo periodístico en un artículo del viernes 21 de mayo de 1948. 
Desde entonces se centró en originales temas diarios, enfoques, estilos y búsqueda de frases que atraparan al lector desde la primera línea hasta convertirse en un maestro de arranques novelísticos y títulos de obras que han sido copiadas, imitadas y trucadas hasta el aburrimiento: 
El coronel no tiene quien le escriba, Cien años de soledad, El otoño del patriarca, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera, El general en su laberinto, Del amor y otros demonios

El periodismo “le enseñó a dar la noticia con un principio que atrajera al lector.
 Una especie de golpe que despertara la curiosidad en la gente y siguiera leyendo”, explica Elena Poniatowska, periodista mexicana, Premio Cervantes 2014 y quien fuera amiga del Nobel colombiano. Uno de los célebres comienzos que menciona es el de Cien años de soledad
 “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía, había de recordar el día en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. 
Piedad Bonnett, poeta y narradora colombiana, opina que sus arranques “tienen el don de los mejores leads de noticias. 
Pero hay más: en novelas como El Coronel no tiene quien le escriba o Crónica de una muerte anunciada el lenguaje tiene un grado de economía enorme, una sequedad que no equivale a simplicidad ni a pobreza sino a contención, pero cargada de poder comunicativo y de sentido”.
Tras pasar por El Universal y El Heraldo, García Márquez regresó a Bogotá a trabajar en El Espectador donde, señala Jon Lee Anderson en el prólogo, pronto adquirió un gran nombre “con su dramática crónica serializada Relato de un náufrago, de 1955”.

Un estilo con menos adjetivos y más verbos
Para Gerald Martin, su biógrafo inglés, “su nuevo estilo tenía menos que ver con los sustantivos y los adjetivos y mucho más con los verbos: el tránsito desde nombrar y describir hasta narrar”, escribió en Gabo.
 Periodista, editado por Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano que el autor creó en 1994. 
Uno de los mejores ejemplos de simbiosis de periodismo y literatura es Crónica de una muerte anunciada: 
“El día que lo iba a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”.

Esta novela, recuerda Saldívar, tiene que ver con la antología que se va a publicar porque el reportaje El escándalo del siglo, que da título al volumen, es su antecedente.
 La novela recrea el asesinato de un conocido de su madre y da una visión de la sociedad del pueblo, mientras en El escándalo del siglo García Márquez reconstruye, en 1955, con lujo de detalles la misteriosa muerte de Wilma Montesi en 1953 en Roma y ofrece un panorama de la sociedad italiana. 
Fue su primer gran texto desde Europa, y después de Relato de un náufrago.
“Lo más fuerte” que el escritor le dejó a Wendy Guerra, escritora cubana que conoció al autor, fue pedirle “SIEMPRE que al leer su obra supiera que establecía un paralelo con la realidad, pero que no perdiera de vista una premisa: que fuera verdad no siempre hace verosímil una historia”.

Una verosimilitud que el escritor aprendió de autores como Daniel Defoe y su Diario del año de la peste, según Saldívar.
 E, incluso, de Robinson Crusoe por la abundancia de detalles, descripciones y datos que trasladan al lector al lugar. 
“Tengo una enorme gratitud hacia el periodismo porque creo que sería un novelista diferente si no tuviera la experiencia del periodismo”, confesó García Márquez, en 1993, a los alumnos de la Escuela de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.
Una labor que García Márquez hizo con la realidad desde aquel mayo de 1948 cuando el destino lo empujó a trompicones hasta ese oficio en el que no creía, para luego reconocer:
 “Yo, que tengo bastantes motivos para decir que el mejor oficio del mundo es el del novelista, creo de verdad, sigo creyéndolo, que es el del periodista”.

Jane Fonda: “He llegado a no sentirme real”.................. Rubén Amón

Un documental de HBO profundiza en la personalidad de una actriz, mito sexual, activista política y feminista enconada.

Con 80 años la actriz Jan Fonda se encuentra en un gran momento en su carrera.

Puede que la película más arriesgada de Jane Fonda haya sido La juventud y no por la envergadura del papel, sino porque la alegoría de la decadencia que estrenó Paolo Sorrentino en 2015 expone a la actriz en una despiadada faceta crepuscular. 
Se aviene Fonda a mirar al otro lado del retrato de Dorian Gray y acepta mostrar una coqueta decreptitud, no tan extrema como la de Gloria Swanson (El crespúsculo de los dioses) o la de Bette Davis (Que fue de Baby Jane), pero ilustrativa de un ejercicio de sinceridad en el umbral de los 80 años.
Los cumplió el pasado mes de diciembre con todos los síntomas de un pacto mefistofélico y conservan la actualidad en el documental que estrena HBO el 25 de septiembre en España con la implicación absoluta de la diva. No representa los 80 años y se ha esmerado el maquillaje y la ilum
inación para edulcorar los atisbos de ancianidad, pero la biografía accidental permite a la propia Jane Fonda rescatarse de su propia confusión:
 “He llegado a no sentirme real”, confiesa en un pasaje introspectivo de la entrevista.
 Y reconoce que la única manera de afrontar el último acto de su vida consiste en saber quién ha sido ella en los anteriores porque no está segura 


Jane Fonda junto a Roger Vadim en su boda en 1965.
Jane Fonda junto a Roger Vadim en su boda en 1965. HBO
La estructura teatral, mixtificación de la vida y de la obra, se describe en el enunciado del documental con esfuerzo cartesiano: Jane Fonda en cinco actos, aunque la pentalogía alude en realidad a todas las existencias reales, imaginarias, ajenas y propias que ha explorado la hija de Henry Fonda.
 Una actriz carismática y pluricondecorada —dos Oscar, cuatro Globos de Oro—, un mito sexual transgeneracional, una activista política, una feminista enconada, una mujer emancipada y superviviente, incluso una madrina del aerobic en la estética ochentera de los calentadores.
Sus clases y vídeos de aerobic son mundialmente conocidos.
Sus clases y vídeos de aerobic son mundialmente conocidos. HBO
Puede entenderse así que el arcano de Jane Fonda necesite no tanto una radiografía de sí misma ni una hagiografía como una biopsia, de tal manera que el documental de HBO aspira a encontrar el camino que lleva de Barbarella a Klute, como si fuera Fonda un personaje inasible al que hemos visto reír (Cómo eliminar a su jefe) o alcoholizarse (A la mañana siguiente) desde una credibilidad que se ha impuesto a las convenciones del tiempo o de las modas.
No le servía su propia versión de los hechos.
 La tiene recogida en un best seller que repercutió en su talento como escritora —(My life so far, 2005)— y que atribuía a la devoción de Cristo el mérito de haberla transformado. 
Fonda se describía orgullosa de cómo ha sido y arrepentida de sus errores, pero no le concedía la iniciativa del retrato a una voz exterior con cualidades inquisitivas.

Es el interés que reviste el documental de HBO, sustraerla a su espacio de confort, confrontarla con el criterio de otros protagonistas —Robert Redford, entre ellos— y someterla a una mirada retrospectiva en la que se le aparecen sus tres maridos: Roger Vadim, Tom Hayden y Ted Turner.
“Ninguno de mis matrimonios fue democrático porque se esperaba de mí que fuera de una cierta manera.
 Tenía que comportarme no tanto como Jane Fonda, sino con la idea que ellos tenían de cómo debía ser Jane Fonda. 
 Tenía que ser perfecta para ser amada”, evoca en el documental, sin miedo a “reconocer” el perfeccionismo de las operaciones quirúgicas.

Guerra de Vietnam

Era Hanoi Jane el apodo que le atribuyeron cuando se opuso a la guerra de Vietnam. 
Volvió a expresarlo en la guerra de Irak y se ha multiplicado en el inventario de las causas justas, no solo desde la militancia y el idealismo, sino como remedio al solipsismo de la vida interior.
La actriz destacó también en el activismo político, principalmente durante la guerra de Vietnam y nuevamente en la guerra de Irak.
La actriz destacó también en el activismo político, principalmente durante la guerra de Vietnam y nuevamente en la guerra de Irak. HBO
Le resultaba repugnante a su padre que los hijos manifestaran sus emociones, ni siquiera cuando la madre de la diva, Frances Seymour, se valió de una cuchilla para rebanarse la garganta en la institución psiquiátrica donde estaba recluida.
 Jane Fonda tenía 12 años y tuvo que esperar casi otros tantos para desmentir la teoría del ataque al corazón que le había contado el patriarca.
Es el acto oscuro, igual que la crisis de bulimia.
 O que la violación de la que fue víctima siendo niña. 
 O que su batalla contra el cáncer de mama. 
No habría llegado a la plenitud sin haber tocado fondo. Y se observa a los 80 años Jane Fonda en la posición de loto, mascullando una conclusión hermética de la propia existencia: “Soy quien soy”. 


 

Ana Rosa Quintana: “Mi marido está colaborando con la justicia”

La presentadora regresa al trabajo y habla por primera vez en antena de la detención de Juan Muñoz por su presunta relación con el comisario Villarejo.

 

Ana Rosa Quintana y Juan Muñoz, en la Feria de Abril, en Sevilla. 

Ana Rosa Quintana y Juan Muñoz, en la Feria de Abril, en Sevilla. GTRES
 
 
Ana Rosa Quintana ha regresado este lunes al frente de su programa en Telecinco -El programa de Ana Rosa- después de las vacaciones de un verano que, según ha asegurado ella misma, ha sido uno de los más difíciles de su vida debido a la situación de su marido, el empresario sevillano Juan Muñoz
 “Uno de los temas de este mes de agosto ha sido la detención de mi marido.
 Cuando volvió a casa sin medidas cautelares fue para mí un mensaje tranquilizador. 
Viví momentos de incertidumbre. No ha sido el mejor verano de mi vida, pero tampoco el peor”, ha dicho Quintana mirando a cámara al inicio del programa.
El empresario fue detenido (y después puesto en libertad) junto a su hermano Fernando y dos abogados el pasado 31 de julio en el marco del caso Pintor, una de las causas en la que está implicado el excomisario José Manuel Villarejo.
 Presuntamente, Fernando y Juan Muñoz estaban implicados en la contratación del antiguo comisario para un presunto chantaje.
 El marido de la presentadora pasó dos días bajo detención policial para, finalmente, ser puesto en libertad sin medidas.
“Hace 10 años un hermano de Juan tuvo un pleito con Hacienda. Su familia ha intentado ayudarle en todo momento. 
Las cosas se van solucionando y quien tenía que hablar ya ha dicho ante el juez que no hubo ningún tipo de extorsión”, ha explicado. “Mi marido está colaborando con la justicia. 
Dejemos que los jueces y abogados hagan su labor”, ha añadido para después dejar claro que aunque sea un tema que le afecte directamente a ella, su programa informará de ello.
 “Yo no soy la persona más adecuada para hablar de un tema que afecta a mi familia.
 No soy capaz de informar de ello.
 Este programa les informará de toda la actualidad que ocurra”, ha dicho. 

Ana Rosa Quintana, con Joaquín Prats. GTRESONLINAna Rosa Quintana, con Joaquín Prats.
Después, la presentadora ha dado las gracias por el apoyo recibido en estos difíciles.
 "Quiero dar las gracias a mis compañeros de profesión, a esta cadena, a este maravilloso equipo... porque me he sentido muy arropada. Y ahora, a trabajar como siempre", ha finalizado para seguir con el programa.
No es la primera vez que Quintana da explicaciones sobre lo ocurrido.
 Cuando Muñoz salió en libertad la periodista escribió solo un breve tuit: "Queridos amigos: Gracias a todos". Al día siguiente, mandaba un escrito a su programa, que en verano conduce el presentador Joaquín Prat. 
"Ayer mi marido fue puesto en libertad sin medidas cautelares. Han sido dos días de incertidumbre, pero ya estoy más tranquila, aun así, hay que ser prudente, y hay que dejar a la justicia trabajar. Como periodista, soy consciente del interés que ha suscitado esta noticia y llegado el momento estaremos ahí para contarlo”, ya decía entonces y volvía a dar las gracias a todo su equipo.
Ana Rosa Quintana y Juan Muñoz se conocieron hace más de dos décadas, durante la Feria de Abril de Sevilla —a la que ambos son aficionados— de 1997.
 Salieron juntos durante siete años y se casaron en 2004 en Bollullos de la Mitación, pueblo sevillano en el que la presentadora tiene raíces familiares.
 Su amor por la ciudad del Guadalquivir, en la que pertenecen a varias hermandades, ha hecho que Quintana fuera reconocida como hija adoptiva de la ciudad el pasado mes de mayo.
 En Triana también fueron bautizados sus hijos en común, Jaime y Juan, que nacieron en noviembre de 2004, cuando la periodista tenía 48 años.
 Estos días se les ha visto juntos de vacaciones en las islas Baleares.
Antes de su relación con Juan Muñoz, Quintana estuvo casada con el también periodista Alfonso Rojo, con quien tiene un hijo, Álvaro, que se casó en julio de 2016 con la psicóloga Ana Villarubia en Jarandilla de la Vera.

 

El caso de la niña que inspiró ‘Lolita’...............Vladimir Nabokov

El caso de la niña que inspiró ‘Lolita’

Un nuevo libro profundiza en la relación entre la exitosa novela de Nabokov y la historia real de Sally Horner, de 11 años, secuestrada y maltratada por un pederasta en 1948.

 
Vladimir Nabokov Lolita
Sally Horner habla con su familia por teléfono horas después de su rescate.
Sally Horner desapareció pocos días después de su undécimo cumpleaños, en junio de 1948, secuestrada por un pederasta llamado Frank La Salle.
 La niña pasaría casi dos años en paradero desconocido, hasta que logró escapar y regresar a casa.
 Puede que alguno de los numerosos titulares que dieron cuenta de su suplicio llegara a las manos de Vladimir Nabokov.
En algún punto entre 1950 y 1952, el gran literato ruso tomó conocimiento de su caso.
 Nabokov se encontraba, por aquel entonces, en una profunda crisis creativa.
 Llevaba varios años peleándose con un manuscrito, todavía llamado El reino junto al mar, que estuvo a punto de tirar a la hoguera en dos ocasiones al sentirse incapaz de terminarlo.
 La historia de Sally le ayudó a encontrar el camino para concluir una novela que, retitulada como Lolita, catapultó su popularidad y dejó una marca imborrable en la historia de la literatura.

Esa es la tesis desarrollada por la escritora Sarah Weinman en The Real Lolita: the kidnapping of Sally Horner (Ecco), un nuevo libro que recoge su investigación de cuatro años sobre la identidad de esta doble de carne y hueso del personaje ideado por Nabokov. 
El volumen, que llega mañana a las librerías estadounidenses y británicas, profundiza en un caso ya conocido pero mal documentado.
 En 2005, el universitario ruso Alexander Dolinin, gran experto en la obra de Nabokov, reveló los increíbles parecidos entre Sally Horner y el personaje de Dolores Haze. 
Las dos eran morenas, hijas de madres viudas, secuestradas casi a la misma edad y retenidas con métodos idénticos. 
Pero una se convirtió en mito literario y la otra cayó en el olvido. Weinman escribió el libro para reparar esa injusticia.
 “La vida de Sally, que fue breve y trágica, augura otros calvarios sufridos por mujeres y niñas.
 Con este libro quise convertir a Sally en inmortal, porque su vida importó y sigue importando”, sostiene la autora.
 
Portada del libro de Sarah Weinman.
Portada del libro de Sarah Weinman.
Su relato empieza en Camden, la ciudad de Nueva Jersey donde residía. 
Allí fue retada por un grupo de niñas del que se moría por formar parte a robar un cuaderno de cinco céntimos en la tienda de la esquina.
 Nunca había hecho nada parecido, pero se armó de valor y escondió la libreta en su mochila.
 Hasta que un hombre la interceptó al salir: “Soy un agente del FBI. Estás detenida”. 
Ese desconocido le anunció que tendría que pasar una temporada en el reformatorio. 
Ante los llantos de la niña dejó que se marchara, pero a condición de mantenerse en contacto con él y obedecer sus órdenes en el futuro.

La Salle tenía 50 años y no era agente de la oficina federal, sino un simple mecánico con un historial de abusos sexuales a niñas menores.
 No tardó en comunicar a Sally su primera misión: debería acompañarle a Atlantic City, la ciudad de los casinos en la Costa Este.
 Para convencer a su madre, bastaba con hacerle creer que iba a pasar unas semanas con una amiga.
 El propio La Salle la llamó haciéndose pasar por el padre de esa hipotética chica. 
Su madre dudó, pero terminó accediendo: iban a ser las vacaciones que no podía pagarle de su bolsillo.
 Acompañó a su hija al autobús y la perdió de vista. 
No la volvió a ver hasta 21 meses más tarde, cuando Sally consiguió llamar a su familia desde California gracias a la ayuda de una vecina. 
Suplicó que mandaran a alguien para salvarla. 
Y pudo volver a casa, pero el destino se ensañó con ella: moriría dos años después en un accidente de tráfico.
El caso influyó a Nabokov.
 Para empezar, el escritor decidió incluir una breve pero explícita referencia en las últimas páginas del libro: 
 “¿Quizá había hecho con Dolly lo mismo que Frank La Salle, un mecánico de 50 años, había hecho en 1948 con Sally Horner, de once?”.
 En 1952, Nabokov también copió un teletipo sobre la muerte de la niña en una de las fichas que utilizó para escribir Lolita, que hoy conserva la Biblioteca del Congreso en Washington. 
Pocos meses más tarde, en diciembre de 1953, lograba terminar la novela. 
“La historia de Sally contaba para Nabokov, porque no hubiera podido acabar Lolita sin haber leído sobre su secuestro”, suscribe Weinman, que está convencida de que estuvo al corriente del caso desde 1950, en la fase de concepción de la novela.
 No ha encontrado pruebas directas, pero numerosos indicios apuntan a ello.
 El protagonista de Lolita, Humbert Humbert, también amenaza con mandar a Dolores Haze a un correccional.
 Y, en el capítulo final, teme ser “condenado a 35 años por violación” de una menor, pero confía en quedar “absuelto del resto de cargos”. 
Esa fue la sentencia que recibió La Salle.

Sally Horner ve a su madre, Ella Horner, por primera vez en 21 meses.
Sally Horner ve a su madre, Ella Horner, por primera vez en 21 meses. AP
Aun así, Nabokov siempre negó rotundamente que Sally Horner hubiera inspirado la historia o el personaje. “Lolita nunca tuvo un original. Nació en mi propia mente. Nunca existió”, afirmó a la BBC en 1962.
“Mientras escribía el libro, aparecían en los periódicos todo tipo de relatos sobre caballeros entrados en años que perseguían a niñas pequeñas. 
Fue una coincidencia interesante, pero nada más”, puntualizó.
 Pese a considerarla deshonesta, a Weinman no le sorprende esa reacción. 
 “Los Nabokov apreciaban el arte por el arte.
 Cualquier cosa que sugiriese una influencia de la vida real podría haber eliminado la magia de la creatividad”, responde.
 Cuando, en 1963, la revista masculina Nugget insinuó que Nabokov no se había inventado nada, sino copiado al pie de la letra el caso de Sally Horner, el escritor respondió a través de una carta firmada por su esposa, Véra. 
“Mi marido se pregunta qué importancia puede tener eso”, decía la misiva, añadiendo que el escritor estudió “una cantidad considerable de casos prácticos (o historias reales)”.
 
 En ese caso, cabe preguntarse, como hace Weinman, por qué solo se refirió, tanto en su libro como en sus archivos, a la que protagonizó esta niña perdida. 


Historia de una obsesión

Lolita no fue el primer libro en el que Nabokov escribió sobre menores corrompidas.
 “De sus 19 ficciones, por lo menos seis se refieren a la sexualidad de niñas prepúberes”, señaló el escritor Martin Amis en un artículo publicado en el Times Literary Supplement en 2011, donde aludía a “una infestación de ninfas” en la producción nabokoviana.
 Por ejemplo, en el cuento Un cuento de hadas (1926) aparece una niña de 14 años con un pronunciado escote que satisface “un veloz deseo secreto” de un narrador bastante mayor.
 En Risa en la oscuridad, el respetable crítico de arte Albert Albinus, primer esbozo para el personaje de Humbert Humbert, deja a su esposa y su hija para fugarse con Margot, que tenía 18 años en la primera edición del libro, pero 16 en la segunda. Además, en la novela breve El hechicero, su última ficción en ruso, ya aparece un joyero que se siente atraído por niñas menores.
 “Tal vez era una idea tan repugnante moralmente que no lograba desprenderse de ella”, sostiene Weinman.
 Aunque la autora también apunta a un capítulo traumático en la infancia de Nabokov: su “perturbadora interacción” con su tío Ruka, que a los 9 le hizo sentarse sobre él para hacerle tocamientos. Un episodio traumático que habría inspirado, según algunos expertos, el conocido pasaje en el que Humbert alcanza el orgasmo con Lolita sentada en su regazo.