Con su silencio, la celebridad no sólo está perdiendo influencia en las redes sociales, sino también ingresos millonarios.
Hace solo unas semanas, Kim Kardashian aparecía liderando la lista Forbes de las estrellas de reality shows
mejor pagadas de 2016.
La celebridad se embolsó 51 millones de dólares (48,7 millones de euros) entre junio de 2015 y el verano de 2016.
Una cifra que también la llevó hasta el puesto número 42 de las 100 celebrities mejor pagadas.
Y, sin embargo, el año que viene es probable que no aparezca en ninguno de estos listados. ¿Por qué?
Kim Kardashian lleva dos meses y medio de silencio en redes sociales.
Una ausencia absoluta desde el atraco a mano armada que sufrió en París a comienzos de octubre.
Ella, que ha construido su imperio real aprovechándose del mundo virtual, que ha hecho del selfie un negocio millonario, está viendo cómo peligra, por un lado, una de sus fuentes de ingresos directos; y por el otro, si sigue sin actualizar su Instagram o Twitter, su imagen pierde valor y también podrían hacerlo el resto de sus negocios.
Según explicaba a ET D’Marie, una empresa estadounidense que determina el valor de los influencers famosos, en los últimos meses, Kardashian habría caído del puesto siete en la lista de los mejor valorados (en la que Cristiano Ronaldo es el número uno) al 57.
Si antes del atraco y su desaparición virtual podía cobrar más de 300 mil dólares (287 millones de euros) por un único post, esa cifra ahora mismo se reduce a la mitad.
De hecho, se estima que la esposa de Kanye West podría haber perdido casi tres millones de dólares (2,8 millones de euros) en contratos con marcas, ya apalabrados.
Y su problema financiero podría ir más allá porque su imagen real también se está devaluando.
La más popular de las Kardashian, antes de su desaparición en las redes, llegaba a cobrar medio millón de dólares por acudir a una fiesta (un millón cobró por pasar una hora en una fiesta en los Hamptons), pero ese ingreso también se ha terminado.
Desde el atraco en París, no solo ha dejado de compartir su vida en las plataformas sociales, sino que casi no ha salido de su casa. Kim está centrada en sus hijos y su marido, Kanye West, e incluso ha incumplido o cancelado antes de tiempo contratos que ya tenía firmados con discotecas y marcas.
Además, esta desaparición podría crearle problemas también en el interés por su aplicación —con la que Forbes calcula que ha ganado 45 millones de dólares (43 millones de euros) en dos años— y por otros productos que vende, como ropa o artículos de belleza, y que en realidad son sus principales ingresos.
Incluso el reality show, Las Kardashians, podría peligrar si ella, sus hermanas y su madre siguieran ausentes de la pequeña pantalla.
Por ahora, las marcas siguen pendientes de ella, preparadas para el momento en que decida volver a dar señales, apostando por esa primera aparición que seguramente se cotizará a un precio muy alto.
Y, sin embargo, la mayoría de fuentes cercanas coinciden en que Kim Kardashian está aprovechando este tiempo para reconstruir su estrategia de negocio y averiguar cómo ganar dinero sin que su principal fuente de ingresos siga siendo compartir su vida privada.
La celebridad se embolsó 51 millones de dólares (48,7 millones de euros) entre junio de 2015 y el verano de 2016.
Una cifra que también la llevó hasta el puesto número 42 de las 100 celebrities mejor pagadas.
Y, sin embargo, el año que viene es probable que no aparezca en ninguno de estos listados. ¿Por qué?
Una ausencia absoluta desde el atraco a mano armada que sufrió en París a comienzos de octubre.
Ella, que ha construido su imperio real aprovechándose del mundo virtual, que ha hecho del selfie un negocio millonario, está viendo cómo peligra, por un lado, una de sus fuentes de ingresos directos; y por el otro, si sigue sin actualizar su Instagram o Twitter, su imagen pierde valor y también podrían hacerlo el resto de sus negocios.
Según explicaba a ET D’Marie, una empresa estadounidense que determina el valor de los influencers famosos, en los últimos meses, Kardashian habría caído del puesto siete en la lista de los mejor valorados (en la que Cristiano Ronaldo es el número uno) al 57.
Si antes del atraco y su desaparición virtual podía cobrar más de 300 mil dólares (287 millones de euros) por un único post, esa cifra ahora mismo se reduce a la mitad.
De hecho, se estima que la esposa de Kanye West podría haber perdido casi tres millones de dólares (2,8 millones de euros) en contratos con marcas, ya apalabrados.
Y su problema financiero podría ir más allá porque su imagen real también se está devaluando.
La más popular de las Kardashian, antes de su desaparición en las redes, llegaba a cobrar medio millón de dólares por acudir a una fiesta (un millón cobró por pasar una hora en una fiesta en los Hamptons), pero ese ingreso también se ha terminado.
Desde el atraco en París, no solo ha dejado de compartir su vida en las plataformas sociales, sino que casi no ha salido de su casa. Kim está centrada en sus hijos y su marido, Kanye West, e incluso ha incumplido o cancelado antes de tiempo contratos que ya tenía firmados con discotecas y marcas.
Además, esta desaparición podría crearle problemas también en el interés por su aplicación —con la que Forbes calcula que ha ganado 45 millones de dólares (43 millones de euros) en dos años— y por otros productos que vende, como ropa o artículos de belleza, y que en realidad son sus principales ingresos.
Incluso el reality show, Las Kardashians, podría peligrar si ella, sus hermanas y su madre siguieran ausentes de la pequeña pantalla.
Por ahora, las marcas siguen pendientes de ella, preparadas para el momento en que decida volver a dar señales, apostando por esa primera aparición que seguramente se cotizará a un precio muy alto.
Y, sin embargo, la mayoría de fuentes cercanas coinciden en que Kim Kardashian está aprovechando este tiempo para reconstruir su estrategia de negocio y averiguar cómo ganar dinero sin que su principal fuente de ingresos siga siendo compartir su vida privada.