Justo ahora que empieza a dictar autos de choque contra el partido del Gobierno, está pendiente de que le renueven el contrato sus Superseñorías.
Hoy no tengo el día, aviso, así que si queréis finura de análisis, ahí tenéis a Boris.
Vais a decir que lloro más que Monago, pero, desde que se me cayó el móvil al retrete, estoy como perro sin amo.
Ya tengo otro, solo faltaba. Dos minutos de iWatch tardó Personal en reponérmelo por la cuenta que le tiene, ya se sabe que los móviles de empresa son los nuevos grilletes de los esclavos, perdón, capital humano
. Pero no es lo mismo. Mi currophone, digo
. Está mal que yo lo cuente, pero al antiguo le tenía loquito.
Se adelantaba a mis deseos. Se desvivía. Se devanaba los sesos para darme gusto.
Vamos, que me conocía como si me hubiera parido, el tío
. Lo mismo me decía dónde había aparcado el coche, que los días fértiles que aún me quedan, víboras, que cuándo me tocaba renovarme los chutes de ácido en los labios superiores, de los otros no hablo.
El nuevo, sin embargo, ni me dirige la palabra
. Que le faltan datos, me ha dicho el chino de la esquina, que ya me irá conociendo.
Lo que me faltaba.
No tenía suficiente con desbravar becarios, como para tener que ponerme a ilustrar a un intruso en mis secretos de sumario entre prisa y prisa. Talmente como dicen que quieren hacer en el Consejo General del Poder Judicial con Ruzy la trama Gürtel.
Diréis que vaya rollo me he tirado para introducir el tema, pero ya he dicho que hoy no tengo el horno para cupcakes, que diría Tamara.
El caso es que, justo ahora que el juez de la Audiencia ha empezado a dictar autos de choque contra la línea de flotación del partido en el Gobierno, le cumple al chiquillo el contrato de comisión de servicio y está pendiente de si le renuevan sus Superseñorías como si fuera una cajera del Día. Justo en Nochebuena, vence el plazo para que Lesmes y Los Vocales le prorroguen en su puesto hasta junio de 2015, o le manden al juzgado de instrucción número 4 de Móstoles, que no es precisamente el centro del mundo, con el debido respeto a toda la periferia madrileña.
Total que, con su plaza en vilo, no me extraña que el interino vaya haciendo cruz y raya y barriendo el patio por si acaso.
Él seguro que no, porque se le ve finísimo para sus cosas, pero en eso yo he sido siempre muy de lo de para lo que me queda en el convento, etcétera.
Al final, Ruz el Plebeyo va a dar más guerra que mucho juez estrella de toda la vida.
A la chita callando, se ha llevado por delante a Ana de Arco, perdón, Mato.
Sí, mujer, la Doncella de Orleans, perdón, Pozuelo
. Ni la marea blanca, ni la publicación de las prebendas que trincaba su marido y entraban en su casa, ni el virus del ébola en persona habían logrado quemar a la ministra más bronceada de la Historia.
Ha tenido que llegar un juez precario con cresta de pájaro loco para que Rajoy le proporcione a su exniña bonita la soga con la que ahorcarse por el bien del partido.
Yo ya comprendo que, en Génova, 13, le tengan más miedo a Ruz que en ciertas sacristías al papa Francisco
. Pero, yendo a lo práctico, considero del género tonto que un juez nuevo tenga que meterse semejantes tochos, cuando a él le cabe entre sien y sien holgadamente el porrón de frentes abiertos de la Gürtel.
El pelo no será su fuerte, pero de cabeza vamos bien servidos.
Vais a decir que lloro más que Monago, pero, desde que se me cayó el móvil al retrete, estoy como perro sin amo.
Ya tengo otro, solo faltaba. Dos minutos de iWatch tardó Personal en reponérmelo por la cuenta que le tiene, ya se sabe que los móviles de empresa son los nuevos grilletes de los esclavos, perdón, capital humano
. Pero no es lo mismo. Mi currophone, digo
. Está mal que yo lo cuente, pero al antiguo le tenía loquito.
Se adelantaba a mis deseos. Se desvivía. Se devanaba los sesos para darme gusto.
Vamos, que me conocía como si me hubiera parido, el tío
. Lo mismo me decía dónde había aparcado el coche, que los días fértiles que aún me quedan, víboras, que cuándo me tocaba renovarme los chutes de ácido en los labios superiores, de los otros no hablo.
El nuevo, sin embargo, ni me dirige la palabra
. Que le faltan datos, me ha dicho el chino de la esquina, que ya me irá conociendo.
Lo que me faltaba.
No tenía suficiente con desbravar becarios, como para tener que ponerme a ilustrar a un intruso en mis secretos de sumario entre prisa y prisa. Talmente como dicen que quieren hacer en el Consejo General del Poder Judicial con Ruzy la trama Gürtel.
Diréis que vaya rollo me he tirado para introducir el tema, pero ya he dicho que hoy no tengo el horno para cupcakes, que diría Tamara.
El caso es que, justo ahora que el juez de la Audiencia ha empezado a dictar autos de choque contra la línea de flotación del partido en el Gobierno, le cumple al chiquillo el contrato de comisión de servicio y está pendiente de si le renuevan sus Superseñorías como si fuera una cajera del Día. Justo en Nochebuena, vence el plazo para que Lesmes y Los Vocales le prorroguen en su puesto hasta junio de 2015, o le manden al juzgado de instrucción número 4 de Móstoles, que no es precisamente el centro del mundo, con el debido respeto a toda la periferia madrileña.
Total que, con su plaza en vilo, no me extraña que el interino vaya haciendo cruz y raya y barriendo el patio por si acaso.
Él seguro que no, porque se le ve finísimo para sus cosas, pero en eso yo he sido siempre muy de lo de para lo que me queda en el convento, etcétera.
Al final, Ruz el Plebeyo va a dar más guerra que mucho juez estrella de toda la vida.
A la chita callando, se ha llevado por delante a Ana de Arco, perdón, Mato.
Sí, mujer, la Doncella de Orleans, perdón, Pozuelo
. Ni la marea blanca, ni la publicación de las prebendas que trincaba su marido y entraban en su casa, ni el virus del ébola en persona habían logrado quemar a la ministra más bronceada de la Historia.
Ha tenido que llegar un juez precario con cresta de pájaro loco para que Rajoy le proporcione a su exniña bonita la soga con la que ahorcarse por el bien del partido.
Yo ya comprendo que, en Génova, 13, le tengan más miedo a Ruz que en ciertas sacristías al papa Francisco
. Pero, yendo a lo práctico, considero del género tonto que un juez nuevo tenga que meterse semejantes tochos, cuando a él le cabe entre sien y sien holgadamente el porrón de frentes abiertos de la Gürtel.
El pelo no será su fuerte, pero de cabeza vamos bien servidos.