Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

18 nov 2013

De Diane Keaton a Dianne Wiest

Diana Keaton su "Musa


Mia Farrow La Rosa Púrpura del Cairo compañera madre de sus hijos y traicionada por una de ellas.


Con Nati Abascal en Bananas


Aqui su esposa actual la hija adoptiva, esposa y madre y una mala leche importante.






Las chicas de Woody Allen

Las películas del neoyorquino han tenido más de cien personajes femeninos. Repasamos los principales.

 

La australiana Cate Blanchett es la última heroína que aterriza en el planeta Woody Allen
. Protagonista de Blue Jasmine, cierra de momento una nómina copiosa donde se cruzan musas, compañeras sentimentales y futuras estrellas que han hallado en la dramaturgia del cómico su primer trampolín y confirmación profesional. Blanchett se une a esta galería de rostros, seductores y neuróticos, que confirman la sabiduría de Allen a la hora de crear personajes femeninos para la pantalla.
 Un director convertido en una especie de talismán para muchas actrices.
No hay más que recordar la mano del neoyorquino en los oscars... para sus actrices. Diane Keaton lo ganó, como actriz protagonista, con Annie Hall (es la única en esa categoría). Como actriz secundaria la lista se amplía: Dianne Wiest es la única con doblete por Hannah y sus hermanas (1987) y Balas sobre Broodway (1994); Mira Sorvino lo obtuvo con Poderosa Afrodita (1996), y Penélope Cruz se lo llevó con Vicky Cristina Barcelona (2009)
Cosa que nunca entendi.
. En total -entre protagonistas y secundarias-, las películas de Allen han superado el centenar de papeles femeninos
. En la fotogalería que acompaña a este texto repasamos a una veintena de ellos.Alguna se queda porque su universo está lleno de Mujeres

A la conquista de París

A medio camino entre el desenfado y la sofistificación, la estética deportiva y la intelectual, se sitúa el estilo francés, que esta temporada salta de las calles empedradas de Le Marais a las pasarelas internacionales.

De Prada a Giorgio Armani pasando por Isabel Marant, los diseñadores versionan el chic parisiense.

Mientras un loco o dos tirotean las sedes de los periódicos otros parisienses se centran en la moda, porque nos guste o no Paris es Glamour puro y llevadero por quien no acabe tiroteado en alguna esquina.

 

Estilismo Silvia Méndez. / Matteo Montanari

Hace un mes, la espectacular modelo que protagoniza este editorial de moda colgó una foto en su cuenta de Instagram.
En principio, un acto perfectamente intrascendente: la mayor parte de las maniquíes documentan su vida de una forma casi compulsiva a través de las redes sociales.
 Pero la imagen en cuestión no era un selfie (autorretrato) ni mostraba un backstage, sino un libro de historia sobre el asiento de un avión.
 Y junto a ella podía leerse el siguiente texto: “Haciendo los deberes en el vuelo de vuelta a casa. ¡Qué suerte tengo!”. Porque la mujer de pómulos perfectos que posa en estas páginas, Rosie Tapner, acaba de cumplir 18 años y todavía va al colegio, un internado cercano a la granja de sus padres en Hertfordshire.
En un oficio donde la jubilación llega antes de los 30 –obviando el excepcional caso de las tops– es común que las chicas comiencen su carrera antes de cumplir la mayoría de edad. Tapner, de hecho, fue descubierta a los 15 años.
Como la de Kate Moss –fichada en un ­aeropuerto– y otras grandes, su historia parece sacada de un guion hollywoodiense o de una serie para adolescentes.
“Fui a ver un desfile con mi clase y, de repente, se me acercó un hombre y me preguntó si quería ser modelo. Pensé que era una broma”, cuenta por teléfono.
 Pero no lo era. Tapner sigue yendo al mismo colegio de toda la vida, pero en vez de pasar las horas muertas en clase de danza o machacando la consola como sus compañeros, protagoniza campañas para Balenciaga y Topshop, desfila para Chloé e ilustra la portada de la edición británica de Vogue
. Eso sí, no perdona un partido de lacrosse. “Soy estudiante a tiempo completo y modelo a tiempo parcial”, declara. Incluso a medio gas ha conseguido colarse en el puesto 41º del ranking de las 50 mejores maniquíes del momento elaborado por el portal de referencia models.com.
Y además forma parte de la nueva armada de modelos británicas que, capitaneada por Cara Delevingne y Jourdan Dunn, copa campañas y desfiles como en los años noventa hicieran Kate Moss y sus compatriotas, y en los sesenta, la mítica Twiggy.
Pero la vida de Tapner a caballo entre el recreo y la pasarela no es fácil: un día, castigada por no hacer la cama, y al otro, asumiendo la responsabilidad final de un producto en el que están involucrados decenas de adultos y cientos de miles de euros.
 La situación de las modelos menores de edad ha demostrado ser tan delicada que el gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, acaba de firmar una ley pionera que regula sus condiciones laborales.
La norma dispone, por ejemplo, que un tutor acompañe a las jóvenes durante las sesiones de fotos, supervise su asistencia a clases nocturnas y se asegure de que no pasan menos de 12 horas entre cada trabajo
. También establece multas para los diseñadores o marcas que no respeten estas medidas, según recoge The New York Times.
Tapner asegura que nunca se ha sentido desprotegida o en una situación incómoda. “Mi agencia [Storm Model Management] vela constantemente por mí y se preocupa de que siempre salga a tiempo para hacer mis exámenes.
 En el colegio también me ayudan mucho: me permiten saltarme algunas clases o concentrar otras, pero se aseguran de que estoy cuando debo estar.
 Además, hablo constantemente con mis padres.
 Es complicado, pero no quiero ni puedo dejar pasar esta oportunidad”, explica.
La troupe de la moda –conformada por maquilladores, estilistas, directores de arte…– sedujo a Tapner desde el primer instante.
 La inglesa encontró en este universo el escenario perfecto para desarrollar una de sus pasiones: la fotografía. “
Voy con mi cámara a todas partes. Me encanta captar el proceso creativo previo que no suele verse y que es realmente interesante: el making of. Además, siempre intento aprender de las indicaciones sobre iluminación o composición de la imagen que hacen los fotógrafos con los que trabajo”, cuenta.
Entre sus autores favoritos cita a Boo George, responsable de la primera portada de Victoria Beckham para la edición australiana de Vogue y de la última campaña de Zara Hombre.
 Joven y transgresor, contrasta con el perfil de su modelo preferida: la clásica e inmortal Cindy Crawford. “Es una profesional increíble que lo ha hecho todo
. Pero al mismo tiempo es una mujer real y cercana, que no ha renunciado a tener su propia familia”. Además del paradigma de maniquí empresaria, la estadounidense encarna ese difícil equilibrio vital que Tapner pretende defender cuando termine sus estudios en junio.
“No pienso en la universidad, quiero centrarme al 100% en la moda, ver hasta dónde me lleva”

Doris Lessing, la vida dedicada a la narrativa

La suya es la mirada de una persona que reconoce la vida como es, sin tapujos, pero acompañada de una cierta forma de compasión.

No sé nunca me acabó de gustar Doris Lessing me parecia más para ser leída que para concienzar en la Lucha Femenista en la realidad. Y Tuvo que escribir mucho y bien para que le dieran un Nobel. No digo que no lo mereciera pero para ser ejemplo de Mujer luchadora y del Partido Comunista nunca la encontré Beligerante, su pluma se movia según sus intereses y fue crítica con quien no le cayera bien y si era mujer podía llegar a ser cruel.

Eso me transmitia, claro que Simone de Buvoire fue igual, con el agravante de su pantomima de pareja con Sartre.

EL PAÍS

Mi primer encuentro como lector con Doris Lessing fue un libro editado por Carlos Barral (no podía ser de otra manera en aquella época: 1962, en la editorial Seix Barral) bajo el título La costumbre de amar.
 El libro era un conjunto de 17 relatos, el primero de los cuales, que daba título al libro, era un admirable estudio sobre un hombre tierno de vida galante a quien su juventud está abandonando sin piedad y al que la vida ha dejado apenas algo más que una costumbre de amar que ahora decide ejercitar con una mujer joven, una relación sobre la que se cierne inexorablemente el dictamen del tiempo.
Todos los relatos estaban poseídos de una finura de análisis y una capacidad de recrear la vida común que destacaban por su capacidad de abordar las pequeñas miserias de la vida cotidiana; incluido el relato final, una dura visión de la Alemania de posguerra.
 En este libro está, a mi modo de ver, lo mejor del estilo característico de Doris Lessing, una escritura de la vida real sin tapujos y sin grandes adornos, directa al asunto, pero muy bien acompañada de un entorno cotidiano, aparentemente discreto, pero significativo, cargado de intención.
 La mirada de una persona que reconoce la vida como es, sin tapujos, pero acompañada de una cierta forma de compasión.
 Doris Lessing, nacida en Irán, recriada en Rodesia y finalmente afincada en Londres, inició su carrera literaria con la novela Canta la hierba, la historia de un matrimonio de fracasados en una granja sudafricana en la que el apartheid es un telón de fondo.
 No es una gran novela, pero contiene elementos que serán constantes a lo largo de su obra: el fracaso y la injusticia.
 Doris Lessing será fiel a ellos y tras instalarse en Londres se unirá al grupo de escritores ingleses más vivificante de la época: los Angry young men
. Poco a poco va creando esa clase de personajes de clase media sumidos en la mediocridad y en la frustración que dejan ver tanto su maldad circunstancial como su bondad y ternura que los empuja a una existencia mediocre, sórdida en muchos casos.
 Su mirada sobre el dolor de la gente es implacable y amorosa a la vez.
 Es una etapa que culmina con En busca de un inglés.
Su siguiente paso se llama El cuaderno dorado, un libro que la catapulta a la fama de manera extraordinaria
. El libro es acogido con enorme entusiasmo y devoción entre las feministas y las mujeres en general y extiende su fama por el mundo entero.
Pues a mi me dejó fria  era un libro eso, solo un libro que no empujaba a la acción, ella siempre escribió bien muy bien pero parecían recraciones de mujeres, y nada más
. Es un libro militante, en verdad, pero también cargado de eficiencia literaria.
 Es un libro vigoroso que suscita reacciones encontradas, pero de cuya calidad no cabe dudar.
 Después, el éxito parece eclipsar el interés de sus títulos posteriores, entre los que destaca Un hombre y dos mujeres, una lucidísima visión de las relaciones personales.
Doris Lessing es una autora torrencial que nunca ha dejado de escribir desde su primer título publicado. Incluso antes de Canta la hierba tuvo problemas por sus escritos acerca de la discriminación, problemas que determinaron su abandono de África
. Como buena escritora torrencial ha escrito libros “buenos y regulares”, pero lo que impresiona sobre todo es su dedicación a la literatura. Escribió una extraña tetralogía de algo que aproximadamente podríamos llamar ciencia ficción que fue severamente contestada por críticos de tan indudable prestigio como Harold Bloom o Reich-Rainicki.
 Lo que está fuera de toda duda es que la suya fue una vida dedicada al conocimiento y a la literatura con un fervor y un amor envidiables. Una vida noble y justa.