12 jul 2013
El jurado declara a José Bretón culpable de la muerte de sus hijos
José Bretón ha sido declarado culpable por el asesinato de sus hijos de seis y dos años, Ruth y José
. Un jurado, integrado por siete mujeres y dos hombres, ha creído demostrado que el sábado 8 de octubre de 2011, en Córdoba, el acusado entró con sus hijos en la finca de Las Quemadillas y tras darles muerte incineró sus cuerpos en una gran pira funeraria que prendió en un huerto de naranjos.
El acusado ha asistido impasible a la lectura de las respuestas que había preparado el jurado para las 22 preguntas que les había formulado el tribunal y sobre las que han estado deliberando desde el lunes
. Los nueve miembros del jurado han respondido por unanimidad a todas las cuestiones.
El tribunal considera probado que Bretón actuó así como venganza contra Ruth Ortiz, la madre de los niños y entonces todavía su esposa, quien le había anunciado su intención de poner fin al matrimonio.
Una vez dictaminado el veredicto, el juicio ha quedado visto para sentencia. Bretón se enfrenta a la petición de 40 años de cárcel de la fiscalía y la acusación particular.
El jurado da por probado que el acusado acopió gasóleo en grandes cantidades para incinerar los cuerpos de sus hijos y, además, que compró los tranquilizantes Orfidal y Motiván para adormecerlos.
También cree que el lugar más adecuado para cometer el crimen era la finca de Las Quemadillas
. Desde allí hizo una última llamada a Ruth Ortiz y como ella no respondió, siguió con su propósito criminal: matar a sus hijos. Según los miembros del jurado, Bretón preparó una gran pira funeraria, añadió el gasóleo que había comprado para usarlo como acelerante y elevar la temperatura, haciendo efecto horno con una mesa volcada de hierro
. Así calcinó los cuerpos de los niños.
El jurado ha dado por buenos los estudios forenses que analizaron los huesos encontrados en los rescoldos de la hoguera y que los identificaron sin género de dudas como correspondientes a los cuerpos de dos niños de las mismas edades que Ruth y José.
El jurado zanja, por tanto, la polémica surgida cuando la primera perito policial que estudió los restos dictaminó erróneamente que eran animales.
El jurado también constata que Bretón incurrió en una denuncia falsa cuando, unas tres horas después de entrar en la finca, salió con su coche rumbo hacia el parque Cruz Conde, en la otra punta de Córdoba, y simuló haber perdido allí a sus hijos. Bretón comenzó entonces una gran farsa que dura hasta hoy, cuando afirma todavía que perdió allí a sus hijos.
El acusado llevaba varios días fabricando una coartada falsa
diciéndole a sus hermanos que habían quedado en el parque de La Ciudad
de los Niños
. Dos días antes de la desaparición, Bretón había ensayado con sus sobrinos llevándolos al parque y fingiendo que se les perdían para ver cómo reaccionaban los pequeños.
El jurado considera que el acusado midió los tiempos para simular el extravío de sus hijos y hacérselo saber a sus hermanos Rafael y Catalina. Salió de la finca e intercambió llamadas y mensajes con ellos haciéndoles creer que estaba en las proximidades del parque Cruz Conde.
Pero en las 15 vistas que se han seguido en este juicio y en los testimonios e informes aportados por 144 testigos y peritos no han hecho sino desmontar esa suerte de coartada que Bretón trató de construir.
No hay testigos que hayan visto al acusado con sus hijos la tarde del 8 de octubre en el parque Cruz Conde. Solo le recuerdan a él solo, vociferando
. Su historia de que extravió a sus hijos en un descuido mientras se sentaba a descansar en una incómoda y sucia barra para hacer ejercicios del circuito de carreras del parque, no se sostiene.
Por un lado dos testigos que estuvieron allí dicen que no le vieron allí sentado y que sólo apareció cuando preguntaba por sus hijos. Pero es que en el juicio han quedado claras sus manías y obsesiones por la limpieza.
Un hombre que solía poner un pañuelo de papel en un banco antes de sentarse, nunca hubiese reposado en esa barra a ras de suelo.
Y ese dia.....Dios estaba
durmiendo?
. Un jurado, integrado por siete mujeres y dos hombres, ha creído demostrado que el sábado 8 de octubre de 2011, en Córdoba, el acusado entró con sus hijos en la finca de Las Quemadillas y tras darles muerte incineró sus cuerpos en una gran pira funeraria que prendió en un huerto de naranjos.
El acusado ha asistido impasible a la lectura de las respuestas que había preparado el jurado para las 22 preguntas que les había formulado el tribunal y sobre las que han estado deliberando desde el lunes
. Los nueve miembros del jurado han respondido por unanimidad a todas las cuestiones.
El tribunal considera probado que Bretón actuó así como venganza contra Ruth Ortiz, la madre de los niños y entonces todavía su esposa, quien le había anunciado su intención de poner fin al matrimonio.
Una vez dictaminado el veredicto, el juicio ha quedado visto para sentencia. Bretón se enfrenta a la petición de 40 años de cárcel de la fiscalía y la acusación particular.
El jurado da por probado que el acusado acopió gasóleo en grandes cantidades para incinerar los cuerpos de sus hijos y, además, que compró los tranquilizantes Orfidal y Motiván para adormecerlos.
También cree que el lugar más adecuado para cometer el crimen era la finca de Las Quemadillas
. Desde allí hizo una última llamada a Ruth Ortiz y como ella no respondió, siguió con su propósito criminal: matar a sus hijos. Según los miembros del jurado, Bretón preparó una gran pira funeraria, añadió el gasóleo que había comprado para usarlo como acelerante y elevar la temperatura, haciendo efecto horno con una mesa volcada de hierro
. Así calcinó los cuerpos de los niños.
El jurado ha dado por buenos los estudios forenses que analizaron los huesos encontrados en los rescoldos de la hoguera y que los identificaron sin género de dudas como correspondientes a los cuerpos de dos niños de las mismas edades que Ruth y José.
El jurado zanja, por tanto, la polémica surgida cuando la primera perito policial que estudió los restos dictaminó erróneamente que eran animales.
El jurado también constata que Bretón incurrió en una denuncia falsa cuando, unas tres horas después de entrar en la finca, salió con su coche rumbo hacia el parque Cruz Conde, en la otra punta de Córdoba, y simuló haber perdido allí a sus hijos. Bretón comenzó entonces una gran farsa que dura hasta hoy, cuando afirma todavía que perdió allí a sus hijos.
El jurado ha dado por buenos los estudios forenses que analizaron los huesos encontrados en la hoguera
. Dos días antes de la desaparición, Bretón había ensayado con sus sobrinos llevándolos al parque y fingiendo que se les perdían para ver cómo reaccionaban los pequeños.
El jurado considera que el acusado midió los tiempos para simular el extravío de sus hijos y hacérselo saber a sus hermanos Rafael y Catalina. Salió de la finca e intercambió llamadas y mensajes con ellos haciéndoles creer que estaba en las proximidades del parque Cruz Conde.
Pero en las 15 vistas que se han seguido en este juicio y en los testimonios e informes aportados por 144 testigos y peritos no han hecho sino desmontar esa suerte de coartada que Bretón trató de construir.
No hay testigos que hayan visto al acusado con sus hijos la tarde del 8 de octubre en el parque Cruz Conde. Solo le recuerdan a él solo, vociferando
. Su historia de que extravió a sus hijos en un descuido mientras se sentaba a descansar en una incómoda y sucia barra para hacer ejercicios del circuito de carreras del parque, no se sostiene.
Por un lado dos testigos que estuvieron allí dicen que no le vieron allí sentado y que sólo apareció cuando preguntaba por sus hijos. Pero es que en el juicio han quedado claras sus manías y obsesiones por la limpieza.
Un hombre que solía poner un pañuelo de papel en un banco antes de sentarse, nunca hubiese reposado en esa barra a ras de suelo.
Y ese dia.....Dios estaba
durmiendo?
11 jul 2013
Con la picaresca en el ADN
Los españoles somos los europeos que más desconfianza mostramos hacia el prójimo
Sociólogos e historiadores coinciden en que es un carácter forjado durante siglos
Influyen la corrupción y la religión, la crisis solo lo agudiza.
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Estas son algunas de las conclusiones del informe Values and Worldviews II sobre estilos de vida, valores y creencias realizado por la Fundación BBVA, un trabajo que toma como base 15.000 encuestas realizadas a ciudadanos de 10 países miembros de la Unión Europea.
Algunas de las conclusiones del informe encajan con las ideas predominantes en el imaginario colectivo europeo: italianos y polacos son los que muestran un mayor nivel de religiosidad; a los franceses les atrae la seguridad de un empleo fijo, a los suecos les gusta estar bien informados (más del 70% lee el periódico todos los días)...
El estudio pone de relieve, sin embargo, una característica de los españoles mucho menos conocida hasta ahora: España es el país, junto con Francia, con mayor nivel de “desconfianza interpersonal”.
Con un resultado de 4,7 puntos, tan solo uno por encima de los franceses, los españoles no solo se colocan por debajo del resto de los países analizados (Alemania, Dinamarca, Italia, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, República Checa y Suecia), sino que ni siquiera se acercan a la media, situada en 5,5.
Según este informe, los españoles no creen que se pueda confiar en otras personas, exceptuando las que formen parte de su círculo más cercano de familiares y amigos. ¿Cuándo y por qué ha surgido esta actitud? ¿Tiene algo que ver la crisis económica o con la coyuntura política actual? ¿O siempre hemos sido desconfiados por naturaleza?
Puesto que no existe apenas literatura sobre el tema, los expertos coinciden en que es muy difícil dar una respuesta científica a estas cuestiones. Pero precisamente, es la literatura la que primero se viene a la cabeza: un lazarillo de Tormes y un viejo ciego compartiendo un racimo de uvas.
—¿Sabes en qué veo que las comiste de tres a tres?
—En que comía yo dos a dos y callabas.
Pura picaresca. Hay algunas teorías sociales, psicológicas e históricas al respecto que pueden dar algunas otras pistas.
La primera, aunque es de la historia reciente, remite a la política.
Es la más recurrente y establece una relación entre la desconfianza hacia las instituciones políticas y hacia los individuos.
“Los españoles tienen poca confianza en las instituciones, valoran de forma más negativa la democracia y tienen un nivel de asociación bastante bajo”, señala la socióloga Chelo Perera, coordinadora del estudio, que considera que estos pueden ser algunos de los factores que expliquen el origen de esta actitud desconfiada. Según explica, cuanta más inestabilidad política y corrupción, mayor nivel de desconfianza interpersonal.
Teniendo en cuenta que en España, la media de confianza en los políticos es de un 1,5 en una escala de 0 a 10, según el estudio Values and Worldviews, y que no suele haber día en el que los medios no recojan alguna información sobre corrupción, ya se trate de la contabilidad b de un partido o de un caso sobre ERE irregulares, esta teoría podría tener fundamentos sólidos
. Si sumamos que a confiar y a desconfiar se aprende como consecuencia de repetidas interacciones sociales, como explica la doctora en Psicología de la Universidad Complutense, María Luisa Vecina, es “lógico” que los españoles se muestren desconfiados hoy, ya que “acumulan experiencias negativas donde se ha traicionado su confianza”
. El hecho de que no se les haya aplicado “el castigo social correspondiente” a los que han actuado egoístamente aprovechándose de la confianza depositada en ellos no favorece el clima de confianza.
Pero, ¿por qué esa desconfianza hacia los políticos y las instituciones se extiende a los ciudadanos que, en principio, no han tenido nada que ver con esas traiciones?
El sociólogo Jaime Andreu, Decano del Colegio de Política y Sociología de Andalucía, razona que las instituciones son la base de la sociedad y están formadas por individuos:
“Si desconfiamos de esa base, estamos desconfiando de nuestra propia sociedad y, por ende, de sus ciudadanos”
. El experto matiza que hay que excluir de este grupo a los miembros de los círculos más íntimos, como amigos y familiares, los únicos a los que los españoles consideran dignos de su confianza.
“La confianza disminuye conforme la distancia social aumenta”, comenta.
El sociólogo también defiende que el clima de corrupción política multiplica la desconfianza, tanto institucional como interpersonal.
Aclarada la cuestión sobre cómo la inestabilidad política representa un papel importante en el origen de la desconfianza de los españoles, cabría analizar cómo incide en dicho rasgo del carácter la crisis económica que azota al país desde hace más de un lustro.
Andreu deja claro que no existen datos sociológicos al respecto, pero sostiene que es un sentimiento que se fraguó poco antes de que naciera la democracia, en los años setenta, ya que desde su nacimiento, los españoles empezaron a desconfiar de las instituciones democráticas.
En su opinión, desde entonces, se ha seguido una tendencia descendente que, en la actualidad, se ha visto reforzada por la crisis económica.
La coordinadora del estudio, por el contrario, opina que el elevado nivel de desconfianza de los españoles no está directamente relacionado con la situación económica del país.
Perera admite una relación con la baja confianza en las instituciones democráticas, pero considera que la desconfianza es un rasgo que forma parte del carácter de los españoles más allá de la coyuntura económica actual.
Para arrojar algo de luz sobre esta discrepancia, consultamos a José Miguel Campo Rizo, secretario general del Colegio Oficial de Historiadores. Campo Rizo también establece la misma relación entre desconfianza hacia las instituciones y hacia los ciudadanos y afirma que en España no nos fiamos de nuestras instituciones “desde siempre”
. El historiador sostiene que “tópicos como la envidia y la picaresca del carácter español han sido forjados a lo largo de la historia” y se remonta a un siglo antes de la democracia para poner un ejemplo
. “El siglo XIX fue una centuria de guerras civiles, enfrentamientos por corrupción y denuncias entre ciudadanos. Somos un país internamente enfrentado entre nosotros”, señala.
Campo Rizo, al igual que la coordinadora del estudio, tampoco considera que sea un fenómeno asociado directamente a la situación de la economía española.
A pesar de reconocer que la crisis no ha hecho más que exacerbar este sentimiento, no cree que se trate de algo coyuntural por la debacle económica, sino de “un rasgo propio del pueblo español”.
Un carácter que, según él, no se puede cambiar.
Si las instituciones son fruto de los ciudadanos que conforman la sociedad, aunque intentemos copiar el modelo de otros países que funcionen mejor, como por ejemplo Finlandia, nunca lo lograremos, “sencillamente porque los españoles no somos como los finlandeses”, sentencia.
Los resultados del informe confirman la diferencia que nos separa, al menos en términos de desconfianza hacia los demás, de países como Dinamarca, Holanda o Suecia, donde registran los niveles más altos de confianza interpersonal y la mejor valoración de sus instituciones políticas y sus sistemas democráticos.
Otra historiadora, Ana Clara Guerrero de la Torre, profesora titular en el departamento de Historia Contemporánea de la UNED, concuerda con su colega en que existe una disparidad entre los pueblos latinos de Europa del sur, como Francia y España, y los pueblos del norte.
Según su teoría, estas diferencias podrían tener un origen religioso, ya que unos tienen cultura católica y otros son protestantes o calvinistas. “En el ámbito católico, el que miente es el listo, porque luego se arrepiente y Dios le perdona; eso permite una manga ancha que no existe en los países protestantes o calvinistas, donde los ciudadanos son más conscientes de su comportamiento y más responsables de unos actos por los que tienen que responder ante la sociedad”, explica.
Guerrero cita la obra del Lazarillo de Tormes [el clásico del siglo XVI que cuenta cómo un crío tiene que aprender a engañar a los demás para sobrevivir] para defender que “hasta en literatura nos encontramos con ejemplos del mundo de la picaresca que caracteriza a los españoles”; un rasgo que además, asocia especialmente a los países del sur.
La coordinadora del estudio, en cambio, no cree que se pueda establecer esa relación entre países latinos en el caso de la desconfianza interpersonal.
Sostiene que, aunque sea cierto que en España, Francia, Grecia o Portugal tengan un nivel de confianza medio-bajo en la mayoría de la gente, Italia se sitúa en un nivel intermedio.
Como muestra el informe, estos vecinos mediterráneos superan la media europea, con un 5,7. Por tanto, no considera que la desconfianza forme parte de un patrón asociado al carácter latino.
Discusiones sobre vínculos latinos aparte, y si aceptamos que la desconfianza es un rasgo propio del carácter español, cabe preguntarse cómo puede afectar la desconfianza al futuro del país.
Y viceversa: ¿son previsibles cambios que recorten este nivel de recelo?
La mayoría de los expertos consultados ven el futuro con relativo optimismo
. El sociólogo Jaime Andreu opina que una de las cosas buenas que provocará la crisis es que “tarde o temprano se producirán cambios sociales y políticos y mejorará el funcionamiento de las instituciones, y entonces aumentará la confianza de los ciudadanos en las instituciones y por extensión, en sus compatriotas”. Andreu considera que las sociedades se van regenerando a sí mismas y, cuando se desequilibran, llega un momento en que se vuelven a equilibrar. En su opinión, la sociedad española “tiene un problema de infravaloración, porque también demuestra valores muy positivos”
. Es curioso que, aunque nuestro nivel de desconfianza interpersonal sea tan bajo, eso no afecta a nuestros niveles de tolerancia.
La responsable del estudio, ofrece datos del informe que respaldan esta opinión: los españoles destacan por encima de la media europea en lo que se refiere a aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción por parte de parejas homosexuales o a prácticas como el divorcio o la eutanasia
. Además, al igual que su colega sociólogo, opina que a medida que la situación política se vaya estabilizando y los valores democráticos se asienten, la confianza, tanto institucional como personal, aumentará.
El historiador José Miguel Campo Rizo, se muestra convencido de que la desconfianza se moderará en las nuevas generaciones gracias a fenómenos como el auge de las redes sociales, que modifican notablemente las formas de socialización y exigen un mayor nivel de confianza en el otro para no quedarse fuera de determinados circuitos.
Para la psicóloga María Luisa Vecina, en épocas difíciles como la actual el cerebro humano adopta posiciones “directamente enfocadas a la supervivencia”, por lo que desconfiar “es lo más normal”.
Habrá que esperar pues a que lleguen tiempos mejores para comprobar si somos capaces de empezar a confiar en los demás. Diga lo que diga nuestro acervo sociológico.
Descubierto un planeta con una atmósfera de silicato que desprende luz azul
Un equipo de astrónomos ha definido por primera vez el color de un planeta que orbita en torno a una estrella distinta del Sol
Es de un tono cobalto que recordaría a la Tierra vista desde el espacio.
Un equipo de astrónomos ha definido por primera vez el verdadero
color de un planeta que orbita en torno a una estrella distinta del Sol,
un tono cobalto que recordaría a la Tierra vista desde el espacio,
según informó hoy la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado.
Utilizando el telescopio Hubble de la NASA y la ESA, los astrónomos han podido estudiar el planeta, conocido como HD 189733b, y descubrir que no sólo se trata de un cuerpo de gas gigante muy cercano a su estrella anfitriona, sino que tiene una atmósfera muy exótica y cambiante en la que priman las neblinas y las llamaradas violentas.
Situado a una distancia de 63 años luz, HD 189733b es uno de los exoplanetas más cercanos a la Tierra y ha sido estudiado en profundidad con diversos telescopios.
El color azul no viene del reflejo de un océano tropical sino que se debe a una nebulosa y turbulenta atmósfera en la que hay partículas de silicato, que desprenden luz de este color.
"Es difícil saber qué es exactamente lo que causa el color de la atmósfera de un planeta, pero estas nuevas observaciones añaden una nueva pieza al puzzle sobre la naturaleza y la atmósfera de HD 189733b", dijo el director del programa de observación con Hubble, Frédéric Pont.
"Este planeta ha sido muy bien estudiado en el pasado", añadió Pont, convencido de que, tras haber conseguido determinar el color, se podrá "imaginar cómo sería este planeta si se pudiera mirar directamente".
Para medir el color y dado que HD 189733b es un planeta ligero y muy próximo a su estrella, el equipo usó Hubble para aislar la luz del planeta de la procedente del cuerpo celeste anfitrión.
Y lo observaron mientras orbitaba antes, durante y después de que pasara por detrás de la estrella
. Cuando pasó por detrás, la luz reflejada por el planeta fue bloqueada temporalmente de la vista y la cantidad de luz observada desde el sistema disminuyó.
Utilizando el telescopio Hubble de la NASA y la ESA, los astrónomos han podido estudiar el planeta, conocido como HD 189733b, y descubrir que no sólo se trata de un cuerpo de gas gigante muy cercano a su estrella anfitriona, sino que tiene una atmósfera muy exótica y cambiante en la que priman las neblinas y las llamaradas violentas.
Situado a una distancia de 63 años luz, HD 189733b es uno de los exoplanetas más cercanos a la Tierra y ha sido estudiado en profundidad con diversos telescopios.
El color azul no viene del reflejo de un océano tropical sino que se debe a una nebulosa y turbulenta atmósfera en la que hay partículas de silicato, que desprenden luz de este color.
"Es difícil saber qué es exactamente lo que causa el color de la atmósfera de un planeta, pero estas nuevas observaciones añaden una nueva pieza al puzzle sobre la naturaleza y la atmósfera de HD 189733b", dijo el director del programa de observación con Hubble, Frédéric Pont.
"Este planeta ha sido muy bien estudiado en el pasado", añadió Pont, convencido de que, tras haber conseguido determinar el color, se podrá "imaginar cómo sería este planeta si se pudiera mirar directamente".
Para medir el color y dado que HD 189733b es un planeta ligero y muy próximo a su estrella, el equipo usó Hubble para aislar la luz del planeta de la procedente del cuerpo celeste anfitrión.
Y lo observaron mientras orbitaba antes, durante y después de que pasara por detrás de la estrella
. Cuando pasó por detrás, la luz reflejada por el planeta fue bloqueada temporalmente de la vista y la cantidad de luz observada desde el sistema disminuyó.
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