5 ago 2010
En Paz
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Amado Nervo
No sé como se imaginan el Mar, pero tampoco sé como pueden vivir sin haberlo visto
No puedo pensar ni imaginar en un Mar que no haya visto, no puedo imaginar que haya gente que no haya visto el Mar, quizás por ser de las Islas, quizás porque hemos volado sobre él, porque desde muy pequeños hemos visto al Mar perderse en el horizonte, quizás por como nos bañamos en él? hay una frase que define muy bien nuestro Mar.
¿Como está el agua? buenisima, está de miedo, solemos decir a quien primero se mete en ella, o al principio un poco fria pero luego una delicia.
Y El color del Mar, sus olas, su espuma, su sabor a salitre su resaca. es diferente en cada playa , en cada Isla y los Mares no son iguales ni el mediterráneo, ni el Cantábrico, el Atlántico es un Oceáno y en sus playas nos hemos bañado, paseado mojándonos los pies.
Frio- Heladero es el Cantábrico, el Mediterráneo su agua es como caldo.
Quizás por eso muchos canarios en aquella diáspora que hicimos, elegimos Barcelona, porque podíamos ver el Mar y podíamos ir a Gerona y sus playas.
Madrid es agobiante si miras y piensas no hay Mar, te entra sesación de claustrofobia.
Y no solo hay que imaginarse el Mar porque no sé que verán.
El Mar hay que verlo, vivirlo, nadar, y guardar los recuerdos de la niñez como esas"Sopitas y pon, en esta ola me tiro yo".
Imaginar el mar con Pavese
"Que el mar quedaba por aquella parte, se lo había dicho yo a Gosto. Los días de tempestad, era por allí que se alzaba el tiempo y el sol volvía a batir como sobre un gran campo de flores, mientras que donde estábamos nosotros aún goteaba. El mar yo siempre me lo he imaginado como un cielo sereno visto a través del agua...".
Por que no hace falta haberse bañado en el mar para imaginárselo, para soñarlo, para inventarlo; pero sí es necesario estar delante de él para quedar boquiabierto y correr hacia él y caminar por la playa y jugar con las olas mansas esquivándolas una y otra vez hasta descubrir el capricho de andar entre ellas y jugar con la espuma de sus orillas.
Cesare Pavese (Italia, 1908-1950) sabía todo eso y lo contó en relatos como este titulado El mar, con el que Papeles Perdidos continúa su serie Veranos literarios, donde rendimos homenaje a los diferentes elementos estivales con los que soñamos todo el año. Así es que continuemos con la historia que escribió el poeta y narrador italiano:
"¿Y el mar, Pietro, no lo has visto nunca? -le preguntó Gosto. Entonces nos dijo que había estado en Marsella y que allí el mar lo tenía delante de la puerta. Miró a la plaza, donde caía la sombra de la casa, y dijo: -Como si estuviese aquí, en la plaza. Y animación día y noche. Más que en el mercado central-.
Le preguntamos cómo está hecha la orilla del mar, pero no lo sabía o no comprendió lo que queríamos decir. Dijo que sí, el agua es verde y se mueve siempre y continuamente hace espuma, pero que dentro de él no había estado nunca y no sabía cómo es la tierra vista desde el mar.
Nos contó que los barcos tienen un color entre rojo y negro y que el puerto huele como las estaciones.
Dijo que carga y descarga más carbón un puerto en un día que carros de uva todas nuestras colinas. Y los marineros, incluso los extranjeros, van vestidos como nosotros y no piensan más que en volver a casa. -Es duro el mar -decía-. Hay que haber nacido descalzo".
Suscribirse a:
Entradas (Atom)