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TRIBUTO A MARILYN MONROE
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21 feb 2021
Después de asistir a la inauguración del edificio que albergará su museo, su laboratorio y su sala de exposiciones, los 600 invitados —entre los que figuraban Tom Cruise, Tina Turner, Janet Jackson, Lauren Hutton, Glenn Close, Sophia Loren o Pierce Brosnan— cruzaron una calle que no solo se había cerrado al tráfico, sino convertido en un jardín, para presenciar en el Teatro Armani un desfile retrospectivo en el que participaron 179 modelos. En la fiesta posterior, Antonia Dell’Atte, que fue su modelo y su musa en los años ochenta, le dijo con aire pícaro al primer ministro italiano, Matteo Renzi: “Giorgio no solo saber vestir a las mujeres, sino también desnudarlas”. El actor Pierce Brosnan. Dicen los colaboradores de Armani, y corrobora él, que su ansia de perfección lo lleva a controlar personalmente cada detalle, algo que no debe de ser tan fácil en un emporio que cuenta con 4.700 empleados, casi 8.000 millones de euros de ingresos y una producción que va de la alta costura a los hoteles pasando por la moda joven, las gafas, la ropa infantil, los perfumes, el maquillaje o los restaurantes. De todos los ejemplos, uno de los que más llama la atención tiene que ver con el teatro en el que el jueves se desarrolló el desfile. Fue diseñado por el prestigioso arquitecto japonés Tadai Ando sobre una antigua fábrica de chocolate y consta de 628 asientos alrededor de un rectángulo de luz. En octubre de 2001, cuando el teatro ya estaba terminado pero aún faltaban unos días para la inauguración, Giorgio Armani apareció y se sentó en cada uno de los asientos para comprobar que la visión era perfecta desde todos los ángulos. Solo entonces dio su visto bueno. La gran fiesta en Milán reunió las tres características que, tal vez, marcan la exitosa carrera del diseñador nacido en Piacenza el 11 de julio de 1934.
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30 ene 2021
Las otras secuelas de la covid El impacto de la pandemia en la vida cotidiana convierte las rutinas previas en lujos, privilegios y objetos de deseo. La infección genera miedos y altera modelos sociales, laborales y hasta de relaciones sexuales
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Un vecino de Sevilla hace la compra en un supermercado la pasada semana. PACO PUENTES / EL PAÍS “La vida no puede ser trabajar toda la se...
12 ene 2021
El Gobierno no tiene noticia de que el rey emérito vaya a venir a España en Navidad
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"Absolutamente ninguna noticia, por lo menos yo no la tengo", ha dicho la titular de Exteriores, Arancha González Laya. El rey J...
Las mariposas de mi estómago aún no se han extinguido por el calentamiento global. Lo sé porque el otro día vi a Scarlett Johansson en Lost in translation y me subió una corriente bioquímica por el esófago que a punto estuvo de machacarme el corazón, si acaso me queda ya algo de eso. ¡Qué manera de mirar Tokio por una ventana! No creía que se podía mirar nada así en este mundo. ¡Con gente como Scarlett no sé cómo todavía no se han derretido los polos! Ahora que sé que no tengo disecado todavía mi mariposario podré afrontar el próximo invierno con un poco más de calor interior sin tener que astillarme las manos encendiendo la chimenea. «Las mariposas de invierno acompañan a los forestales, en los meses de enero y febrero, cuando suben a cortar un bosque o aclararlo, o a desbrozar una vertiente en la que las zarzas han formado un colchón tan cubierto y espeso que solo pueden penetrar en él los jabalíes. Con las sierras Stihl allanan pinares, cortan ramas de encina sobrantes y cercenan brezos. A media mañana encienden un fuego de leña delgada, con algún tronco, y es cuando las mariposas de invierno, que han seguido a los forestales desde el pueblo, se acercan al fuego para absorber el calor», escribe Julià Guillamon en Mariposas de invierno y otras historias de la naturaleza. A Nabokov le preguntaron una vez qué cosas le disgustaban y cuáles le conmovían. «Mis aversiones son simples: la estupidez, la opresión, el crimen, la crueldad, la música dulzona. Mis placeres, los más intensos conocidos por el hombre: escribir y cazar mariposas», explicó. En lo de la estupidez estoy con Nabokov: andamos sobrecargados. En lo de cazar mariposas no tanto. Cuando iba de pequeño con el abuelo a sacar a las cabrillas, intentaba coger una. No hubo manera. Ahí, con el abuelito, por los campos desde los que se ve el mar y donde está el algarrobo donde quiero que echen mis cenizas, comprendí la libertad persiguiendo mariposas. Era en aquella época en el que mundo olía a nuevo, a otra cosa. «¿Por qué los alienígenas no dan un paso al frente y nos ayudan? ¿Los azares darwinianos pueden explicar por qué hemos domesticado a perros y gatos, pero no, por ejemplo, a monos y pósums? ¿Te das cuentas de que las ostras tienen, entre sus demás órganos, un corazón? ¿Cuándo fue la última vez que viste una mariposa?»,.
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Las mariposas de mi estómago aún no se han extinguido por el calentamiento global. Lo sé porque el otro día vi a Scarlett Johansson en Los...
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