Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 nov 2011

ENTREVISTA: ALMUERZO CON... ÁNGELES BLANCAS

"En la ópera hay también flirteo y promiscuidad".

 

Es difícil encontrar ciertos grados de franqueza en el mundo de la ópera. Pero el efecto que la ensalada de tomate con ventresca produce en Ángeles Blancas es de una transparencia indiscutible. O quizás sea el aceite del aliño que no se priva de untar lo que la lleva a sincerarse.
También puede que se lo produzca un autorreconocido repelús a las relaciones públicas. El caso es que esta soprano española de sólida carrera internacional, habla con soltura: "Hoy ves cosas muy tremendas en mi mundo".

La soprano critica que no se busquen voces, sino glamur y negocio
"¿Cuáles?", pregunta uno, vigilante de que nunca quede vacía su copa de Hacienda Monasterio (Ribera del Duero). "La gente no entiende de voces, busca otras cosas: juventud, glamur, negocio...". No es como en la época de sus padres. Cuando Ángeles Gulín, su madre, y Antonio Blancas, su padre, andaban por esos escenarios, todo era más lento, pero se guardaban esencias hoy diluidas.
Ella creció, "con mucha naturalidad ante la música", en una casa lírica con clara conciencia de esfuerzo. "Mi madre era hija de un músico de Ribadavia (Ourense) que tocaba a Wagner por las iglesias", cuenta.
"Pero pasaron mucha hambre, como me contaba ella, no fueron pocos los días que se vio yendo al murallón del pueblo a buscar cáscaras de naranja".
La Gulín tenía una voz que era un don. "Yo, en cambio, he debido adaptar la mía a mis propias necesidades. He debido transformar mi manera de cantar a lo que me apetece hacer y a lo que mi cerebro busca", confiesa mientras degusta unos tersos corazones de calabacín a la plancha.
Pero los cantantes de hoy, además, se adentran en un mundo mucho más sofisticado. "Nosotros debemos ser buenos actores, estar en forma, luchar contra una competencia absolutamente especializada. Es un mundo más complejo". Con tensión y desahogos. "Como en todas partes, se flirtea mucho, hay mucha promiscuidad y mucho de todo, pero igual que en otros trabajos, me imagino. La gente se inquieta".
Pero sin despistarse en la preparación de los papeles. Y ahí, los boletus con yema le confieren un halo de responsabilidad para hablar de lo que hará en enero en la Fenice, de Venecia. "Interpretaré Lou Salomé, la ópera que compuso Giuseppe Sinopoli -el músico muerto de un ataque al corazón mientras dirigía- sobre la amante de Rilke".
Su agenda internacional le lleva al mítico teatro italiano igual que este verano la acercó al Festival de Bregenz para hacer esa Andrea Chenier, de Umberto Giordano, de espectacular escenografía en mitad del lago, donde habían hundido un busto de Marat propio de Los viajes de Gulliver.
"Muy espectacular, sí, pero a punto estuve de estrellarme por esas escaleras. No creas que me va mucho la parafernalia".
A ella le van otras cosas. Pero no idealiza. A excepción de algunos sueños que no se priva de comentar en alto.
"Lo sublime, para mí, hubiese sido que Carlos Kleiber me dirigiera mirándome con esos ojos penetrantes. Pero la realidad no es esa en este mundo. La realidad algunas veces son orquestas vagas y directores que pasan de todo. No son Mutis, ni Abbados, pero hay que contar con eso...", afirma apurando su última copa de vino.

23 nov 2011

El hijo 'perfecto' que Woody Allen se perdió

Hoy lo señalan como el más prometedor de los nuevos políticos, el joven destinado a cambiar el mundo, pero hasta hace poco era un niño prodigio. Es Ronan Farrow, más conocido por ser hijo de Woody Allen que por todas las etiquetas que le han puesto en su corta vida, a la que acaba de sumar un logro. A los 23 años, el único descendiente biológico del célebre director y Mia Farrow ha sido escogido como uno de los becados por la Fundación Rhodes, una selecta distinción que le pagará los estudios en la universidad de Oxford durante dos o tres años a partir del próximo octubre. Un honor único para un estudiante estadounidense, que su padre no podrá compartir.

Ronan y Allen no se han vuelto a ver desde que el realizador se separó de Farrow y estableció una relación sentimental con Soon-Yi Previn, hija adoptiva de Mia y 34 años más joven que el director.
"Mi padre está casado con mi hermana, lo que me convierte en su hijo y su cuñado. Me parece una trasgresión moral", afirmó el joven hace años sobre la relación que dividió para siempre a su familia.
Ronan tenía solo cinco años cuando su madre descubrió las fotos de Soon-Yi desnuda en poder de Allen. La separación de la pareja en 1992 se vio seguida por una dura batalla legal por la custodia de sus hijos, Ronan, Dylan y Moshe, que acabó con la victoria de la actriz tras acusaciones infundadas de que el realizador había acosado sexualmente a la niña.
"Me siento fatal. He invertido millones de dólares y he luchado durante años en los tribunales pero no he podido cambiar nada", reconoció Allen en uno de sus pocos comentarios públicos sobre la agria disputa. Entonces, el director, que hoy vive en Nueva York con Soon-Yi y sus dos hijas adoptivas, admitió que no mantenía ninguna relación con los niños que tuvo con Mia.
Dylan, de hecho, se cambió el nombre a Malone y el otro hijo adoptado, Moshe, lo hizo a Moses.
Mientras tanto, su único hijo natural, cuyo nombre completo es Satchel Ronan O'Sullivan en honor del jugador de béisbol Satchel Paige y a su abuela, la actriz Maureen O'Sullivan, ingresó en el instituto Bard a los 11 años y ya a los 16 entró a la Universidad de Yale como un destacado estudiante precoz. Tras su graduación, siguió los pasos de su madre como portavoz de Unicef entre 2001 y 2009 y se mantuvo vinculado a numerosas causas benéficas a favor de la infancia y la juventud.
Hoy forma parte del Departamento de Estado estadounidense, donde, bajo las órdenes de Hilary Clinton, trabaja como consejero especial en temas de jóvenes, especialmente para Afganistán y Pakistán y se ha convertido en un asiduo comentarista político en Los Angeles Times o The Wall Street Journal.
El Huffington Post seleccionó su discurso de apertura de curso en su antiguo instituto como uno de los mejores del año, un sentimiento repetido por numerosas publicaciones que ven en Ronan mucho más que la víctima de un escándalo, fijándose en su brillante futuro político y social.

BORIS IZAGUIRRE PROTAGONISTAS

Inquietante Irina

Lo fantástico de Madrid como capital es que en cada década tiene sus estrellas. Como condecoraciones. En los años cincuenta tuvo al menos dos: Ava Gardner y su insaciabilidad tan conocida y rompedora. Y también la belleza inigualable de Lucia Bosé, enamorada del torero por excelencia, Dominguín. En la década pasada, en la que todos sentimos por un instante que éramos ricos, tuvimos a Victoria Beckham, esposa de David y motor de la gigantesca empresa que son ellos dos juntos. Son tiempos que ahora añoramos, cuando podíamos, casi igual que ella, comprar no un bolso de Hermès, sino tres.

La noticia en otros webs

Sobre Irina y Cristiano caía un titular: "son los nuevos Beckham". Capaces de dejarnos sin habla con su derroche, enojo y prepotencia
Todo eso ha terminado. Las velinas de la era Berlusconi han sido sustituidas ipso facto por señoras con collares de perlas de tres vueltas, pelo sin teñir y casacas, que no abrigos, de seda tiesa que ni recuerdan a las famosísimas velinas de pecho suave y smartphone en la oreja. En medio de todo ese panorama sombrío y tecnócrata, Madrid no se rinde y apuesta fuerte por la última de las divas extranjeras, Irina Shayk, la novia oficial de Ronaldo, el deportista todoterreno y héroe de la era gris que sobrevive a la burbuja.
Mientras la capital se unía a las manifestaciones en contra de los recortes en educación y en sanidad, Irina se preparaba para recibir un premio a su belleza. Mientras subían, o caían, nunca lo sabemos bien, las primas de riesgo y en los gimnasios de la capital se hablaba de que todo esto se debe a una estrategia de un grupo de inversores malvados que quieren arruinar el euro, en La Finca, la última urbanización de nuevos millonarios, Irina se preparaba para su gran noche en los premios de la revista Marie Claire. Una vez allí, Irina y Cristiano fueron requeteanalizados por esa agencia de calificación que son los invitados a una buena fiesta, que, con primas de riesgo o sin primas de riesgo, son siempre igual de estrictos. Irina y Ronaldo demoraron su entrada. Al parecer, Irina no se sentía del todo cómoda si no se sentaban cerca seis de sus mejores amigos. "Hay que entenderla", matizó una versátil actriz; "si estuviéramos en su cabeza, querríamos hacer lo mismo". En su cabeza o en sus piernas, agregaron otros, que son infinitas y que, pese a llevar un traje largo de estructura armadura, Irina enseñaba con descaro y además movía nerviosamente mientras se enfurruñaba cada vez más.
Durante la entrega de uno de los premios, Ronaldo hizo un gesto a uno de sus guardaespaldas (que se mezclaban entre los invitados a escasos metros del futbolista) para que le abrieran una de las puertas del salón de la Embajada francesa y salió hacia el jardín. "¿A fumar?", preguntaron algunos presentes, indicando que dentro del recinto estaba permitido. Nadie lo supo, pero Irina también abandonó la sala, a riesgo de que su premio fuera el siguiente, el enfado en la cara y en la pisada. Los flases, igual que los escoltas, detrás. "Pero ¿qué le pasa?", decían los presentes, ahogando las palabras de agradecimiento de los premiados. "Quiere que la duquesa de Montoro abandone su asiento para sentar a su hermana", dijeron. Se explicó que los asientos estaban reservados meses in advance.
Y las agendas de otras estrellas, también. Inflexibles, las piernas de Irina y Ronaldo dilataron y dilataron su reaparición. Cuando lo hicieron, le dieron la espalda a los flases, que llovieron sobre ellos aún más de lo que lo harán sobre Rajoy este domingo.
Brillante triunfo de Irina, que parpadeó un par de veces y comentó algo en su idioma a su Bota de Oro. Tensión social dentro y fuera de la embajada.
Irina miraba a los que ocupaban los asientos que su hermana debería disfrutar como si arrojara sobre ellos una maldición eslovaca, que a fin de cuentas es lo que estamos viviendo. Sobre ellos también caía un titular: "Son los nuevos Beckham".
Capaces de dejarnos sin habla con su derroche, pero también con su increíble enojo, su prepotencia y sus smartphones ardientes, la cosa que más desean.
Durante toda la entrega de premios, ni Irina ni Ronaldo los dejaron quietos. A lo mejor se burlaban de los presentes. O del presente. Tras la entrega de premios, abandonaron sin cenar. Alguien habló de mala educación y alguien también habló de nueva educación. Se subrayó aquello de "con tanto dinero, no saben divertirse en las fiestas". Más adelante en la noche, Tamara Falcó sintetizo: "Es una chica Bond", y todos entendimos lo que quería decir.
Da un poco de pena que termine la era Berlusconi y nadie se lamente sobre el futuro de las velinas. ¿Qué pasara con ellas?
Se marchan y se apagan las llamas de la fiesta incandescente que fue Europa hasta hace poco. Y los que antes votábamos a líderes carismáticos, ahora lo hacemos creyendo en un milagro para luego acostumbrarnos a que nos gobiernen tecnócratas que generan un malestar solo comparable a la ira de Irina.
De momento, el Gobierno de Monti ofrece una foto donde todos son tecnócratas.
La primera impresión, al verlos tan tiesos con el mismo tono de azul en sus trajes, corbatas, faldas, carteras y ojos, es que vuelve el tecno, esa música que no sabes cómo bailar. Ante la foto, las velinas seguro que se beberán una botella de champán y aspirarán un puro compartido con algún caballero orondo y solvente, jactándose: "Lo nuestro al menos era más divertente".

 

"Arrugas"

Imagen de Arrugas, la película dirigida por Ignacio Ferreras que adapta el cómic de Paco Roca
Cuando hablamos de tebeos españoles lo primero que viene a la mente de la gran mayoría es Mortadelo y Filemón, y es normal dado el enorme (y en su momento merecido) éxito de los personajes de Ibáñez. Si se tira un poco más de la manta seguro que saldrían mencionados otros personajes como Zipi y Zape, Anacleto, Carpanta, El botones Sacarino o ya viniéndonos a creaciones más modernas quizá lo más destacable a nivel de ventas y longevidad en número de aventuras sea ‘Fanhunter’ de Cels Piñol. No obstante, son varias las obras con un menor eco popular que se han publicado en los últimos años. Una de ellas es ‘Arrugas’ de Paco Roca, una sensible creación sobre el Alzheimer en la tercera edad que consiguió el premio nacional de cómic en el 2008. Sin embargo, y pese a que ha vendido una buena cantidad de copias, ‘Arrugas’ está lejos de ser un tebeo que la gran mayoría conozca.
‘Arrugas’, de la cual ya os comenté hace unos días que está entre las preseleccionadas para ser nominada a mejor película de animación en los Oscar, cuenta la historia de Emilio, un antiguo director bancario que padece Alzheimer que es ingresado en una residencia por su hijo. Allí traba amistad con Miguel, su compañero de habitación que le introduce en su nuevo mundo y, de paso, hacen alguna pillería juntos. Además, conoceremos a otros habitantes del lugar, cada uno de ellos con una pequeña historia que ofrecernos. Todo esto está perfectamente retratado en el cómic sin incidir demasiado en los componentes lacrimógenos de la historia, pero tampoco adulterándolos obviando la gravedad del Alzheimer. ‘Arrugas’ sencillamente consigue un equilibrio casi perfecto que lo convierte en uno de los mejores cómics (para así englobar también obras extranjeras) de los últimos años. Eso sí, yo tenía mis dudas cuando se confirmó que iba a dar el salto a la gran pantalla en forma de película de animación.
El responsable de acometer este aventura es Ignacio Ferreras, cuyo trabajo más reciente fue su participación como animador en ‘El ilusionista’, último film hasta la fecha de Sylvain Chomet, también director de ‘Bienvenidos a Belleville’. Su primer gran acierto fue optar por un tipo de animación más sencillo (pero no por ello menos efectivo), en el que la visualidad de las imágenes no corra el riesgo de comerse a la propia historia. Y es que en ‘Arrugas’ no serviría para gran cosa la adición del 3D ni otras tecnologías dedicadas a potenciar la belleza de lo que vemos. Y se ve que no soy el único que piensa eso, ya que el propio autor ha alabado el resultado final y también recibió muy buenas críticas de medios de todo el mundo tras su presentación en el pasado Festival de San Sebastián.
Creo que la secuencia que ahora podemos ver capta muy bien el espíritu de la obra de Paco Roca y es una buena muestra sobre lo que podemos esperar de ‘Arrugas’. Yo al menos ya tengo muchas esperanzas en que salga una muy buena película que quite aún más la razón a aquellos que critican tanto al cine español diciendo que siempre se hace lo mismo. ‘Arrugas’ es un buen ejemplo de que no es el caso aunque luego puede que no sea una película tan redonda como yo estoy deseando. ¿Qué opináis vosotros? ¿Acabará colándose entre las nominadas al Oscar de mejor película de animación?