Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 dic 2010

Cine cine cine...

Pues feliz navidad a todos los exhibidores de cine de España. Con las cifras provisionales en la mano, este fin de semana el público ha dejado 7.600.000 euros en la taquilla de tres jornadas que incluían el día de navidad.
Ha subido la recaudación, otra cosa es si el dinero lo han logrado las películas que lo merecían. En España se pone primera Ahora los padres son ellos (en la foto), con 1.876.000 euros, seguida de Los viajes de Gulliver con 1.530.000 euros. En EE UU + Canadá también encabeza el ránking Ahora los padres son ellos, pero con 34 millones de dólares, mucho menos de lo esperado.
Sí ha ido muy bien Valor de ley, de los hermanos Coen, con 25,6 millones, mucho más de lo que esperaban los analistas.

Haneke busca dos actores españoles de 50 años

No, no es ninguna inocentada a pesar de ser hoy 28 de diciembre: Michael Haneke comienza en febrero a rodar en París su nueva película, Amor, la historia de amor de dos ancianos (el mítico Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva), a los que una desgracia les pondrá a prueba. Encarnando a su hija aparecerá Isabelle Huppert (ambos en la foto) y Haneke anda estos días rematando el reparto. Y atención, porque busca una pareja de actores españoles, que aparenten de 50 a 60 años, con cara de bonachones y que hablen francés con acento para que encarnen a los conserjes inmigrantes del edificio donde vive el matrimonio protagonista.
No, no es ninguna inocentada a pesar de ser hoy 28 de diciembre: Michael Haneke comienza en febrero a rodar en París su nueva película, Amor, la historia de amor de dos ancianos (el mítico Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva), a los que una desgracia les pondrá a prueba. Encarnando a su hija aparecerá Isabelle Huppert (ambos en la foto) y Haneke anda estos días rematando el reparto. Y atención, porque busca una pareja de actores españoles, que aparenten de 50 a 60 años, con cara de bonachones y que hablen francés con acento para que encarnen a los conserjes inmigrantes del edificio donde vive el matrimonio protagonista.


. El austriacoalemán Michael Haneke aprovecha las navidades para cerrar el rodaje que le tendrá ocupado a partir de febrero, Amor, su nuevo filme, que le alejará del blanco y negro y del pasado que marcó su última película, La cinta blanca.
En realidad, cambia hasta de edades de sus protagonistas: de los niños de la ganadora de la Palma de Oro de Cannes 2009 pasa ahora a una pareja de octogenarios (Trintignant, que no necesita presentación, en la foto, y Emmanuelle Riva, actriz que lleva trabajando desde 1957, con 30 años, y a la que hemos podido ver en Hiroshima mon amour, Azul o Venús, salón de belleza). Son dos profesores de música jubilados, y música es también su hija, a la que da vida Isabelle Huppert.
 Un día la mujer sufre un pequeño ataque y cuando vuelve del hospital parte de su cuerpo se ha quedado paralizado, una desgracia que tensará la relación con su marido.
Huppert ya trabajó con Haneke en La pianista y El tiempo del lobo, por lo que conoce muy bien el intrincado universo de uno de los cineastas más perturbadores (y si no, recordad Caché, Funny games, Código desconocido o cualquiera de los largometrajes antes mencionados).



Durante 40 días, Haneke rodará en París esa relación, que según ha declarado en algunos medios franceses, "entrará en la descomposición psíquica". Vamos, conociéndole, torturas psicológicas y sufrimiento al canto.
Probablemente estrene el filme en otoño (el director lleva desde 1995 rodando casi exactamente un trabajo cada dos años): sería una gran apuesta para Venecia o San Sebastián.
 Y entre los actores secundarios, aquí está la gran sorpresa, dos porteros inmigrantes españoles. Estos días casi todos los actores veteranos españoles se han ofrecido para encarnar a los dos conserjes encargados de guardar el edificio donde vive el viejo matrimonio.
Haneke necesita que aparente de 50 a 60 años, hablen francés con acento y tengan cara de bonachones. Otra de las buenas noticias que trae Amor es la vuelta al cine de Tringtinant, que llevaba un tiempo alejado de la pantalla.
Veremos cuánto da de sí Amor.

27 dic 2010

La Fiesta de Fin de Año

No puedo acordarme siendo pequeña de esa fiesta, del 24 y 25 si, porque mi abuela se encargaba de hacer que vivieramos la Navidad, Un Portal de Belén enorme, y los villacincos, todo tenía que estar perfecto, y con las amigas de la calle, y los amigos de mi padre, cantabamos, y luego se me difimuna todo, la navidad en casa empezaba con la Lotería y los niños cantando, el olor a mandarinas, a la suculenta cena yo que era de poco comer, lo relaciono con el olfato a la salsa de la Gallina en Pepitoria.
Mi abuela era una gran cocinera.
Ultimamente pienso mucho en mi abuela, no sé por qué. Creo que me influyó mucho en muchas cosas. Mas adelante hacíamos , como se dice en Canarias "Comedias" como las del colegio, comprábamos papel de colo recuerdo uno turquesa al que llené de estrellas, yo dirigia la obra que nos inventabamos, eramos hadas, ágeles, todo etereo, y una niña pobre, a la que las demás llenabamos de regalos, cajas vacias envueltas en los mismos papeles, y de golpe un regalo era un vestido para bailar con nosotras.
Creo que un psiquiatra estas historías le encantarían, el público eran las madres y abuelas, que nos aplaudian, y cono en el colegio hacía mucho teatro, (En el buen sentido) lo repetíamos, más tarde empezaron a dejarme ir a la fiesta de Fin de año. y el traje y todo era de verdad, me hacía ilusión estrenar vestido de fiesta, pero nunca como aquel de papel de seda turquesa lleno de estrellas plateadas que tb hacía. (Continuará)

Las doce uvas

Las doce uvas


Una hermosa fuente, repleta de racimos de uvas jugosas y dulces, suficientes para que todos los comensales tomen 12 de estas frutas, al momento de despedir el año que termina, y dar la bienvenida al año nuevo, es una tradición que se celebra en España, y en muchos países latinos influenciados por dicha cultura.



Cuenta la historia que el Alcalde de Madrid, José Abascal, por allá por 1882, decretó un bando que imponía el pago de 1 duro (5 pesetas) a las personas que quisieran salir a recibir a los Reyes Magos. Un grupo de madrileños indignado, decidió una singular forma de protesta, que se burlaba además, de las familias aristocráticas que celebraban con uvas y champaña la noche vieja: reunirse en la famosa Puerta del Sol, a tomar uvas al son de las campanadas de las 12.



Con el paso del tiempo, la acción se hizo costumbre, y la costumbre tradición, extendiéndose por pueblos y ciudades hasta traspasar las fronteras y perdurar en el tiempo, con connotaciones de buenos augurios para los días por venir.