Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 feb 2014

“Vi mucha más verdad en el teatro que en Derecho”................................................... Elsa García de Blas

La actriz dirige el primer máster universitario de interpretación.

 

Serna cree que los actores deben ser universitarios. / Uly Martín

Los jóvenes imberbes que le piden consejo ignoran que la mujer que tienen enfrente rodó con Saura, Camus o Almodóvar, y que hasta apareció en la mítica Falcon Crest
. También, seguramente, que integra el selecto club de la Academia de Hollywood (es una de los cinco actores españoles que son miembros). Pero ahí está aconsejándoles Assumpta Serna (Barcelona, 1957), en el modesto estand que su fundación, First Team, tiene en Aula, la feria de educación que se ha celebrado estos días en Madrid, donde ha promocionado el primer máster universitario en interpretación cinematográfica.
 “Aquí estoy, como decimos los catalanes, arremangada”, sonríe. Y vuelve a los imberbes que sueñan con actuar.
Hay un impulso que mueve a esta actriz con más de un centenar de papeles a sus espaldas en 20 países y que se aprecia en cómo habla de lo que hace
. Desprende un compromiso profundo con su profesión, que se ha propuesto prestigiar.
 Tiene que ver, desliza, con que sus padres insistieran en que estudiara Derecho porque aquello de subirse a un escenario no era serio
. “Pero vi mucha más verdad en el teatro”, defiende.
 Esa verdad “tiene que revalorizarse”, insiste.
 Y ahí anda poniendo todo su empeño: los actores, cree, deben ser universitarios.
 Con el posgrado que ha puesto en marcha con la Universidad Rey Juan Carlos —que comienza este próximo mes de marzo— trata de superar, además, un déficit en la formación de los actores sobre la que se escribió en El trabajo del actor de cine:
 “Que no se les enseña a actuar para la pequeña ventana del cine, sino solo para la grande del teatro”.
 Y hay mucha diferencia. “La palabra es la unidad más pequeña en teatro, mientras que en el cine es el pensamiento”, explica antes de meter mano, también arremangada, a la hamburguesa de pinta regular que ha pedido en la cafetería de la feria.
¿Y de actuar, cómo anda? Desde que terminó de rodar la coproducción francoalemana de Los Borgia —“de las mejores cosas que he hecho últimamente”, dice— está esperando un papel.
 Hace tiempo que no le ofrecen nada en España.
 ¿Pasa factura saltar el charco? “Me lo pregunto mucho... Quizás hay demasiado respeto, doy miedo. Alguien que a lo mejor puede discutir cosas…”, reflexiona, y encuentra otro motivo:
 “Mario Camus me dijo una vez: ‘¡Cuando escribas un libro nunca más te van a llamar!”.
Eso le pesa, pero también la falta de apoyo que ha notado cuando ha salido fuera.
 Lo recuerda y entonces se le humedecen los ojos: “En 1988 hice una retrospectiva de cine español en Nueva York, y luego fui con los franceses... Aquello no tenía nada que ver, ellos sí que saben vender su cine”.
 Y añade con resignación: “El país no te respalda”.
En la conversación ha hablado muchas veces en plural —“pensamos” esto, “creemos” lo otro— porque comparte con su marido, el también actor Scott Cleverdon, la vida y la dirección de la fundación
. Él escocés y ella catalana, no queda otra que preguntarles cómo van en casa de soberanismo: “Él dice que no podemos opinar, porque llevamos mucho tiempo fuera”.
 Al final, se arranca: “Me da miedo que una nación, al hacerse pequeña, se empequeñezca”.

La madre de cristal................................................ Ángel Luis Sucasas

El cineasta Hans-Christian Schmid indaga en la familia de clase media en su película más personal: '¿Qué nos queda?'

 

Corinna Harfouch interpreta a la madre bipolar de '¿Qué nos queda?'.

Gitte es una madre y esposa de cristal.
 Al menos lo es para su familia; para su marido Günter y para sus dos hijos: Marko y Jakob
. Ser maníaco depresiva y bipolar hace que la traten como si siempre estuviera a punto de caer y hacerse añicos.
 Y por esa actitud le ocultan sus secretos y dramas, creyendo que fingir (mentir) es lo mejor que pueden hacer.
Esta situación, que conoce "muy de cerca", es la que el director alemán Hans-Christian Schmid ha elegido como leitmotif de ¿Qué nos queda?, su sexta película y su tercera colaboración en tándem con el guionista Bernd Lange:
 "Esta vez queríamos contar algo más personal.
Nuestro anterior filme juntos, La tormenta [2009], nos exigió un año de investigación, mucho trabajo exterior, de comprender y estudiar algo que no conocíamos
. No tuvimos espacio para desarrollar los personajes, porque el motor de la historia era el argumento, no sus protagonistas.
 Ahora queríamos hablar desde el interior, de nuestras experiencias personales, y construir un retrato veraz de una familia de clase media".
Christian-Schmid y Lange son ya en sí una pequeña familia cinematográfica.
 Conectaron desde su primera colaboración, en Réquiem (2006), un filme también centrado en los problemas psicológicos: el agotamiento emocional de una joven epiléptica.
 Para ¿Qué nos queda? el dúo optó por un proceso creativo muy estrecho en la primera fase y más independiente en la segunda:
"Nos juntamos durante una intensa semana para preparar la historia entre los dos.
 Teníamos claro que necesitábamos contar los problemas de una familia acomodada, ahora que las oportunidades de los hijos para superar o igualar el nivel de vida de sus padres son tan escasas".
 Pero después de esa semana, Schmid dejó a solas con la pluma a Lange y se limitó a revisar y proponer cambios a cada nuevo borrador del libreto.
El cineasta Hans-Christian Schmid en el rodaje de '¿Qué nos queda?'.
Ya en el plató, Schmid tenía muy claro de qué iba su película, qué la haría funcionar o fracasar:
 "La clave era conseguir que la troupe de intérpretes se sintiera como una familia".
 Para conseguirlo, el cineasta dedicó todo su esfuerzo y atención a la dirección de actores, una faceta para él más importante que repensar el encuadre, movimiento de cámara o iluminación.
 "Llevo tres filmes trabajando con un director de fotografía polaco [Bogumil Godfrejow] y le digo cosas como
: 'Por favor, ilumina para que los actores se puedan mover sin problemas y no te metas mucho en el medio' [ríe].
 Pero él se lo toma bien. Entiende perfectamente qué tipo de cine estamos haciendo"
. Un cine que se rueda a cámara en mano y sin marcas, abierto a la improvisación.
Cartel de la sexta película de Hans-Christian Schmid, '¿Qué nos queda?'.
Trabajar con el reparto es para este realizador alemán una cuestión más de instinto que de alquimia: "No hay reglas. Cada actor necesita algo distinto.
 Los hay que quieren hablar contigo después de cada escena.
 Los hay que te piden material para investigar
. Y también los que te dicen: 'No, no quiero copiar a nadie
. Quiero hacer mi propia versión del personaje".
 En ¿Qué nos queda? la tarea se complicaba por el minimalismo narrativo y la necesidad de lograr que todas las piezas de la familia, desde el nihilista Marko hasta el responsable y sobreprotector Zowie, encajaran:
 "Fue un casting complicado. Partí de Marko y luego fui añadiendo piezas: quién podía ser su madre, quién podía ser su padre
. Y luego tuve que encontrar el terreno común para que todos se entendieran y actuaran con naturalidad".
Aunque los cineastas suelen poner los ojos en blanco ante la pregunta, ¿Cuál es tu escena favorita?, Hans Christian-Schmid tiene una en ¿Qué nos queda?
. Al piano, Marko, el hijo escritor, tocando para su hijo. De pronto la abuela y madre, Gitte, aparece y comienza a cantar con el pianista. Günter, el abuelo, que leía en el sofá se levanta; y el dúo se convierte en trío.
 "Un día entero para rodarla.
 Improvisando. Comienza con humor, muy dulce
. Y de pronto vemos que Gunther y Gitte están a punto de llorar y se abrazan.
 Creo que ahí logramos resumir la película". La canción acaba con estos versos, cantados a dúo por la pareja que lleva tantas décadas casada y ve cómo su matrimonio ensancha sus grietas:
 "Si solo callaras, sería hermoso.
Pero te abandonas. Te abandonas".

¡Salta con Philippe Halsman!

El retratista judío fotografió a decenas de celebridades para la revista 'Life'

Una exposición en Suiza muestra 300 fotos del hombre que logró hacer saltar a Marilyn Monroe

Las imágenes se recogen en un libro que ha salido a la venta esta semana.

Marilyn Monroe. / PHILIPPE HALSMAN

Philippe Halsman fue acusado con 22 años de matar a su propio padre.
 Sucedió durante una excursión que ambos, nacidos en Letonia, realizaron a los Alpes austriacos para practicar montañismo, una de sus actividades favoritas.
 A final de la jornada, el padre yacía muerto en el suelo y nadie dudó en acusar al joven judío
. Corría el año 1928 y los humos antisemitas ya empezaban a atufar el corazón de Europa, por lo que la pantomima de juicio y la injusta condena a dos años de prisión que le impusieron fue para muchos uno de los primeros síntomas de la enfermedad racista que asolaría después el continente.
El caso Halsman, por aquellas estudiante de ingeniería en Dresde, despertó una solidaridad sin precedentes entre la intelectualidad judía.
 Albert Einstein desde Berlín, Sigmund Freud desde Viena y Thomas Mann en Munich fueron algunos de los que denunciaron la injusticia, advirtiendo que aquello era solo la punta del iceberg de un odio racial que iba in crecendo.
 “Aquella experiencia le hizo replantearse hacia dónde quería enfocar su vida. Se decidió por París y se convirtió en uno de los fotógrafos más relevantes del siglo XX”, explica Anne Lacoste, comisaria de la exposición Etonné-moi! (¡Asómbrame!) en el Musée de L'Elysée de Lausanne (Suiza) que reúne hasta el 11 de mayo más de 300 piezas del artista de Riga en un intento por indagar en su cuidado proceso creativo.
 Las imágenes se recogen en un libro que el 24 de febrero lanza la editorial Prestel Publishing.
El creador de la saltologíalos retratos de celebrities, políticos e intelectuales en pleno vuelo–, de 101 portadas de la revista Life o de las imágenes más icónicas de Salvador Dalí, decidió dar carpetazo a aquel episodio, del que nunca volvería a hablar demasiado
. Lo consiguió con una cámara, su fina ironía, un humor mordaz, amplísimos conocimientos técnicos y, quizá lo más importante, una admirable capacidad a lo largo de toda su carrera para adaptarse a nuevos lugares, medios y formas narrativas.
Retrato de Philippe Halsman de Jean Cocteau. / PHILIPPE HALSMAN
Halsman vivió en París durante los años treinta, aprovechando un nuevo tipo de soporte que se tornaría esencial para la fotografía: las revistas.
 En la capital francesa, influenciado por el movimiento surrealista, experimentó con la manipulación de los negativos y arrancó las series de imágenes duplicadas y sobreexposiciones que desarrollaría a lo largo de toda su trayectoria
. En aquellos años, las fotografías a personalidades de toda índole entrenaron el ojo de uno de los mejores retratistas de la historia.
 Sin embargo, el tiburón antisemita andaba al acecho y el estallido de la Segunda Guerra Mundial le obligó a emigrar a Nueva York ayudado por uno de los espontáneos amigos que le surgieron durante sus dos años de prisión: Albert Einstein.
 Años después, el científico sería elegido por la revista TIME como Personaje del Siglo XX y quedó inmortalizado para siempre en su retrato más recordado y reproducido, firmado por Philippe Halsman.
 Se cumplía así, como ocurrió con muchas otras de sus instantáneas, una de las ansias del creador y que él mismo explicó en varias ocasiones: “Intento captar la esencia de los sujetos de forma sincera y sin artificios.
 Mi aspiración es crear un retrato que perdure en la historia como la imagen que defina a esa persona, para que, cuando la gente recuerde a una gran figura del pasado, lo que vea sea una fotografía creada por mi cámara y mi ojo”.
En Nueva York tocó volver a readaptarse a otra cultura iconográfica que huía de los artificios y las distorsiones de la imagen a los que estaba acostumbrado.
 En EEUU se exigía precisión y perfección y Halsman, un tipo con recursos, lo entendió a la primera.
“Su adaptabilidad es una de sus mayores virtudes. Él conocía muy bien el mercado y enseguida vio que en América no podía hacer las fotografías que hacía en París.
 Su imagen para la campaña publicitaria de pintalabios de Elizabeth Arden (con la modelo Connie Ford posando ante una bandera americana), fue todo un éxito y demuestra que entendió muy rápido el mensaje”, explica Anne Lacoste
. Para Lacoste, lo que diferencia a Halsman del resto de fotógrafos de posguerra es su afán por aportar a su trabajo una carga artística y el hecho de que inventara un nuevo formato editorial.
 “Fue el primero en publicar un libro de fotos con las imágenes a página en The Frenchman, su bestseller con la entrevista visual, sólo a través de gestos, que le hizo al cómico francés Fernandel.
 Lo mismo hizo después con el volumen dedicado al bigote de Dalí”.
 También introdujo el concepto de copyright y fue el primero en proteger los derechos de los fotógrafos frente a las publicaciones.
Hitchcock según Halsman / PHILIPPE HALSMAN
Pero antes de todo esto, por la cámara de Halsman pasaron las más grandes personalidades de la época como Alfred Hitchcock, una desconocida Grace Kelly, los Kennedy, Anjelica Huston enterrada en flores, Martha Graham, Andy Warhol o Rita Hayworth, a la que colocó tomando un batido en una de sus primeras portada para Life.
Fue en esta revista de y para fotógrafos donde Halsman obtuvo carta blanca para poder mostrar su visión de la realidad y viajar con encargos como el de buscar a las mujeres más elegantes del mundo. En otra misión sobre jóvenes promesas de Hollywood conoció a una novata Marilyn Monroe y quedó inmediatamente cautivado por la rubia, a la que volvería a retratar en varias ocasiones más.
Marilyn fue de las pocas que rehusó saltar para él.
 Demasiada exposición para una mujer escondida detrás de un mito. Sí lo hizo cinco años después, donde incluso brincó de la mano del fotógrafo.
 La famosa serie Jumpology (saltología) surgió como método para seguir excavando en su aproximación psicológica del retrato, hacer caer a golpe de botes la máscara que todo el mundo lleva pegada al rostro.
 Al final de cada sesión, Halsman pedía al retratado que saltara para él.
Casi nadie se negó y gracias a eso podemos ver hoy el elegante brinco de los duques de Windsor, el recatado de Richard Nixon o el eufórico de Brigitte Bardot.
Cuando el cine y televisión comenzaron a tomarle terreno a las revistas como soporte de la publicidad y la promoción cinematográfica en las que se había especializado, Halsman no se achantó, como otros, y agarró el reto con entusiasmo
. Su llamamiento a incentivar la creatividad en la fotografía para asegurar así su permanencia se materializó en la realización de secuencias de fotos, en nuevos efectos con el color y, en 1961, en su asociación con varias figuras como Richard Avedon e Irvin Penn, para abrió el Famous Photographers School, donde impartían seminarios sobre el medio y su relación con el mercado.
 “La fotografía es la forma de arte más joven. Todo intento de ampliar sus fronteras es importante y debe fomentarse”, reivindicaba el letón.
Pese a su éxito como retratista, el autor mantuvo viva su otra faceta, la artística, la más personal y en la que se permitía seguir agitando la mirada
. Es el caso, por ejemplo, de los retratos que realizó a Jean Cocteau en 1949 con dos cabezas, tres piernas u ocho manos
. “Ningún escritor es acusado de escribir lo que está en su imaginación.
Ningún fotógrafo debería ser acusado cuando, en vez de captar la realidad, intenta mostrar cosas que sólo ha visto en su imaginación”, reivindicaba en sus múltiples clases magistrales.
Horizontes que agrandaba con colaboraciones como la que mantuvo durante décadas con Salvador Dalí, al que fotografió por primera vez en 1941 y por última en 1978.
 A ambos les unía su interés por el psicoanálisis, la ironía, el humor y la conciencia del valor de los medios de masas
. Con el creador catalán formaría una simbiosis artística única que mantuvo viva la pequeña parcela de locura que el fotógrafo se preocupó de proteger toda su vida.
 “En mi trabajo serio me esfuerzo por alcanzar la esencia de las cosas y objetivos que puede que sean inalcanzables. Por otro lado, me atrae lo cómico y una vena infantil me lleva a tener todo tipo de comportamientos frívolos”
. Reflexiones de un hombre que asombró al mundo pero al que el mundo jamás pudo pillar por sorpresa.

 

Lo que nos pasa..................................................................... Juan José Millás

Deberíamos hacer cola por la mañana, a la espera de que abrieran los quioscos, para conocer el escándalo del día.

 

En una época de paro, explotación y supresión de derechos laborales, los sindicatos de clase deberían gozar de un protagonismo del que huyen como de la peste
. En una época de políticas de extrema derecha, con atentados gravísimos a las libertades individuales (la ley del aborto, verbi gratia), los partidos de izquierda deberían brillar como el neón en las encuestas de intención de voto.
 En una época de mentiras públicas diarias, lanzadas a granel en los telediarios, en las emisoras de radio y hasta en el Congreso de los Diputados, la verdad debería declararse Patrimonio de la Humanidad o ser objeto al menos de los cuidados de las especies en extinción.
 En una época en la que la monarquía se falta el respeto a sí misma cada martes y cada jueves, la República debería constituir una aspiración moral de proporciones ciclópeas
. En una época en la que se contempla pasivamente cómo un grupo de inmigrantes se ahoga intentando alcanzar la orilla o, peor aún, se contribuye a que mueran con disparos de pelotas de goma, los que se llaman a sí mismos defensores de la vida deberían incinerarse a lo bonzo ante el Ministerio del Interior para poner en evidencia el cinismo gubernamental.
 En una época en la que los bancos roban a sus clientes, en la que a los políticos se les descubren cuentas en Suiza un día sí y otro también, en la que los enfermos agonizan y mueren en los pasillos de los hospitales, en la que el peso de la carga fiscal cae sobre las clases medias y bajas, y en la que se amnistía a los defraudadores de gran tonelaje, el periodismo de denuncia debería conocer uno de sus momentos de gloria: deberíamos hacer cola por la mañana, a la espera de que abrieran los quioscos, para conocer el escándalo del día.
¿Qué ocurre entonces?
No sé, quizá, que la obsesión por lo que nos pasa, nos impide averiguar lo que pasa.

El poder y la gloria............................................... Javier Ocaña


Judi Dench y Steve Coogan, en un fotograma de 'Philomena'.

“En el momento en que supones que hubo un creador y un plan, los humanos se convierten en objetos de un experimento cruel por el que nos crearon para estar enfermos y se nos ordenó que estuviéramos bien”
. La frase, provocadora, pujante e irreprochable como casi todas las suyas, es del periodista y escritor Christopher Hitchens, pero bien podría haberla pronunciado un tal Martin Sixsmith, periodista de la BBC caído en desgracia por uno de esos resbalones en las redes sociales que a veces te cuestan el infierno, que acabó, casi con desgana, introduciéndose en una historia de interés humano que le ha acabado reportando la gloria
. Primero, como escritor de Philomena,una novela basada en una historia real, y ahora, como personaje coprotagonista de una película basada en aquella novela, dirigida por un clásico del cine contemporáneo, Stephen Frears. Sixsmith, ateo en materia religiosa, procaz en su escritura y descreído con la vida, parece una suerte de Hitchens que, por una vez, se hubiera visto introducido en un túnel de delicadeza.
PHILOMENA
Dirección: Stephen Frears.
Intérpretes: Judi Dench, Steve Coogan, Mare Winningham, Sophie Kennedy Clark, Barbara Jefford.
Género: drama. Reino Unido, 2013.
Duración: 98 minutos.
Y, sin embargo, qué poco maniquea es Philomena.
  El relato de uno de esos casos que no admiten medias tintas, los bebés robados a adolescentes presuntamente descarriadas por parte de instituciones religiosas, parecía presto para el ruido y la furia en una sola dirección.
Pero la capacidad de Frears y sus guionistas, Jeff Pope y Steve Coogan (también magnífico protagonista) para huir de lo obvio lo convierten en algo mucho más trascendente y complejo. Políticamente incorrecta, incluso blasfema en bastantes momentos, la película, en cambio, tiene dardos también contra los prejuicios de una cierta izquierda poco dada a la reflexión sobre sus propias opiniones, más que creadas, instaladas a cal y canto gracias a los apriorismos.
La gran cantidad de temas a los que se acerca la película, todos ellos mayores, la instalan en arenas movedizas a cada instante: las creencias religiosas (y el respeto por ellas), las instituciones eclesiásticas, el periodismo, las redes sociales, el juego sucio político, el juicio universal de la masa sin posibilidad de atenuantes, el sensacionalismo, los derechos de los homosexuales, el drama de las adopciones que encubren crímenes atroces y hasta la política alrededor del sida.
 Ahora bien, siempre hay terreno para otorgar defensas a las acusados... aunque sea para acabar condenándolos como personajes. Eso sí, previo juicio narrativo, previa reflexión dramática.
Con una sensacional Judi Dench, y ese Steve Coogan de preciosa voz, capaz de matizar una interjección de diez modos distintos, estamos ante una obra de incuestionable valor social que, llegando desde el melodrama (el músico Alexandre Desplat se reinventa en cada película), tiene sitio para lugares tan dispares como el cine político y la comedia irónica.
Quizá demasiado bonita para una parte de la crítica, alérgica, como el propio periodista protagonista, a "las historias de tintes humanos", Philomena es al mismo tiempo cine de denuncia y cine popular. Cine para emocionarse.

‘El padrino’ gana el Oscar de los Oscar.....................

El filme es votado por los lectores como el mejor de los que han obtenido el Oscar a mejor película en las 86 ediciones del premio.

 


Fotograma de 'El padrino' (1972), de Francis Ford Coppola.

Ni el genio de Billy Wilder en El apartamento ni la pionera Alas, de que inauguró la locura de los Oscar. El padrino, de Francis Ford Coppola, ha sido votado por los lectores de EL PAÍS como el Oscar de los Oscar, el mejor filme entre los premiados a mejor película en los 85 años de vida del galardón hollywoodiense.
 Con el 52,98% de los votos, El padrino (1972) se ha impuesto a El apartamento (1960) apoyada por el 24,93% de los votantes, y a Alas (1927) con el 22,09% de los votos.
El padrino ganó el premio a mejor película en 1972, en la 45ª gala de los Oscar. Además, se llevó la palma en las categorías de mejor actor (Marlon Brando) y guion adaptado (Mario Puzo, autor de la novela que dio origen al filme, y Francis Ford Coppola)
. Nada comparable, en realidad, con el éxito de la segunda parte de la saga, El padrino II, que en 1974 se llevó seis estatuillas de las 11 a las que optaba: película, dirección, guion (Puzo y Coppola), actor de reparto (Robert de Niro), banda sonora (Nino Rota y Carmine Coppola) y dirección artística. El cierre de la historia de la familia Corleone, sin embargo, no fue premiado con los favores de la Academia, y se fue de vacío en 1990, pese a que optaba a siete Oscar.

A la película, apertura de la saga de Coppola, no le han faltado distinciones por parte del público.
 En 2008, por ejemplo, fue votada la mejor película de la historia por la revista Empire, tomando en consideración la opinión de 10.000 lectores, 150 profesionales de Hollywood y 50 críticos.
 En 2012, los lectores de este periódico la eligieron como mejor película de la historia del cine.
Este es el artículo que escribió sobre ella el crítico de cine Jordi Costa, hace dos días, junto a las otras dos candidatas.

El padrino: Nunca te pongas en contra de la familia

por Jordi Costa
La cabeza de caballo ensangrentada que descubre el productor cinematográfico Jack Woltz (John Marley) en su lecho, al despertar, se erigió en una de las imágenes icónicas de la película que hizo de Francis Ford Coppola el cineasta más rico de su generación
. Depositada por orden del consejero Tom Hagen (Robert Duvall) para conseguirle un papel en Hollywood a Johnny Fontane (Al Martino), la cabeza cortada era una alusión directa a las injerencias de la mafia en una industria del espectáculo que, entre otras cosas, utilizó al crimen organizado como uno de sus grandes temas desde que Josef von Sternberg rodase su fundacional La ley del hampa (1927). Durante la producción y el rodaje de la película de Coppola, la Asociación de Amistad Italoamericana, a cuyo mando estaba el capo mafioso Joe Colombo, intentó impedir el acceso a algunas localizaciones y amenazó de manera directa tanto al director como al productor Robert Evans. Un foco de tensión más en un proceso creativo que fue largo y tenso y durante el cual nadie parecía apostar por lo que aguardaba al final del camino: una obra maestra que marcaría un radical punto y aparte en el tratamiento de la Mafia en el cine.
Tras años de tradición en los que la figura del gángster cinematográfico permanecía encerrado en las dinámicas narrativas de la ascensión y caída –la saga mafiosa como versión perversa del sueño americano, El Padrino, a partir del best-seller de Mario Puzo, se adentraba en un territorio inédito: la intimidad del clan de poder, con su crepuscular figura patriarcal gestionando sus favores como un Papa criminal, bajo la luz tenebrista de un Gordon Willis que se ganó el apodo de Príncipe de la Oscuridad por su arriesgada dirección de fotografía. Aquí ya no había caída y castigo, sino una mirada obsesiva a los códigos internos de un universo claustrofóbico, puente entre el Viejo y el Nuevo Mundo, con la lealtad como concepto rector y la traición como pecado capital. Coppola dibujó la Mafia como una realeza en la sombra, con sus protocolos internos; articulando, a partir de los conceptos de herencia y línea sucesoria, una narrativa de la corrupción y la degradación del ideal como destino trágico inevitable.
El contraste entre la celebración de la boda y las reuniones de Don Vito Corleone (Marlon Brando) en el interior de su despacho y el montaje paralelo entre el bautizo y la masacre ordenada por el heredero al trono Michael Corleone (Al Pacino) fueron dos de las colosales pruebas de fuerza que orquestó un Francis Ford Coppola que llegó al proyecto sin confianza en el mismo: su supuesta vocación comercial suponía para él una traición a sus principios como cineasta que se contemplaba a sí mismo como autor capaz de formular la respuesta americana a la Nouvelle Vague. Sus credenciales como director hasta el momento tampoco suponían una total garantía para su valedor Rober Evans, que más tarde se atribuiría los méritos de El Padrino por sus sugerencias en la fase de montaje. Tampoco confiaban los productores ni en un Marlon Brando que arrastraba fama de huracán incontrolable, ni en un Al Pacino que no parecía tener carne de estrella. Todos se equivocaron. El Padrino permanece.

Ellas tampoco cuentan Por: Jenn Díaz ...............................Del Blog Mujeres.................


Ellas tampoco cuentan

Por: | 28 de febrero de 2014
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Cristina Morales, por Javier González López
Imagínate que eres una mujer —o mejor, una escritora.
 Y que como escritora eres invitada a una mesa de escritoras para hablar del proceso creativo. Y que como mujer eres invitada a una mesa de mujeres. Para hablar de literatura, imagínate. Imagínate que eres literatura, y que como literatura estás en boca de los hombres, en las manos de las mujeres, entre los libros, entre los dientes
. Imagínate que eres la sociedad y que necesitas justificar una mesa de literatura y que la literatura no basta pero tampoco la mujer, la escritora, basta.
Ahora imagínate que Cristina Morales (Granada, 1985) es escritora y está hablando en una mesa redonda, una Mesa de autoras, con un subtítulo y que ese subtítulo es 'Ellas también cuentan'. ¿Qué quiere decir también?
 Quiere decir que además de los hombres, las mujeres también escriben —son capaces. Cristina Morales es, imagínate, un personaje de ficción de la novela Los combatientes (Caballo de Troya, 2013), y como personaje, pero también como mujer y sobre todo como escritora, está intentando que en una mesa de literatura con un nombre poco literario no se hable ni de cuentos ni de libros ni de escritoras —se hable de mujeres, se hable de ese «también» tan molesto
. Porque aunque es un también a priori inclusivo, a priori positivo, Cristina Morales va más allá.
image from http://aviary.blob.core.windows.net/k-mr6i2hifk4wxt1dp-14022811/c05ae887-8a54-45b2-9886-e1e6c7d133e0.png"No puedo hablar de la forma en la que abordo la escritura sin antes dilucidar la naturaleza de esta mesa.

En primer lugar su necesidad, en segundo lugar su oportunidad, en tercer lugar y por último su denominación. Uno, ¿hace falta reunir a  tres mujeres para que hablen específicamente como mujeres sobre relato? Dos, ¿es oportuno convocar una mesa formada sólo por mujeres y moderada por un hombre cuando hace dos días esta misma feria acogió otra mesa sobre relato formada sólo por hombres y moderada también por un hombre? Tres, ¿por qué la mesa de hace dos días se llamaba 'Mesa de autores' y la presente se llama 'Mesa de escritoras', subtítulo, 'Ellas también cuentan'? ¿Por qué la denominación de la mesa de mujeres lleva subtítulo y la de hombres no? ¿Esta segregación responde a una elemental clasificación sociológica como es el sexo, igual que se habría podido seguir otro criterio como el económico, estableciendo, en su caso, una 'Mesa de autores con ingresos inferiores a 20.000 euros al añ'o y otra 'Mesa de autores con ingresos superiores a 20.000 euros al año', es decir, que esta mesa tiene aspiraciones estadísticas?

¿O responde esta segregación a una política de discriminación positiva porque en una única mesa formada por hombres y mujeres ellas no serían capaces de hacerse oír al quedar a la sombra del predominio de ellos? ¿O todo lo contrario, y esta mesa lo que pretende es romper una lanza a favor de lo políticamente incorrecto, tan censurado en nuestros días, y demostrar que si la segregación sexual funciona en el Opus Dei también funciona en la literatura?

Mientras estas preguntas no sean respondidas, y a vista de lo mal que le va al género del cuento en España desde que desapareció la prensa periódica, propongo rebautizar esta mesa con el nombre de 'Ellas tampoco cuentan".
Olvida todo lo que has imaginado hasta ahora y vuelve a la realidad: Cristina Morales, cómicamente, plantea todas estas preguntas, una batería, una metralleta cargada de preguntas que se hacen las escritoras que, pobres, se reúnen para hablar de literatura y para dar el pecho a sus hijos y para tomar el café por las tardes y poder charlar tranquilamente de la vida, de sus maridos.
 ¿Es esto una exageración? Imagínate que no.
¿Qué se pretende en las mesas de literatura sin literatura?
 Del mismo modo que en las mesas de escritores jóvenes no se habla como escritores sino como jóvenes, en las mesas de discriminación (femenina) positiva literaria sirve para cualquier cosa menos para discriminar positivamente a la escritora —por otra parte, cuando hay superioridad masculina, en número, nadie utiliza esas dos fantásticas palabras que, unidas, parecen un regalo: discriminación positiva.
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Cristina Morales, por Joaquín Puga
La discriminación positiva es discriminación, sin adjetivos, y sólo hace que darnos una palmadita en la espalda, en el mejor de los casos, o un motivo para seguir estando aparte, sin contar tampoco.
 ¿Qué pasa cuando nos alzan por encima de los hombres?
 Que priorizamos el tema equivocado, que premiamos mayor número de mujeres que de hombres y nos olvidamos de lo verdaderamente importante, el motivo de la reunión —en este caso, la literatura
. ¿Qué ocurre con la discriminación positiva?
 Que está hueca, que quien la propone no hace sino realzar las diferencias, el sometimiento. ¿Por qué
la sociedad considera que la mujer debe ser discriminada positivamente?
 Porque antes ha sido discriminada negativamente. ¿La negativa se soluciona con la positiva? No. Las escritoras no quieren mayor visibilidad que los hombres, pero sí mayor visibilidad.
Las escritoras no quieres nada que no le pertenezca ya al escritor, y no se cansa de buscar ese espacio que, seguro, tiene que haber para ella: no uno que está sobre el hombre ni a mitad, que esté al lado: que cuente también.
Es ahí donde se detiene Cristina Morales, en la infinita importancia de una palabra que desmonta el esfuerzo y el trabajo de tantas escritoras; es ahí donde Cristina agudamente pelea; Cristina Morales, el personaje de Los combatientes, la mujer escritora, la mujer que escribe, que ¡también cuenta! —la mujer con subtítulo.
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Centenares de aficionados dan el último adiós a Paco de Lucía en Madrid

El Príncipe acude a la capilla ardiente, junto a familiares y personalidades del flamenco y la cultura.

El Príncipe de Asturias junto a familiares y allegados de Paco de Lucía en el Auditorio Nacional donde se encuentra instalada la capilla ardiente del guitarrista. / Emilio Naranjo (EFE)

La comitiva fúnebre del músico Paco de Lucía, fallecido el martes en México a los 66 años de edad, ha llegado a las 13.30 al Auditorio Nacional, donde se ha instalado la capilla ardiente en memoria del genial guitarrista flamenco.
 A esa hora, eran ya centenares de personas las que le esperaban, formados en una hilera de luto y respeto que daba la vuelta al edificio.
10 coches negros escoltaban el cuerpo del artista, que viajaba en el interior de un Mercedes azabache, procedente del aeropuerto de Barajas.
 El cadáver ha llegado esta mañana a bordo de un avión comercial que partió de Cancún e hizo escala en Nueva York
. Le acompañaban sus familiares más cercanos, muchos de ellos artistas, como su hermano, el también guitarrista Pepe de Lucía y la cantante Malú, su sobrina.
 El féretro se ha colocado en el escenario de la Sala Sinfónica, entre dos decenas de coronas de flores y cubierto por las banderas andaluza y española.
La intención de la familia era que el acto se hubiera celebrado en el Teatro Real.
 Paco de Lucía fue el primer músico flamenco en tocar en aquel escenario en 1975 y el tributo parecía lógico, pero no pudo ser, por razón de agenda del coliseo madrileño.
 No se ha disimulado en su entorno el malestar tanto por ese hecho, como porque no se haya habilitado un transporte oficial para la repatriación del cadáver que se ha hecho mediante una aerolínea regular.
Media hora después, el Príncipe Felipe, acompañado por la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, ha llegado para presentar sus respetos al instrumentista. Además de centenares de ciudadanos, aficionados, admiradores y curiosos que han hecho cola desde las 9.30 de la mañana, han pasado por la capilla ardiente personalidades como Víctor Manuel, Ana Belén, María Rosa la Bailaora, Pepe Habichuela Josemi Carmona o Masiel.
¿No ha Ido La Princesa Letizia?
Ha resultado notable también la presencia de muchos músicos jóvenes de flamenco.
Pasadas las 14.50 ha llegado el ministro de Cultura José Ignacio Wert
. A su paso se han escuchado pitidos e insultos.
También ha sido tildado de "ministro de anticultura", apelativo que le dedicó Javier Bardem en la gala de los Goya. "Se trata de una personalidad irrepetible", ha explicado el político al centenar de periodistas congregados en el Auditorio.
 "Tras dos días no queda ya mucho por decir, salvo quizá es lo que hemos constatado aquí hoy: era enorme el cariño que le profesaba la gente":

 

27 feb 2014

Picasso, a ojos de Jacqueline

Un libro sobre la última mujer del pintor afirma que donó 61 obras a España en 1986.

 

Pablo y Jacqueline en La Californie, alrededor de 1955.

En junio de 1982 Jacqueline Picasso (1927-1986) dejó boquiabiertos a todos los que acudieron a inaugurar una exposición en el Museo Picasso de Barcelona.
 Cuando el alcalde Narcís Serra tomó la palabra, la última mujer de Picasso lo interrumpió para decir que donaba a la ciudad de Barcelona 52 cerámicas realizadas por el pintor malagueño.
 Fue una prueba de su generosidad que tuvo su momento culminante poco antes de morir en 1986 —tras pegarse un tiro en la sien en su castillo de Notre-Dame-de-Vie—, cuando donó 61 cuadros que se exponían en el Museo de Arte Contemporáneo (MEAC) de Madrid a España.
 Eso es lo que sigue manteniendo Pepita Dupont, amiga íntima de Jacqueline durante los tres últimos años de su vida.
'Jacqueline con flores', pintado por Picasso en 1954.
Lo asegura en La verdad sobre Jacqueline y Pablo Picasso (Elba), un libro que sale hoy a la venta en castellano tras publicarse en francés en 2008, levantando una fuerte polémica entre los herederos del pintor que no dudaron en presentar hasta cuatro querellas.
 Y lo volvió a ratificar ayer en la presentación del libro en Barcelona.
Dupont explicó que: “Como hacía siempre que efectuaba una donación, Jacqueline me llamó y me dijo que había elegido con Aurelio Torrente, director del museo, las 61 obras que se expondrían en Madrid y que ya no volverían a Francia.
 Lo sabía Torrente, que había hablado con el presidente Mitterrand, con su hija, Catherine Hutin, con el abogado de Picasso, Roland Dumas, que también me lo confirmó y con el abogado español José María Armero”
. Dupont no entiende por qué España no peleó más por estas pinturas.
 “Quizá hay intereses políticos que se me escapan”, aseguró tras reconocer que no ha podido hablar con Felipe González sobre las posibles presiones francesas para olvidar el tema.
La inexistencia probada del documento hizo que las obras volvieran a Francia
. Para colmo, el Estado español tuvo que pagar por la venta de las publicaciones editadas para la exposición 30 millones de pesetas en concepto de derechos de autor.
 “Es un milagro que el libro salga en español, porque todas las cosas referidas a Picasso están muy controladas por la familia”
. De hecho, aseguró, el libro no se vende en el Museo Picasso de París. “Lo volvería a escribir igual”, explicó esta periodista que durante 36 años ha trabajado para el semanario Paris Match.
'Jacqueline en cuclillas' (1954), una de las 61 obras exhibidas en la exposición 'Pablo Picasso en Madrid' en el MEAC, que forman parte de la colección privada de su viuda, Jacqueline. / bernardo pérez
Dupont, lejos de los libros escritos por los descendientes de Picasso en los que el pintor no sale bien parado, retrata un “artista tierno y nada cruel”, y asegura que: “Como periodista he verificado lo que he escrito, refutando las obras que lo mostraban como un monstruo o un ególatra”.
“He escrito una historia de amor de 20 años entre Picasso y Jacqueline, en la que queda claro que los cuadros nunca fueron para ellos una fuente de negocios, era algo diferente, una manera de vivir y de compartir con los otros”, explica.
E insiste: “Jacqueline hizo testamento, lo vi y el artista Gastón Orellana, también”. Esta afirmación le ha costado caro, ya que Catherine Hutin (la única hija de Jacqueline) denunció su libro por difamación, por entenderse que ella lo había hecho desaparecer.
 Lo raro, asegura Dupont, es que la ausencia de testamento de Picasso —“Me moriría al día siguiente si lo hago”, le dijo al crítico John Richarson— no impidió que se hiciera efectiva la donación de su colección particular al Louvre.
La autora, que no omite el alcoholismo final de Jacqueline ni su debilidad psicológica, se pone seria cuando recuerda su suicidio:
 “Habíamos hablado del tema. Me prometió que no lo haría, fue la única vez que me mintió”.
La periodista remacha sus críticas a los intereses económicos de los herederos del pintor con una anécdota:
“No han tenido reparos en dar el nombre de Picasso a un coche, cuando él no tuvo ningún interés de saber conducir”.Son Mujeres protectoras las que estuvieron con Picasso, menos Dora Maar, Jacqueline era la que fijaba el trabajo de su marido, la que cedia o no sus compañias, la que vigilaba que no se le molestara para trabajar y una manera de agarrarse a Picasso, tenerlo ella sola. Y esa fragilidad emocional de vivir como un genio, la volvió insegura y frágil. Muerto Picasso la vida ya no tenía sentido, como las mujeres que parecen secretarias, enfermeras, de grandes artistas, la de Borges, la de Arturo Moravia fue un caso a parte, ella se dedicó a vivir su vida con el respeldo de Moravia, y la mujer de Saramago, destinatarias de custodiar la obra de su genio que se habian convertido en auxiliares y cuidadoras. Caso a parte sería Marina Castaño con Cela que hizo todo lo posible por tener ella lo que jamás pudo tener su mujer aterior y su hijo....

Los secretos de Suárez y Carrillo

La obra ‘El encuentro’, en el Teatro Español, viaja a un momento esencial de la Transición para establecer paralelismos con el momento actual.

 

Los intérpretes de 'El encuentro', José Manuel Seda (Suárez) y Eduardo Velasco (Carrillo). / Samuel Sánchez

Suele decirse que los de antes sí que eran políticos de verdad, verdaderos hombres de Estado llamados a tomar con templanza y coraje decisiones históricas.
 Tal vez sea el tiempo el que engrandece su talla, o tal vez no, en cualquier caso ahora podemos imaginarlos en una recreación de un episodio legendario de nuestra Transición: la reunión secreta que mantuvieron en 1977 “un hombre de ideales que vive en el exilio”, Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista, y “un pragmático que preside el gobierno de España”, Adolfo Suárez. De esa reunión, en la que se pactó la legalización del partido, se cumplen mañana precisamente 37 años de esta reunión.
Las descripciones pertenecen al texto de El encuentro, que se puede ver en el Teatro Español hasta el 30 de marzo. “Se trata de expresar el sentir de ese momento histórico”, explica el autor Luis Felipe Blasco Vilches
. “Lo consideramos oportuno porque hay paralelismos entre lo que ocurrió en España en aquellos años (la construcción de la democracia) y lo que ocurre ahora (cuando esa democracia se está sintiendo insuficiente)”, explica.
Aunque la reunión real duró más de seis horas aquí se ficciona en hora y media este choque dialéctico entre Adolfo Suárez (interpretado por José Manuel Seda), al que se pinta como un sutil demiurgo del consenso que sabe engatusar a unos y otros y Santiago Carrillo, que se muestra severo y escéptico en ceder ante la monarquía, la derecha y la iglesia (interpretado por Eduardo Velasco, que además es el artífice de la idea original de la función).
Entre una sobredosis de tabaco bien regada por los licores que salen del minibar que preside la escena (un tablero de ajedrez simboliza ahí el espíritu de la obra) van saliendo a colación otros temas de la época, como el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha, la legitimidad del Rey como sucesor a la jefatura del Estado, el atentado contra Carrero Blanco o la autoría de las matanzas de Paracuellos.
“Queremos que sea un homenaje a dos personas valientes que en un momento histórico tomaron una decisión muy sabia: la de anteponer la razón a la ideología, el bien común a sus intereses partidistas”, dice el director Julio Fraga.
La caracterización de los actores es certera (aunque una mirada traviesa también podría ver aquí un psicodélico encuentro entre Artur Mas y Marcelino Camacho).
 “No tratamos de imitar ni caricaturizar a los personajes, sería ridiculizarlos”, cuenta Velasco. “Nuestra máxima ambición es ahondar en la idiosincrasia personal de cada uno de estos dos grandes políticos y personas que supieron entenderse en ese momento.
 Como decía Carrillo, hicieron lo que tenían que hacer, lo que posibilitó una paz durante 37 años. Pero ahora hay que revisar todo eso.
 Revisemos una Constitución que no ha votado nadie menor de 51 años”, comenta.
El final de este encuentro puede consultarse en los libros de historia
. En cualquier caso, la obra va más allá y busca la relación con el contexto actual.
 Un Carrillo atemporal se pregunta si las actuales protestas y la demanda de una mejor democracia no serán deberes pendientes desde entonces, muy en la línea de los críticos de eso que se ha dado en llamar la Cultura de la Transición (CT): un clima de consenso que ha dominado nuestra vida cultural y social desde entonces y que no ha permitido ninguna crítica a la sacrosanta Transición y al status quo, que algunos solamente vieron quebrado con la irrupción del 15M.

Paco, el chiquillo eterno........................................................... Rubén Blades

En escena desaparecía en su fuego y destreza.

 

Rubén Blades y Paco de Lucía / http://www.rubenblades.com/

Pocas cosas nos estremecen más que la muerte de un ser querido.
Sentimos como una patada en el alma, que nos saca de orden y nos disminuye.
Cuando el que se va es un contemporáneo, la conciencia de nuestra mortalidad se afirma, implacable y serena.
Los hombres no aman sin amarse, dijo Camus y por eso nadie muere sin que todos muramos también un poco.
 Eso lo reconoce todo el que como yo tiene mas pasado que futuro.
No presumo de haber sido un íntimo de Paco. Simplemente fui un cómplice, de los muchos que debe haber acumulado en su insigne carrera musical y foja de vida.
Así compartimos la mirada corroborativa, la incrédula, la solidaria, el silencio cuando lo que había que hacer era callar, la sonrisa simultánea, la risa completamente desnuda, la coincidencia...
Fue en Puerto Rico la última vez que lo vi y hablamos, en una de sus siempre excelentes presentaciones que después me comento no considerar de las mejores
. Su genio nunca estuvo conforme con su virtuosismo evidente, y nunca me lució satisfecho, ni con elogios. Decir que era de pocas palabras es ya hablar mucho.
 En escena daba la impresión de querer desaparecer en el medio de las notas, su fuego y destreza luego atenuados entre tema y tema por una extraordinaria timidez que nunca dejó de sorprenderme.
Una vez, en Hong Kong, lo llegué a ver molesto por lo que consideró una mala actitud de un colega, y su encojonamiento y acción me confirmaron que era un hombre como yo, capaz del enojo.
 Pero pasado el temporal, desconcertante para quien lo conocía solo experimentando la consideración en su trato y por el brillo de sus ojos de chiquillo eterno, regresaba la mirada y pausa que distinguía al espacio entre sus palabras y transcurríamos a otro tema, sin residuo de relámpago, de trueno, o conflicto.
Nos cagábamos de risa, fumábamos como chimeneas, tomábamos tragos y hablábamos de música durante ese pedazo del camino, periodos de constante viaje, enredo, trabajo, despedidas y encuentros.
Hace unos años acordamos hacer un disco juntos y como siempre ocurre, otras cosas nos distraían constantemente
. En marzo planeaba ir a Costa Rica para reunirme con EDITUS, el excelente trío costarricense con el que trabajé los álbumes TIEMPOS y MUNDO, para entregarles los boleros que escogí y pedirles que hicieran las maquetas de los temas y enviárselos a Paco, para que las revisase y estudiase.
El proyecto ha quedado hoy en suspenso.
 Otra razón para lamentar el creer que el tiempo puede esperar.
Consuela un poco pensar que estaba contento, con su familia, y que no sufrió dolor alguno.
Eso espero.
A Gabriela y familia solo les digo que mi afecto por ellos es inextinguible.
Todos sabemos que la muerte es un inconveniente inevitable.
Pero gente como Paco de Lucia debieran de ser excluidos de la lista.
Reciba mi admiración y cariño, Maestro.
Rubén Blades, nacido en 1948 en Panamá, es compositor musical, cantante, actor de cine, ex—candidato a la presidencia de su país y ex–ministro de Turismo. Blades publicó este artículo en su página digital oficial http://www.rubenblades.com/

La potencia musical del flamenco............................................ José Manuel Caballero Bonald

El escritor y premio Cervantes, autor del artículo, analiza los orígenes, influencias y manera de tocar la guitarra el artista flamenco fallecido

Paco de Lucía era partidario de la soledad y de la felicidad, y eso reaparece continuamente en su obra.

De izquierda a derecha: Manolo Sanlúcar, Paco de Lucía y Carlos Saura, en el rodaje de 'Sevillanas'. / EL PAÍS

Paco de Lucía estudió y practicó la guitarra flamenca con una extraordinaria capacidad indagatoria. Se sometió desde muy niño a un riguroso, obstinado, inflexible aprendizaje y asimiló muy a fondo los secretos expresivos de una tradición flamenca nacida y desarrollada en ciertos arrabales de la Baja Andalucía.
Desde su rincón nativo, Paco de Lucía saltó bien pronto al mundo
. Era de natural retraído y ensimismado, pero nada de eso se traspasó a la potencia comunicativa de su música.
También era partidario de la soledad y de la felicidad, y eso sí reaparece de continuo en su obra
. Casi sin apenas ser notado, a través de lentas y perseverantes enseñanzas, pasó de usar la guitarra como acompañamiento del cante a enaltecerla como instrumento de concierto
. Se integró así en una estirpe de guitarristas —Niño Ricardo, Sabicas, Montoya- que aportaron al flamenco toda una serie de memorables conquistas expresivas.
Pero Paco de Lucía impulsó, dotó de un nuevo rango estético, más dinámico, más innovador, lo que ya se había alcanzado en este sentido.
Convertido en uno de los grandes reformadores históricos de la guitarra flamenca, Paco de Lucía quiso llegar a más.
 Su técnica era impecable, de una desaforada perfección, pero él necesitaba ir más allá: necesitaba posponer la técnica a la sensibilidad, supeditar el lenguaje a su libre potencial creador
. A partir de los básicos esquemas musicales del flamenco, ideó nuevas formulaciones complementarias
. Los límites expresivos de los cantes eran en ocasiones insuficientes, o lo eran en razón de sus propios cauces comunicativos. Probó para ello con deslumbrante eficiencia esa correlación de fuerzas que le proporcionaban otros guitarristas eminentes de acento universal —Carlos Santana, Al Di Meola, Eric Clapton—, con quienes se confabuló para articular una manera de entender la poética de la guitarra flamenca absolutamente innovadora.
Se fundamenta así una forma nueva por inusitada de alianza artística
. Por el tejido de la tradición popular empiezan a filtrarse —o a definirse— unos nutrientes cultos. Una eventualidad que, en el mejor de los casos —en este caso— también resultaba enriquecedora.
Paco de Lucía disponía de un virtuosismo enigmático, imprevisible por momentos, literalmente inscrito en un sistema expresivo que podría llamarse —empleando un término muy manoseado— la estética del duende
. Por ahí se perfila el prodigio de llegar adonde nadie había llegado, a una situación límite donde la novedad equivalía a la clarividencia
. La manera de tocar la guitarra de Paco de Lucía era su forma de sacar a flote la intimidad.
 Y en esa intimidad se juntaban con similar lucidez el conocimiento y la intuición, lo aprendido y lo adivinado, una especie de cabal síntesis creadora.
 No me refiero ya a sus falsetas, es decir, a esas inolvidables filigranas ornamentales con que solía acompañar al cante, sino a la exigente estructura melódica, a la exquisita plenitud de su obra de solista.
Casi sin proponérselo, Paco de Lucía llegó a ser un auténtico compositor.
 Llevaba en la sangre, como suele decirse, una admirable propensión a los traspasos musicales de la experiencia.
 Es lo que hizo siempre con un lenguaje originalísimo y una asombrosa destreza imaginativa.
 Y todo eso sin esgrimir nunca ninguna clase de alharacas o vanas complacencias.
 Amaba la música con tanta honestidad como la vida.
 Con él, la guitarra flamenca alcanzó un fin de trayecto o, más propiamente, una virtud extrema que también podría llamarse —como he apuntado más arriba— una situación límite
. Lo demás es silencio.

 

El motivo que me empujó a la música.................Alejandro Sanz

Alejandro Sanz recuerda su estrecha vinculación familiar con el guitarrista flamenco.

Retrato a contraluz de Paco de Lucía junto a su guitarra en 1994. / Chema Conesa
Paco de Lucía es pura historia de mi vida.
 No es solo que mi padre y él se conocieran de chicos, no es solo que desde chico el nombre de Paco fuera como hablar de un héroe en Algeciras.
 Conocí a Paco cuándo en verano visitaba su casa de El Rinconcillo, él y sus hermanos, Pepe y Ramón y también toda la chiquillería que revoloteábamos alrededor de esa familia... tocando la guitarra a todas horas, soñando con un ole que saliera de la boca del maestro dirigido a cualquiera de nosotros
. No es solo que Paco fuera la inspiración.. el motivo por el que me dediqué a la música...
Es que era el padrino de mi hijo Dylan, que, hoy, cómo son las cosas de la vida, se ha levantado enfermo y triste, incluso sin conocer las desgraciadas noticias que nos iba a traer este ingrato día de febrero.
Me ha dado por pensar, claro, en cómo lo estará pasando la familia y también de qué manera estarán transcurriendo, lentas y dolorosas, las cosas en Algeciras, donde todo el mundo conocía y quería a Paco.
 Ellos, mi padre y el maestro, se trataron en aquellos años juveniles.
Y cuando Paco ya era toda una figura, también pero menos.
 Luego, con el tiempo, echó a andar mi carrera musical. Él me llamó un buen día, sus hijas querían conocer al inexperto cantante que yo era por aquel entonces, imagínense.
Después, disfruté algún tiempo de una especie de peña inolvidable en Madrid: la Banda del Tío Pringue.
Un puñado de amigos de infancia que junto a Pepe de Lucía y el propio Paco me dejaron disfrutar de las noches de los viernes... Quedábamos unos cuantos, nos dábamos unas vueltas por La Latina, nos dejábamos caer por los tablaos y no parábamos de reír y de disfrutar de las cosas de la vida.
Porque a Paco le gustaba entre otras cosas... reírse y en ello invertía mucha de su energía, era profundo pero también era tremendamente generoso con las debilidades de los demás y le quitaba importancia a la solemnidad.
Y así lo recuerdo; en nuestra última conversación mantenida por mensajes de teléfono, epílogo fatal a unos meses en los que nos vimos constantemente, aquí en Madrid o allá en Mallorca, o en México nos reíamos pensando que en Cuba quizá le tenían pinchada la línea
. En aquella charla también planeamos una próxima visita a México, que no, ya nunca será.
Podía parecer reservado, pero que nadie se confunda: era una persona genial en el trato.
 Tal vez no muchos le conocían, pero todos le querían.
 Músicos y aficionados. Yo creo que eso era porque transpiraba una enorme capacidad intelectual y emocional.
 Y, créanme, sus generosidades eran de las que cambiaban las cosas
. Un empujón suyo podía mover montañas.
 Recuerdo especialmente una entrevista en EL PAÍS en la que dijo que se sentía más cerca de Alejandro Sanz que de muchos otros músicos.
 En un tiempo en el que lo más fácil y obvio era la crítica, él estuvo allí el primero con un apoyo que nunca, ni por un momento, retiró.
Por todo lo cual, hoy me siento tan triste como si se hubieran muerto mi padre y mi madre al mismo tiempo
. Gracias Paco, comparito... tú te vas.. y nosotros nos quedamos… ya sabes lo que quiero decir.

 

El último día de Paco de Lucía

La familia se recluye en la guarida del artista frente al Caribe a la espera de que se produzca la repatriación del cuerpo.

Paco de Lucía y Juan Anyélica, de pesca en el Caribe mexicano.

Este miércoles a la playa de Paco de Lucía solo le falta Paco de Lucía
. Unos 20 turistas, en su mayoría estadounidenses, toman el sol sobre camas balinesas. Los vecinos del artista, también extranjeros, se bañan en una piscina privada encastrada sobre la arena
. No se habían enterado de su muerte y reciben la noticia con cara de extrañeza, como si nunca hubieran sabido que vivían al lado de un mito
. En Xpu-há, un lugar del Caribe mexicano a medio camino entre Playa del Carmen y Tulum, nadie repara en los carteles de “no pasar, propiedad privada” que protegen la finca del flamenco, como tampoco ven a Marta Poot, una amiga de la familia, sentada sobre la arena blanca llorando.
“No vuelve a nacer otro Paco de Lucía”, dice.
El artista llegó a México el domingo
. Venía de Cuba. En los últimos años le gustaba pasar temporadas en la isla.
Decía que allí sus hijos, de 13 y ocho años, podían jugar en la calle como lo hacían antes los niños en España.
 Los que lo vieron dicen que estaba más delgado y que se le notaba un poco de ansiedad.
 Hacía dos semanas que había dejado de fumar. México era, lo fue hasta el último día, su retiro.
 En una playa de aguas turquesa construyó un paraíso al que se escapaba de vez en cuando para esconderse de las giras y de los focos.
 En medio de una espesa vegetación y con una salida directa al mar, el genio de Algeciras apenas abandonaba su casa.
El martes por la tarde Paco citó a su amigo Juan de Anyélica, de 46 años y afincado en México, pero nacido en Madrid y criado en Sevilla.
 También músico. Juan le llamó desde una pescadería en la que paró por el camino y el artista le pidió que comprara unos boquinetes para cenar.
 Pensaban pasar juntos otra de muchas noches de trabajo en el estudio.
 El flamenco tenía algo nuevo en la cabeza.
En Xpu-há el sol empieza a caer poco antes de las seis. Paco aún jugaba el martes a esas horas con su hijo Diego sobre la arena cuando empezó a sentirse mal.
Fue con su esposa Gabriela al hospital de Playa del Carmen.
Allí ya los esperaba Juan, con los boquinetes frescos en el coche
. Paco se agarró a él para entrar y apenas podía hablar.
 Dice Juan que desde la camilla aún tuvo fuerzas para pedir a gritos un médico.
 Luego se desmayó. Las labores de reanimación duraron casi una hora, pero el maestro ya se había ido. Tenía 66 años.
El flamenco se refugiaba en la Riviera Maya huyendo de las masas, para desconectar de su otro mundo
La familia del artista se despidió de él en el hospital y desde entonces se han encerrado en su casa. Solo los más íntimos. Juan y su mujer Marta Poot, que aprovechan el atardecer para salir en silencio a ver el mar, Gabriela, la madre de esta y los dos niños
. El cuerpo del guitarrista espera cerrado al público en una funeraria de Cancún para ser repatriado a España, que ya prepara los homenajes al último de sus genios muertos.
En la Riviera Maya no son muchos los que conocían a fondo al flamenco, que llevaba desde finales de los 80 visitando la zona, pero huyendo siempre de las masas y detrás de ese afán suyo de encontrar aquí la desconexión de su otro mundo.
 Su primera casa fue en Playacar, una zona exclusiva pegada a Playa del Carmen. Iván Ebergelyi, entonces gerente de la zona residencial, le ayudó a encontrarla.
 “La usó mucho, disfrutaba saliendo a pescar y cocinando el pescado con arroz”, cuenta.
En los casi 20 años que veraneó en la vivienda, los turistas y los hoteles se multiplicaron al ritmo que lo hicieron sus cada vez más numerosas visitas a México.
 Decididos a conservar su independencia, Paco y Gabriela se compraron un terreno más alejado.
 La casa la construyó un amigo español en 2002 y el artista plantó él mismo toda la vegetación de la finca, que ahora solo deja ver la techumbre de paja típica de la vivienda.
Hasta horas antes de morir, el artista estuvo trabajando en el jardín.
Lejos del silencio de la vivienda, a la que no se acerca ni un curioso, los trámites para repatriar el cadáver ocupan desde la madrugada de la muerte al cónsul honorario de España en Cancún, Javier Marañón, sin dormir desde entonces.
 El único vuelo directo a Madrid sale el viernes y la opción de una escala es complicada
. Dice Marañón que la mejor posibilidad es un avión privado que cuesta, según sus cálculos, unos 90.000 dólares.
 El flamenco tenía un seguro con la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), que se hará cargo del traslado. “Pero ya conoces a los seguros”, apunta el cónsul.
Cuando el cuerpo y la familia lleguen a España, lo que es silencio en México se convertirá en bullicio, tal y como fue en su vida.
 “Parece tan irreal que creo que en cualquier momento va a aparecer”, dice su amigo Juan a la puerta de su casa.
En Xpu-há anochece por primera vez sin el guitarrista.

 

26 feb 2014

El refugio mexicano.......................

El guitarrista pasaba en la costa yucateca largas temporadas desde hace más de 20 años.

Paco de Lucía, en una actuación el pasado mes de julio. / RAFA RIVAS (AFP)

“Paco vivió como quiso y murió jugando con sus hijos al lado del mar”, dice el comunicado de la familia del guitarrista en el que informa de su muerte este miércoles a los 66 años 
. Ese mar era el mar de Caribe, donde el artista regresaba una y otra vez desde hace más de 20 años. Paco de Lucía encontraba en la costa mexicana un lugar en el que descansar después de sus giras, cerca de la abarrotada ciudad de Cancún pero apenas explotado
. “[El sol] es el más bonito que haya visto nunca. En los días claros, de sol, cuando hay viento de norte, el agua es una belleza”, dijo el músico flamenco.
 "Yo me he pasado 20 años soñando en Madrid y en mi vida que llegaran las vacaciones para venir aquí. Para mí era desconectar del mundo y pasar a un estado mágico".
Este miércoles el cónsul honorario de España en Cancún, Javier Marañón, informó de que el cuerpo del artista se encuentra en una funeraria en esa ciudad.
 "El problema para repatriarlo a España es que el único vuelo directo desde Cancún no sale hasta el viernes. 
Las otras opciones que barajamos son la de transportarlo haciendo escala en la Ciudad de México o Miami y utilizar un avión privado, ya que hay mucha gente dispuesto a ayudarlo
". En este sentido Marañón ha precisado que el asunto económico está resuelto entre el Gobierno de España y el seguro que De Lucía tenía en la SGAE.

En palabras del cónsul, la familia del músico se encuentra "muy afectada" y permanece en la casa que el artista poseía en la zona.
 En especial, su esposa Gabriela ha expresado que su fallecimiento ha sido algo "inesperado".
 Los reyes de España le han enviado un telegrama para hacerle llegar su pésame.  Paco de Lucía tenía dos hijos y una esposa mexicanos.
Hace muchos años que el músico comenzó a visitar la costa este del país para alejarse de la fama. Compró una casa en Playa del Carmen pero la zona empezó a crecer hasta que se convirtió en uno de los principales focos turísticos del país. 
“Hace 30 años, Playa del Carmen era un pueblecito de pescadores con cuatro cabañas, cuatro fruterías y unos cuantos locos que venían de Italia o de España.
 Era el sitio ideal para relajarme después de la vida que llevo, tan intensa con tantos conciertos y tantas responsabilidades.
 Son palabras del propio guitarrista recogidas en el documental Francisco Sánchez, Paco de Lucía, dirigido por Daniel Hernández y Jesús de Diego. En él, aparecen varias imágenes del Paco de Lucía en sus estancias mexicanas. 
"Me pasaba el año entero de gira contando los días que faltaban para venir a México a pescar y a desligarme de todo aquello". 
Pero la afluencia de turistas hizo que Playa del Carmen dejara de ser ese lugar tranquilo que el guitarrista necesitaba, por lo que decidió vender su casa y buscar otra más alejada cerca de Tulum. “Era su refugio. Le gustaba vivir ahí, un poco aislado”, ha dicho a EFE el cónsul honorario de España en Cancún, Javier Marañón
. "Hacía sus giras (...) y después, en cuanto podía y acababa, se venía a refugiar en su casa", añade. "A él le gustaba mucho su privacidad", cuenta el cónsul, que está trabajando en los trámites para repatriar el cuerpo del artista andaluz a España.
Paco de Lucía escapaba a México.
 A pesar de pasar largas temporadas aquí, apenas ofrecía conciertos.
 No era un lugar al que fuera a trabajar sino a disfrutar; dicen sus allegados que le gustaba bucear y pescar en las aguas cristalinas que bañan la Península de Yucatán.
 "Agarro lo que me hace falta para comer y yo ya no pesco más", cuenta en el documental - rodado entre España y México - en el que aparece en su casa mexicana, paseando por la playa y nadando con tortugas.
El pasado mes de octubre se reencontró con su público mexicano después de 15 años sin actuar.
 En Distrito Federal llenó el Palacio de Bellas Artes y el Auditorio Nacional.
 Después viajó a Colombia.
Y de vuelta a México donde, según dice el productor Javier Limón, “estaba porque quería grabar un disco de flamenco”.

 

Bruselas ve una tenue mejoría en España

La Comisión duplica la previsión de crecimiento hasta el 1% y fija el déficit de 2013 en el 7,2%

El desempleo seguirá en torno al 25% al final de la legislatura.

 


El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, en Bruselas. / g. vanden wijngaert (ap)

Cuatro años después del inicio de las diversas oleadas de recortes y reformas, el déficit público español sigue por encima del 7% del PIB, cifra sin comparación entre los grandes países de Europa. El desempleo continúa en torno al 25%, dato prácticamente sin parangón en todo el mundo. Pero al menos la economía empieza a dar señales de vida
. No está el mañana ni el ayer escrito, y menos cuando eso depende de espejismos estadísticos, pero la Comisión Europea vislumbra una tenue mejoría en España.
 Pese a que el agujero fiscal sigue siendo alarmante, las previsiones de invierno presentadas este martes auguran un crecimiento del PIB del 1% este año, el doble de lo previsto hasta ahora, y del 1,7% en 2015.

Fuente: Comisión Europea / EL PAÍS
Bruselas ya ha fallado con estrépito anteriormente en sus predicciones, por exceso y por defecto; es difícil anticipar el punto de inflexión en crisis mayores como ésta
. Pero el empleo empieza a repuntar.
 La confianza ha vuelto, las condiciones financieras mejoran, el consumo levanta por fin el vuelo. Y España, que ha salido limpiamente del rescate, es además uno de los ejemplos del manual de la Comisión, empeñada en demostrar que su política económica empieza a funcionar tras una larga travesía del desierto.
Esa lectura no es exclusivamente española: Italia, Holanda y Finlandia también saldrán de la recesión este año, junto con los países rescatados que más dudas generan, Portugal y Grecia
. Con esos mimbres, la Comisión casi saliente hizo este martes una especie de testamento económico en un informe eterno, de 184 páginas, que se resume de forma sucinta: la reactivación continental toma forma y por lo tanto las discutidas recetas de política económica empiezan —más o menos— a dar resultado.
Tras dos años en recesión, el PIB de la eurozona avanzará el 1,2% en 2014, guiado por Alemania. Los presupuestos nacionales están cada vez más saneados, y el paro bajará suavemente en 2014.
 “Lo peor ya ha pasado”, subrayó el vicepresidente Olli Rehn.
 Hay por ahí media docena de riesgos preocupantes en el horizonte; los principales, los problemas bancarios y algo que empieza a parecerse al peligro de deflación, una caída general del nivel de precios.
 Pero aun así la Comisión quiso lanzar un mensaje optimista a menos de 100 días para las elecciones al Parlamento Europeo, con el euroescepticismo al alza y con varios países mostrando claros signos de fatiga tras el constante trasiego de reformas y recortes de los últimos tiempos.

La aceleración de la economía europea es tan tímida que nadie espera ya nada más que una salida lenta: eso es un drama para economías como la española, que tienen que rebajar el desempleo desde las alturas
. Y aun así los técnicos de Bruselas son más positivos que otras veces con España. “La reactivación es más firme y el reequilibrio de la economía continúa”, afirmó Rehn.
El comisario recomendó a Rajoy, tentado de anunciar una rebaja de impuestos que tenga efectos en 2015 —año electoral—, que vaya con cuidado. “Es un reto reducir los impuestos y alcanzar a la vez los objetivos de déficit”, dijo con exquisita diplomacia.
El déficit cerró 2013 en el 7,2% del PIB, y sin contar las ayudas a la banca (que no computan a efectos de Bruselas), en el 6,7%, dos décimas por encima del objetivo
. El agujero fiscal será del 5,8% este año, en línea con las metas de Bruselas.
 El problema empieza ahí: para 2015, España volverá a incumplir si retira las medidas de ajuste ya adoptadas, algo que en algunos casos ha prometido insistentemente.
 El déficit volvería así a marcharse el año próximo hasta el 6,5% del PIB, dos puntos o 20.000 millones de euros más de lo previsto.
 El vicepresidente Joaquín Almunia ha explicado ya que no es el momento de bajar impuestos, algo que repiten en voz baja todos y cada uno de los eurofuncionarios, de mayor o menor rango, que conocen las cifras españolas. Rehn no quiso meterse en jardines y defendió que la consolidación se haga “por la vía del recorte de gasto, menos dañino para el crecimiento”
. Y aseguró que la reforma laboral “empieza a tener impacto”.
Los datos le dan la razón, pero ese impacto es tan escaso y el paro tan elevado que ese análisis corre el peligro de ser fruto de la necesidad política, con las europeas tan cerca y el Ejecutivo español necesitado de mensajes que justifiquen que el esfuerzo vale la pena.
 Los costes laborales, que llevan cuatro años a la baja, retrocederán de nuevo en 2014. El empleo crecerá un exiguo 0,1%. Y la tasa de paro española, que desciende con lentitud, acabará 2015 en el 24,6%. En otras palabras: Rajoy cerrará la legislatura con tasas de paro superiores a las que había cuando llegó.
Más allá de España, de entre la superabundancia de cifras generales hay que espigar una: la inflación será del 1% en 2014 y del 1,3% en 2015, lejos del mandato del BCE.
 En un continente cargado hasta las cejas de deuda pública y sobre todo privada, el fantasma de la enfermedad japonesa está ahí. Rehn ve “peligros” en esa baja inflación, que dificulta el ajuste de la periferia. Guntram Wolf, de Bruegel, va más allá:
 “Con esos datos, el problema de sostenibilidad de la deuda es mucho más complicado de resolver”. “El BCE debe hacer más”, cierra.

Pequeñas rutinas de las grandes mentes

Benjamin Franklin escribía desnudo y Faulkner dormía de día. Un libro recoge los rituales que inspiraron las mayores obras.

William Faulkner trabajaba antes de ir a trabajar de vigilante por las noches / Cordon Press

Picasso le rogaba a sus musas que, por favor, pasaran a visitarle solo cuando estuviera en su taller y trabajando.
 Con manchas en la camiseta a rayas y los pinceles calientes, preparado para aprovechar la inercia de esa cosa llamada inspiración
. Porque por muy puro que se ponga el arte, dedicarse a pintar, escribir, hacer canciones o fotografías tiene mucho de rutina, de hábito y obligación impuesta por uno mismo.
 “Sé monótono y ordenado en tu vida como un burgués para que puedas ser violento y original en tu obra”, decía Flaubert, por cierto, todo un señor burgués.
William Burroughs tenía muy claro lo que estaba obligado a dar a cambio de ese trabajo raro: “El precio que un artista tiene que pagar por hacer lo que quiere hacer es que tiene que hacerlo”. Pero, ¿cuál era la fórmula de los cráneos privilegiados de la Historia para convocar musas y pagar esa hipoteca?
 Al periodista Masson Currey le picó la curiosidad en 2007 y empezó a recopilar en un blog las agendas diarias, las manías y los horarios de artistas y científicos de éxito
. El blog fue engordando hasta que se convirtió en libro. Rituales cotidianos, publicado recientemente por Turner en España, da las claves de cómo se le iluminaba el piloto automático de 177 lumbreras.

Mientras dormías

Dormir es el mejor (y el más barato) afrodisíaco creativo
. Al menos ello se encomendaban grandes dormilones como Descartes (más de 10 horas) o William Styron
. El más madrugador fue Balzac. Cuando estaba embarcado en algún nuevo libro su horario era monacal
. Cenaba frugalmente a las seis de la tarde y se iba a la cama. A la una de la madrugada ya estaba en pie. Se sentaba en su escritorio y allí se pasaba unas siete horas seguidas bebiendo una taza de café negro tras otra.
Mozart, componiendo 'Don Juan'. El fondo negro puede no corresponderse a la realidad / Cordon Press
Los compositores clásicos también se rebelaron contra la legaña. Beethoven, Mahler o Schubert abrían el ojo al amanecer. “Siempre me peinan a las seis de la mañana y ya a las siete estoy completamente vestido”, apuntaba Mozart.
 De entre los vivos, el récord es para Haruki Murakami, que ha pasado de gerente de un tugurio de jazz en Tokio a asceta vegetariano de la literatura superventas.
 Desde entonces, se despierta a las cuatro de la mañana, trabaja cinco o seis horas seguidas y luego se va a correr por el campo.

Baños de aire

Thomas Wolfe: Imagínenlo desnudo / Cordon Press
Thomas Wolfe, el escritor más americano y el menos reivindicado de la generación perdida, descubrió una noche su infalible método creativo
. Currey cuenta en el libro que en una hora poco inspirada Wolfe se dio por vencido y se quitó la ropa para acostarse. Entonces, desnudo frente a la ventana descubrió que su cansancio se había evaporado de repente
. Se sentía fresco y con ganas de escribir de nuevo. Regresó a la mesa y escribió hasta el amanecer “con asombrosa rapidez, facilidad y seguridad”. Intentando descifrar qué había provocado aquel cambio súbito se dio cuenta de que, frente a la ventana, había estado acariciándose inconscientemente los genitales y que aquello inducía una tan “agradable sensación masculina” que había avivado sus energías creativas. Desde entonces, Wolfe utilizó regularmente este método para inspirar sus sesiones de escritura.
Benjamin Franklin: Padre fundador, científico y nudista ocasional / Cordon
Uno de los hábitos favoritos de Benjamin Franklin en sus últimos años era el baño de aire. El estadista estadounidense contó en sus diarios los pormenores del asunto: “Me levanto temprano casi todas las mañanas, y me siento en mi aposento sin ropa, media hora o una hora, según las estación del año, leyendo y escribiendo. Esta práctica no es en absoluto dolorosa, sino por el contrario, muy agradable”.

Arte contra la vida

Kant, ese hombre de lo suyo / Cordon Press
Immanuel Kant no salió jamás de su ciudad natal, donde impartió el mismo curso en la universidad durante 40 años. Su criado le levantaba a las cinco de la madrugada. Almorzaba siempre a la misma hora y a las tres y media daba su famoso paseo. Se iba a la cama exactamente a las diez. No se le conocen muchas amigas y tan sólo un amigo íntimo, con quién solía cenar de vez en cuando. Sus biógrafos se han peleado últimamente tratando de desmontar la imagen de hombre robótico que queda del filósofo alemán. Pero es un hecho que su enfermedad, un defecto congénito en su caja torácica que le comprimía el corazón y los pulmones, marcó profundamente su vida, y por tanto su obra. Kant renunció al cuerpo y se dedicó a criticar a la razón pura.
Ingmar Bergman facturó decenas de películas y obras de teatro, hizo además series para la televisión sueca, escribió óperas y varias novelas.
 Los temas son siempre los mismos: incomunicación, soledad, religión, amor, muerte, locura. “He estado trabajando todo el tiempo y es como un gran torrente que atravesara el paisaje de tu alma", explicó. "Es bueno porque se lleva muchas cosas.
 Es purificador. Si no hubiera estado trabajado todo el tiempo habría sido un lunático”

Oficinistas con talento

William Faulkner, un currito / Cordon Press
Antes de recluirse en una vieja finca sureña con su mujer y el whisky, Faulkner compaginó varios trabajos con la creación de sus novelas
. Fue periodista, pintor y cartero. Escribió una de sus mayores obras, Mientras agonizo, por las tardes antes de fichar en el turno de noche como supervisor de una planta eléctrica. El horario nocturno le venía bien: dormía unas pocas horas por la mañana y escribía toda la tarde. De camino al trabajo visitaba a su madre y echaba algunas cabezadas durante el turno, que tampoco es que fuera muy duro.
Franz Kafka / Cordon Press
Kafka trabajó toda su vida en una compañía de seguros en Praga, de ocho a tres de la tarde. Vivía con su familia en un apartamento abarrotado, donde solo podía escribir por la noche.
 Trabajaba hasta las tres y a veces hasta las seis.
 “Entonces, por lo general con un leve dolor en el corazón y punzadas en los músculos del estómago, me voy a la cama. Hago todos los esfuerzos imaginables por tratar de dormir: esto es, por lograr un imposible, pues uno no puede dormir”.

Madres, crianza y libros

Sylvia Plath / Cordon Press
Sólo al final, separada ya de su marido y cuidando sola de su dos hijos pequeños, Sylvia Plath logró encontrar la rutina que le funcionaba para ser una poetisa productiva.
A las 5 de la mañana, cuando terminaba el efecto de los somníferos, se levantaba y escribía hasta que los niños se levantaban.
A Alice Munro “le encantaban las siestas” de sus dos hijas. Cuando las criaturas se dormían, se encerraba en su cuarto para escribir. Toni Morrison ha compaginado su empleo como editora en Random House con sus clases en la universidad y la crianza de sus dos hijos.
 “Cuando me siento a escribir nunca me pongo a dar vueltas. Tengo tantas cosas que hacer que no puedo permitírmelo”
. La recompensa a tanto esfuerzo ha sido un premio Pulitzer y un Nobel.