Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

13 may 2010

SALINGER



La producción literaria de Salinger está compuesta por cuatro libros: “El guardián entre el centeno” (1951), “Nueve cuentos” (1953), “Franny y Zooey” (1961) y “Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: una introducción” (1963). También hay un relato publicado en 1965, “Hapworth 16, 1924”, del que se dice que contiene el secreto del silencio de Salinger y que estuvo a punto de ser publicado en formato libro en 1997, por una pequeña editorial de Virginia, aunque finalmente no fue así. Existen relatos de juventud publicados en revistas y no recopilados en libro, ya que cualquier intento por hacer algo similar ha sido rápidamente obstaculizado por el autor, firme en su deseo de no publicar más.
Su actitud huraña y esquiva le convirtió en una figura fascinante para periodistas y biógrafos. Uno de mis libros más preciados es, precisamente, “En busca de J. D. Salinger”, la biografía no autorizada escrita por Ian Hamilton. En este libro Hamilton narra, más que la vida de Salinger, su propia pesquisa en pos del rastro vital del famoso escritor: sería, sí, una biografía, pero también a medias una ficción, en la cual el biógrafo desempeñase un papel protagonista cómico a veces. De hecho, Hamilton desdobla su personalidad en un yo biógrafo y en un yo más personal y menos profesional, de modo que suele hablar de sí mismo en primera persona del plural y, en ocasiones, expone las discusiones entre estas dos personalidades, como cuando duda de la utilidad de rastrear al verdadero Salinger en todos sus escritos de ficción, y su yo biógrafo se defiende afirmando que existen abundantes pruebas indirectas que le autorizan a hacerlo. Aunque no pudo reproducir textualmente ninguna de las cartas de Salinger que utiliza para documentarse, sí que las parafrasea; también los relatos publicados en revistas y que encuentra en bibliotecas públicas.
Habla, por ejemplo, de una historia titulada “The Inverted Forest”, protagonizada por un personaje especialmente interesante, un poeta-genio llamado Raymond Ford. ¿No resulta una curiosa coincidencia que este nombre combine el de dos grandes escritores norteamericanos posteriores: Raymond Carver y Richard Ford? El caso es que Hamilton interpreta a este personaje como una proyección de las culpas y decisiones del propio Salinger.

El último capítulo del libro narra con detalle los intentos de Salinger por evitar su publicación y el proceso judicial que se celebró al respecto. Dada la escasez de entrevistas, la transcripción de un breve extracto del interrogatorio al autor resulta más que interesante. Le preguntan por su producción literaria en los últimos veinte años y responde contrariado: Sólo una obra narrativa. Eso es todo. Es la única descripción que realmente puedo hacer al respecto… Es casi imposible de precisar. Trabajo con personajes, y según se desarrollan, simplemente sigo adelante a partir de ahí. Refiriéndose sin duda a que todos sus libros forman parte de una misma obra, de un tronco común.
Unos diez años más tarde, Joyce Maynard, una joven que mantuvo un idilio con él, escribió un libro titulado “Mi verdad”, en el que desveló detalles de su relación con éste. Además, decidió subastar las cartas que Salinger le había enviado en el tiempo en que estuvieron juntos.

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