Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 sept 2009

Agora (Trailer de la película dedicada a Hipatia una de las principales victimas del cristianismo)

HIPATIA

Tengo ganas ya de que estrenen Hipatia, esa historia de una mujer que amó a la ciencia al Universo y a las letras es facisnante, no sé que hará Amenabar con esa película, confio en su buen hacer, es tb una época cristiana donde se acaba con el saber eclectico y cientifico, uma Mujer no era bien mirrada por la Iglesía Católica, y así quemaron la Biblioteca de Alejandria, que si alguien la ha visto ahora se reconocerá en la propia película.
Es eso una mujer asesinada por saber más de la cuenta, que pena me da la recreación de quemar la Biblioteca.Esperemos que los tiempos serán simples.

Alejandro Fernández - Regalame Esta Noche

Rafael Alberti - La paloma / J.M. Serrat

Poética musical, de Ígor Stravinski


Poética musical, de Ígor Stravinski


Año académico 1939-1940. El compositor ruso Igor Stravinski (1882-1971) es invitado por la Universidad de Harvard a dar un ciclo de conferencias sobre música. Aquellas sesiones, seis en total, fueron impartidas en francés y quedaron para la historia como una de las lecciones más completas y profundas sobre el fenómeno musical que se hayan publicado en la segunda mitad del siglo XX. Afortunadamente, la editorial Acantilado ha tenido el acierto de publicarlas en español, en una edición muy cuidada a la que le ha añadido una introducción del escritor y premio Nobel de Literatura de 1963, Iorgos Seferis, fechada en mayo de 1969.

Poética musical (Editorial Acantilado) permite dos lecturas: una más superficial, de un tirón, porque el libro tiene pocas páginas y está muy bien escrito, y otra mucha más reflexiva, donde podemos detenernos en esos momentos del texto donde el compositor es capaz de concentrar en una frase las tesis fundamentales de sus conferencias. Sin erudiciones innecesarias, con una sencillez que llega a asombrar. El poeta y amigo suyo, Paul Valéry, que le ayudó a perfilar el texto definitivo, decía de él que “era tan inteligente que carecía de vanidad”.

Stravinsky aborda en estas seis lecciones una reflexión profunda sobre el fenómeno musical. Habla del orden y la disciplina, como característica propia de lo musical: “El arte es constructivo por esencia. La revolución implica una ruptura de equilibrio. Quien dice revolución dice caos provisional. Y el arte es lo contrario del caos”. Habla del fenómeno musical como especulación sobre el sonido y el tiempo, del estilo, de la biografía de la música. Y por último, de los problemas que genera la propia interpretación musical.

Sobre todas ellas planea una cuestión que será recurrente para Stravinski: la búsqueda de la unidad a través de la multiplicidad. Esta aparente paradoja se le revela al compositor como la constatación de que el proceso creativo en la música tiende hacia la unidad aunque cuente con una enorme variedad de elementos. “De este campo extraeré yo mis raíces, completamente persuadido de que las combinaciones que disponen de doce sonidos en cada octava y de todas las variedades de la rítmica me prometen riquezas que toda la actividad del genio humano no agotará jamás”.

Para el compositor ruso, la necesidad de crear debe vencer todos los obstáculos. El los venció tras estrenarse su obra La consagración de la primavera en medio de un escándalo que a cualquiera hubiera hecho retroceder. El no lo hizo. Después de todo, no había hecho nada raro. Con lo que tenía, hizo simplemente las cosas de otra manera; ordenó la música de otra forma. “Estimo que se me ha considerado erróneamente como un revolucionario. (…) la novedad de La Consagración no residía en la escritura, en la instrumentación, en el aparato técnico de la obra, sino en la entidad musical”.

Esta búsqueda de la unidad tenía para Stravisnki una correlación con lo que él llamó “resonancia”; esa que llega hasta nuestros días a través de sus obras y, ahora, de sus lecciones sobre música. “Su eco, que rebasa nuestra alma, resuena en nuestro prójimo, uno tras otro. La obra cumplida se difunde, pues, para comunicarse, y retorna finalmente a su principio. El ciclo entonces queda cerrado. Y es así como se nos aparece la música: como un elemento de comunión con el prójimo y con el Ser”.

28 sept 2009

HOY BB CUMPLE 75años

2.560 ANIVERSARIO DEL PADRE DE LA FILOSOFÍA ORIENTAL

2.560 ANIVERSARIO DEL PADRE DE LA FILOSOFÍA ORIENTAL
Google celebra el nacimiento de Confucio
28 de septiembre de 2009.

El famoso buscador Google hace un homenaje al nacimiento hace 2.560 años del filósofo oriental Confucio, con el lanzamiento de un nuevo 'doodle' o logotipo de carácter mundial.


Google ya nos tiene acostumbrados a hacer diversos homenajes a personalidades, artistas, inventos científicos y en este caso, a filósofos como Confucio quien nació hace 2.560 años en China y marcó un antes y un después en el mundo de los pensadores.


Ya la semana pasada, uno de los 'doodles' que lanzó este gran buscador creó una gran polémica en España ya que no esta preparado para que se viese en nuestro país y si el usuario pinchaba en la imagen de Google aparecía el siguiente mensaje: "Not for Spain". La compañía ya aclaró que se trataba de un fallo humano de los ingenieros que resolvieron en pocos minutos.


EL ÁRBOL GENEALÓGICO DE CONFUCIO


La ciudad de Qufu, donde el filósofo comenzó a impartir sus enseñanzas, fue el centro de las celebraciones, que también incluyeron la II Conferencia Mundial Confuciana, con 300 pensadores de 21 países, para debatir las teorías del filósofo.

En la localidad más de 10.000 personas, entre descendientes, estudiosos y representantes de embajadas extranjeras y organizaciones internacionales participaron en las ceremonias de homenaje a Confucio.

También se entregaron en el fin de semana los Premios Confucio a la Alfabetización, concedidos por la UNESCO a cuatro proyectos educativos en Afganistán y Filipinas.

El árbol genealógico de descendientes de Confucio fue presentado en el templo en honor al sabio en Qufu, tiene 43.000 páginas e incluye más del doble de descendientes que la versión anterior de en 1937 y en la que había 600.000 nombres.
Me hubiera gustado estar ahí.

24 sept 2009

El documental 'El deseo y la realidad'

La Generación del 27 en una grabación inédita
El documental 'El deseo y la realidad' contiene las únicas imágenes en movimiento que existen de los poetas en esos años
ELPAÍS.com - Madrid - 23/09/2009



El Instituto Cervantes y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) han presentado hoy a los medios informativos un documental que contiene las únicas imágenes en movimiento que existen de los escritores de la Generación del 27, rodadas en 1928 por Juan Guerrero Ruiz. El vídeo, de 61 minutos de duración y dirigido por Rafael Zarza y Fernando González de Canales, lleva por título El deseo y la realidad. Imágenes y palabras de los poetas del 27. Se estrenará mañana jueves en un acto público en la sede central del Cervantes en Madrid a las 19:30 horas, ha informado esta institución a través de un comunicado.



A FONDO
Nacimiento: 16-12-1902 Lugar: El Puerto de Santa María Federico García Lorca







Por primera vez salen a la luz, filmaciones inéditas y fotografías -algunas, también inéditas- de la mítica Generación del 27. Luis Cernuda, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Manuel Altolaguirre y Fernando Villalón, entre otros, aparecen en unas imágenes en movimiento hasta ahora nunca vistas.

La directora del Cervantes, Carmen Caffarel, ha destacado en rueda de prensa la relevancia de este "documento único", que "va a ser visionado en los 72 centros que tenemos en todo el mundo, acompañado de mesas redondas y coloquios que pondrán en valor a una de las principales generaciones de nuestra literatura." El Instituto hará todo lo posible "para que sea un documento visto y vivido".

El vídeo contiene además las voces originales de Luis Cernuda, de Miguel Hernández o de María Teresa León, quien lee un extracto de Marinero en tierra, de su esposo Rafael Alberti. Escritores como Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Ignacio Gómez de Liaño y Luis Muñoz dan voz a poemas que escribieron Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda, Pedro Salinas y Rafael Alberti, respectivamente.

Las imágenes fueron rodadas hace 80 años por Juan Guerrero Ruiz con una cámara Pathé Baby de 9,5 milímetros. Los 24 rollos de película filmada (con una duración total de unos 15 minutos) son probablemente parte de un documental que Juan Guerrero Ruiz (Murcia, 1893 - Madrid, 1955) intentó realizar sobre la Generación del 27, de la que fue uno de sus grandes pilares. Guerrero Ruiz, secretario de Juan Ramón Jiménez, fue amigo y colaborador de poetas y pintores, y fundador de revistas literarias como Índice y Verso y Prosa.

Rafael Zarza, diseñador y cineasta, rescató por casualidad -su padre era amigo del hijo de Juan Guerrero- esas secuencias inéditas en las que podemos ver a buena parte de los entonces muy jóvenes poetas del 27. Ese material inédito fue sometido a un largo y complicado proceso de restauración por parte de la Filmoteca Española desde 1979.

Zarza, autor de la idea original y del guión, es también director y guionista de la cinta junto con Fernando González de Canales. Según ha desvelado, ha rechazado numerosas ofertas de compra del material de Guerrero porque lo que le interesaba era dirigir él mismo este trabajo, como finalmente ha conseguido. Ha descartado que el vídeo vaya a verse en los cines porque "un estreno comercial lo banaliza" y ha manifestado su satisfacción por que el Instituto Cervantes lo lleve por todos sus centros a lo largo de 2010.

Las imágenes en movimiento -destacan las de Lorca en Buenos Aires y las entrevistas realizadas a Neruda, Alberti y Guillén- se complementan con fotografías (algunas, también inéditas) en las que podemos ver diferentes momentos de la vida de García Lorca, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y José Bergamín.

El vídeo incluye además poemas de Juan Ramón (recitados por Luis Alberto de Cuenca), de Cernuda (leídos por Villena), de Salinas (por Gómez de Liaño), de Jorge Guillén (por Ignacio Merino), de Alberti (por Luis Muñoz), de Lorca, Gerardo Diego, Altolaguirre, Dámaso, Bergamín, Aleixandre, Neruda, Miguel Hernández y Fernando Villalón. La música original es de Iván Guerrero.

El título del documental -El deseo y la realidad- está inspirado en el célebre libro recopilatorio de la poesía de Luis Cernuda La realidad y el deseo. Tiene dos partes: en la primera (años 1927 y 1928) se refleja "el deseo" vital de aquellos jóvenes poetas; en la segunda parte (años 1929 a 1936) se plasma "la realidad" en la que discurrirán sus vidas.

En 1983, un ya anciano Jorge Guillén vio en su domicilio malagueño una copia en vídeo de las películas de Juan Guerrero contenidas en el documental. Días después escribió el poema Misterioso, el último antes de morir, referido a esas imágenes y que comienza así: "Pasa el vídeo misterioso / vuelve el pasado en movimiento, / y el instante insignificante / llega enseguida a conmovernos."

El próximo mes de noviembre, el documental podrá verse en la Residencia de Estudiantes (Madrid) en el marco de la exposición ¿Aquel momento ya es una leyenda Ochenta años del 27 (1927-2007) que organizan la SECC, la Residencia de Estudiantes y la Junta de Andalucía.

Recuerden

Recuerden
MARUJA TORRES 24/09/2009



En cada nueva reaparición del señor Aznar me vienen a la mente dos películas. Una, sólo aplicable a este caso por, precisamente, el título, es el hitchcockiano Recuerda; la segunda viene a cuento por el título, Remember my name (1978, Alan Rudolph), y por la trama, que muestra a una despechada Geraldine Chaplin regresando al que fue su hogar y vengándose de su ex marido, casado con otra.


Primero Chile y ahora Londres, siempre a lomos de esa FAES que pagamos entre todos, ese nido de cerebros fríos y neoconservadores. En sus actuaciones, nuestro incansable Josemari representa como nadie el apogeo de la ceniza que un país puede alcanzar en democracia, la miseria moral. Enriquecido y pimpante, cejijunto (qué sino tenemos con las cejas de los gobernantes), prístino en su oscurantismo. Cuanto es humano en el mejor sentido le es ajeno. Cuanto sirve para afianzar los intereses de la clase que representa -la derecha arribista, ultramontana, zafia y sin complejos-, le vale. ¿A quién puede extrañarle que el Partido Popular se pase por la entrepierna el asunto Gürtel, que aplauda a sus corruptos y que sus líderes mientan y calumnien sin medida, con desfachatez? Su paladín -que en su primera campaña electoral se dejó fotografiar para este periódico disfrazado de Cid Campeador, azote de herejes- tenía a Rupert Murdoch escondido en la guantera del coche, para ordeñarlo en cuanto dejara el cargo de presidente.

La izquierda comete idioteces y además las dice. Su peor estupidez, histórica, es su tendencia a la división o al acorazamiento, o a ambos; su lejanía de la realidad cuando está en el poder, sus promesas incumplidas, su patosidad y su optimismo a destiempo. Víctima de los tiempos, además, prescinde de sus mayores. Es nuestra, y nos duelen sus fallos.

Pero recuerden al que echamos, y recuerden su nombre.

21 sept 2009

'El secreto de sus ojos' "El pasado siempre vuelve"

"El pasado siempre vuelve"
ROCÍO GARCÍA - San Sebastián - 21/09/2009



A Juan José Campanella le fascina la memoria y más desde hace un tiempo. Le vienen rondando una serie de preguntas sobre el pasado. Le gusta mirar atrás y ver las decisiones que uno ha tomado en la vida, por qué lo hizo y cuándo. También el cómo sería esa vida de haber seguido otro camino y, por encima de todo, cómo la mirada del recuerdo lo disfraza todo.
Todo estas reflexiones le coincidieron con la lectura de un libro de Eduardo Sacheri, una historia policial que transcurre en los años de plomo de la Argentina de los 70, esa época en la que comenzó a gestarse el horror de la dictadura.
De ahí nace El secreto de sus ojos, su decimotercera película, con la que por primera vez compite en el Festival de Cine de San Sebastián y que se proyectó ayer en la sección oficial.


Un cineasta en estado de gracia
Juan José Campanella

Director de 'El secreto de sus ojos'.





Se le ve contento a Campanella, no sólo por todos los runrunes que se van oyendo en el certamen sobre la buena acogida que están teniendo las proyecciones del filme, sino por el éxito, que les ha superado en Argentina, donde se estrenó hace cinco semanas y ya ha sido vista por 1.300.000 espectadores.
"En el cine no existe la felicidad, sino el alivio.
Estás tan preparado para las críticas malas, por ejemplo, que cuando son buenas no te pones contento, sólo te alivias. Lo mismo cuando empieza a acudir la gente al cine. Uno nunca se espera un éxito así".

El secreto de sus ojos, protagonizada por Ricardo Darín -actor con el que Campanella ha trabajado ya en cuatro ocasiones-, Soledad Villamil y Guillermo Francella, narra la vuelta de un antiguo secretario de un juzgado a un crimen que ha permanecido imborrable en su memoria desde hace 25 años, así como a un pasado de amor y amistad. "A mí no me da miedo el pasado", asegura el realizador de El hijo de la novia. "Cuando uno sale de experiencias traumáticas, ya sean personales o colectivas, lo primero que trata es de curarse y de salir para adelante sin mirar atrás.
En ocasiones, esta actitud negadora que puede ser muy terapéutica en algunos momentos se vuelve en contra a la larga. Las heridas hay que cerrarlas, porque el pasado siempre tiende a volver. Para continuar viviendo, hay que mirar atrás y no dejar heridas abiertas".

El filme es una mezcla de comedia y drama con tintes policíacos y de suspense, en el que se mezclan el poder, la corrupción, la amistad, la muerte y la falsa justicia en Argentina. Campanella sabe que las críticas al poder judicial son fuertes, pero también que la gente que trabaja en tribunales está muy contenta con su película.
"En ningún lugar del mundo la justicia es justa. No creo que la situación judicial sea peor en Argentina que en otros lugares del mundo. Estoy seguro de que acá, en España, también han quedado libres personas culpables y que, por el contrario, se ha metido en prisión a gente de manera injusta.
Lo que sé es que en Argentina hay gente dentro del sistema que trata de que las cosas salgan lo mejor posible, y por eso a ellos les dediqué la película".

El secreto de sus ojos supone una novedad importante en la filmografía de Campanella. Por primera vez, ha rodado un largometraje en digital y está que no se lo cree. "No vuelvo más al cine. Lo hice por temas económicos, pero ahora después de la experiencia lo haría por temas creativos.
Encontré todo lo que tengo en el cine, más material ilimitado sin problema de costo, la posibilidad de hacer escenas de quince minutos sin parar. A mí me gusta mucho hacer toma tras toma sin parar y no tener que decir corten y que los actores vuelvan al principio.
Cada vez que uno dice corten, uno abre la puerta a un batallón de maquilladores, peluqueros, técnicos y demás y se corta el clima".

La suerte y la tenacidad han ido paralelas en la vida de este cineasta que asegura no haber podido tomar muchas decisiones y que después de unos años muy duros en Estados Unidos -de búsqueda de su carrera, de no encontrar un camino y de seguir sin embargo en él, de soledad y sin dinero-, consiguió a la edad de 40 años con El mismo amor, la misma lluvia el sueño de vivir contando historias. "La única decisión que quizás pude tomar fue la de seguir, y me alegro de haberlo hecho, no abandonar esto y dedicarme a otra cosa", recordaba feliz ayer.

Garzón, en el punto de mira

Garzón, en el punto de mira
El Tribunal Supremo está a punto de sentar en el banquillo al 'superjuez'
JULIO M. LÁZARO - Madrid - 21/09/2009



Van a por el superjuez y además quieren que se note. La Sala Penal del Tribunal Supremo ya ha pronunciado su delenda est Garzón. La reapertura de la investigación sobre las remuneraciones del juez en Nueva York, archivada tres veces, una por la propia Sala Penal, no deja lugar a dudas.
Ya no se trata de un par de avisos. Nunca antes la Sala de lo Penal había machacado así a un juez, tramitando contra él querellas en cadena.
Baltasar Garzón, el magistrado de la Audiencia Nacional que ha enviado a prisión a más de un millar de etarras, que retiró de la circulación a los GAL y ordenó la prisión de Pinochet, puede acabar los próximos días en el banquillo por querer investigar el franquismo.



Luciano Varela tiene en sus manos llevar a juicio al magistrado

Si finalmente es encausado, el Poder Judicial le suspenderá

Varela investigó las remuneraciones de Garzón en Nueva York y no vio delito

El proceso al franquismo le restó apoyos del Gobierno y la Judicatura
El magistrado instructor del Supremo, Luciano Varela, es quien tiene en sus manos el futuro de Garzón. Cuando era juez de instrucción de Pontevedra en 1985, Varela condenó a un funcionario que consideraba que el derecho de huelga era "contrario a los Principios Fundamentales del Movimiento".
De ahí a convertirse en el posible aliado del franquismo residual para sentar en el banquillo al juez que intentó investigar los crímenes de Franco median 25 años de magistrado, una trayectoria de radicalismo izquierdista y un ego tan desmedido como el de su famoso imputado, el juez Baltasar Garzón.

Fundador y líder de primera hora de Jueces para la Democracia (JpD), Luciano Varela fue pronto conocido entre sus compañeros como O guerrilleiro, por la radicalidad de sus posiciones. Eran los años ochenta y en los congresos de JpD, Varela acusaba al entonces Gobierno de Felipe González (PSOE) de "no defender los principios y garantías constitucionales", o tildaba al Consejo del Poder Judicial de ser proclive a "desencadenar los mecanismos disciplinarios". En alguno de sus informes se pasó tanto de rosca que ni siquiera los sometieron a votación.

Pese a su crítica a los "mecanismos disciplinarios", salió bastante bien librado en las ocasiones en que pasó por el Poder Judicial. Por ejemplo, en 1990, cuando fue denunciado por el fiscal de Galicia por menospreciar a los fiscales en sus sentencias. Varela les criticaba por su "falta de seriedad de la acusación", les reprochaba "serias faltas de calidad jurídica" o les atribuía "una sorprendente inercia burocrática".
El Poder Judicial apenas le dio un ligero tirón de orejas por "criticar gratuitamente" la actuación de los fiscales. Tampoco es que los fiscales tengan mejor opinión de él: "Es muy dictadorcito", aseguran los del Supremo.

Que se sepa, Luciano Varela y Baltasar Garzón sólo han tenido un punto de contacto en toda su carrera. En 1989, un recluso de la prisión de Pontevedra, Ricardo Portabales, denunció que su cabeza tenía precio.
Sus revelaciones sobre el narcotráfico al juez Luciano Varela habían trascendido a la opinión pública. Portabales fue trasladado a la Audiencia Nacional, donde Garzón constató su credibilidad, le dio el estatus de arrepentido, y preparó el más célebre operativo antidroga practicado nunca en España: la Operación Nécora.
A partir de entonces, los integrantes del clan de los Charlines, y capos como Oubiña o Sito Miñanco cobraron dimensión nacional e hicieron correr ríos de tinta. Garzón se colgó todas las medallas y reforzó su dimensión estelar como superjuez, no sólo antiterrorista, sino también como azote del narcotráfico.

Ninguna de las fuentes consultadas, sin embargo, sitúan en este episodio la inquina de Varela por el juez al que ahora puede sentar en el banquillo. Garzón y sus métodos expeditivos nunca han gozado de simpatía en un amplio sector de la judicatura progresista.
Pero, bien porque Garzón andaba entonces en operaciones anti-GAL, bien por la dificultad de criticar abiertamente sus operaciones antidroga o contra ETA, el malestar se iba aposentando o expresándose sólo a través de difusas críticas a los jueces estrella.

Amigo de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, Varela intentó en varias ocasiones acceder al Supremo, pero debido al veto de vocales afines al PP, no lo consiguió hasta enero de 2007. En la carrera está considerado como un hombre de la vicepresidenta.

Y es por ahí por donde todas las fuentes consultadas sitúan el origen de la operación contra Garzón. No es que el Gobierno en pleno esté contra el magistrado, pero un influyente sector del mismo, que cuenta con antenas en el Poder Judicial y en el Supremo, fue el que urdió la operación para impedir su acceso a la presidencia de la Audiencia Nacional, en la que Varela fue decisivo.

Siempre en el ojo del huracán, el superjuez no tuvo problemas mientras fue evidente que levantaba el pie durante el proceso de negociación con ETA. Pero rotas las negociaciones, exasperó al Supremo al adelantarse con la suspensión de actividades de ANV.
Y el que se considera su definitivo error fue la apertura del proceso al franquismo, que al poner en evidencia las carencias de la Ley de Memoria Histórica, le restó muchos apoyos en el Ejecutivo y en la Judicatura, le enfrentó a la Fiscalía y le puso enfrente a toda la derecha española. La instrucción del caso Gürtel alimentó la presión con las sañudas quejas del PP contra Garzón por investigar la trama corrupta en la que aparecieron implicados altos cargos del partido.

En junio de 2008, Varela fue designado ponente de una querella montada a partir de un libro de investigación que atribuía a Garzón haber cobrado 1,7 millones de dólares por sus actividades docentes en Nueva York, como contraprestación por el archivo de una querella contra el presidente del Grupo Santander, Emilio Botín. La querella era tan burda y las cantidades estaban tan infladas que Varela tuvo que rechazar los delitos de prevaricación y cohecho.
Pero en vez de detenerse ahí, buceó sinuosamente entre las remuneraciones de Garzón como profesor invitado de la Universidad de Nueva York y dio traslado al Poder Judicial, apuntando que Garzón habría incurrido en "falta muy grave" al no notificar al Poder Judicial que iba a percibir una "nómina". Una falta que podría haberle costado la suspensión de funciones.

Fue el primer intento en toda regla de liquidar al superjuez, que sólo prosperó parcialmente. El Poder Judicial archivó todas las denuncias y dio por buenas las remuneraciones de Garzón. Pero para entonces, en medio de la algarabía, Garzón había quedado apartado de la carrera para presidir la Audiencia Nacional. Después de dos archivos del Poder Judicial y otro de Varela, ahora la propia Sala ha reabierto la investigación.

El otro extremo de la tenaza lo sostiene el magistrado Adolfo Prego, ponente en la admisión de la querella del pseudosindicato ultraderechista Manos Limpias contra Garzón por su investigación del franquismo. Durante su etapa como consejero del Poder Judicial fue el principal artífice de los nombramientos de al menos media docena de sus compañeros conservadores.
Ahora los lidera con comodidad, mientras se perfila como posible candidato al Tribunal Constitucional.
El PP busca un penalista que cumpla el mismo papel que el fallecido Roberto García Calvo y Prego cuenta con el mejor perfil para el cargo.
Y más desde que admitió la querella de los franquistas contra Garzón, que el PP festejó enardecidamente.

Aunque Prego ya dejó en el Poder Judicial constancia de sus posiciones ultraconservadoras, fue la admisión de la querella contra Garzón la que proyectó a la luz pública su vinculación con la Fundación para la Defensa de la Nación Española (Denaes), de la que es patrono de honor, entidad que ha compartido con Manos Limpias iniciativas políticas contra el Gobierno, una común animadversión por el juez Baltasar Garzón y una oposición radical a la Ley de Memoria Histórica y a los procesos de localización de fosas de asesinados en la Guerra Civil.

Su reconocida capacidad de maniobra -fuentes judiciales le definen como "encantador de serpientes"- le ha procurado una suerte de alianza con su oponente ideológico, Luciano Varela, en la operación de derribo de Garzón.
La querella de Manos Limpias ya concitó la unanimidad de cuatro magistrados conservadores y tres progresistas en el trámite de admisión. Ahora se han sumado otros tres jueces conservadores para reabrir el asunto de Nueva York, lo que da idea de que la Sala casi al completo respalda la operación.

A partir de esta semana, Luciano Varela es quien tiene que tomar la decisión de archivar la querella de Manos Limpias o sentar a Garzón en el banquillo. Si éste es procesado, el Poder Judicial seguramente le suspenderá en sus funciones judiciales. Fuentes judiciales creen que esto es sólo el principio y que a las querellas de Manos Limpias podrían sumarse otras en curso, para vestir mejor la suspensión de funciones. Sea cual sea la decisión de Varela, los síntomas no dejan lugar a dudas: en el Supremo el vaso se ha desbordado y si no es esta vez, será la siguiente.

El museo de la inocencia Orhan Pamuk

El fracaso amoroso de Orhan Pamuk
El Nobel turco desvela una parte de su vida en 'El museo de la inocencia' que hoy adelanta Babelia en la edición digital de EL PAÍS
WINSTON MANRIQUE SABOGAL -



La confesión de un amor obsesivo, de una ilusión infeliz, con el trasfondo de la historia del Estambul de los últimos 30 años llena las páginas de la nueva novela de Orhan Pamuk: El museo de la inocencia (Mondadori). "Un libro muy ambicioso en el que he trabajado durante más de una década", asegura el Nobel turco y donde palpita la pregunta de ¿qué es el amor en realidad? La novela, que llega a las librerías el 2 de octubre, es el avance literario que ofrece hoy, como cada lunes, Babelia en la edición de EL PAÍS digital.




La vuelta del amor como epicentro de la narrativa contemporánea sigue su andadura imparable con esta obra de Pamuk. La novela no es sólo un recorrido por los sentimientos y divergencias del amor, las relaciones, el sexo, los temores y del espejismo de la felicidad amorosa como motor de vida, sino también un gran retrato de un Estambul que despega hacia su futuro más moderno.

Orhan Pamuk empieza la narración con la escena donde anidan futuro y pasado, y sobre la cual todo el mundo suele dar vueltas y vueltas: "Fue el momento más feliz de mi vida y no lo sabía. De haberlo sabido, ¿habría podido proteger dicha felicidad? ¿Habría sucedido todo de otra manera? Sí, de haber comprendido que aquel era el momento más feliz de mi vida, nunca lo habría dejado escapar. Ese momento dorado en que una profunda...".

19 sept 2009

El Año que mis padres.....

El Año en que mis padres se fueron de Vacaciones


Seleccionada por Brasil para el OSCAR a la Mejor película extranjera.

Festival de Berlín. Selección Oficial a Competición.

Premio del Público en el Festival Sao Paulo y Río.

Festival de cine iberoamericano de Huelva. Selección Oficial.

Escrita por el guionista de Ciudad de Dios.

En 1970, Brasil y el mundo parecen que están boca abajo, pero las preocupaciones de Mauro, un niño de 12 años, no tienen nada que ver con el régimen militar que controla el país. Su mayor sueño es ver a la selección de fútbol ganar su tercer campeonato mundial. De repente, Mauro es separado de sus padres y llevado a vivir a la extraña pero divertida comunidad de Bom Retiro, un distrito en São Paulo que es el hogar de, entre otras culturas, la comunidad judía e italiana de la ciudad.


“Inteligente... tierna y divertida radiografía de un país enloquecido por el futbol y azotado por el régimen. Toda una sugerente sorpresa que agradará a todo tipo de público gracias a un guión redondo y una nostágica recreación de los años setenta... Lo mejor del cine Brasileño desde Ciudad de Dios.”

"El año que mis padres se fueron de vacaciones"

"El año que mis padres se fueron de vacaciones" es una película emotiva que cuenta, desde el punto de vista de un niño, la represión que sufrió Brasil en los años 70. El pequeño Mauro no se entera de lo que sucede a su alrededor, pues lo único que le preocupa es que la selección liderada por Pelé gane el mundial. Todo cambia cuando sus padres le dejan en casa de su abuelo para "irse de vacaciones", es decir, para tratar de huir de la represión. Sin embargo, lo que ellos no saben es que el abuelo está muerto, y Mauro se encontrará solo en un mundo desconocido. El conjunto es muy satisfactorio y el director, Cao Hamburger, consigue una película alegre y muy melancólica. La fotografía es excelente, al igual que la banda sonora. Pero sobre todo, lo que destaca de este film son los efectivos cambios de registro a través de todo el largometraje sin desentonar en ningún momento. Hemos tenido que esperar tres años para ver esta película en nuestras pantallas, y merece la pena.

18 sept 2009

Resistiré, El Dúo Dinámico

'Los abanicos de la muerte', nueva mirada a los Panero

'Los abanicos de la muerte', nueva mirada a los Panero
SERGIO C. FANJUL - Astorga - 18/09/2009



La familia Panero sigue dando que hablar. Los abanicos de la muerte, dirigido por Luis M. Alonso, es un nuevo documental que viene a ahondar en las circunstancias que rodearon el rodaje de El desencanto, de Jaime Chávarri, filme de culto que destripa las relaciones íntimas entre los Panero.


La película es una tesis sobre una familia que se disuelve: una madre que relata cómo su matrimonio fue un "fraude" y que encaja impertérrita las afiladas críticas de sus hijos, unos hijos excéntricos, enfrentados entre sí. Un mundo que parece que se va apagando.
Muchos ven en esta película una metáfora de la decadencia del régimen franquista. Otros al precursor de los actuales reality show: personajes enfrentados sobriamente a la cámara relatando sus miserias.

La biografía de los Panero es ya territorio mítico. Michi, el hermano pequeño encantador e irónico, el escritor sin libros y vividor, falleció en 2004, semiolvidado en una buhardilla de Astorga, ciudad natal de la familia. Juan Luis es un buen poeta eclipsado por la obra de su hermano Leopoldo María que ingresó voluntariamente en un sanatorio mental en Las Palmas, caminando sobre la delgada línea que separa la genialidad de la locura.

El poeta ausente
Los abanicos de la muerte analiza estos personajes y la película de Chávarri, en la que los creadores se convierten en personajes, y trata de recuperar la figura del padre, el poeta Leopoldo Panero, el gran ausente del filme original.
Además de los testimonios del productor Elías Querejeta y Jaime Chávarri, cuenta con la colaboración de nombres como el poeta Antonio Gamoneda o los escritores Jose María Merino o Vicente Molina Foix, que relatan cómo se vivió la gestación y estreno del filme, y cómo reaccionó la sociedad de la época.

Este año el Festival de Cine de Astorga, que contó con la presencia de Querejeta y Chávarri, y donde se proyectó el documental tuvo algo de congreso de panerología. Y es que los Panero constituyen casi un género: además de El desencanto, se exhibió Después de tantos años, una continuación rodada en 1994 por Ricardo Franco, después de la muerte de Felicidad Blanc, y La estancia vacía, reciente producción obra de Miguel Barrero (que además publica en la editorial DVD la novela Los últimos días de Michi Panero) que se centra en el final de la vida de Michi.

Malditos bastardos


"Tengo un ego saludable"
ROCÍO AYUSO - Los Ángeles - 18/09/2009



Con Malditos bastardos, Quentin Tarantino se fue del Festival de Cannes sin Palma de Oro y con muchas dudas. Tras retocar su montaje, aclara aquí algunos malentendidos.

Mentiras, mentiras y más mentiras. Eso es lo que Quentin Tarantino lleva escuchando de Malditos bastardos desde hace meses. Y como hablamos con una persona ?con un ego saludable?, tal y como él se describe, y que no calla ni debajo del agua, tal y como le describen los demás, ha llegado el momento de dejar las cosas claras.


�El digital para mí es vídeo. Y no imagino pasar por todo lo que conlleva hacer una película como �Apocalipse now� para rodarla en vídeo�
El realizador de 46 años se la tiene jurada al digital. A él le gusta el cine en película; el resto es televisión. Como el primer filme que recuerda, uno tipo James Bond titulado Deadlier than the male, con Richard Johnson y Elke Sommer.
Y entre cine vive, con una colección de películas de 35 milímetros que se niega a contar para no sonar a obseso y que llena una casa por lo demás vacía de compañía femenina. Completan su espacio sus propias películas, sus guiones y los honores por una carrera que ha llevado a este oriundo de Tennessee (EE UU) de ser un bocazas al frente de un videoclub a ser una de las figuras más reverenciadas del cine actual. Reservoir dogs, Pulp fiction o Kill Bill ya figuran entre los esenciales de la historia del cine, pero ¿qué pasa con Malditos bastardos? Tarantino quiere aclarar los malentendidos de una vez por todas.

17 sept 2009

Si tú crees que ................


Si tú crees que estás vencido, lo estás.
Si crees que no te atreves, no te atreverás.
Si te gustaría ganar, pero crees no poder,
lo más seguro es que no podrás.

Si crees que podrás perder, ya perdiste,
pues en el mundo encontrarás que el éxito
comienza con el deseo de la persona,
en la condición de la mente.

Si crees que eres superior, lo eres.
Tienes que pensar alto para ascender.
Tienes que estar seguro de ti mismo,
de vencer alguna vez.

La Batalla de la Vida no siempre va
hacia el hombre más fuerte o más rápido;
pero tarde o temprano el hombre que gana
es aquel que cree poder ganar.


(Autor desconocido)

Café para todos

Café para todos


ARTURO PÉREZ-REVERTE |



Dirán ustedes que lo de hoy es una chorrada, y que vaya tonterías elige el cabrón del Reverte para su artículo. Para llenar la página. Pero no estoy seguro de que la cosa sea intrascendente. Como decía Ovidio, o uno de esos antiguos –lo leí ayer en un Astérix–, una pequeña mordedura de víbora puede liquidar a un toro.
Es como cuando, por ejemplo, ves a un fulano por la calle con una gorra de béisbol puesta del revés. Cada uno puede ir como le salga, naturalmente. Para eso hemos muerto un millón de españoles, o más.
Luchando por las gorras de béisbol y por las chanclas. Pero esa certeza moral no impide que te preguntes, con íntima curiosidad, por qué el fulano lleva la gorra del revés, con la visera para atrás y la cintita de ajustarla sobre la frente.
Todo eso conduce a más preguntas: si viene directamente de quitarse la careta de catcher de los Tomateros de Culiacán, si le da el sol en el cogote o si es un poquito gilipollas. Concediéndole, sin embargo, el beneficio de la duda, de ahí pasas a preguntarte si, en vista de que al pavo le molesta o no le conviene llevar la visera de la gorra hacia delante, por qué usa gorra con visera.
Por qué no recurre a un casquete moruno, un fez turco o a una boina con rabito. Luego terminas pensando que es raro que los fabricantes de gorras no hayan pensado en hacer una gorra sin visera, para fulanos como el que acabas de ver; y de eso deduces, malpensado como eres, que la mafia internacional de los fabricantes de gorras de béisbol pone visera a todos los modelos para cobrar más caro y explotar al cliente, y luego lo disimulan regalándole gorras a Leonardo DiCaprio para que se las ponga del revés cuando saca en moto a su novia en el Diez Minutos. Eso te lleva inevitablemente a pensar en la crisis de Occidente y el aborregamiento de las masas, hasta que acabas echando espumarajos por la boca y decides apuntarte en Al Quaida y masacrar infieles, mientras concluyes que el mundo es una mierda pinchada en un palo, que odias a la Humanidad –Monica Bellucci aparte– y que la culpa de todo la tiene el Pesoe.

Llegados a este punto del artículo, ustedes se preguntan qué habrá fumado el Reverte esta mañana; concluyendo que, sea lo que sea, le sientan fatal ciertas mezclas. Pero yerran. Estoy sobrio y con un café; y todo esto, digresión sobre gorras incluida, viene al hilo del asunto: lo de que no hay enemigo pequeño, y que si parva licet componere magna, que dijo otro romano finolis de aquéllos. Pequeños detalles sin importancia aparente pueden llevar a cuestiones de más chicha, y parvos indicios pueden poner de manifiesto realidades más vastas y complejas. Vean si no –a eso iba con lo de las jodías gorras– el anuncio publicitario que hace unos días escuché en la radio. Un anuncio de esos que definen no sólo al fabricante, sino al consumidor. Y sobre todo, el país donde vive el consumidor. Usted mismo, o sea. Yo.

Buenos días, don Nicolás –cito de memoria, claro–, dice la secretaria a su jefe. ¿Le apetece un cortadito? Claro que sí, responde el mentado. Es usted muy amable, Mari Pili. Ahora mismo se lo preparo, dice ella, pizpireta y dispuesta. Pero ojo, la previene el jefe. Recuerde que yo el café lo tomo siempre de la marca Cofiflux Barriguitas. Por supuesto, don Nicolás, responde la secre. Conozco sus dificultades para ir al baño, como las conoce toda la empresa. Ahora yo también bebo el café de esa marca, igual que lo hacen ya todos mis compañeros. Tomamos Cofiflux Barriguitas, y nos va de maravilla. Etcétera.

Juro por Hazañas Bélicas que el anuncio es real. Quien escuche la radio, lo conocerá como yo. Lo estremecedor del asunto es la naturalidad con que se plantea la situación; el argumento de normalidad a la hora de controlar si el jefe va apretado o flojo de esfínter. Interpretarlo como nota de humor publicitario deliberado –lo que tampoco es evidente– no cambia las cosas. Con humor o en serio, el compadreo intestinal es de pésimo gusto.
Delata, una vez más, las maneras bajunas de una España tan chabacana y directa como nuestra vida misma –«Yo es que soy muy espontáneo y directo», te dicen algunos capullos–; convertida, cada vez más, en caricatura de sí misma.
En pasmo de Europa. Y ahora pónganse la mano en el corazón, mírense a los ojos y consideren si, en un país donde, tras emitir en la radio un anuncio con semejante finura conceptual, se espera que la gente normal compre entusiasmada el producto –y no me cabe duda de que lo compran–, sus ciudadanos pueden ir por el mundo con la cabeza alta.
En cualquier caso, díganme si una sociedad capaz de dar por supuesto, como lo más corriente, que todo el personal de una empresa, desde la secretaria hasta el conserje, conoce, airea y comparte las dificultades intestinales de su director, presidente, monarca o puta que los parió –nos parió– a todos, no merece, además de café Cofiflux Barriguitas, o como diablos se llame, un intenso tratamiento con napalm.

Tragar

Tragar
MARUJA TORRES
17/09/2009



Si es cierto que en France Télécom se están suicidando los empleados a causa de las condiciones laborales, nos encontramos ante una buena noticia, y perdonen ustedes el cinismo.
Esa marea autodestructiva, producida por el apasionante estado mercantil de la actualidad, va a convertirse en una inesperada fuente de empleos. Porque como somos verdaderamente globales, las condiciones susodichas a todos atañen y a nadie perdonan. Nos hallamos en el inicio de una era en que habrá por doquier intentos de quitarse la vida, y eso requerirá atenciones.


Es decir, psicólogos. Cientos. Miles de psicólogos. Por el momento se nos informa de que psicoanalistas especializados en enfermedades laborales "predicen nuevos suicidios", y que hasta Sarkozy se ha puesto tenso. Nuestra sociedad, atónita ante las monstruosidades que ella misma produce, segregará sus propios parches. Si yo tuviera ahora mismo un hijo o dos en edad de estudiar una carrera le aconsejaría que se hiciera con un título de psicólogo empresarial y un sofá.
Pero mostrémonos ambiciosos. Podemos incluso construir grandes hospitales privados en donde la mano de obra sea ingresada y sacudida y saneada hasta dejarla como un guante, para que trague con lo que sea mientras tararea alegres melodías.
Hay precedentes de florecimiento de sanatorios mentales y clínicas de rehabilitación gracias a las condiciones sociales imperantes: en Estados Unidos, durante la Prohibición, todos los alcohólicos compulsivos y clandestinos que surgieron debido a tal estímulo fueron a parar a establecimientos del género. Pensemos también en la psicología preventiva, que en cierto modo ya se ejerce, pero que podríamos convertir en masiva. Psicólogos asesores a la hora de aceptar a los voluntarios: éste sí, éste no. Éste resistirá, éste no. "¡Ya estoy harto de gilipolleces!", parece que gritó un trabajador antes de proceder a hacerse el haraquiri. Es un eslogan perfecto para los tiempos que corren.

15 sept 2009

BSO GHOST

Fallece Patrick Swayze a los 57 años

Fallece Patrick Swayze a los 57 años
El actor llevaba casi dos años luchando contra un cáncer de páncreas
ROCÍO AYUSO - Los Ángeles - 15/09/2009



Patrick Swayze, el actor que enseñó al público a bailar con Dirty Dancing y a llorar con Ghost, perdió el lunes su batalla contra el cáncer de páncreas a los 57 años. Nativo de Houston e hijo de coreógrafos, el actor encontró su lugar en Hollywood sin problemas con papeles de galán, a veces rudo a veces más romántico, pero sobre todo con ritmo.







Su pública batalla contra el cáncer de páncreas que le fue diagnosticado a principios de 2008 se convirtió en su último legado. "Quiero durar hasta que se descubra una cura", declaró en una de sus últimas entrevistas mientras la prensa sensacionalista anunciaba en grandes titulares "Patrick Swayze tiene cinco semanas de vida".

Según informó su portavoz, Annett Wolf, el actor falleció rodeado de su familia "tras haberse enfrentado al reto de su enfermedad durante los últimos 20 meses". Siempre pragmático, Swayze confesó a la periodista Barbara Walters que su enfermedad era "un infierno" y declaró su miedo ante una dolencia con una mortalidad del 95% en cinco años.

Su enfermedad coincidió además con uno de los mejores momentos de una carrera, que después de éxitos como las citadas Ghost, Dirty Dancing o Le llaman Bodhi, vivió años de vacas flacas y problemas con el alcohol. La serie televisiva The Beast fue su resurrección profesional, aunque se canceló tras la primera temporada por sus problemas médicos.

'Gordos', 'Mapa de los sonidos de Tokio' y 'El baile de la Victoria', finalistas para optar a un Oscar

'Gordos', 'Mapa de los sonidos de Tokio' y 'El baile de la Victoria', finalistas para optar a un Oscar
Almodóvar se queda fuera de los seleccionados por la Academia española.- Hollywood tendrá la última palabra
GREGORIO BELINCHÓN - Madrid - 15/09/2009


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La Academia de Cine ha dado hoy a conocer la terna de películas finalistas de entre las que saldrá en una segunda votación, el día 29 de septiembre, el filme que representará a España en la 82 edición de los Oscar de Hollywood en el apartado de mejor película de lengua no inglesa. Se trata de Gordos, de Daniel Sánchez-Arévalo, Mapa de los sonidos de Tokio, de Isabel Coixet y El baile de la Victoria de Fernando Trueba. El filme Los abrazos rotos de Pedro Almodóvar, ya un habitual de la ceremonia, no ha sido seleccionado por la Academia. El cineasta manchego, no obstante, podría acabar concursando si su filme es elegido por la Academia de Hollywood. El 2 de febrero de 2010 la academia estadounidense leerá la lista de todos los candidatos para la 82º edición de los Oscar. La gala se celebrará el domingo 7 de marzo de 2010 en el teatro Kodak de Los Ángeles.


Luis Tosar compensa el viaje
¿Qué película española crees que merece optar a un Oscar?
ENCUESTA - 12 - Resultados
Gordos
Mapa de los sonidos de Tokio
El baile de la victoria
Ninguna de las tres

Carlos Boyero
ENTREVISTA DIGITAL - 17-09-2009- 13:00h.
Crítico de cine y columnista de EL PAÍS.



Daniel Sánchez Arévalo

Director de 'Gordos'.





Daniel Sánchez-Arévalo, por teléfono, no daba crédito a su elección. "No me lo podía ni haber imaginado. No me veo seleccionado por España. Isabel y Fernando merecen todo mi respeto y tienen más experiencia en Hollywood. Yo prefiero que sean los demás los que escojan. No me pidáis que me señale como elegido". Sánchez-Arévalo ha recordado el año que ganó Trueba su oscar con Belle Epoque: "Recuerdo las palabras de Fernando que dedicó su premio Billy Wilder, diría exactamente lo mismo y añadiría una mención a Trueba".

Preguntado por si una sociedad llena de obesos entenderá mejor Gordos, Arévalo ha asegurado: "Probablemente, pero también les gustará porque es una película bastante desnuda, hecha sin trampa ni cartón". Y cuando se le mencionó la ausencia de Almodóvar respondió: "Me ha sorprendido muchísimo. De verdad, de corazón, yo lo hubiera metido en el trío".

Candidatas a los Ariel

Las tres películas seleccionadas hoy también optarán al premio Ariel de la Academia de Cine mexicana. Hasta la fecha, la cinta ganadora del Goya a la Mejor Película optaba automáticamente al premio Ariel del año siguiente. Tres filmes españoles han logrado un Ariel: SolasLos lunes al sol, de Fernando León de Aranoa, en 2004; y La vida secreta de las palabras, de Isabel Coixet, en 2007. Almodóvar e Icíar Bollaín fueron nominados al premio con Todo sobre mi madre y Te doy mis ojos, en 2000 y 2005.

13 sept 2009

FLORES NEGRAS


Flores negras

Dirección: David Carreras
Reparto: Marta Etura , Eduard Fernández , Maria Grazia Cucinotta, Eduard Fernandez, Hector Colome, Marta Etura, Belén Fabra, Tobias Moretti, Maximilian Schell
Distribuidora: Filmax
Duración: 90 minutos

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Sinópsis
Michael Roddick, un espía al servicio de la República Federal Alemana, consciente de que sus días como agente secreto están contados, abandona el servicio después del fracaso de su última misión, decide desaparecer sin dejar rastro y se lleva consigo a Elena, la hija de una espía rusa muerta en extrañas circunstancias. Michael y Elena se instalan en Barcelona donde abren un pequeño restaurante que les permitirá vivir plácidamente y olvidar su turbulento pasado. Pero los fantasmas del pasado nunca descansan. O por lo menos eso es lo que constata Roddick, que nuevamente se ve inmerso en una vertiginosa pesadilla, un mundo con sus propias reglas, cuando sus antiguos compañeros reaparecen reclamando asuntos pendientes.

El ala oeste del esclavismo

El ala oeste del esclavismo
J. O. 11/09/2009



Entre los decorados de muchos de los episodios de la extraordinaria serie El ala oeste de la Casa Blanca, de forma tan sutil como irremediable, sobresale la pizarra que adorna el despacho del personaje de Josh Lyman, subjefe del gabinete del presidente, en la que cientos de nombres se alinean en distintas columnas que cambian de tamaño según los congresistas poseedores de tales apellidos piensen dirigir su voto en tal o cual sentido para la aprobación de una ley.

AMAZING GRACE
Dirección: Michael Apted.

Intérpretes: Ioan Gruffudd, Romola Garai, Michael Gambon.

Género: drama político.

Reino Unido, 2006.


La democracia es un asunto de mayorías, y como tal, ésta siempre queda sujeta a los caprichosos vaivenes de los ideales y a los intereses económicos y políticos reinantes en cada sociedad.
El despacho de William Wildeforce, protagonista del notable drama político Amazing Grace, también luce una especie de pizarra llena de nombres. Estamos en Londres, en los últimos años del siglo XVIII, y la intención final de Wildeforce es promulgar una ley que acabe con la esclavitud, pero las estratagemas políticas, el deambular de las conciencias y los tejemanejes económicos podrían ser los mismos que el de cualquier episodio de El ala oeste..., que el de aquel portento político-cinematográfico llamado Tempestad sobre Washington (Otto Preminger, 1962).

Sin esclavos
Por supuesto que Amazing Grace no llega a la altura dramática de la serie de Aaron Sorkin ni del peliculón de Preminger, pero los amantes de la política que sean cinéfilos (o viceversa) deberían rendirse ante la valentía de una propuesta repleta de discursos, aportaciones legales, réplicas parlamentarias y, en fin, la descripción de algo así como el ala oeste del Parlamento británico de finales del XVIII. Los fieles de la tan desconocida como magnífica El vencedor de Napoleón (Carol Reed, 1942) están de enhorabuena: Amazing Grace comparte época, personajes, tono elegiaco y gusto por el diálogo afilado. Cierto que hay que apechugar con la típica subtrama de amor bastante menos potente que el resto, pero incluso por una vez (y exceptuando un atroz congelado de imagen) el insulso Michael Apted resulta más clásico que académico. Además, no se equivocan en la base: es una película sobre el esclavismo que no contiene ni una sola secuencia con esclavos.

El 'error Lehman'

El 'error Lehman'
El mundo aún sufre las consecuencias de la caída del gigante de Wall Street
CLAUDI PÉREZ 13/09/2009



Mediados de septiembre de 2008. Nueva York está casi otoñal. Es el momento idóneo para darse un garbeo por Central Park, pero en esa ciudad que vendió su alma a los especuladores la acción suele suceder unas calles más abajo: esta vez, en una lujosa oficina del piso 31 de la sede del poderoso banco de inversión Lehman Brothers, en el número 745 de la Séptima Avenida.
Su presidente ejecutivo, Richard Fuld, está pensando lo impensable. Pide a un experto en quiebras que prepare los papeles necesarios por si el banco se hunde. "La Administración no te va a dejar caer", replica el incrédulo abogado. "Sería como si el Gobierno mismo quebrara.
Como si Roma vendiera el Vaticano a los japoneses para convertirlo en un hotel y contratara al Papa como botones", bromea. Apenas unas horas después, sucede lo inimaginable: Lehman cae. Y cientos de empleados del banco empiezan a vaciar el edificio.


Darwin y los samaritanos


No había en el mundo banqueros más arrogantes y despiadados

Apenas se vislumbra el final de la mayor recesión desde la II Guerra Mundial

Las innovaciones financieras acabaron siendo armas de destrucción masiva

El Gobierno Bush decide dar un escarmiento y dejar que Lehman caiga

Las cosas acabaron por irse de las manos de Paulson y Bernanke

Todos los gobiernos acabaron por lanzar un salvavidas al sector financiero

Muchos piensan que dejar caer a Lehman acabó siendo algo positivo

La crisis llegó y se agravó debido a una regulación poco estricta
No había en el mundo banqueros más arrogantes y despiadados que los de Lehman Brothers. Por eso, la potencia visual de esas imágenes, la cola de jóvenes ejecutivos cabizbajos llevándose sus pertenencias en cajas de cartón, puede ser el equivalente en esta crisis a las fotos en blanco y negro de la Gran Depresión del siglo pasado.

Los jugosos diálogos entre Fuld y su abogado despuntan en los primeros planos de Los últimos días de Lehman Brothers, un drama producido por la BBC que se ha emitido esta semana en la cadena pública británica. Pero el auténtico drama empieza el 15 de septiembre de 2008.
La crisis financiera deviene tras ese día en la mayor recesión desde la Segunda Guerra Mundial. Se esfuman los ahorros de los miles de incautos que confiaron en las promesas de un mundo en el que la innovación financiera y la autorregulación de los mercados acabarían con las crisis, que son algo tan viejo como el capitalismo.
A partir de esa sorprendente bancarrota, millones de personas empiezan a perder su empleo por todo el planeta en una película con un metraje interminable: un año después, apenas se vislumbra el final de la historia.

Las crisis no suceden de repente. El Muro de Berlín no cayó de un día para otro. Tampoco Lehman, cuya quiebra es precisamente algo así como la caída del muro para una determinada forma de entender el capitalismo. Todo lo que hay detrás de ese 15 de septiembre es la prehistoria.
Es verdad que apenas tres años antes no sucedía nada fuera de lo común -al menos, en apariencia-, excepto la incapacidad de un grupo de familias norteamericanas para pagar sus créditos inmobiliarios. Sin embargo, a lo largo de 2007, las hipotecas basura, concedidas a gente con un mal historial crediticio que dejó de pagar cuando pinchó la burbuja inmobiliaria en EE UU, empiezan a llevarse por delante al sistema financiero.
El sector lleva años engordando demasiado, con unos niveles de riesgo y de endeudamiento insostenibles. Pese a los intentos de los bancos centrales por actuar como cortafuegos, la globalización extiende el virus con rapidez. "Salió a la superficie un sistema bancario en la sombra, creado por los propios bancos para saltarse las normas, que arrasaba todo lo que tocaba", describe Jordi Galí, catedrático de la Universidad Pompeu Fabra.

Las innovaciones financieras que la banca vendía como la panacea han resultado ser armas de destrucción masiva. "Los ejecutivos hicieron apuestas enormemente arriesgadas, operaron en el límite y más allá del límite de las reglas, e incluso ahora siguen poco dispuestos a reconocerlo, pero consiguieron lo nunca visto: que ni los propios banqueros confiaran en la banca", asegura Charles Wyplosz, catedrático de Economía Internacional del Graduate Institute de Ginebra. En efecto, ya antes de caer Lehman nadie se fía de nadie: ni siquiera los bancos de sí mismos. La confianza empieza a esfumarse y en la primavera de 2008 se hunde Bear Stearns. En verano, las gigantescas hipotecarias Freddie Mac y Fannie Mae.
Pero en el último momento siempre sale al rescate el Estado: la Administración de George W. Bush encuentra un comprador para Bear Stearns a cambio de cubrir las pérdidas. Y el presidente, apóstol del mercado libre, se ve obligado a nacionalizar Freddie y Fannie.

Tras un fusible, siempre salta otro, y en septiembre del año pasado Lehman tiene todos los números para ser la próxima víctima. Es el siguiente de la lista. Y basta con que los mercados crean que algo va a suceder para que suceda: los economistas llaman a eso la paradoja de la profecía autocumplida.
Un ex alto ejecutivo de Lehman que prefiere guardar el anonimato relata esos momentos de incertidumbre: "La operativa de banca de inversión pura y dura era impecable: Lehman era la crème de la crème. Pero a finales de 2007 Fuld comete un error de bulto: piensa que la crisis no va a ir a más y empieza a endeudarse con ayuda de los productos estructurados en el maltrecho sector inmobiliario americano, cuya burbuja no ha hecho más que empezar a deshincharse. Ése será el principio del fin". Aun así, ni Fuld ni nadie en Wall Street piensa que Washington vaya a permitir una quiebra de ese calibre. Segundo y definitivo error: el guión dará entonces un giro inesperado.

Durante el fin de semana del viernes 12 al domingo 14 de septiembre, cuenta el economista francés Jacques Attali en su último libro, los grandes banqueros de Wall Street discuten con el secretario del Tesoro, Hank Paulson, y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, un plan para confinar los activos tóxicos de Lehman creando un banco malo, para ubicar el resto en un buen banco que comprarán Barclays y

Bank of America. Todos están convencidos de que Paulson y Bernanke se harán cargo de las pérdidas, como han hecho en casos parecidos hasta ese momento. Pero eso no ocurre y la Administración de Bush rechaza cualquier tipo de intervención. Decide dar una lección, castigar a los malos y lanzar un aviso: el Estado no va a salir siempre al rescate.

Para muchos expertos se trata del mayor error de política económica en más de medio siglo. Para algunos -cada vez más-, quizá no es para tanto.

Durante la presente crisis hay una constante, y es que aun cuando las autoridades creen estar preparándose para el peor escenario, la realidad lo supera. Eso es exactamente lo que acaba sucediendo con Lehman: la quiebra desata el pánico en los mercados de financiación a corto plazo. Los bancos, que no sabían exactamente lo que Lehman les debía y no les devolvería, dejan de prestar (y de prestarse) dinero. Dejan de aceptar incluso papel comercial de las empresas y el huracán financiero se convierte en una fenomenal recesión, con los empresarios ahogados por la falta de liquidez. Las cosas se les van de las manos y Paulson y Bernanke se ven obligados a salir al rescate de la gigantesca aseguradora AIG sólo unas horas después de permitir la quiebra de Lehman. La tormenta no cesa y el sistema entero se sitúa a un paso del abismo.

Pero entonces Paulson y Bernanke consiguen meter el suficiente miedo en el cuerpo a los políticos como para que el Congreso apruebe contrarreloj un plan de medio billón de euros que permite salvar a Goldman Sachs y Morgan Stanley, la aristocracia de la banca de inversión. "Es el final de EE UU como superpotencia", afirma el ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrück. Sólo unas horas después tiene que tragarse esas palabras: también Alemania, Reino Unido y el resto de gobiernos se ven obligados a lanzar salvavidas a un sector financiero en ruinas, y poco más tarde empiezan los multimillonarios planes de estímulo que evitan una segunda Gran Depresión.

"Es increíble que sólo seis meses después de la quiebra de Bear Stearns la Administración no tuviera un plan de contingencia y no alcanzara a ver que dejar caer Lehman Brothers provocaría una debacle que dejó una factura multimillonaria y todo el sistema al borde del colapso", critica Luigi Zingales, de la Universidad de Chicago. "Esa falta de previsión es un desastre. Peor aún fueron los bandazos posteriores: con la nacionalización de AIG nadie entendía nada, a quién se salvaba y a quién no. Eso creó una incertidumbre fenomenal: lo peor que puede pasar en tiempos de zozobra es que las autoridades pierdan credibilidad", añade.

Pero Zingales cree que el error Lehman tiene otras aristas. El pánico que provocó permitió aprobar ambiciosos planes anticrisis en todo el mundo sin que los defensores del libre mercado apenas chistaran: la patronal española llegó a pedir un paréntesis en la economía de mercado. Y ayudó a poner en marcha notables cambios regulatorios con una idea fuerza: "El mercado no puede funcionar correctamente sin la mano visible del Estado, sin unas reglas del juego claras. De otra manera, los capitalistas serían capaces de cargarse el capitalismo", afirma Zingales, miembro del comité que examina los cambios normativos en EE UU.

"Si no hubiera caído Lehman, hubiera sido cualquier otra entidad", defiende Zingales. "La lección que debemos aprender de esta crisis es que el Estado no puede garantizar todas las instituciones. No hay razones para defender a ultranza la política del demasiado grande para caer si a cambio no hay una regulación férrea para ese tipo de entidades que pueden borrar el sistema de la faz de la tierra".

Varias fuentes consultadas comparten esa visión: dejar caer Lehman fue un error tremendo, nadie calculó las consecuencias de la espiral que desató. Pero a la vez fue el catalizador que hizo sonar todas las alarmas, que aceleró la aprobación de los paquetes de estímulo. Que evitó una debacle aún peor, en definitiva. Y que ha abierto debates que se disparan en todas las direcciones: el sector financiero no volverá a ser el mismo; el capitalismo y la correlación de ideologías que lo conforman, tampoco.

La crisis llegó y se agravó debido a una regulación poco estricta que permitió que algunas firmas llegaran a ser tan grandes o tan interconectadas que el sistema no era capaz de permitir su caída. Y eso daba manos libres a sus gestores para tomar todo tipo de riesgos a sabiendas de que el Estado difícilmente permitiría una quiebra. Sólo EE UU atravesó esa línea roja con Lehman, con consecuencias devastadoras, y eso pone todas las miradas en el peligro que supone ese gigantismo bancario. "Esas instituciones no sólo son demasiado grandes para fracasar, sino demasiado grandes para ser administradas", ha sentenciado el Nobel Joseph Stiglitz.

Desde Bruselas, Daniel Gros, director del Centro de Estudios de Política Europea, comparte a grandes rasgos ese punto de vista. "Primera lección de la caída de Lehman: claramente, nunca más. ¿Pero nunca más qué? Me temo que supervisores y bancos centrales ahora piensan 'nunca más una bancarrota de un gran banco'. Y eso es lo contrario de lo que necesitamos si no se acompaña de un empujón en la regulación".

Lejos de ser un error, el consenso empieza a virar entre los economistas hacia el hecho de que dejar caer a Lehman acabó siendo, inesperadamente, algo positivo. Es evidente que Bernanke y Paulson -el primero lo ha reconocido abiertamente- no planearon esa vía, cuyos costes han sido colosales. Pero las consecuencias de ese nefasto fin de semana no sólo aceleraron una crisis financiera que de todas formas era inevitable, sino que también permitieron una rápida respuesta global coordinada que evitó la Gran Depresión, un agujero negro en las finanzas y quién sabe si una crisis social de enorme calado.

"La crisis de Lehman tiene algo de darwinismo -la destrucción creativa necesaria para que el sistema mejore, o al menos no muera- y de metáfora de los graves abusos de la última década. Es un símbolo de la temeridad de los banqueros. Y también un gran caso de castigo de los culpables: la gente que ha conducido a ciegas un autobús escolar y ha tenido un accidente nunca debería volver a ponerse delante de un autobús, y es posible que eso suceda con muchos de los involucrados en este caso", asegura el economista belga Paul De Grauwe.

De Grauwe reparte también estopa entre las autoridades económicas estadounidenses: "No tenían que haber dejado que eso sucediera, porque los costes han sido brutales. Si querían un castigo ejemplar, deberían saber que es perfectamente posible rescatar un banco y asegurarse de que esa actuación no genera riesgo moral [un efecto perverso sobre otros bancos, que empiezan a creer que pueden arriesgarse y cometer excesos porque en última instancia el Estado los salvará]. Basta con enviar a los ejecutivos a la cárcel, o con imponer sanciones muy duras, o con enviar a los accionistas a casa con las manos vacías por haber permitido eso para que el riesgo moral desaparezca".

No sólo la BBC ha intentado indagar en los días previos a la bancarrota de Lehman. Michael Moore acaba de estrenar en Venecia el documental Capitalismo: una historia de amor. En EE UU se han editado ya varios libros y entrevistas con los protagonistas de la trama. Hay un poco de todo: justificaciones, teorías conspirativas -Lehman es uno de los grandes bancos de inversión judíos; Paulson procedía de Goldman Sachs, un banco rival que sí recibió ayuda- e incluso algún que otro mea culpa con la boca pequeña. Paulson y Bernanke siguen negando la mayor: aseguran que dejar caer Lehman no fue un error y que las reglas del juego les ataban de pies y manos en la búsqueda de soluciones.

Pero los hechos desacreditan esa tesis. Seis meses antes del caso Lehman, las autoridades económicas estadounidenses cubrieron las posibles pérdidas de Bear Stearns para que JP Morgan tragara con ese sapo, y unos días después nacionalizaron AIG con un crédito extraordinario que se aprobó en un abrir y cerrar de ojos.

Charles Morris, autor de El gran crac del crédito -y uno de los que defienden que fue un acierto que Lehman quebrara-, asegura desde Nueva York que esa crisis deja grandes lecturas: "Lo más importante es que los banqueros no pueden seguir insistiendo en que ellos realmente sabían lo que estaban haciendo. Todo lo demás es consecuencia de eso: hay que limitar el poder de los bancos aunque los banqueros insistan en que no se puede poner coto a la innovación. Porque se ha llamado innovación a prácticas que eran verdaderas salvajadas, o auténticas idioteces".

Ahora que la situación se va normalizando, a Wall Street le entra de repente cierta amnesia respecto a lo ocurrido. "En los casos de Lehman y AIG se demuestra que la acción de las autoridades está limitada por nubes de incertidumbre en la regulación. Los bancos quieren impedir que el nuevo Ejecutivo imponga claridad en la nueva normativa, quieren aguar la reforma y dejar las cosas como están. Pero hay que limitar los movimientos de esas instituciones demasiado grandes para caer, y hay que dar poderes a la Administración para meter mano en cuanto empiecen a ver cosas raras", apunta Morris.

Wyplosz dispara en la misma diana: "Estados Unidos, Suiza y el Reino Unido han planteado propuestas interesantes para la nueva regulación bancaria. Pero esos proyectos deben pasar por los parlamentos respectivos: mi apuesta es que al final se verán claramente aguadas. Si estoy en lo cierto, el mundo pos-Lehman será muy peligroso".

La intrahistoria de la caída de Lehman es también una feroz lucha de egos, un tratado de bajas pasiones; un folletín peliculero, en suma. En las infinitas entrevistas, en los reportajes y en los libros que describen los últimos días del banco, su presidente, Richard Fuld, aparece retratado como un tipo arrogante, estúpido, codicioso, temerario y con algunas lindezas más. "El carácter es el destino", escribió John Cheever hace casi 30 años.

Himno del Octubre Rojo - Red Army Choir - CCCP USSR - Red October Hymn

LA INTERNACIONAL COMUNISTA

Esos Debates televesivos que me roban la paciencia

Anoche, otro de los debates en vias de extinción, me dejño pegada al televisor a ver que decían.
El Debate, creo que iba sobre los símbolos en las ideologias y como el PSOE, había cantado la "Internacional light", y como siempre algunos miembros habían levantado el Puño, no todos , siempre ha sido así, nadie obliga a levantar el puño pero está bien que se haga , la cosa iba de que a la "derecha" le molestaba eso, normal, porque a la derecha todo le molesta que no sea suyo, pero era aún peor, habían levantado brazo y puño dos muchachas jóvenes que dicen que son de familia rica y que llevaban sendos trajes carisimos, que fijación con los vestidos.
Salió una ahorradora pepera que nos quería decir a toda costa lo que le había costado su blua pero no me enteré si era tan barata, ella no tiene pinta de vestirse en los "Chinos".
Pue ahí se armó el Debate griterio aqui, allí y acuyá,querían compararlo con el saludo nazi, pero los peperos en eso estuvieron flojillos como que mejor no menearlo.
Salieron a relucir las Bandras, la republicana en el congreso , donde Bono echo al ue la portaba y otra franquista con el aguilucho en la que estaba Zaplana,y ahí ya me perdí entre la algarabía, gritos y el presentador da por termindo el debate para dar paso a unas personas que previo envio de sms se llevaba una pasta.
y ahí se quedó el asunto, yo tengo que reconocer que oir la Internacional Comunista me emociona no esta socialista sino la de la URSS.

NO ME QUITES TU RISA



Quítame el pan si quieres

quítame el aire,

pero no me quites tu risa.



No me quites la rosa,

la lanza que desgranas,

el agua que de pronto

estalla en tu alegría,

la repentina ola

de planta que te nace.



Mi lucha es dura y vuelvo

con los ojos cansados

a veces de haber visto

la tierra que no cambia,

pero al entrar tu risa

sube al cielo buscándome

y abre para mí todas

las puertas de la vida.



Amor mío, en la hora

mas oscura desgrana

tu risa, y sí de pronto

ves que mi sangre mancha

las piedras de la calle,

ríe, porque tu risa

será para mis manos

como una espada fresca.



Junto al mar en otoño,

tu risa debe alzar

su cascada de espuma,

y en primavera, amor,

quiero tu risa como

la flor que yo esperaba,

la flor azul, la rosa

de mi patria sonora.



Ríete de la noche,

del día, de la luna,

ríete de las calles

torcidas de la isla,

ríete de este torpe

muchacho que te quiere,

pero cuando yo abro

los ojos y los cierro,

cuando mis pasos van,

cuando vuelven mis pasos,

niégame el pan, el aire,

la luz, la primavera,

pero tu risa nunca

porque me moriría.



Pablo Neruda

LOS PANCHOS.pien canela.espinita.y la mucura.

Luz profunda

Luz profunda
Amor y desengaño. Pasión y melancolía. Así es el nuevo disco de luz casal, con grandes canciones latinoamericanas. Y así es su respuesta a los nuevos zarpazos del cáncer. Vuelve luz, aún más intensa.
JUAN CRUZ 13/09/2009



Amor y desengaño. Pasión y melancolía. Así es el nuevo disco de luz casal, con grandes canciones latinoamericanas. Y así es su respuesta a los nuevos zarpazos del cáncer. Vuelve luz, aún más intensa.

Luz Casal ha pasado en los últimos cinco años por algunas ventoleras de salud que a veces la dejaron impávida, asustada de lo que la naturaleza puede hacer para tratar de doblegar el ánimo de una persona.
En lugar de conseguir su propósito, la enfermedad, un cáncer que quiso morderla, pero al que ella se enfrentó con brío, ha hecho más honda su mirada; esa ingenuidad que muestra como si hubiera renacido de la infancia galaico-asturiana ha regresado a su rostro, en el que ahora habita aún más pasión, la pasión de vivir, de seguir la lucha de la vida.




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“Con los mensajes que recibía, ¿Cómo me iba a venir abajo?”

“Es mejor cantarlas con distancia. Si no, parece una parodia”
Esa enfermedad ha atacado dos veces; entre tanta energía que hubo de desplegar para recuperar el sosiego y la salud que ahora tiene, Luz Casal se encerró con otras músicas; dejó atrás la melancolía rockera y se fue a buscar sonidos suramericanos. Su nuevo disco es el resultado de su incursión apasionada por el repertorio clásico de América Latina.

En su casa tiene un cuarto inmenso en el que hay miles de discos, viejos y nuevos, los de Paco Pérez Briand, su compañero, su fiel amigo, el periodista musical, y los suyos; y ahí dentro rebuscó letras que ahora, en su voz, forman su nuevo disco, La pasión.


Cuando estuvo enferma, dice, recibió todo tipo de consejos: haz este disco, haz el otro; pero ella tenía esa inspiración, Suramérica, la música de siempre. "No es un disco de versiones; es un disco de homenaje. A una época, a unos compositores, a un estilo". Buscó en Los Ángeles lo más auténtico de esa herencia, y halló a un arreglista, Emir Deodato, brasileño, que ha trabajado para Frank Sinatra, Björk, Roberta Flack (Killing me softly). A este hombre le resultó fascinante este proyecto de reconstruir "tal como se grababa en los viejos tiempos, con todos los instrumentos y todas las voces". Le leyó la idea a Luz Casal, y el disco suena a esa convicción que arreglista y cantante compartieron "desde que nos vimos".

Para ella era un reto. "Diecinueve años después de Piensa en mí, asumía un proyecto que no tenía que ver ni con el rock ni con el pop. Piensa en mí fue la puerta que se abría a un estilo de música que yo no solía interpretar. Acaso creía, por influencia del rock y del pop, que era una música de generaciones anteriores; pero asumí el reto, como ahora, de meterme sin esfuerzo en canciones majestuosas, como éstas que interpreto ahora. Hace 19 años, cuando salió aquel disco, después de haber editado cinco elepés, la gente me paraba por la calle: 'No sabía que usted cantara tan bien'. Así que ahora he repetido la experiencia de cantar como en Piensa en mí".

Halló un productor al que le sonaba la melodía del proyecto, "un chico francés de origen iraní que vivió en Venezuela, Renaud Letang, que entre sus éxitos cuenta el de haber producido Clandestino, de Manu Chao". Letang no tiene mucho más de 30 años, pero el repertorio que recuperaba Luz le sonaba.
En Los Ángeles se encontró, además, con Álex Acuña, un batería que trabajó con Weather Report, con Madonna, con Ray Charles, y que podía hacer que los instrumentos adquirieran "ese sonido original, ampuloso" que requería la búsqueda que Luz se había propuesto.

"Todos eran de origen hispano, y todos guardaban recuerdos de las canciones". Así que ahora tiene Luz Casal "la sensación de haber trabajado en las mejores condiciones de toda mi vida", a lo que ella ha añadido "energía e ilusión". Ella quiso poner "la voz propia, natural, sin impostaciones". "En algún momento, por ejemplo en Historia de un amor, que es quizá la que tiene que ver más conmigo misma, con mi propia historia en algún momento, quise cantarla como más de dentro, con más sutileza, como si hiciera hincapié en lo que cuenta. Y cuando la escuché, la sentí tan exagerada... Comprobé ahí que estas canciones hay que cantarlas con distancia, porque, si no, parece que estás haciendo una parodia". Hay alguna "en la que te tienes que abrir en canal", pero lo mejor es cantar con distancia. "Como siempre se hizo".

Ha cantado y ha rescatado "a los pioneros". Ahí están Carlos Eleta Almarán (Historia de un amor), René Touzet (Con mil desengaños), Manuel Rivas Ávila (Cenizas), Mario Molina, Jesús Dávalos y Eduardo Magallanes (Adónde va nuestro amor), Francisco Flores (Nieblas), Julio R. Reyes (Mar y cielo), Rosario Sansores y Enrique Brito (Sombras), Jair Amor y Oswaldo Gouveia (Qué quieres tú de mí), la simpar María Elena Walsh (Como la cigarra)... En los créditos, ella no quiere que se le escape el nombre de Jorge Fernández, director artístico de su compañía, EMI, en Francia, "un chico de El Bierzo, radicado en Francia, a quien también le sonaban las canciones".

Ella no lo ve como un disco circunstancial, es un manifiesto. Es decir, es su reencuentro con melodías que están detrás de la canción contemporánea, y al recopilarlas ha hecho un relato de la pasión en la música, que es la pasión en la vida, una especie de bolero inmenso que la rockera prolonga como si estuviera rescatando la melancolía de Negra sombra, aquella canción que nos devolvió los versos estupefactos de Rosalía de Castro. Toda canción encierra autobiografía, "pero en este caso hay pocas con las que yo me halle sentimentalmente ligada. Lo que quería era comprobar si mi capacidad como intérprete no se quedaba por debajo de lo que exigían esas canciones".

Para hacerlo, Luz Casal se encerró consigo misma y con esos discos que ya tienen la vejez necesaria de los clásicos, y los ha devuelto a la vida, es decir, a la voz contemporánea, desgarrada, en un tiempo en que la pasión parece que se dice de otra manera. "Era una aventura arriesgada; yo quería llegar a aquella sonoridad histórica, y todo ha conspirado, en primer lugar, el extraordinario conjunto que agrupamos, para lograrlo".

Con el disco ya en la mano, adornado con las fotos de Jean Baptiste Mondino, en las que luce como si volviera de un sueño, o estuviera en él, vestida de blanco, retratada en medio de un espacio versallesco cerca de París, Luz me habló de la experiencia del dolor y de la pasión.

Una vez dijo: "Se canta y se escribe mejor después de una herida". Fue hace dos años; acababa de publicar Vida tóxica; estábamos en la penumbra de un hotel de Málaga, ella iba vestida de negro; tenía el pelo corto, como ahora en estas fotografías de Mondino, pero entonces el pelo era el espejo también de la herida sufrida. Entonces Luz estaba especialmente honda, o ahondada; ese túnel del que salía entera le había dejado muchas huellas. En aquel entonces, se convenció a sí misma de que trabajar era mejor que olvidarse de la voz, que había que cantar, como decía Bertolt Brecht, también en los tiempos oscuros. Y hasta el título del disco, Vida tóxica, y su decisión de recorrer luego pueblos de España y de Francia (donde es una artista queridísima) constituía no sólo una decisión, sino, también, un manifiesto. Le pregunté entonces: "¿Y después?".

"Pues a seguir siendo Luz, la hija de Casal".

Siguió siendo Luz, la hija de Casal. La enfermedad le dio una tregua, durante la cual no sólo siguió siendo Luz, la hija de Casal, sino que quiso ser otros y otras, y mezcló su inspiración con la música romántica latinoamericana, con toda su pasión y melancolía.

Eso es también lo que hay detrás de su mirada, captada por Mondino, que ha fijado el momento en el que ahora está: parece ingrávida, combina aquella mirada de la lucha que le vimos hace dos años en Málaga con la de las letras en las que ha estado sumida. "Bueno, Mondino parecía ya reacio a hacer fotos de gente de la música. Pero le hablaron; él dijo que necesitaba escuchar la música. Y lo que iba a ser un encuentro de media hora se convirtió en una sesión de tres horas. El resultado es éste. A fuerza de oírlo, he acabado por creer que de veras estoy guapa en esas fotos".

Pero ¿qué pasó, qué ha aprendido de esa lucha contra la enfermedad, que, mientras tanto, volvió a dar el segundo aviso? "Yo traté de mostrarme como siempre he hecho, con franqueza. Y he aprendido que la gente se preocupa por sus semejantes. Aprendí, también, que la enfermedad te vincula a otros que tienen el mismo problema, y esa es una forma maravillosa de hacer amigos".

La gente asocia ahora ese poder de recuperación, y de lucha, a un modo de ser. ¿Estaba antes? ¿De dónde viene? "¿De dónde viene?", vuelve a preguntar. "Quizá de que empecé a trabajar desde muy pequeña... Ayudan la familia, los amigos, la confianza en ti y en lo que haces. El cariño que te transmite el público". Esa energía también viene de la infancia: "Mi infancia ha hecho de mí el 90% de lo que soy. Lo que he hecho es pulir las cosas. Yo soy un producto de lo que me sucedió desde que tuve seis años y me fui de Galicia a Asturias, hasta los 16. Las claridades y nieblas de ese tiempo son la clave".

En La pasión hay letras que revuelcan desde hace decenios los estómagos de los desengaños: "Ya no estás más a mi lado, corazón, / en el alma sólo tengo soledad, / y si ya no puedo verte, / por qué Dios me hizo quererte, / para hacerme sufrir más...".

Luz Casal no sólo ha hecho una discoteca de la pasión, o del amor, sino del sufrimiento que sigue al final de las mejores pasiones, las más encendidas: "Con mil desengaños / no podrás pagar el desengaño mío, / con mil sufrimientos / no podrías sufrir lo que he sufrido yo". Es la armonía entre el encuentro y la despedida, la resignación y la búsqueda. Su disco habla de las nieblas y de las cenizas, resultados del fuego que el bolero va extendiendo como un manto oscuro: "No habrá nieblas / en mi noche si tú estás, / no habrá llantos / ni pesares si tú estás, / es por eso que angustiada / yo repito emocionada / no habrá nieblas / en mi noche si tú estás". Y, sin embargo, las cenizas. "Después de tanto soportar la pena / de sentir tu olvido, / después que todo te lo dio / mi pobre corazón herido, / has vuelto a verme para que yo sepa de tu desventura / Sólo cenizas hallarás / de todo lo que fue mi amor".

Salir de ese universo de sombras no debe de ser sencillo. Ella canta, por ejemplo, ese No, no y no: "Como todo llega en esta vida, / yo prefiero la ilusión perdida / a que me vuelvas a engañar... / No, no y no. / No te lo puedo creer". O Sombras: "Cuando tú te hayas ido / me envolverán las sombras. / Cuando tú te hayas ido / con mi dolor a solas / evocaré el idilio / de las azules olas...". O esa canción, Como la cigarra, en la que se mezclan rabia y risa: "Tantas veces me mataron, / tantas veces me morí, / sin embargo, estoy aquí / resucitando...".

Un manifiesto de amor al amor, y a Latinoamérica, a la música que dice amor y desengaño con la misma voz. Palabras, acaso, para curarse. En aquella conversación de Málaga nos contó cómo se fue salvando de la angustia y el dolor, como aquel personaje de Hemingway: "Conoció la angustia y el dolor, pero nunca estuvo triste una mañana".
Se salvó escuchando música, y escuchando mensajes telefónicos, leyendo e-mails. "Mi carencia de miedo, mi actitud, todo viene de los mensajes que recibía. ¿Cómo me iba a venir abajo?".
En ese tiempo, alguien le enviaba naranjas cada 21 días. "Porque cada 21 días era la quimio. Las naranjas y las flores eran de admiradoras, mujeres que se gastan el sueldo yendo a mis conciertos por todo el mundo. ¡Y me siguen enviando naranjas! Tengo suerte. El cariño es una cosa buenísima".

Redes del tiempo MARUJA TORRES

Redes del tiempo
MARUJA TORRES
13/09/2009



Mi querido Eduard Punset se coló hace unos días en el saloncito de mi apartamento beirutí a través del canal internacional de TVE. Creo que se trataba de la reposición veraniega de uno de sus Redes ya emitidos, pero yo no lo había visto. Me senté pues, lista a disfrutar de lo que quedaba de emisión, y contenta porque tenía a un amigo en casa. Eso lo decimos ahora de muy poca gente que trabaja en televisión.


Cuando consigo dar un vuelco a mi vida, entonces es cuando siento el tiempo pleno
Estaban hablando, él y un científico invitado, de la particularidad del tiempo, de la percepción interior del tiempo, no ya como bloque -pues sabemos que el Tiempo no es estáticamente objetivo-, sino como experiencia personal. De sus acelerones y de sus lentitudes, según nuestro propio estado de ánimo, nuestra disposición.

Sus reflexiones me vinieron que ni pintadas, porque me pillaron en vena. Regresaba yo de una excursión por el montañoso interior de Líbano, durante la cual tuve oportunidad de meditar sobre la intensidad del espacio geográfico: este país mide apenas diez mil kilómetros cuadrados, pero eso no cuenta. Es decir, esa cuenta no vale.
Montes y depresiones, valles y cañadas, pueblos dispersos y villas aferradas como dientes a la espalda de las cordilleras. Cada pieza del terreno, con su historia; con el peso de su sangre. Ese paisaje, que apenas ocupa líneas traducido a cifras, es un continente, un mundo, un abismo, un monstruo dormido, una princesa encantada. La princesa despierta, y es un dragón. El príncipe, que la viene a salvar, la bombardea. Los familiares afilan los cuchillos. Un mundo bicéfalo, los dos rostros de Juno multiplicados hasta el infinito en imaginarios espejos. Nada que ver, lo que leemos, con lo que hay debajo.

Lo mismo ocurre con el tiempo.

Decían Punset y su acompañante, cuyo nombre lamento no recordar, que la rutina nos hace medirlo de otra manera. Como ejemplo pusieron el interruptor y la luz. La persona que, por primera vez en su vida, le da al interruptor para que se encienda la luz, advierte que se produce un infinitésimo retraso entre ambas acciones. Al habituarnos, anticipamos la iluminación y la tomamos por simultánea. De aquí pasaron a deducir -si les entendí bien- que la vida transcurre más rápidamente cuando nos hacemos mayores porque todo lo que hacemos es repetido, porque la rutina nos acorta el tiempo.

Estando de acuerdo con la noción básica -tan simple como lo de que todo es relativo: menos en lo ético, pero ésta es otra historia- de que el tiempo se acorta con la edad, disiento simpáticamente de mi entrañable Punset. Únicamente puedo hablar de mí, pero estoy segura de que muchos de ustedes se mostrarán de acuerdo conmigo en que, cuanto repetitivo y más hecho a la usanza se desenvuelve nuestro vivir, más largos se nos hacen los días.
Eso al margen, claro, de que a partir de cierta edad -los 50, los 60 sobre todo, los 70 ya ni os cuento-, el tiempo nos parece -y lo es- espantosamente breve, básicamente porque la mayor parte del que tenemos por detrás lo hemos utilizado aprendiendo a vivir, con el consiguiente desgaste personal y el desperdicio de no haber sabido que eso -escoñarnos en todos los sentidos y sacar enseñanzas de ello, luchar por un poco de felicidad, de realización o de supervivencia-, eso, precisamente, era todo.

Lo que acorta nuestros días más allá de la forma en que el tiempo se escurre en términos objetivos es saber que no tendremos ni salud ni tiempo para aplicar aquello que aprendimos. Y lo que lo convierte en fugaz, pero tedioso, a veces incluso insoportable, es la repetición de las rutinas. Al menos, a mí eso me ocurre.

Y cuando consigo dar un vuelco a mi vida, reinventarme, osar, arriesgarme, cuando mando a tomar viento la silla en que debería aguardar sentada y decido ir al encuentro de lo que sea que quede por venir, es entonces cuando siento el tiempo pleno. ¿Corto? Desde luego. Pero pleno. No algo que sólo se puede rumiar, algo que jugamos a matar.

Pero qué interesante fue el programa y cuántas preguntas suscitaba. Bienvenido, pues, en la nueva temporada, Eduard Punset y a sus puertas abiertas en las Redes. Verle desde Beirut, donde todo es volátil, nunca se convertirá en rutina. Es sólo una sana costumbre.

Patente de Corso La Camisa Blanca

PATENTE DE CORSO
La camisa blanca


ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 7 de Septiembre de 2009



He recibido carta de una lectora que comenta un artículo aparecido en esta página sobre cadáveres de la guerra civil enterrados o por desenterrar, lamentando que no mostrara yo excesivo entusiasmo por el asunto del pico y la pala. El contenido de la carta es inobjetable, como toda opinión personal que no busca discutir, sino expresar un punto de vista. Comprendo perfectamente, y siempre lo comprendí, que una familia con ese dolor en la memoria desee rescatar los restos de su gente querida y honrarlos como se merecen. Lo que ya no me gusta, y así lo expresaba en el artículo, es la desvergüenza de quienes utilizan el dolor ajeno para montarse chiringuitos propios, o para contar, a estas alturas de la vida, milongas que, aparte de ser una manipulación y un cuento chino, ofenden la memoria y la inteligencia. Envenenando, además, a la gente de buena fe. Prueba de ello es una línea de la carta que comento: «Parece que para usted todos los muertos de esa guerra sean iguales».

Así que hoy, al hilo del asunto, voy a contar una historia real. Cortita. Lo bueno de haber nacido doce años después de la Guerra Civil es que las cosas las oí todavía frescas, de primera mano. Y además, en boca de gente lúcida, ecuánime. Después, por oficio, me tocó ver otras guerras que ya no me contó nadie. Con el ser humano en todo su esplendor, y la consecuente abundancia de fosas comunes, de fosas individuales y de toda clase de fosas. Esto, aunque no lo doctore a uno en la materia, da cierta idea del asunto. Permite llegar a mi edad con las vacunas históricas suficientes para que ni charlatanes analfabetos, ni oportunistas, ni cantamañanas, vengan a contarme guerras civiles o guerras de las galaxias como burdas historietas de buenos y malos. A estas alturas.

La señora que me refirió la historia tiene hoy 84 años. Cumplía doce el día que acompañó a su madre al ayuntamiento de la ciudad en donde vivía: una ciudad en guerra, con bombardeos nocturnos, miedo, hambre y colas de racionamiento. Como casi toda España, por esas fechas. Era el año 37, y el edificio estaba lleno de hombres con fusiles y correajes que entraban y salían, o estaban parados en grupos, liando tabaco y fumando. A la niña todo aquello le pareció extraño y confuso. La madre tenía que hacer un trámite burocrático y la dejó sola, sentada en un banco del primer piso, en el rellano de la escalera. Estando allí, la niña vio subir a cuatro hombres. Tres llevaban brazaletes de tela con siglas, cartucheras y largos mosquetones, uno de ellos con la bayoneta puesta. A la niña la impresionó el brillo del acero junto a la barandilla, la hoja larga y afilada en la boca del fusil, que se movía escalera arriba. Después miró al cuarto hombre, y se impresionó todavía más.

Era joven, recuerda. Como de veinte años, alto y moreno. De ojos oscuros, grandes. Muy guapo, asegura. Guapísimo. Vestía camisa blanca, pantalón holgado y alpargatas, y llevaba las manos atadas a la espalda. Cuando subió unos peldaños más, seguido por los hombres de los fusiles, la niña advirtió que tenía una herida a un lado de la frente, en la sien: la huella de un golpe que le manchaba esa parte de la cara, hasta el pómulo y la barbilla, con una costra de sangre rojiza y seca, casi parda. Había más gotitas de ésas, comprobó mientras el chico se acercaba, también en el hombro y la manga de la camisa. Una camisa muy limpia, pese a la sangre. Como recién planchada por una madre.

La sangre asustó a la niña. La sangre y aquellos tres hombres con fusiles que llevaban al joven maniatado, escaleras arriba. Éste debió de ver el susto en la cara de la pequeña, pues al llegar a su altura, sin detenerse, sonrió para tranquilizarla. La niña –la señora que setenta y dos años después recuerda aquella escena como si hubiera ocurrido ayer– asegura que ésa fue la primera vez, en su vida, que fue consciente de la sonrisa seria, masculina, de un hombre con hechuras de hombre. Sólo duró un instante. El joven siguió adelante, rodeado por sus guardianes, y lo último que vio de él fueron las manchas de sangre en la camisa blanca y las manos atadas a la espalda. Y al día siguiente, mientras su madre charlaba con una vecina, la oyó decir: «Ayer mataron al hijo de la florista». Al cabo de unos días, la niña pasó por delante de la tienda de flores y se asomó un momento a mirar. Dentro había una mujer mayor vestida de negro, arreglando unas guirnaldas. Y la niña pensó que esas manos habían planchado la camisa blanca que ella había visto pasar desde su banco en el rellano de la escalera.

La niña, la señora de 84 años que nunca olvidó aquella historia, no sabe, o no quiere saber, si al joven de la sonrisa lo desenterraron en el año 40 o lo han desenterrado ahora. Le da igual, porque no encuentra la diferencia. Como dice, inclinando su hermosa cabeza –tiene un bonito cabello gris y los ojos dulces–, todos eran el mismo joven. El que sonrió en la escalera. A todos les habían planchado en casa una camisa blanca.