Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

31 jul 2009

Coto Matamoros lleva en el cuello la soga asesina de la droga

Coto Matamoros lleva en el cuello la soga asesina de la droga
Dice que sigue en sus trece
de marcharse de esta vida.
La expectación crece y crece
ante su actitud suicida.

Dice que está en su derecho
y no voy a discutirlo.
Tampoco voy a aplaudirlo.
Mas su decisión desecho.

Afirma continuamente
que no tiene otra salida,
aunque hay una de valientes:
plantarle cara a la vida.

Siempre ha sido de cobardes
el recurrir a la huída
y hoy de eso Coto hace alarde
con su decisión suicida.


Hace ya tiempo que Coto,
vividor y manirroto,
lleva en el cuello la soga
asesina de la droga,
y nos ha estado engañando
al negar que consumía,
mientras la gente veía
que se venía suicidando.


Por no pagar a sus hijos
lo que a sus hijos debía,
de escondrijo en escondrijo
Coto se escapa y la lía.

Pero hay algo aún más fuerte
que su vergonzosa huída:
el negociar con su muerte
tras negociar con su vida.

Si se va, me daría pena,
y creo que de irse es capaz.
Si no lo hace, ¡enhorabuena!
Y, si no, descanse en paz.

Clásicos prodigiosos

Clásicos prodigiosos
El verano parece una estación propicia a los clásicos. ¿Quién se priva de un buen par de horas seguidas de lectura, o más, aprovechando las vacaciones? Los clásicos proporcionan seguridad: uno sabe que tiene tiempo por delante, que se lo ha ganado y que la lectura es un placer que se aprecia doblemente si la lentitud y la libertad lo acompañan.



La imaginación específicamente jamesiana del relato es un excitante enigma acerca del problema mismo de la creación

Edith Wharton nos deja un testimonio singular y valiosísimo sobre el conflicto que acabó con la vieja Europa
Empecemos por Francia. No puedo ocultar mi debilidad por Flaubert y ese admirable libro inconcluso que es Bouvard y Pécuchet. En 1872, con cincuenta años a las espaldas, Flaubert no se encuentra bien de salud, la muerte acecha (Louise Colet, George Sand, Teophile Gautier), pasa por serias estrecheces económicas y, en un ataque de negrura, decide escribir lo que se calificó de "gigantesca enciclopedia de la memez". Bouvard y Pécuchet son dos oficinistas rutinarios que se pasan el día copiando insulsos papeles: pura rutina.
Y, de pronto, Bouvard hereda una fortuna y ambos amigos se retiran al campo con la sola intención de aprender cuanto se ha escrito; lo que ocurre es que su mediocridad, la lectura indiscriminada y el utópico afán por saberlo todo les conduce al disparate.
Ese saber que se convierte en un dislate no está lejos de la situación actual en que la vulgarización de la información nos aleja cada vez más de las fuentes de verdad. Un libro maravillosamente escrito -todo Flaubert es un prodigio de precisión-, actual, luminoso e imperecedero.

Y en prodigio no le va a la zaga Marcel Proust. Con la publicación del séptimo y último volumen de En busca del tiempo perdido (El tiempo recobrado) finaliza la laboriosa traducción de Carlos Manzano de una de esas raras obras que alcanzan el grado de genialidad. La novela del siglo XX sería inconcebible sin el aporte de dos maestros que abren puertas aún no cerradas: Henry James y Marcel Proust. El primero aporta la teoría del punto de vista; el segundo, el sentido moderno del tiempo. En busca del tiempo perdido es una lectura obligada de toda persona culta y de todo aquel que quiera sumergirse en una vida compleja, rica, apasionante y plena de intensidad que se abre, se recorre e incluso se saborea a partir de una magdalena.

Y, hablando de Henry James, aparece por primera vez en España El sentido del pasado. Un día de otoño de 1900, James se encuentra con el editor americano de Kipling, F. N. Doubleday, que le propone escribir otra serie de relatos de fantasmas en la línea de Otra vuelta de tuerca. Entonces James concibió la historia de Ralph Prendel, un joven norteamericano que hereda una casa en Londres y, cuando entra en ella, descubre que el pasado se halla allí. En ella encuentra el retrato familiar de un joven antepasado, y una noche, a la luz de una vela y ante un espejo, descubre que es ese joven del pasado, el cual, a su vez, ahora desea visitar el presente; entonces comprende que cuando vuelva a entrar en la casa se cambiará con él. Ahí se detiene el libro, inconcluso.
Evidentemente, James se sintió incapaz de concluir su fantasmal historia. Tan sólo nos quedan las notas posteriores, donde especula sobre la continuación del relato. Pero el drama, el problema del pasado que atrapa y la imaginación específicamente jamesiana del relato es todo un excitante enigma acerca del problema mismo de la creación. Un libro singular y fascinante, un reto y un misterio todavía vivos.

Amigo de James fue Iván Turguénev, de quien llegan sus Novelas cortas, un volumen impagable ordenado y traducido por Víctor Gallego. En su prólogo, Gallego advierte con claridad del sentido de esta recopilación al hacer notar que, si en sus novelas Turguénev "analiza problemas de índole social o se ocupa de la pintura de tipos y modelos característicos de un determinado momento histórico", en sus novelas cortas, por el contrario, el centro es la intimidad de las personas en torno a un espacio de su vida en el que "confiesan un error, una conducta vergonzosa, una oportunidad perdida". La exquisita sensibilidad de Turguénev describe lo que sus personajes hacen y dicen y es desde esa posición narrativa desde donde nos muestran el interior de sus miedos, sus angustias, sus expectativas, sus extravíos.

Al revés que Turguénev, Nikolái Leskov es un escritor inmerso en la tradición rusa. Mientras Tolstói, Dostoievski o Turguénev hacen confluir la literatura rusa con su homónima occidental, Leskov se aparta de todas las novedades que trae consigo la novela decimonónica y se centra en el relato clásico, tanto en temas como en escritura. Por razones de trabajo, Leskov viajó extensamente por Rusia, cuyas tradiciones, costumbres y modos de vida conoció muy bien, y de ello se aprovecha para contar sus historias. Su escritura es sumamente original precisamente por no apelar a modas exteriores.
Su obra más celebrada es Lady Macbeth de Mtsenk, que Shostakóvich convirtió en una ópera admirable. El peregrino encantado cuenta la historia de Iván Severianich, un gigante que ha vivido una vida tormentosa es una sucesión de aventuras y hechos extraordinarios que relata a sus compañeros de viaje mientras se dirige a un monasterio donde espera encontrar aquello que le falta por entender: lo que pueda dar sentido a esa vida exuberante que ha vivido.

Pero antes de la novela decimonónica un gran libro crearía un gran mito, el último gran mito del mundo occidental, pues los que podrían haberlo seguido, como Drácula o el monstruo de Frankenstein, son más símbolos que mitos.
Es el Fausto de Goethe. Más de sesenta años estuvo Goethe empeñado en la escritura de esta obra; es decir: empezó a escribirlo siendo joven y lo finalizó en su lúcida vejez.
Naturalmente, en un principio es el ansia de saber lo que empuja a su personaje coincidiendo con la juventud del autor; después, la lucidez y la transformación de la individualidad en un deseo de solidaridad muestran el cambio de visión de la madurez hacia una visión más abierta del mundo ("a muchos millones de hombres les abro espacios donde puedan vivir, no seguros, es cierto, pero sí libres y en plena actividad").
El pacto con el diablo tiene una intención que se tuerce cuando la sabiduría obliga a Fausto a pensar qué significa ese pacto con el diablo, incluso qué parte de la naturaleza humana es el diablo. Se trata de un tema que está en el centro de nuestro sentido de la vida, en el centro de la condición humana. La traducción de Miguel Salmerón es excelente.

Edith Wharton, bien conocida por el lector español, amiga y discípula de Henry James, comparece por partida doble. De una parte, con un relato titulado Almas rezagadas. Es la historia de una mujer que se divorcia de su marido para convivir con su amante, un artista prometedor.
El problema se plantea cuando el entorno social -en este caso representado por las gentes biempensantes del hotel- presiona para que contraiga nuevo matrimonio, a lo que el amante no se opone, pero ella sí. En realidad, lo que él desea es asentarse y volver a escribir, reducirla a ella al papel de musa en casa, y Lydia se encuentra en una encrucijada. El final es abierto.
El otro libro se titula Francia combatiente y es una narración de sus experiencias en el frente de batalla durante la Primera Guerra Mundial. Wharton residía en Francia desde cuatro años antes.
La invasión alemana de 1914 le produjo tal impacto que queda reflejado en este libro; una faceta inédita, pues: la de escritora reconvertida en audaz reportera de guerra que nos deja un testimonio singular y valiosísimo sobre el conflicto que acabó con la vieja Europa, dentro de la cual vivía ella rodeada por la mejor sociedad de la época, lo que no fue óbice para que realizara hasta seis arriesgadas expediciones a la zona de combate. Un libro fascinante.

Nathaniel Hawthorne es el primer novelista norteamericano y Sherwood Anderson el primer novelista norteamericano moderno. Hawthorne, originario de Nueva Inglaterra, escribe como un puritano: acosando al alma, pues no en vano pertenecía a una antigua familia de estirpe calvinista. Musgos de una vieja casa parroquial es un libro de relatos que tienen como fondo esa casa parroquial de Concord donde se hospedó un verano para escribir estos cuentos a veces fantasmagóricos, a veces alegóricos, que nacen de la extraordinaria imaginación de un hombre capaz de sublimar por medio de ella su educación puritana. Sus temas son el mal, la moral y el pecado; su estilo, un romanticismo oscuro y fatalista que se manifiesta en claroscuro. El libro contiene relatos maestros como 'La hija de Rapaccini', 'El joven Goodman Brown', 'El entierro de Roger Malvin' o 'Egotismo o la serpiente en el pecho'.

George Willard es un joven vecino de Winesburg que anhela salir de su pueblo y convertirse en escritor. Escribe para el periódico del pueblo y contempla a sus habitantes, gente normal y corriente.
Sherwood Anderson concibió un modo de narrar que cambió el viejo naturalismo por un realismo de nuevo cuño que se convirtió en el origen de todo el posterior realismo americano. Winesburg, Ohio es un conjunto unitario de relatos que opera como una novela, pues Anderson sostenía que "la verdadera historia de la vida no era más que una historia de momentos".
Así noveló la vida de Winesburg, por un novedoso sistema de aproximaciones parciales (sus diversos habitantes) al total (la vida del pueblo). Willard es el clásico ejemplo de escritor que empieza observando lo que tiene alrededor, el mundo de su juventud, para crear un espacio propio y, a partir de ahí, abrir la puerta y salir a conocer el mundo; el chico que sale del pueblo a buscar la vida. Con ello crea también un modo de mostrar las cosas como son, bien distinto del modo seudovictoriano de sus antecesores inmediatos.

Reflexón

La lectura es un placer que se aprecia doblemente si la lentitud y la libertad lo acompañan. El verano literario trae nuevas ediciones de Flaubert, Proust, James o Goethe, al igual que obras fundamentales de Shólojov, Greene y Maugham.

CINE


Una vez leí que Stanley Kubrick afirmaba que de un libro malo era más probable hacer una película realmente buena. No es el caso de La mujer de mi hermano, porque el libro (que no es lo mejor de Bayly) podríamos decir que es tan entretenido como su par cinematográfico.

En la versión fílmica influye muchísimo la puesta en escena (los decorados, los ambientes, los actores: todo bellísimo), en el libro la prosa divertida e irónica de Jaime Bayly, quien para la película también escribió el guión.

Por algo dicen que toda historia ya ha sido contada y Jaime Bayly no tuvo que inventar mucho para darle vida a su relato. Bárbara Mori (Zoe) es Madame Bovary, Christian Meier (Ignacio) su aburrido y aletargado esposo: Charles Bovary. Claro que, en la historia de Flaubert no existe Manolo Cardona, al menos no del mismo modo que en la novela de Bayly. Tampoco el escritor francés tenia en la cabeza una historia sobre doble moral, gays en el closet o abusos y engaños entre hermanos.

Sin embargo, el aburrimiento, la monotonía en el matrimonio, las dificultades en las relaciones de pareja son parte del argumento que Bayly utiliza para echar su cuento: una mujer romántica y aburrida, atrapada en un matrimonio indiferente.

Para quien lee el libro y ve luego la película el choque no es tan garrafal, Bárbara Mori es una Zoe exacta a la que describe Bayly en las más de doscientas páginas de su novela. Meier y Cardona son dos actores efectivos que ya se han desenvuelto muy bien en el cine (No se lo digas a nadie y Rosario Tijeras respectivamente).

La hipocresía, las apariencias, los secretos y la moral conservadora cuestionada son algunos de los temas favoritos de Jaime Bayly, y este film no es la excepción. El final muestra la complejidad de los deseos y apetencias humanas.

Daniela Romo: Que vengan los bomberos (1992)

Giovanni Allevi - Come Sei Veramente

Tu muerte pasó desapercibida por que la eclipsó Jacson.

da disco de John Coltrane es una avalancha.


Cada disco de John Coltrane es una avalancha.

Ballads, Giant steps, My favorite things… Puro magma sonoro que abrasa y retuerce.

Llegar a Coltrane es inevitable. Cualquier puerta que abras para entrar al jazz, te llevará a este gigante en cuyo saxo se condensan los estilos de otros gigantes, valga decir: Lester Young, Coleman Hawkins, Dexter Gordon y Sonny Rollins. John Coltrane sonaba como ellos y como él mismo a la vez, un milagro que sólo se explica porque hablamos de un titán que forjó su estilo estudiando los estilos de sus predecesores y de sus contemporáneos, retando además su propio talento.

John tocó junto a Duke Ellington, Thelonious Monk, Miles Davis, Bill Evans, Freddie Hubbard, Eric Dolphy, Stan Getz… Podríamos continuar nombrando monstruos, pero sería injusto ignorar que lo mejor de su obra lo produjo junto a su cuarteto clásico, ése que formaron el propio Coltrane, McCoy Tyner, Jimmy Garrison y Elvin Jones. ¡Dios! Ese pequeño grupo produjo obras maestras y, entre ellas, una: A love supreme.

Estás en tu casa y nadie te molesta. Sacas A love supreme y lo pones a todo volumen. Sigues el primer movimiento de esa suite grabada en 1964, coreas el mantra y le pones atención al larguísimo solo que cruza buena parte del segundo movimiento. No hayas qué decir. Miras a la pared y piensas que quizás haya una conexión secreta entre la música de Coltrane y las pinturas de Jackson Pollock. Mientras el sonido del saxo hace giros y avanza sobre los demás instrumentos, tú recuerdas los chorretes de colores que abundan en las pinturas del maestro del dripping. Tanto las manchas de los cuadros como los ribetes que adquiere el solo del saxo tenor son muestras de una violencia contenida, un asomo al caos o, más bien, a la belleza del caos.

Piensas en todo eso y sonríes. Te dices que estás loco, que mejor destapas una cerveza y te buscas a alguien con quien compartir esa audición porque si no, terminarás aullando por la ventana. Te calmas. Sigues oyendo el disco. Recuerdas lo que dicen las liner notes de Olé Coltrane. Ahí se cuenta que un tal Franzo King y su esposa Marina llegaron a Nueva York en 1971 y fundaron una iglesia en honor al gran saxofonista. Te ríes. No eres ni de lejos como ese par de locos que exageraron y malentendieron el misticismo de John Coltrane. Quizás él fuera un hombre de fe sincera que buscó y entrevió algo de la luz divina en la música. Pero los locos (los locos que nunca faltan) cargaron las tintas y fundaron la «Church of Saint John Will I Am Coltrane», canonizando de paso a ese músico extraordinario que llevó al jazz hasta lugares donde nadie lo había llevado.

Sigues sentado y la música continúa. Tienes en tus manos el libro de Ashley Kahn sobre A love supreme, pero no lo lees. De pronto te dio por imaginarte el funeral de John Coltrane. No sabes cómo ni por qué ves ante ti a Ornette Coleman y a Albert Ayler tocando durante el servicio fúnebre. Es 21 de julio de 1967. St. Peter’s Lutheran Church, en Manhattan, está llena de gente. Hay músicos, Panteras Negras, periodistas, niños, mujeres, ancianos, hombres normales y corrientes que fueron a rendirle homenaje a un genio.

Tal vez la música de ese disco extraordinario sea un réquiem y sólo ahora nos damos cuenta.

Te quedas perplejo. Una vez más la música te ha llevado a lugares insondables, a sitios que no sabes si existen o no, a momentos que no pudiste vivir, pero que vives porque la música tiene el poder de hacerte recordar aquello que no has vivido y de forjar en tu imaginación lo inimaginable.

De pronto tu mente se calla y acepta una sola verdad: la música es como la luz.

Y la de John Coltrane más.

Marcia Turca Mozart

SOPA DE LETRAS VOLUMEN CINCO


En la puerta del edificio Dakota la gente se para y se toma fotos. Todo el mundo sabe que en ese punto exacto de la calle 72 con Central Park asesinaron a John Lennon.

¿Acaso no es pavoso convertir en lugar de peregrinación turística el sitio donde asesinaron a alguien? Claro, ustedes dirán y requetedirán que la víctima no era un señor desconocido, que era —¡ohhhh!— John Lennon.

Como si los muertos famosos importaran más que los otros muertos…

La humanidad está muy mal. Por eso cuando me dijeron que nos tomásemos una foto en la puerta del edificio Dakota, me negué rotundamente. A mí que me lleven al edificio donde nació John Lennon o al estudio donde dibujaba y componía sus canciones, o al cuarto donde se tomó fotos desnudo junto a Yoko Ono.

Eso sí: si Yoko anda por esos lares, que esté vestida, por favor… Porque no hay cámara ni público que resista otras fotos de Yoko Ono desnuda…

Dios nos libre.

Ludwig van Beethoven - Fur Elise - PER ELISA

Septiembre

31 julio, 2009 - 11:23

Septiembre
Me han regalado un cuarto en casa, para escribir, para los libros. Estanterías blancas, una mesa nueva. La vida se va haciendo con esas pequeñas ilusiones. Nada es tan grande en la vida como la ilusión de tener razones para seguir viviendo; mi amigo el poeta José Luis Pernas tiene ese verso que he transcrito aquí tantas veces. "Es necesario buscarse una esperanza para seguir viviendo". A veces las esperanzas se hacen de cosas tangibles, y no sólo de los espíritus que se esfuman. Anoche estuve cenando con Elvira Lindo y con Antonio Muñoz Molina, escritores, pareja; me estuvieron contando sus planes, Antonio tendrá en otoño un nuevo libro, Elvira trabaja en un guión de cine, y preparan una obra de teatro basada en una de sus novelas. Los planes son la esperanza tangible de las personas: se diluyen, son ilusiones que se van a cumplir, pero ahí están, son las sombras que hay delante de nuestros pasos. Aún no me he sentado ante la nueva mesa de escribir, pero ya imagino las manos, los codos, los libros, los papeles. Ayer me regaló mi librera favorita, Lola Larumbe, de la librería Rafael Alberti, un pequeño libro de poemas del venezolano Eugenio Montejo, que murió hace un año. Tiene un bello poema, que titula Setiembre (sin p, yo prefieron la p), uno de cuyos versos me asaltó ayer al tiempo que reflexionaba sobre el terrible atentado de Mallorca (el terror no nos va a quitar la ilusión, no podrá hacerlo, lo que hacen es para quitarle la ilusión a este país); el verso dice: "La vida vale más que la vida, sólo eso cuenta". Y termina: "Abre tus manos, llénalas con estas lentas hojas,/ no dejes que una sola se te pierda". Esta mañana, muy temprano, Rita, la perra, que se quedó en casa anoche, se despertó conmigo, vino a mi lado, lamió mis brazos, se echó un rato. Pensé cómo serían las humildes ilusiones de los perros. ¿Humildes? Ninguna ilusión es humilde. La alegría de los perros es la ilusión de sus amos. Felicidades a los que se llamen Ignacio.

RATAS DE CLOACA


Estos son los caretos de los etarras que hicieron que cambiara la vida por la muerte en pocos segundos, son los que hacen llorar, sufrir, sentirse impotentes o caer en sentimientos tan bajos como los que ellos manejan. Son terroristas con cara de infelices que no se que ideas les vendieron para que su meta sea La muerte.
No sé si habrán salido de la isla, supongo que actuarian con sistemas retardados de bombas. No se donde se refugiaran para que la tragedia que siembran esos cobardes no les persiga.
Me da igual los que le pueda suceder son asesinos que no valoran el don más preciado del ser humano "la vida" ellos son muertos ya, ni sufren ni padecen , perros de caza adiestrados para MATAR. Debe ser que son fieras y su cerebro es como el de una rata de cloaca.

EL GRITO


JUAN CRUZ
EL GRITO
JUAN CRUZ 31/07/2009



Al final de Fiebre salvaje, la película de Spike Lee que ofreció a medianoche del miércoles TCM en Digital +, el protagonista, un arquitecto negro acosado por la violencia, grita para romper las paredes de su barrio. El hombre caminaba creyendo que la vida podría ser otra cosa, y de pronto surge de la alcantarilla la evidencia de que esa violencia no acabará jamás. Y el hombre profirió un grito terrible, como si quisiera parar el mundo.


La vida es un grito. Se empieza siempre llorando y así llorando se acaba, dice José Alfredo Jiménez, el inmenso mexicano. La violencia que retrataba Lee es la que se produce en los barrios cercados por la droga y la desesperación. Los policías dicen que cuando entra la droga en la casa ya te puedes olvidar de la casa. Y lo que pasaba en Fiebre salvaje tiene que ver con esa obturación de la esperanza.

La otra violencia, esta que cultiva la inteligencia malvada de los canallas, se parece a la violencia que genera la droga. Hoy mismo esos canallas conmemoran un aniversario que parece que les ha afilado la mirada azul sangre. Han reptado desde el lugar en el que son más ciegos los reptiles, y más letales, y se han parapetado en medio de la paz del sol y del verano y han arrojado su detritus contra la sangre de los inocentes. Y no consiguieron una matanza porque la casualidad a veces protege a los hombres.

Al segundo intento hicieron llorar. Lo pretenden; pretenden que la desolación sea el protocolo que siga a sus fechorías. A mediodía, en los informativos de la televisión, había como un estupor pausado, la antesala del asco: otra vez, estos tipos otra vez. Esas cosas no se dicen con palabras. Flaubert hablaba de la araña negra del hastío. Eso producen, y ante eso sólo cabe el grito, como ese aullido con el que acaba Fiebre salvaje. Un grito, y que se limpie el aire para siempre.

EL PAÍS DE LAS HADAS MUERTAS

FRAGMENTO LITERARIO: relatos fundido en negro
EL PAÍS DE LAS HADAS MUERTAS
Nuria Labari 31/07/2009



El se ha quedado dormido en su silla del jardín. La camisa se le abre un poco en la panza. Tu madre recoge la mesa sin hacer ningún ruido. Ella tampoco quiere que despierte. El calor derrite vuestra casa como un helado que nadie quiere comer. A ti te gusta ese calor porque lo deja tieso. Coges la aguja y te vas. Sales corriendo hasta el lugar donde brincan las alas azules y allí te quedas quieta mirando hasta que atrapas la primera.
Muy despacio, arrancas una de sus alas y posas el cuerpo mutilado de la libélula sobre la tierra. Le colocas una piedrecilla encima para que no arrugue las otras con sus estertores.
Coges la aguja y ensartas el ala en tu collar de hada. Cuando empezaste a hacerlo pensabas que sería azul transparente. Ahora algunas alas son verde oscuro y marrones, como pétalos secos. Es el collar de un hada muerta, pero te gusta.


Prefieres las heridas a los moratones. Todos los niños tienen heridas y algunas niñas también. Los moratones, sobre todo los de la espalda, no hay quien los explique.

Las lagartijas las llevas en el bolsillo pequeño de la mochila. Lo mejor es que mueran asfixiadas porque así no se estropea su piel ni les faltan las patas o la cola. Las que matan los chicos se quedan totalmente espachurradas. En tu habitación sacas el cutter y divides al primer animal en dos con una incisión que lo recorre de la cabeza a la cola.
Sacas las tripas con cuidado. Casi no hay sangre. No gotea como una herida humana, pero las vísceras sí son rojas. La vacías hasta que puedes extender su piel como una hoja sobre tu escritorio. Es hermosa y perfecta. Colocas dos tomos de la enciclopedia Larousse sobre la piel escamada y esperas mientras se prensa junto a las demás. Serán alfombras en tu casa de muñecas. Todas durarán siempre.

Él quiere al gato tanto como a sus herramientas. Lo encontró dentro del motor de la camioneta y lo llamó Alicates. Hoy Alicates ha salido de la casa y lo encuentras cerca del río. El animal casi nunca sale porque él nunca olvida cerrar una puerta. Cierra y volverá más tarde, cierra y ya no puedes salir, cierra y ya está en casa. El gato no está alerta.
Lanzas y la piedra lo atiza en la cabeza. Alicates gime como un chiquillo. Y sangra. No huye, sólo chilla y se lame la herida, como si pudiese beber toda la sangre que brota.
Quieres ayudarlo. Coges su cuerpecillo y lo metes en el río para lavar la herida. Pero Alicates se revuelve y lanza gemidos afilados. Sumerges su cabeza y así Alicates se tranquiliza. Inmediatamente deja de chillar y sus movimientos se vuelven lentos debajo del agua. Hasta quedarse completamente quieto. Por fin Alicates no siente nada.

Ha vuelto a olvidar cerrar una puerta. Baja por las escaleras al garaje. Ves su nuca y agarras la misma pala con la que enterraste a Alicates. Sabes que será más fácil que matar al gato.


Nuria Labari es autora de Los borrachos de mi vida (Lengua de Trapo), con el que ganó el VII Premio de Narrativa Caja Madrid.

30 jul 2009

'La noche de los tiempos'

Muñoz Molina narra el drama del exilio en 1.000 páginas
La nueva novela del escritor andaluz, 'La noche de los tiempos', se publicará en noviembre




El soplo de una idea para un novelista viene siempre de improviso. Por ejemplo atravesando un bosque. Así es como a Antonio Muñoz Molina se le ocurrió su última novela, La noche de los tiempos. Contemplando como la extraña flacidez de los árboles podía verse quebrada de repente por algo imprevisto y horrible. "¿Que hace una persona templada y pacífica cuando la normalidad se derrumba y no parece que haya otra alternativa que la matanza?". Tal vez la huída, el exilio, de eso precisamente trata su nueva obra de mil páginas en la que ha invertido un esfuerzo titánico de tres años y que será publicada en noviembre por Seix Barral.

Antonio Muñoz Molina


"Las primeras ideas las tuve viajando en tren por la orilla del río Hudson entre Nueva York y una pequeña estación dos horas al norte. Cuando me dirigía a Bart College, una pequeña universidad en la que el escritor Norman Manea me había invitado a dar unas clases". Las casualidades nunca vienen solas. "Norman es un excelente escritor rumano exiliado en Estados Unidos. Bien podía haber sido un personaje de mi libro Sefarad". Aquella obra poblada de nómadas sin patria en la que se cruzaban exilios y vidas truncadas tiene mucho que ver con la nueva novela del escritor andaluz. Solo que ahora Muñoz Molina ha querido describir el drama del exilio español tras la Guerra Civil.

Al principio pensó centrarse en algún escritor. "Un personaje que siempre me inspiró curiosidad es Pedro Salinas. No es un exiliado del 39 sino del 36 que aprovecho un puesto precario de profesor invitado en Wellesley College para quitarse literalmente del medio". Pero a medida que empezaba a narrar desechó centrarse en un poeta. "No me apetecía escribir sobre literatos en la guerra en parte porque ya lo hice en Beatus ille y porque en general las vidas de los escritores no me parecen interesantes para la ficción". Así que cambio de gremio: "Se me ocurrió que el personaje principal fuese arquitecto con una idea de modernidad comprometida a la manera de la Bauhaus y de sus importantes derivaciones españolas. Artistas como Sert, Lacasa o Sanchez Arcas". Así es como su personaje, Ignacio Abel, se puso a trabajar en el gran proyecto moderno del final de la monarquía y la república: la Universidad Complutense de Madrid. "Pero también lo hice autor de mercados y escuelas públicas. Debía ser un socialista pragmático y alguien que, como Salinas, reforzara su ascenso social a través del matrimonio". Un tipo con su lado oscuro: "debía tener mucho de otro trepador social de la época, siempre dividido entre su origen popular y su ascenso a la clase media". Aquí Muñoz Molina se inspiró en Arturo Barea, uno de sus autores favoritos.

Tres años para una labor titánica

La técnica, el sistema de trabajo le ha llevado a veces a callejones sin salida donde se ha sentido perdido. Sobre todo al principio, escribía borradores al mismo tiempo que leía libros de la época. "Durante mas de un año lo hice bastante a ciegas, todos los días, con una mezcla de esperanza y obstinación, abandonando muchas veces, buscando otras maneras de empezar, inseguro de todo". El material amenazaba con engullirle. Tenía miedo de desplomarse. "Todo crecía monstruosamente. Escribía e investigaba al mismo tiempo. La escritura guiaba la búsqueda documental y la documentación me daba más pistas narrativas". También le preocupaba no estar a la altura a la hora de narrar una época que no había vivido. "Me obsesionaba la dificultad de escribir con naturalidad. Tenía que contar no solo las cosas que les sucedían a mis personajes sino también mi propio deseo de tocar con las manos los objetos cotidianos que pertenecen a una época y desaparecen sin dejar casi rastro".

La historia avanzaba por caminos inesperados. El autor deambulaba por los escenarios como un poseso. "A veces me encontraba yendo un poco alucinado por la calle, buscando los lugares exactos donde habían sucedido episodios reales o inventados". Pero poco a poco el círculo fue cerrándose y al final el autor de El jinete polaco ha construido una novela de amor fou propia de una época de desmoronamientos y huidas. Una narración en la que aparecen exiliados de España que simplemente aspiraban a que se cumpliera la legalidad republicana. "Personas divididas por dentro como Salinas, Moreno Villa, Chaves Nogales o Barea. Los cuatro se negaron a dejarse arrastrar por el sectarismo o apartar los ojos de lo que estaba ocurriendo o a justificar ningún crimen. Los cuatro se marcharon de España y no volvieron nunca".

Verdadero y falso




Verdadero y falso


Cartel de 'Shoah' de Claude Lanzmann.
La 2 vuelve a programar 'Shoah', de Claude Lanzman, troceada y emitida a lo largo de varios domingos de madrugada. Sigue sin haber edición española en dvd. Leo un artículo de Félix Romeo donde se queja de este absurdo. "Veo Shoah y me pregunto por qué se estrena en tantas salas 'Good', película lamentable, y 'Shoah' hay que verla casi clandestinamente". "Lanzmann hace historia sin documentos: sólo palabras. Sobre muertos, sobre dolor, sobre brutalidad, sobre industria de la destrucción, sobre espectadores de todo aquello, sobre el milagro de sobrevivir, sobre lo incomprensible..."

Me acuerdo de 'La cuestión humana' de Nicolas Klotz, donde el protagonista, un psicólogo que trabaja en el departamento de recursos humanos de una empresa petroquímica, recibe una carta en la que unos ingenieros alemanes pormenorizan sobre unas modificaciones técnicas para mejorar el funcionamiento de los camiones en los que se asesinaba por asfixia a los judíos de Ucrania y Bielorrusia.

Me acuerdo de la hija de David Perlov, que trabajó en 'Shoah' como ayudante de montaje, y que sale en los diarios de su padre junto a Claude Lanzmann y su montadora.


Cartel de 'Un héroe muy discreto' de Jacques Audiard.
Un amigo me regala una copia en dvd de 'Un héroe muy discreto', de Jacques Audiard, y decido volver a verla. Me acordaba del impresionate Mathieu Kassovitz en el papel de un tipo que se hace pasar por un judío héroe de la Resistencia francesa tras la Segunda Guerra mundial. Pero no recordaba lo buena que es esta película, lo que tiene de clásico de nuestro tiempo. Audiard es uno de los directores más en forma del cine francés actual, un narrador puro y un heredero del mejor cine americano, capaz de abordar casi cualquier género sin olvidar la psicología de sus personajes y sus contradicciones. Si hubiera vivido en los años cuarenta, habría emigrado a Hollywood y se habría medido con Fritz Lang, Samuel Fuller y Abraham Polonsky. Pero empezó a dirigir en los noventa, y además de 'Un héroe muy discreto', ha rodado otras tres películas impresionantes: 'Regarde les hommes tomber', 'Lee mis labios' y 'De latir mi corazón se ha parado'. En el último festival de Cannes presentó 'Un prophète' y se llevó el Premio Especial del jurado.

'Un héroe muy discreto' cuenta una historia sobre la mentira, sobre la manipulación de la memoria histórica o sobre la falsa memoria. El protagonista es un tipo que ha vivido en la Francia ocupada casi sin despeinarse, de familia acomodada y colaboracionista, pero que sabe aprovechar la confusión que siguió al final de la Segunda Guerra mundial para fabricarse un traje a la medida de los nuevos tiempos. Pero lo más fascinante de la película es cómo nos muestra esa mecha casual que prende en algún lugar y que pone en funcionamiento el mecanismo de toda gran mentira. Una bola de nieve que se va haciendo más y más grande según baja por la montaña, hasta que nadie puede detenerla. En su caso, esa mecha se enciende cuando, para seducir a una mujer, se hace pasar por un escritor y, ante su incapacidad para escribir dos frases seguidas, decide plagiar a otro escritor...


Cartel de 'El empleo del tiempo' de Laurent Cantet.
La película me hizo recordar aquella historia de Enric Marco, el tipo que se hizo pasar por un superviviente de los campos de concentración nazis, y que fue presidente de Amical Mathausen, la principal asociación española de supervivientes de la Segunda Guerra mundial, hasta que fue descubierto en el 2005. Me gustaría saber qué fue lo que propició esa primera mentira que seguramente le llevó a otra mentira y luego a otra, pero aun no he podido ver la película que le han dedicado Santiago Fillol y Lucas Vermal, 'Yo soy Enric Marco'.

El mejor relato que conozco sobre los mecanismos de la mentira y sus consecuencias sigue siendo 'El adversario' de Emmanuel Carrère, una novela basada en el conocido caso de Jean-Claude Romand, que asesinó a sus padres, a su mujer y a sus dos hijos después de hacerles vivir una larga mentira que se le hizo insoportable. Había empezado mintiendo sobre el resultado de un examen en el instituto, había falseado su carrera universitaria y había fingido ser un médico de prestigio. Toda su vida se sustentaba en una gran mentira. `p> Laurent Cantet, el director de 'La clase', hizo una muy buena película inspirada también en el caso Romand, 'El empleo del tiempo', pero aquí pasó más bien desapercibida. La adaptación oficial de la novela de Carrère, dirigida por la Nicole García, no me gustó porque era un mal retrato psicológico y se quedaba sólo en lo escabroso.

Lo que hacía tan fascinante el retrato que Carrère hacia de Romand, era la indagación en esa primera mentira que desancadena todas las demás, esa nota de examen en el instituto, esa mecha que prende, esa bola de nieve que empieza a rodar hacia el precipicio.

Fredo que estás en los cielos


Fredo que estás en los cielos


30 de julio.- En las cintas de aquel tipo famélico, aniquilador de convenciones, latía cine en ebullición. Haz la cuenta. John Cazale rodó cinco largometrajes, cinco, antes de palmar de cáncer a los cuarenta y dos años, en 1978.
Todos fueron nominadas al Oscar a la Mejor Película. La conversación, El Padrino, El Padrino II, Tarde de perros y El cazador. Como explica S. James Snyder, el mejor piropo que puedes echarle consiste en decir que pocos recuerdan su nombre, pero nadie olvida el de sus personajes.
En los créditos destacaban más Pacino o De Niro, que lo adoraban, más a la aventura equinocial de la mafia, el viaje a las entrañas de América le faltaría parte del tuétano sin Fredo, aquel cabroncete adorable que vendía al psicópata de su hermano porque alguien, por vez primera, le ofrecía algo para él solo, lejos de la viscosa sombra familiar.

Como no todo es amnesia y ruido, el director Richard Shepard lo ha honrado con un documental. Lo cautivó el hombrecillo avergonzado durante la comunión de su ahijado en Nevada, el mismo que salía a cazar ciervos con pistolas pero desprovisto de botas, capaz de pasear entre asesinos sin perder la fe en la Virgen que hace picar los peces, borracho de whisky cuando descubre que Vietnam ha triturado a la gente que más amaba.
I knew it was you fue estrenado en Sundance, y según le ha contado a Time Out inspiró el festival que desde ayer miércoles proyecta sus trabajos en Brooklyn. «Siempre he dicho que sería la retrospectiva más sencilla a la hora de escoger: cinco de las mejores películas americanas jamás realizadas». Y tanto. Rediscover John Cazale coloca un ramillete de flores en la tumba de uno de los más grandes, un histrión ajeno a las servidumbres del Método, frágil, torpón, entrañable, sensible y chungo.

En una ciudad que homenajea estos días a Nicholas Ray, donde puedes ver En un lugar solitario en pantalla grande, las joyas en las que Cazale participó no sólo no desmerecen: demuestran por qué la generación de los Coppola y cia. fue la última gran noticia recibida por el cine norteamericano.
Pasó sus últimos días mimado por Meryl Streep. Aunque las avispas del cáncer ya devoraban sus huesos se marcó una actuación memorable a las órdenes de Michael Cimino, un director capaz de embrujarnos (El cazador) y cepillarse a golpe de megalomanía United Artists con su siguiente título.

Qué mejor forma de llorar a Cazale que asistir de nuevo a la boda ortodoxa en la que un puñado de amigos canta y baila sin saber que a la vuelta del calendario late el horror, que la muerte acecha tras las banderas, que de la selva unos regresarán envueltos en plástico y otros tullidos, que a los que quedaron atrás sólo les queda brindar por los caídos y saludar su propia decadencia, telegrafiada en los ojos neutros del oficial que les explica de qué va esto y qué carajo ocurrirá cuando los elegidos visiten el matadero.

La cultura del despilfarro tardará en volver


"No tengo ni idea de lo que puede pasar, pero yo creo que de la crisis saldrá un consumidor diferente, con otra actitud. Hemos tocado una pared. Ahora tiene más valores, y va a ser un poco más austero, también porque va a haber menos riqueza. Pero, al mismo tiempo, será selectivo y en algunos productos siempre estará dispuesto a gastar dinero. Por ejemplo, abrir un iPod es casi un acto de amor, es tan bonito, uno se guarda hasta la caja...".




El ahorro aumenta. La psicosis va a durar más tiempo que la crisis

"El consumidor ha aprendido a comprar más barato"
Piensa en voz alta Toni Segarra, un creativo publicitario que se dedica a pensar historias fabulosas, que caigan bien a la gente y, a la postre, animen a comprar unos productos en lugar de otros. Para el fundador de la agencia SCPF, el que preguntó a los españoles ¿Te gusta conducir? y fundó La república independiente de tu casa, las cosas han cambiado. "Todo ese mileurismo del que se habla se va a quedar en la sociedad y va a haber menos poder adquisitivo, de ahí ha nacido el low cost, para atender a toda esa gente".

Cuando un publicitario habla así, es porque algo ocurre en el mercado. Los españoles han pasado de la euforia al pánico en el consumo, se han entregado al fenómeno del bajo coste y han empezado a ahorrar en pequeñas cosas, como comer en casa o llevarse la fiambrera al trabajo (esto, por ejemplo, ha crecido un 8% en un año).

Unas costumbres se quedarán y otras se olvidarán tan rápido como resucite la economía. Pero economistas y sociólogos coinciden en que hay un punto de inflexión en los hábitos, y aunque el hedonismo sobreviva tozudo, empieza a beber de nuevas fuentes, en el idioma económico, de nuevas oportunidades de negocio.

La reflexión irrumpe en la resaca de la fiesta económica. La espiral de consumismo, de acumulación de bienes en un país maravillado con su explosión económica se refleja en cómo entre 2005 y 2007 brotaron como setas
los centros con cientos de trasteros de alquiler de entre dos y 25 metros cuadrados, conocidos con el anglicismo de self storages. La gente se lanzó a alquilarlos porque sus posesiones crecían y no tenían espacio en viviendas que, al mismo tiempo, eran cada vez más pequeñas y más caras. Esta disfunción dibuja muy bien la distorsión económica que ha vivido España. Barcelona vio abrir una decena de estos grandes centros en apenas dos años y en Madrid su precio de compraventa se duplicó entre 2002 y 2006.

"La psicosis durará seguramente más que la crisis, así que vamos a ver un consumidor más prudente en el futuro. Ahora va a haber una bajada de la renta disponible de las familias que luego se recuperará, el consumo también, pero desde luego no se va a repetir una etapa tan expansiva como la de los últimos 10 años, el escenario será más contenido", dice Xavier Segura, jefe del servicio de estudios de Caixa Catalunya.

La entidad ha previsto para este año la primera caída de la renta de las familias en 15 años. En concreto, prevé un descenso de un 2,7% en términos nominales (es decir, sin contar el efecto que tienen las oscilaciones de los precios de las cosas) y el 2,3% en términos reales, considerando la inflación. Y la tasa de ahorro de los hogares es precisamente ahora, en pleno declive, cuando no deja de crecer (ver cuadro).

Se trata, en resumen, de que habrá menos dinero para gastar durante algunos años. Pero también, según el profesor de IESE José Luis Nueno, menos necesidad de hacerlo después de una época de aprovisionamiento de casi todo. Como si de empresas se tratara, los españoles han acumulado stocks de múltiples bienes en los últimos años que ahora se tendrán que agotar antes de ser repuestos.

Nueno, experto en consumo, realiza unas pruebas de mercado en las que se cita en casas particulares para auditar sus posesiones. "Les decimos que sólo les queremos entrevistar y miramos sin avisar lo que guardan en los armarios: encontramos piezas por duplicado, triplicado... Prendas de ropa con las etiquetas, sin estrenar", explica sorprendido. "¿Va a volver el consumidor a ser como era? Probablemente no, porque nos han tirado un jarro de agua fría por encima. Éramos un milagro económico y ya no, pero el gasto volverá en cierto punto".

El placer más o menos efímero que el consumo genera no tiene visos de desaparecer, pero el consumismo no es algo consustancial a la persona, "es consustancial a nuestro sistema económico, que sólo puede sustentase sobre una sociedad que nunca deje de comprar", se apresura a matizar el psicólogo Javier Garcés.

Cuando comenzó la sociedad de bienestar, las teorías humanistas de los años cincuenta y sesenta pronosticaban que el ser humano aumentaría y aumentaría su consumo hasta un límite, superado el cual empezaría a bajar su ritmo de adquisición de bienes y servicios y empezaría a preocuparse por otras cosas. "Ahora todo esto nos parece absurdo, pero entonces no lo era. No se puede pronosticar el futuro", apunta Garcés. Lo que sí sostiene es que la debacle económica, con la cota de más de cuatro millones de parados, ha tenido un efecto traumático para todos los consumidores, estén o no afectados por la crisis, y su perfil no volverá a ser el mismo.

José Luis Nueno, por ejemplo, destaca un nuevo prejuicio hacia el gasto, la ostentación y el lujo en esta crisis. "Por ejemplo, ¿cómo te cambias el coche si en tu empresa están echando a 20 trabajadores, no lo haces. Hay mucha gente que no pasa penurias, pero ha dejado de darse caprichos, por eso el lujo está sufriendo tanto. Ahora, lo más cool es ir de otra cosa", apunta.

La dialéctica entre austeridad y despilfarro es una constante en los ciclos económicos, por ello el consumo creció un 3,8% en 2007, sólo avanzó un 1,4% en 2008 y ha empezado a bajar. Pero el giro que ha dado el consumidor español en los últimos años también tiene algo de estructural. Tal y como apunta Josep Francesc Valls, el ciudadano "ha aprendido a comprar los productos más baratos. Cuando viene de una época de crisis, el aprendizaje dura muchos años y las empresas van a tener que aportar cada vez más valor a precios más ajustados".

Ello explica, por ejemplo, que la cuota de mercado que tienen los productos de marca blanca en los supermercados españoles haya escalado hasta el 32%, o que, de todos los pasajeros de aviones que han pasado por en España el pasado mes de junio, el 51,7% lo haya hecho en aerolíneas de bajo coste, 2,6 puntos más que en el mismo mes del año pasado.

Una parte del hábito de ahorro se queda. En Barcelona, ha ocurrido con el consumo de agua. Cuando una severa sequía acosó la provincia el año pasado, la comunidad se concienció lo suficiente como para reducir su consumo de agua y se adoptaron medidas de emergencia.
Ha llovido bastante desde hace un año, en sentido literal, y la alarma ha pasado, pero muchas de las fórmulas adoptadas se mantienen. El gasto de agua ha bajado de 110 a 109 litros de media por ciudadano y día.

Lo recuerda Albert Vinyals, profesor de Psicología Social del Consumo de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), para remarcar que "vamos a adaptar muchas de las nuevas pautas de consumo que hemos adquirido con la crisis".

La compra semanal, la del súper, por ejemplo, "es mucho más planificada". El profesor ha elaborado un estudio de tendencias para Caprabo que revela que el consumidor ha vuelto a "unos hábitos más racionales y responsables, haciendo compras más pequeñas, aunque sean más frecuentes, con menos productos superfluos, y recuperando la práctica de la lista de la compra", que ayuda a evitar la adquisición impulsiva.

Aun así, Vinyals está convencido, como el profesor de Esade Josep Francesc Valls, y como el publicista Toni Segarra, de que ciertos "productos clave" siempre se harán un hueco en las prioridades de los ciudadanos, tengan más o menos poder adquisitivo. "Porque son los productos que aportan más valor añadido, más relacionados con la búsqueda de placer", apunta Vinyals.

Artilugios como los iPod, los iPhones o las consolas Wii han triunfado en el mercado español como estragos ha hecho la recesión económica. En plena crisis, en julio del año pasado, Telefónica lanzó el modernísimo teléfono iPhone de la marca Apple y se desató la locura: miles de fans de esta tecnología hicieron cola para adquirir uno el primer día en que se pusieron a la venta. Se acabaron las existencias en muchas de las tiendas. Sus ventas globales han superado las expectativas.

Pero, salvo los pequeños tesoros fabricados por la industria del marketing, en todo lo demás, las familias, o los individuos, son hoy mucho más recelosos. "El consumidor se ha dado cuenta de que ha estado pagando las cosas a unos precios que no eran los adecuados y ahora es mucho más exigente. El pequeño comercio ha oído este mensaje", opina Miguel Ángel Fraile, secretario general de la Confederación de Comercio de España.

Por ello, esta sensación de "rebajas continuas" que ha creado en el sector con la campaña de promociones y descuentos que han estado aplicando durante todo el año, con el fin de animar las ventas en un momento de caída del consumo, quedará de alguna manera en las estrategias de los comerciantes. "A partir de ahora va a haber menos diferencias entre la época de rebajas y la que no lo es, hay un cambio de paradigma", opina.

Pero el gran cambio de esquema, el fin de la cultura de consumo, parece improbable. Al menos, si depende de giros sociológicos o ideológicos. Javier Garcés opina que "este modo de vida puede cambiar por cuestiones de necesidad, porque se acaben los recursos o porque mantener este tren de consumo sea insostenible en el planeta, pero no hay ningún movimiento revolucionario de los jóvenes por cambiarlo pese a la existencia de algunas plataformas o iniciativas como el Día sin Compras".

Al revés, apunta que el hábito del consumo se ha extendido a otras áreas, como las relaciones personales.

Y eso que el consumo, el dinero, no generará felicidad si uno ya tiene cubiertas sus necesidades básicas. Hay estudios económicos que se han dedicado a investigarlo, como el elaborado en 2007 por Manuel Baucells, profesor de la escuela de negocios IESE, y Rakesh K. Sarín, de la UCLA Anderson School of Management de la Universidad de California.
La investigación cifraba en 15.000 dólares (unos 10.700 euros) los ingresos mínimos para ser feliz. A partir de ahí, el poder adquisitivo y felicidad no crecen al mismo ritmo. Otro estudio de Brickman, Coates y Janojj-Bullman señala que aquellos a los que les toca la lotería sólo experimentan un incremento de felicidad el primer año, mientras que los siguientes se mantienen igual porque ya no experimentan ningún cambio de escalón.

Todos estos datos se estrellan contra los armarios llenos de prendas sin estrenar con los que se encuentra el profesor Nueno en sus estudios de mercado. Porque la sociedad hedonista, la doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida, vaticina Vinyals, "va a seguir, y buscará ese placer consumiendo, aunque puede ser distinto, viajando, haciendo cursos de ganchillo, incluso, pero seguirá".

El tiempo dinosaurio

El tiempo dinosaurio
Escrito por: Ángeles Mastretta el 30 Jul 2009
Pienso que envejecer con serenidad debe ir siendo el resultado de una buena argamasa hecha con lo que se recuerda y lo que se olvida.
Yo en eso creo que voy bien. Guardo el recuerdo de muchas emociones y mientras las necesito, para sobrevivir cuando empiece a pasar el tiempo sin trajín, vivo en el presente con una pasión que no les da mucho tiempo. Quizás por eso, ahora que me han pedido un texto para conmemorar el no sé qué número de aniversario de la vida del Museo Universitario del Chopo, me he tardado tanto en ponerme a hacerlo. Yo dirigí el museo hace casi treinta años.
Y recuerdo que me gustó mucho hacerlo, que fue cansado y que ahí me gané la vida unos tres años. Por ahí anduve paseando todo mi primer embarazo, inventé no sé cuántas barbaridades y decidí dejarlo para dedicarme a escribir una novela.
He tratado de recuperar la memoria de algunos de mis quehaceres en el museo y no he conseguido ni remotamente un recuerdo preciso y ordenado.
Hermoso y raro, el edificio convertido en Museo Universitario del Chopo me provoca emoción y nostalgia. Al evocar los sueños y promesas que puse en él siento alegría. Era tan joven.
Entonces no lo sabía yo como lo sé ahora. Tenía veintiocho años, una curiosidad sin límites, un deseo de hacer mil cosas por minuto. Ahora hablo de esa mujer con ternura y condescendencia porque ha pasado el tiempo por las torres y los ventanales del Museo, como ha pasado entre mis ojos y mis recuerdos.
Cuando el entonces director de Difusión Cultural en la Universidad Autónoma de México, me preguntó si aceptaría la dirección del museo, yo no sabía a cabalidad que el sitio al que con tanto bombo se llamaba Museo del Chopo, era un edificio vacío de pared a pared, bajo cuyo techo habitaban cientos de palomas y en el que la gente seguía buscando a un dinosaurio.
Durante años el lugar albergó el Museo Nacional de Historia Natural y entonces miles de niños lo habían visitado para ver la osamenta de un célebre dinosaurio, el espanto disecado de un búfalo con dos cabezas y las vitrinas apolilladas en que se guardaban no sé qué imaginerías, porque no alcancé a verlas, pero seguramente nimiedades que hubieran matado de la risa ya no se diga a Darwin sino a cualquier biólogo que se respetara.
Por eso lo habían quitado de ahí y se habían llevado al dinosaurio a un nuevo hábitat cuyo aspecto parecía más cercano a la ciencia. Todos los fines de semana algunos padres de familia con hijos entusiastas se presentaban a preguntar por el dinosaurio.
Nada más penoso que el gesto de sus caras decepcionándose. Mi galerón, ya les dije, estaba inmensamente vacío y a mí se me pidió, con toda la frescura inocente de años en los que nada y todo se podía, que hiciera algo con el lugar para convertirlo en un sitio útil a la difusión de la cultura.
Algo que dimos en llamar un “museo vivo”. ¿Los recursos para tal cosa? Un grupo de trabajadores de la UNAM, sindicalizados para ayudarse a no dar mayor golpe, una mujer joven que se resistía a mi presencia y un hombre al que yo veía viejo. Con ellos, primero desconfiados y luego amigos, emprendimos la fantasía. No puedo recordar todo lo qué hacíamos.

El escenógrafo Luna, un hombre guapo que caminaba como si al hacerlo fuera soltando al aire pedazos de su mundo, me ayudó a imaginar un foro en el que hacer obras de teatro. Pusimos una estructura hecha de fierro y tablas, parecida a las que ponen junto a los políticos en los desfiles.
Frente a esas gradas acomodamos una tarima de madera y a los lados unas tiras de tela por las que entrar y salir a las que él con toda elegancia llamaba “piernas”. “Alguien dijo dragón” fue la primera obra de teatro para niños que se montó en el Chopo.
Luna el escenógrafo debió tener por esos años un hijo que se llama Diego. Yo mandé hacer unos volantes que anunciaban la obra y otras actividades menores, avisando: “El dinosaurio ya no está en el Chopo” ahora tenemos teatro, talleres de pintura para niños, exposiciones”. No me acuerdo qué otras ofertas hice.
La mezcla de esos días se me pierde como tantas cosas. Sin embargo el tiempo ha sido amable con el Museo del Chopo. Es ahora lo que somos hace tiempo: un lugar abierto al arte y la imaginación de mucha gente. Yo nada más lo acompañé al principio.

Música para hoy: “Había una vez un barco chiquito” (música y letra para mí de autores desconocidos y de tonada inacabable, como pueden ser las canciones de cuna).

Pájaros de hoy: nacieron unos que han piado el día sin parar. Deben tener hambre. Su padre puede ser un colibrí que ha pasado el día chupando flores. No sé si podrá guardar alguna miel para ellos o si sólo es un irresponsable.

A lavandeira da Noite / Noa & Carlos Nunez

Luz Casal & Carlos Nuñez - Negra sombra.

Los libros arden mal y el serrucho suena bien

Los libros arden mal y el serrucho suena bien
Manuel Rivas ha conseguido acompasar la poesía con la narración de la memoria, y consiguió que esa convivencia incluyera la música.
La poesía es música, y cuando se encuentra con la música, si el encuentro es noble, interior, sentimental e íntimo, entonces la poesía y la música pueden alcanzar cotas sublimes de palabra y silencio. Su novela Los libros arden mal, un grueso volumen de memoria narrativa de los años de la guerra en A Coruña, su pueblo, consigue esos efectos para el lector, pero él los ha atraído también al mundo de la música de la poesía.
Acompañado de sus amigos músicos Marcos Meléndez (cantor de tangos), Gastón Rodríguez (guitarrista) y Pulpiño Viascón (acordeón, serrucho y voz), ha convertido la esencia de Los libros arden mal, un canto a la libertad, en una canción coral que apela a lo más hermoso de la nobleza sentimental que nos queda, aquella que aprecia la memoria como el filamento imperecedero de la dignidad de los hombres.
Con ellos vino Manuel anoche a Caixaforum, en Madrid, y allí los estuve oyendo, feliz de hallar en el sosiego de la noche una voz múltiple que me transportó a una danza armónica cuyo trasfondo fue una tragedia.
Aquella tragedia, la quema de libros, la metáfora más abyecta de la guerra civil en la que se quemaron las vidas y las palabras, resonó en el auditorio como un recuento insistente de lo que jamás debería pasar de nuevo.
Había emoción en la sala, y hubo emoción en los intérpretes. Rivas leyó recitando, Meléndez reprodujo los tangos que en aquellos tiempos escucharía en A Coruña un argentino inolvidable, Roberto Arlt, la guitarra fue pespunteando la narración y los tangos, y Pulpiño Viascón hizo del sonido del serrucho la expresión musical de una obra de arte.
Su interpretación de Negra sombra (esa letra de Rosalía de Castro que bordó Luz Casal) sonó en medio de la narración de Los libros arden mal como la luz inversa del tiempo. Una maravilla. Lo harán más veces; cuando ustedes lo vean convocado, vayan; merece la pena.

29 jul 2009

JOSÉ SARAMAGO 29/07/2009

JOSÉ SARAMAGO 29/07/2009



"Y sin embargo, se mueve". Estas palabras las diría como si fuera un susurro casi inaudible Galileo Galilei al terminar la lectura de la abjuración a que fue forzado por los inquisidores generales de la Iglesia católica el 22 de junio de 1633. Se trataba, como se sabe, de obligarle a desmentir, condenar y repudiar públicamente lo que había sido y seguía siendo su profunda convicción, es decir, la verdad científica del sistema copernicano, según el cual es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no el Sol alrededor de la Tierra.


El estudio del texto de la abjuración de Galileo debería hacerse con conveniente atención en todos los establecimientos de enseñanza del planeta, fuese cual fuese la religión dominante, no tanto para confirmar lo que hoy es una evidencia para todo el mundo, que el Sol está parado y la Tierra se mueve a su alrededor, sino como manera de prevenir la formación de supersticiones, lavados de cerebro, ideas hechas y otros atentados contra la inteligencia y el sentido común.

No es, pese a la introducción, Galileo el objeto primero de este texto, sino algo más próximo en el tiempo y en el espacio. Me refiero al Barómetro Hispano-Luso del Centro de Análisis Social de la Universidad de Salamanca, publicado ayer, sobre las eventuales posibilidades de creación de una unión entre los dos países de la península Ibérica de cara a la formación de una Federación Hispano-Portuguesa. Los lectores que acompañan regularmente este y otros comentarios míos recordarán la polémica, adornada con unos cuantos insultos elegidos y unas cuantas acusaciones de traición a la patria, que mi pronóstico de una unión de ese tipo suscitó hace relativamente poco tiempo.
Pues bien, de acuerdo con el sondeo de la Universidad de Salamanca, 39,9% de los portugueses y 30,3% de los españoles apoyarían esa unión. Los porcentajes muestran un sensible avance, tanto en un país como en el otro, sobre los cálculos realizados en aquella altura. Los que rechazan la idea constituyen poco más del 30% de las personas consultadas, es decir, 260 de los 876 ciudadanos entrevistados durante los meses de abril y mayo de este año.

Al contrario de lo que generalmente se dice, el futuro ya está escrito, lo que ocurre es que nosotros no tenemos todavía la ciencia necesaria para leerlo. Las protestas de hoy pueden convertirse en los acuerdos de mañana, y, por supuesto, también podría suceder lo contrario, aunque una cosa es cierta, y la frase de Galileo tiene aquí perfecto encaje. Sí, Iberia. E pur si muove.

A FONDO



David Beckham vuelve a Madrid pero no para jugar al fútbol. El ex galáctico lo hace en forma de objeto artístico como protagonista de un vídeo, El sueño de David, de Sam Taylor-Wood (Londres, 1967) en el que se puede contemplar al jugador en una siesta de 67 minutos de duración. La pieza forma parte de la exposición Las lágrimas de Eros, que el próximo mes de octubre se podrá ver en la Fundación Thyssen. Serán 120 obras en las que los maestros antiguos se miden con los artistas contemporáneos.


Arriba, fotograma del vídeo El sueño de David, de Sam Taylor-Wood. Abajo, Las lágrimas, de Man Ray.-
Museo Thyssen


A FONDO

Sede: Madrid (España)



Comisariada por el director artístico del museo, Guillermo Solana, es la primera vez que la fotografía y el vídeo cobran categoría artística en este museo. Solana explica que ha tomado prestado el título de la muestra de un libro de Georges Bataille, Les larmes d'Éros, y que también ha incorporado algunas de sus ideas sobre el erotismo.

Dividida entre la sede del Museo Thyssen y Caja Madrid, el núcleo central de la exposición se sustenta sobre la pintura y la escultura europeas del siglo XIX con clásicos como Canova, Ingres, Delacroix, Millais, Moreau, Rodin... hasta llegar al surrealismo y toda la estela que este movimiento trajo consigo. La mitología clásica y la tradición judeocristiana han inspirado incontables obras maestras de fuerte carga erótica.

La exposición arranca con un espacio dedicado al nacimiento de Venus: la famosa fotografía de Man Ray, Las lágrimas, y la Venus de Amaury-Duvel, darán la bienvenida al recorrido. Después, se irán sucediendo las sorpresas. Junto a La encantadora de serpientes, de Henri Rousseau El Aduanero, se mostrarán las fotografías de gran formato de Nastassja Kinski, retratada por Richard Avedon, o de Rachel Weisz fotografiada por James White con una enorme serpiente recorriendo su cuerpo desnudo.

Otra de las grandes sorpresas de la exposición será la contraposición de las clásicas mujeres misteriosas de Courbet o Corot frente a la concepción que del mundo femenino tienen la escultora Louise Bourgeois o el fotógrafo Robert Mapplethorpe, quien firma un impactante retrato de la cantante Patti Smith en blanco y negro.

Pero sin duda, la gran sorpresa la constituirá la proyección del vídeo de David Beckham. Filmado en 2004 en un hotel madrileño por la videoartista Sam Taylor-Wood, se expuso ese mismo año en la National Portrait de Londres. La visión durante una hora larga del rostro y el torso del jugador resucitó entonces la polémica de hasta dónde llegan las fronteras del arte. Taylor-Wood explicó entonces que había querido mostrar una imagen vulnerable del jugador, una imagen alejada del triunfador. El resultado es una mezcla sorprendente entre erotismo y belleza.

La pasión erótica llenará el Thyssen


La pasión erótica llenará el Thyssen

Un tercer espacio abordará "las dos figuras sobrenaturales- esfinges y sirenas- de la femme fatale donde se podrá contemplar una escultura de Louise Bourgeois; la fotografía hecha por Mapplethorpe a Patti Smith y pinturas de Courbet o Corot. El tema clásico de las tentaciones de San Antonio lo abordan Furini, Cezanne, Picasso o Antonio Saura, mientras que "la esclavitud erótica, con figuras que sufren, en una especie de agonía voluptuosa" estará presente en la sala sobre San Sebastián "que se aborda desde la pintura del Renacimento como icono gay o icono del cuerpo masculino voluptuoso", con obras de Bronzino, Guido Reni, Ribera, Bernini, Moreau, Edouard Levé. Frente a San Sebastián, Andrómeda representada por Rubens, Doré, Dalí, Bellmer o la escultura de Hans Bellmer. En la imagen fotografía de Man Ray "Las lágrimas" (1930)-

Yo sé, Claudio, que un día tus islas naturales.......

Yo sé, Claudio, que un día tus islas naturales
navegarán con rumbo hacia la playa mía
y, verdes cañoneras, mirando a Andalucia,
dispararán al alba sus árboles frutales.

!Oh Claudio! !El mar me llama! Nómbrame marinero,
el último aunque sea, de tu marinería.
Sé almirante, el más bueno, de la piratería,
y así de tus bajeles serás siempre el primero.

!Dios! !Yo ladrón de mares, firme, en Fuenteventura,
y tú sobre Las Palmas!

- Su escueta arboladura,
mi almirante, en la aurora enristran dos navios..

-!Cañonead con plátanos las maquinas de guerra,
con dátiles dorados la frente de la tierra
y con gloria y hosannas estos bajeles míos!

Pertenece al libro de Rafael Alberte, Marinero en tierra.
Poesía dedicada a Claudio de la Torre.
Cuando la flaca pasea de vacio, siempre nos queda la poesía.
Salud.

Jazmín - Luz Casal

La pasión según Luz Casal

La pasión según Luz Casal
Estuve ayer tarde en la casa-estudio de Luz Casal; rodeados de discos y de cuadros --entre ellos, uno celebratorio de Cristino de Vera--, de retratos y de recuerdos de Luz, Paco Pérez Briand, su compañero, me puso parte del último disco de la poeta del rock, La Pasión. Es un conjunto de canciones hermosísimas, históricas, de la voz latinoamericana. Las borda.
Esa voz telúrica, indecisa al comienzo y redonda siempre, convierte el disco en una afirmación del amor y de la vida, de las pasiones puras que residen en lo que no se ve de las palabras. Ellos tenían prisa, un viaje que les esperaba, pero esos minutos en que me hicieron el regalo del disco me conmovió y me llenó de euforia la tarde que siguió.
De madrugada se interrumpió el sueño y escuché la noticia de esa barbaridad en Burgos. Pensé esta mañana: dejaré de hablar de Luz hoy, lo haré mañana. Pero cuando puse la mano en el teclado me dije a mi mismo que no les iba a hacer ese regalo a los asesinos.
Así que hablemos de música, y de esa gran mujer. El disco, por cierto, sale el 29 de septiembre, dos días después de que un servidor sea aún más viejo.

Luz Casal - Se feliz

LUZ CASAL - NO ME IMPORTA NADA

Ernesto Ché Guevara


Una fracción de segundo. Tal vez menos tiempo que el que requiere la lectura de las primeras cuatro palabras de este texto, basta para modificar el sentido de una vida. Y para crear la leyenda.
Una mirada retraída durante un acto público convierte a Ernesto Che Guevara (1928-1967) en emblema de causas de lo más bizarras. Un gesto de ausencia que la cámara de Alberto Díaz Gutiérrez (Korda) intercepta mientras el personaje permanece atrapado en la ensoñación. Una fugacidad impresa en blanco y negro destinada a una apoteosis sin antecedentes. Pero el mito, tan admirado como defenestrado, era un hombre que sonreía y escuchaba con atención a sus interlocutores, según la británica Nicola Seyd, que hace 49 años fotografió a Guevara en un centro educativo cubano.
Sus negativos, relegados al olvido en una caja que ella recuperó recientemente por casualidad, constituyen una rareza: dos de los escasísimos retratos en color que se conservan del guerrillero argentino vivo.
A diferencia del clásico enfoque romántico e idealista, Seyd tiene la convicción de que sus imágenes muestran "la impresionante faceta humana" del Che Guevara.



Las imágenes estuvieron años en un cajón con otros recuerdos del viaje

Apenas se conserva testimonio visual en color del guerrillero argentino

La cooperante refleja con autenticidad el clima que había en el país

Desde 1960, las fotografías del Che han generado réditos más y más copiosos
Nadie quería perderse la euforia posrevolucionaria de la Cuba de 1960.
Cinco meses después de que Korda capturase su célebre Guerrillero heroico ("El primer plano más reproducido de todos los tiempos", según el Centro Internacional de Fotografía de Nueva York), Seyd aterrizó en La Habana para trabajar como voluntaria de la ONG londinense Cuba Solidarity Campaign. La cooperante tenía, entonces, 24 años: "No era una fotógrafa profesional, pero en aquel tiempo no había cámaras automáticas.
No quedaba más opción que conocer la técnica, enfocar y medir la luz a mano", explica Seyd por teléfono desde Londres. Esos rudimentos y limitaciones eran, sin embargo, suficientes para una muchacha que se conformaba con documentar un viaje iniciático a la isla. Allí, sin embargo, le esperaban desafíos fotográficos mucho más excitantes.

Del veloz e inesperado encuentro con Guevara, en la escuela Camilo Cienfuegos, Seyd recuerda a un Che rodeado de ciudadanos que reclamaban su atención.

En medio de esa multitud, el ex comandante se las arregla para no desilusionar a ningún tertuliano.
El disparo de Seyd congela la tensión de ese diálogo empático. Y la relajación de un paseo por la calle: el presidente del Banco Nacional de Cuba hace y recibe bromas, sin quitarse el habano de la boca.
Seyd rebusca en su memoria y de ella extrae la descripción de un entorno festivo que vibra con el carisma cadencioso de Guevara. Ella, sin embargo, no sabía a ciencia cierta quién era ese personaje vestido de militar. Desde luego, tampoco podía prever su posterior sacralización. La cooperante disparaba por acto reflejo, porque las escenas eran frescas y reflejaban con autenticidad el clima que había en el país.

Las fotografías inéditas de Seyd, que revelan una perspectiva desenfadada del temperamental médico argentino, sobrevivieron a un largo olvido confinadas en una caja de cartón con otros recuerdos de ese viaje a Cuba. Inmensa fue la sorpresa para la ex voluntaria británica, una señora de 73 años todavía ligada a Cuba Solidarity Campaign, cuando, este año, al abrir el recipiente, aparecieron los originales. El tiempo había pasado, qué duda cabía, aunque sin alterar la escala cromática ni deteriorar el material.

Rob Miller, director de la ONG, defiende el valor del hallazgo: "Nunca antes había visto un Guevara en color. Sabemos que existen imágenes posteriores a 1960, como las tomadas en Rusia, pero no hay certeza sobre quiénes son sus autores o de si se conservan los negativos".
Miller explica que nunca antes había pensado en un Che que no fuese en blanco y negro: "¿Por qué no hay más imágenes de él en colores? Es una discusión pendiente. Quizá ahora la gente comience a desempolvar sus archivos y aparezcan más fotografías. El color, sin duda, produce una sensación distinta: lo fotografiado parece más real".

A la rara y minúscula colección de retratos policromáticos de Guevara hay que añadir el que tomó el reportero francés Roger Pic, en 1963, apuntan el fotógrafo cubano Liborio Noval y Nelson Ramírez de Arellano, especialista principal de la Fototeca de La Habana.
Más allá de ese trabajo, el cadáver de Ernesto Guevara, ejecutado en Bolivia, en 1967, quedó inmortalizado en colores. También circulan archivos de origen y autenticidad dudosos, muchos de ellos pintados y teñidos a partir de un original en blanco y negro.

José Manuel Fors, colega de Noval, entiende que el color permite hacer una evaluación diferente de los rasgos físicos del revolucionario: "Aunque le reste profundidad y sombra, aparecen los tonos propios de la persona y de la época. En este caso, pueden ayudar a aclarar equívocos: mucha gente cree que el Che era moreno, pero no, su piel era más clara que la nuestra. No podía negar que venía de Argentina".

Pese a que los carretes en color aparecieron en el mercado entre 1935 y 1938, la fotografía profesional permaneció aferrada al blanco y negro cuatro o cinco décadas más. En Cuba fue y sigue siendo la ley, según el reportero Enrique de la Uz. "Imitábamos a nuestros paradigmas, Robert Frank y Eugene Smith. ¡Ni se nos ocurría disparar en color! Además, el proceso de revelado era engorroso. Tampoco nos quedaba demasiado remedio: la prensa publicaba nuestro trabajo en blanco y negro", afirma De la Uz.

El ayudante de Korda, José Alberto Figueroa, coincide: "Las frecuentes aberraciones cromáticas desanimaban a reporteros que debían perseguir los colores de la realidad. Los resultados no podían compararse a la magia del blanco y negro". Las condiciones del oficio empeoraron a partir del bloqueo comercial estadounidense, en 1961, cuando los fotógrafos cubanos se vieron obligados a reciclar los metros de película que sobraban de los rollos para largometrajes.

Los profesionales extranjeros disponían de otros recursos. El español Enrique Meneses, cuyo objetivo registró los avatares de la guerrilla en Sierra Maestra, asegura que él sí hizo fotografías en color, casi todas por encargo de Paris Match. "Pero, entonces, Guevara era un comandante más, un asmático que se movía poco. Mi enfoque estaba dirigido a Fidel Castro".

Ese segundo plano iba a desvanecerse pronto: en agosto de 1960, una ilustración del rostro del Che aparece en la portada de Time acompañado del titular "El cerebro de Castro".
Desde entonces, las fotos del guerrillero han generado réditos cada vez más copiosos, advierte la cubana Cristina Vives, comisaria de Conocido / Desconocido, la última exposición de la obra de Korda.
Vives anticipa que las fotografías en color son, de por sí, novedosas, pero que, para tener un sitio en la iconografía de Guevara debe quedar demostrado su valor artístico y su unicidad. Sólo tras ese análisis, las imágenes multicromáticas de Seyd podrán unirse a la mesa de fracciones de segundos inmortales del Che que encabeza la obturación de Korda.

28 jul 2009

PATENTE DE CORSO

PATENTE DE CORSO
El museo desaparecido


ARTURO PÉREZ-REVERTE | XLSemanal | 26 de Julio de 2009



Paso a menudo junto al antiguo museo del Ejército, cerca de la Real Academia Española, y cada vez siento la misma desolación al ver sus puertas cerradas
. Uno de los más espectaculares museos de historia de España que conocí ya no existe. Kaputt. Me lo robaron. Le debo el favor definitivo al ex presidente Aznar, al ex ministro Trillo y al Pepé, entonces en el gobierno.
Pasándose por el arrogante forro todas las protestas y argumentos razonables, esos individuos echaron el cierre al recinto para trasladar su contenido al Alcázar de Toledo.
Les hacía más ilusión tenerlo allí todo junto, supongo. Alcázar, militares, ejército. Las hordas rojas. Etcétera. Dando, de paso, nuevos argumentos a los imbéciles que sostienen que en España la memoria es de derechas, y que la historia militar se la inventó el franquismo. Hay que joderse.

En fin. Con lo del museo me alegro por los toledanos, que así lo tienen a mano. Mejor para el turismo local. Pero a mucha otra gente nos queda lejos, y Madrid ya no tiene museo del Ejército.
Ésa es la fetén. En cuanto a lo que haya ocurrido con los riquísimos fondos que el viejo lugar contenía, lo comentaré con ustedes cuando inauguren el nuevo. Y lo vea despacio. Aunque, como devoto del museo antiguo –ese concepto romántico y abigarrado, donde cabía todo–, barrunto que la puesta al día, moderna, luminosa y tal, se cobrará daños colaterales.
Mucha misión humanitaria y poca guerra, ya me entienden. Paz por un tubo. Como si tres mil años de historia, con los españoles dándole cebollazos a los de afuera, o dándoselos entre sí, pudieran borrarse con buenas intenciones.

Y no sólo eso. Me cuentan que los textos que acompañarán a las piezas, cuando hacen alusión a España como esfuerzo común de una nación –imaginen si ahí debería haber unos cuantos–, están siendo mirados con lupa, a fin de no ofender sensibilidades ni doctrinas pacíficas al uso.
Toda referencia a hechos que contradigan la diversidad plurinacional y plurimorfa de este pluriputiferio nuestro se camufla o adoba de modo conveniente. O se intenta. Como la Guerra de Sucesión y Felipe V, por ejemplo, por algunos de cuyos aspectos pasaremos de puntillas. O la actuación de los voluntarios catalanes y vascos que combatieron bajo las órdenes del general Prim en la guerra de Marruecos. Delicadísimo asunto ese, por cierto. Guerra colonial donde las haya, muy políticamente incorrecta. Y con moros, además. Por no hablar del desembarco de Alhucemas, cuando la dictadura de Primo de Rivera. Y de la Legión y Melilla, comandantes incluidos –tengo curiosidad por ver cómo se resuelve eso–. Y de la Guerra Civil, con toda una España republicana buena y solidaria frente a unos pocos nacionales malos y peinados con gomina. Etcétera.

Pero la cosa no queda sólo en Toledo. O no va a quedar. Ahí está el caso escandaloso del Museo Naval de San Fernando, Cádiz, cuyas nuevas instalaciones han costado tres millones de euros; y que, cuando todo estaba listo para trasladar el museo viejo al lugar adecuado, digno de la antigua isla de San Carlos y de su historia, el ministerio de Defensa lo ha puesto patas arriba, instalando en el nuevo recinto, como si no hubiera otras instalaciones militares cerca, a la infantería de Marina, y dejando la colección en donde estaba. Pero aún puede ser peor.
Tal es el caso de ciertas ideas, o tentaciones, sobre una renovación del Museo Naval de Madrid, afortunadamente aplazadas. Y digo afortunadamente porque una cosa es reformar y actualizar, y otra aprovechar el barullo para descafeinar el asunto, adecuándolo a la doctrina de turno.
Me aterra pensar en lo que ese magnífico museo podría convertirse, una vez pasado por la criba de lo políticamente correcto. Por el titular de telediario y la foto en primera página.
Hay quien opina, en Defensa, que el Museo Naval tiene demasiado contenido bélico y conviene rebajarle un poco el nivel, dando más relieve a las exploraciones y a los avances científicos que tanto debieron a los marinos ilustrados y cartógrafos españoles.
En eso estoy de acuerdo, pues sólo los nombres de Jorge Juan y Antonio de Ulloa o la expedición de Malaspina merecerían espacios monográficos.
Pero también es cierto que la historia naval española está llena de hechos de armas –el mar era un continuo batallar– y eso no hay pacifismos mal entendidos ni buen rollito que lo borren. Conociendo el ganado, temo que una actualización de ese bellísimo museo terminaría alterando conceptos históricos fundamentales para adecuarlos al canon oficial de esta España
Que Nunca Existió, en la que tanto golfo y tanto imbécil medran a sus anchas. Dense una vuelta por el desaparecido museo militar de Montjuic –futuro museo de la Paz– o por el naval de las Atarazanas de Barcelona, moderno y muy bien concebido en lo formal. Lean despacio los textos en este último, comprueben lo que hay y lo que falta. Verán a qué me refiero.

3 eran 3 escritores que no eran hijos de Eva.

3 eran 3 los escritores de Novelas , 3 eran 3 y cada uno diferente.
3 eran 3 "Contadores de historias", 3 eran 3 pero ninguno se asemeja.
Yo los he leído, los he disfrutado o los he lamentado porque me han aburrido.
Tengo que mencionar 1º a Vargas Llosa, siempre sus primeras novelas fueron aquellas que junto a las De García Márquez, Cortazar, y algunos más me abrieron los ojos y la mente, Vargas Llosa con su Casa Verde o Conversaciones en La Catedral me hicieron aprender mucho y buscar tiempo donde no lo tenía para sumergerme en su lectura, luego teníamos los Domingos una especie de tertulia donde intercambiabamos nuestras opiniones sobre Libros, Cine, Teatro.Canciones
Entonces estudiabamos una Carrera en la Universidad de La Laguna, además cada uno hacía sus aportaciones de lo que nos pudiera gustar como oir a Raimond ....Al Vent..... por ejemplo y teníamos tb nuestros compromisos con el movimiento Universitario.

Es decir no parabamos y nuestras inquietudes no tenían límites, entonces estaba la Guerra del Vietnam y nos comprometiamos con la Paz,,,,,,"La Respuesta está en el viento." Bob Dyland, Joan Baez.
No sé como dabamos a basto pero mis recuerdos son felices.
Siguiendo a Vargas Llosa debo decir que poco a poco me fui desencantando de él. sé que decidí no leerlo después de una Novela que no me interesó nada. Luego hace unos años me reconciliçe leyendo la Muerte del Chivo.
Lo de Arturo fue hace menos tiempo , le sigo como novelista y me gusta mucho. creo que él se cree que es el Capitán Alatriste, un hombre de Honor cuando ya el honor no existe.
Fue escritor tardío pero no ha parado dsde que le encontraron, creo Juan que tu fuiste ártifice de su cambio, al publicar Alfaguara sus novelas.
Ahora va de Chulo, de provocador, de decir lo que se le pasa por la mente, no es nada humilde es recio, tajante y provocador con las palabras y actitud.
Como me gusta mucho todavía no puedo decir nada contra sus novelas, Quizás no me gustó el Maestro de Esgrima. mejor ni la recuerdo. Pero me enamoró su Capitán Aatriste, su historia como la Reina del Sur y bueno, todas.
De Javier Marías, más tardio para mi, no me gusta nada, cuando casi era obligado leerlo para estar en linea me resultaba lo que siempre digo, baboso en sus palabras, frases y temas. No pierdo más tiempo con él salvo para decir que no he entendido la admiración de Arturo con él.
Son opuestos, luego no se quitan público. reconozco que le volví a leer para entender la admiración de mi querido Arturo, pero es intragable así que será una bonita amistad entre ellos y que Arturo al entrar en la RAE se me ha vuelto algo fantasmilla.
Sus errores los oculto pero no quiere decir que no los vea.
Y ahora esa foto,,,,pues no, no me gusta, no sé que pinta Arturo en ella. La verdad que allá ellos.....yo quiero volver a leerlo, hace ya mucho que no publicas Arturito, que por mucho cine y mucho dinero quiero leer algo tuyo ,aparte del soldado de ojos azules, bello título pero me lo leí en una hora, asi que espabila porque el público no somos muy fieles,,,no lo sabías?? Si sale alguien que me guste no te seré ya tan incondicional......Sorry,,,pero tu lo sabes ,España y yo somo así señores.

REPORTAJE: MAESTROS EN SANTILLANA DEL MAR


REPORTAJE: MAESTROS EN SANTILLANA DEL MAR
Pérez-Reverte: El lector de batallas



JUAN CRUZ | El País |


Pérez-Reverte participó en el ciclo Lecciones y maestros, en Santillana del Mar, con Mario Vargas Llosa y Javier Marías (Pablo Hojas/El País)

Vestido de negro, con camisa blanca, abierta, subió de un salto al estrado, le devolvió a su presentador, el crítico José María Pozuelo Yvancos, su móvil y un bolígrafo que éste se había dejado sobre la mesa, y se lanzó a dar mandobles; no dejó títere con cabeza Arturo Pérez-Reverte. Contra esto y aquello, parecía el Capitán Alatriste, aunque alguna vez tuvo ráfagas de El pintor de batallas, su creación más melancólica y, si esto se puede decir, más tierna, más interior, más reposada.

Fue la última sesión del ciclo Lecciones y maestros. Pérez-Reverte fue precedido en la serie por Mario Vargas Llosa (que habló de sí mismo como un contador de historias), y por Javier Marías (que al fin y al cabo se calificó de la misma manera).
Y Arturo hizo lo propio, "soy un contador de historias", cuando le tocó referirse a la pasión que va con él desde que nació para la lectura. Y nació pronto, a los seis años, junto a una biblioteca enorme, la de su familia; fue una suerte y un desafió; se leyó todos los libros, y lo hizo con denuedo, entrando en ellos como si le fuera la vida en la lectura.
Hace unos años le pidió su amigo Julio Ollero, editor, que le escribiera una lista con sus cien libros preferidos, "y resultó que casi todos los leí antes de cumplir los veinte años".

Esos libros, en los que están desde Robert L. Stevenson hasta Mika Waltari o Agatha Christie, y en fechas más recientes John Le Carré y hasta Ken Follett, hicieron de Pérez-Reverte un lector, y sobre todo un lector de batallas, "un best seller europeo", como dijo el periodista Sergi Vila Sanjuán.
Los especialistas que hablaron de su obra, después de su discurso, ahondaron en esa experiencia del autor de El maestro de esgrima, como hizo el presentador, Pozuelo Yvancos.
Ese bagaje de lector le quitó a Pérez-Reverte la timidez del autor, que en la época en la que él nació a la escritura (y fue, dijo, un escritor tardío) estaba casi obligado a escribir más como Julio Cortázar o como Juan Benet que a escribir batallas como las que había leído.

El discurso de Pérez-Reverte fue una reivindicación de ese origen de su vocación, que tiene su emblema.
Cuando aún no había publicado ningún libro, es decir, antes de que se publicaran El húsar o El maestro de esgrima, se encontró que iban apilándose en su biblioteca (la suya ya, atrás quedaba la de la familia) las revistas o los suplementos literarios, que llegaban a la altura física de los Balzac, Dumas o Conrad que tenía entre los libros que leía y releía.
Y encima de esos libros, junto a la resma de periódicos o revistas, había clavada una frase que le marcaba un modo de ser: "Dios bendiga las lejanas islas donde nunca llegan las órdenes de captura...".

Afrontó el periodismo (que ahora le parece un mal sueño) y se adentró para siempre en la literatura huyendo de las órdenes de captura, sobre todo literarias? Su discurso, que en algún momento recordó algunos de esos instantes de refriega que le dan sentido a las últimas páginas de La Reina del Sur, constituyó una defensa de esa actitud y de aquellas herencias literarias.
Pozuelo Yvancos había dicho que El pintor de batallas era un punto y aparte en su dedicación novelística; aunque es una historia como las que Pérez-Reverte reivindica, supone también una inflexión: entra ese Arturo reflexivo, que atiende el eco de los héroes cansados que constituyen, en el fondo, la materia narrativa de su obra completa.

Pero ese Pérez-Reverte, que existe, y que aflora, como dijo su editor italiano Marco Tropea, en la conversación y en la mirada, no fue el que surgió hoy por la mañana en estas jornadas de Santillana; fue más bien el autor de El capitán Alatriste o el de ese otro libro, La Reina del Sur, e incluso el autor de La piel del tambor o de Territorio comanche; él escribe, dijo, sabiendo que el lector está ahí, y quiere una historia, no está para atender los lloriqueos de los escritores que se hacen pajas mentales con los problemas de su ombligo?
Él no quiere ser "ni un referente moral ni un partero moral", él es un contador de historias que no tiene nada que ver con el pesado -así lo dijo- que le echa la culpa al mercado de que no exista gusto literario...

La crítica no se libró de su invectiva; demasiado deudora de las modas y de los modos, ha preferido dedicarse al lado solemne de la literatura y se ha centrado en decir cómo se deben escribir los libros que ellos no escriben antes que atender a lo que realmente se escribe.
Ante eso, ante los críticos y ante los pesados, él afronta la vida literaria como un trabajador (y como un lector), trabajando entre ocho y diez horas diarias, y teniendo en cuenta un único método de escritor: escribir una novela, contó, es contar una historia, partiendo de la A para llegar a la C, que es el desenlace, pasando por la B, que es el nudo? "Hasta la fecha no he encontrado método mejor". El método hay que seguirlo poniendo bien los puntos y las comas, escribiendo y no quejándose luego "de que el mundo no me comprenda".

Más deudor de Quevedo que de Ferlosio o Cortázar, Pérez-Reverte escribe "porque soy lector"; no entiende que haya escritores que se quejan de su sacrifico, "pues no escribas, tío"; él lo hace para divertirse, "divertirse es imprescindible, no lloriquear"; para seguir creyendo en las historias, sigue atendiendo más a las novelas del siglo XIX y principios del XX que lo que luego mandaron las modas; eso fue conformado "el territorio en el que se fue asentando el novelista que yo no tenía ni idea de que un día iba a aparecer...".
Él iba a contar las historias del héroe, del combate, del tesoro?, lejos siempre de "esos pajilleros de la vacuidad inane".

Después de esa diatriba, Arturo recogió sus artes de matar lo que no le gusta, se sentó entre Vargas Llosa y Marías y atendió el coloquio que dirigió Rosa Junquera. Muchos de los especialistas en su obra le arrancaron la risa y la sonrisa, e incluso intervino a veces; hablaron de sus artículos, de sus libros, se refirieron con mucha minuciosidad a ese libro, El pintor de batallas, como para fijar un Pérez-Reverte más secreto (como Negra espalda del tiempo en el caso de Marías): su editor italiano dijo que en ese libro se habían juntado "la gran literatura europea y el testimonio de este tiempo; e incluso se mostró (lo mostró Óscar López, uno de sus más frecuentes entrevistadores) un decálogo para periodistas que quieran entrevistar a Pérez-Reverte y pretendan tener éxito en el empeño... Annie Morvan, su editora francesa, dijo que ahora en Francia el paradigma español ya no es Carmen sino Alatriste?, y hablando de sus artículos José Luis Martín Nogales dijo que Pérez-Reverte "es el Larra de nuestro tiempo..."

Pérez-Reverte había dicho, en su discurso, "me importa un rábano el futuro de la novela". No es un teórico, eso dijo también; pero sus libros, dijo su amigo Pepe Perona, son una suma de libros, un punto de partida para leerle a él y para no dejar de leer esa larga bibliografía que le contempla desde que cumplió seis años.