Un Blues

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2 jun 2009

Posibles restos de avión de Air France, en el Atlántico

FERNANDO DE NORONHA, Brasil -Un asiento de avión, un chaleco salvavidas, escombros metálicos y manchas de combustible fueron descubiertos el martes en medio del Océano Atlántico por pilotos brasileños que buscaban un avión de Air France desaparecido hace más de 24 horas con 228 personas a bordo, sin detectar señales de vida.
La armada brasileña dijo que tres buques mercantes en la zona se unieron a la búsqueda.
Los pilotos de la fuerza aérea vieron los escombros desde el aire a unos 650 kilómetros al norte del archipiélago brasileño de Fernando de Noronha, aproximadamente por la ruta que seguía el avión antes de desaparecer, dijo el vocero Jorge Amaral.
"El lugar donde se localizaron los objetos está a la derecha del punto donde emitió la última señal del avión", dijo Amaral. "Eso indica que tal vez intentó un viraje, tal vez para regresar a Fernando de Noronha, pero eso es sólo una hipótesis", agregó.
Dos de los buques mercantes que participaban de la búsqueda llegaron a los lugares donde se localizaron los restos, dijo una portavoz de la armada. Buscaban los escombros vistos por el avión mientras un tercer buque navegaba hacia allá, dijo la vocera, que habló bajo la condición reglamentaria de anonimato.
"Hasta ahora no hay indicios de cuándo los encontrarían", dijo. "Cuando encuentren los objetos, éstos serán analizados para determinar si son partes del avión o chatarra".
Amaral dijo que las autoridades no podrán confirmar si los restos son del avión hasta recogerlos del mar.
Los restos fueron avistados más de 24 horas después de la desaparición del jet que volaba de Rio de Janeiro a París. Se teme que todos a bordo hayan muerto.
Los rescatistas aún recorrían una vasta zona del océano desde el nordeste brasileño hasta las costas occidentales de Africa. La última comunicación del Airbus A330 fue a las 0214 GMT del lunes.
Los investigadores a ambos lados del océano intentaban descubrir las causas, que pudieran ser viento y granizo de una masa de cúmulos, rayos o una combinación de hechos extraordinarios.
El ministro de transportes francés Jean-Louis Borloo dijo que la policía francesa estudiaba las listas de pasajeros.
Dijo que los investigadores "no creen que un simple rayo, algo relativamente clásico en la navegación, pudiera haber causado la pérdida de la nave".
"Realmente tuvo que producirse una sucesión de hechos extraordinarios para explicar esta situación", dijo Borloo a la radio RTL el martes.
"Ha comenzado la carrera contra el reloj" para hallar las dos cajas negras del avión, que emiten señales durante 30 días, dijo el funcionario.
La probabilidad de hallar sobrevivientes "es muy, muy pequeña, incluso inexistente", acotó.
Aunque no se ha determinado lo que pasó, un funcionario del Pentágono que pidió no ser identificado dijo que no veía ninguna señal de un acto terrorista o criminal.
El ministro francés de Defensa, Hervé Morin, dijo que hasta ahora, no tienen señales de terrorismo, pero que se debían estudiar todas las hipótesis.
Alain Bouillard, quien dirigió la investigación sobre el accidente del Concorde en julio del 2000, quedó a cargo del equipo investigador francés.
El presidente Barack Obama dijo a varias televisoras francesas que Estados Unidos está dispuesto a hacer todo lo necesario para descubrir qué sucedió.
El avión Airbus A330, de cuatro años de antigüedad, partió de Río la noche del domingo con 216 pasajeros y 12 tripulantes a bordo, dijo la vocera de la compañía Brigitte Barrand. Llevaba 61 ciudadanos franceses, 58 brasileños, 26 alemanes, nueve chinos y nueve italianos. También había ciudadanos de otros 27 países, entre ellos dos estadounidenses, dos españoles y un argentino.
Entre los pasajeros había 126 hombres, 82 mujeres, 7 niños y un bebé.
El avión viajaba en forma normal a unos 10.670 metros de altura (35.000 pies) y 840 kilómetros (522 millas) por hora hasta que, cuatro horas tras el despegue, desapareció. Al momento en que dejó la zona cubierta por el radar, más allá del archipiélago brasileño de Fernando de Noronha, a las 10.48 hora local, no había reportado incidentes.
Sin embargo, justo al norte del Ecuador, acechaba una batería de nubes de tormenta. Franjas de clima extremadamente turbulento se extendían a través del Atlántico hasta Africa, como suelen hacerlo en esa área en esta época del año.
El avión "cruzó a través de una zona de truenos con fuerte turbulencia", dijo Air France. Unos 14 minutos después, a las 11.14 hora local (0214 GMT), un mensaje automático reportó fallas en el sistema eléctrico y pérdida de presión en la cabina. Air France dijo que eso fue la última comunicación que recibió desde el vuelo 447.
El vocero en jefe de Air France Francois Brousse dijo que un rayo podría haber dañado al avión. Henry Margusity, meteorólogo principal de AccuWeather.com, subrayó que las tormentas llegaban a 15.000 metros en esa zona, por lo que es posible que el avión se haya adentrado en la parte más severa de la tormenta.
Otros expertos expresaron dudas de que un rayo pudiera ser suficiente para derribar a la nave. Algunos dijeron que la turbulencia es más peligrosa.
Bill Voss, presidente de la Fundación de Seguridad en Vuelo de Alexandria, Virginia, dijo que los aviones están diseñados para que la electricidad se disipe en su fuselaje y son probados para resistir a grandes choques electromagnéticos.
El avión desapareció en una zona del Atlántico que no cubre ningún radar. Operadores de tráfico aéreo de Brasil, Africa, España y Francia intentaron sin suerte ponerse en contacto con el avión.
Menos de dos horas después, dos aviones de la Fuerza Aérea brasileña iniciaron una misión de búsqueda a la que se sumaron luego siete aviones más y tres navíos de la Marina. Sin embargo, la única pista es el último punto donde el vuelo hizo contacto _a unos 1.200 kilómetros (745 millas) al nordeste de la ciudad costera de Natal)— y el operativo enfrenta un área inmensa de mar abierto, con profundidades de hasta 15.000 pies.
En Brasil, familiares acongojados volaron a Río de Janeiro, donde recibieron asistencia de Air France.
En el aeropuerto Charles de Gaulle al norte de París, los familiares se negaron a hablar con los periodistas y fueron llevados a un centro de crisis.

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